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Editorial Português   Inglês    
Año 6 305 – 31 de Marzo de 2013
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

Las ideas materialistas
y sus consecuencias

 
Perdonar a quien nos perjudica, orar por aquellos que nos persiguen o calumnian, retribuir el mal con el bien, he aquí tres propuestas hechas por Jesús que las personas materialistas no consiguen comprender, porque, en la visión de ellas, tales acciones serían indicio de debilidad, no de coraje.

De hecho, es necesario tener las vistas en dirección al futuro y para la realidad espiritual, si queramos realmente entender y – lo que es más importante – poner en práctica ésas e innúmeras otras enseñanzas dejadas por Jesús.

Ésas, sin embargo, no son las consecuencias más dañosas de la visión materialista de la vida, porque, como nadie ignora, el suicidio, la eutanasia, el aborto, el crimen contra la vida y la corrupción – nada de eso tiene importancia para la persona convencida de que nada más existe una vez terminada la existencia corporal.

Tales motivos por los cuales deben ser combatidas, en el campo de las ideas, las doctrinas materialistas y, en especial, la actitud materialista, o sea, el comportamiento de los que se dicen adeptos de esa o de aquella religión y, que aún, actúan como si no fuesen, lo que es evidente en los actos de los que se apropian de los recursos públicos para el enriquecimiento personal y de los que, movidos por la avaricia, se valen de todos los medios para acumular bienes que un día tendrán que dejar.

En el libro Lo que es el Espiritismo, Kardec examinó esa cuestión, cuando entonces explicó que combatir el materialismo no implica atacar personas, pero sí una doctrina perniciosa que se constituye en una verdadera llaga social, cuando generalizada.

Efectivamente, es mucho más fácil comprender que la negación del futuro o la simple duda sobre la continuidad de la vida en otra dimensión constituyen factores estimulantes del egoísmo, que es responsable por la mayoría de los males de la Humanidad.

Con el materialismo, la caridad, la fraternidad, el altruismo se tornan destituidos de base, y ninguna razón existe para practicarlos o propagar su observancia.

Evidentemente, pueden existir – y seguramente existen – personas buenísimas y virtuosas adeptas de las ideas materialistas, pero ese hecho es una excepción, porque el lema del materialismo, en sí considerado, es otro: “Cada uno por sí durante la vida terrena, porque con ella todo se acaba”, al tiempo que, aludiendo a la ley que nos comanda la vida, Jesús aseveró que “todo lo que vosotros querréis que los hombres vos hagan, hágalo también vosotros, porque ésta es la ley y los profetas”. (Mateos,7:12.) 




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita