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Editorial Português   Inglês    
Año 6 300 – 24 de Febrero de 2013
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

En lo que se refiere a la doctrina espirita, la teoría
nació de la observación

 
Es siempre oportuno acordarnos como la doctrina espirita fue elaborada, para que todos los que escriben acerca del Espiritismo y sobre todo los que mantienen intercambio con el plan espiritual tengan un poco más de cuidado con pensamientos e ideas que surgen, vez por otra, en nuestro medio, en discordancia con la obra que Allan Kardec nos legó. 

En el capítulo de apertura de su libro La Génesis, Kardec se reportó al asunto. Lo que más adelante el lector verá es una especie de síntesis de lo que él propio escribió a propósito del trabajo que realizó en su tarea de codificación de las enseñanzas espiritas.

Como medio de elaboración, la ciencia espirita procedió y debe proceder de manera idéntica a la adoptada por las ciencias positivas, aplicando el método experimental. Hechos nuevos que no pueden ser explicados por las leyes conocidas se presentan; el Espiritismo los observa, compara, analiza y, remontando de los efectos a las causas, llega a la ley que los rige; después, les deduce las consecuencias y busca las aplicaciones útiles. Allan Kardec no estableció, por lo tanto, ninguna teoría preconcebida y, de esa manera, no presentó como hipótesis la existencia y la intervención de los Espíritus, ni el periespíritu, ni la reencarnación, ni cualquier de los principios de la doctrina. Concluyó por la existencia de los Espíritus cuando esa existencia resaltó evidente de la observación de los hechos, procediendo de igual manera cuanto a los otros principios. No fueron, pues, los hechos que vinieron a posteriori confirmar la teoría: la teoría es que vino subsecuentemente explicar y resumir los hechos. Es, por lo tanto, rigurosamente exacto decir que el Espiritismo es una ciencia de observación y no producto de la imaginación.  

Como sabemos, las ciencias sólo hicieron progresos importantes después que sus estudios se basaron sobre el método experimental; hasta entonces, se pensó que ese método sólo era aplicable a la materia, al tiempo que lo es también a las cosas metafísicas. Esa fue una descubierta importante que, con certeza, evitó que la doctrina espirita se llenase de ideas sin ningún apoyo en la experimentación.

Kardec menciona, a propósito del asunto, el ejemplo abajo.

Ocurre en el mundo de los Espíritus un hecho singular, de que seguramente nadie hubiera sospechado: lo de haber Espíritus que no se consideran muertos. Luego, los Espíritus superiores, que saben perfectamente de eso, no vinieron decir anticipadamente: ˂Hay Espíritus que juzgan vivir aún la vida terrestre, que conservan sus gustos, costumbres e instintos˃. En lugar de eso, provocaron la manifestación de Espíritus de esa categoría para que Kardec y sus compañeros extendidos por los diversos puntos del globo los observasen.

Teniéndose vistos Espíritus inciertos cuanto a su estado, o afirmando aún ser de este mundo, juzgándose aplicados a sus ocupaciones ordinarias, se dedujo la regla. La multiplicidad de hechos análogos demostró que el caso no era singular o excepcional, que constituía una de las fases de la vida espirita. Se puede entonces estudiar todas las variedades y las causas de tan singular ilusión, reconociéndose que ese hecho es, sobre todo, propio de Espíritus pocos adelantados moralmente y peculiar a ciertos géneros de muerte. Se percibió aún que esa situación es siempre temporaria, aunque pueda durar semanas, meses y hasta años.  

Fue de esa manera que la teoría nació de la observación. Y lo mismo se dio con relación a todos los otros principios de la doctrina.

Ése fue, seguramente, uno de los motivos por los cuales José Herculano Pires escribió estas palabras: “El toque es la manera más común de verificación de la verdad. Se usa el toque en la Medicina, en la Agricultura, en la Joyería – donde es tan conocida la función de la piedra de toque – y prácticamente en todas las actividades humanas. Fue por el toque de los dedos en las llagas que Tomé reconoció la legitimidad de la aparición de Jesús resucitado. En el Espiritismo la piedra de toque es la obra de Kardec”. (En la Hora del Toque, en La Piedra y la Cizaña).

Los otros motivos por los cuales la obra de Kardec es considerada por Herculano Pires la piedra de toque en materia de Espiritismo, el lector verá leyendo el libro a lo cual nos referimos.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita