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Año 6 293 – 6 de Enero de 2013
TÂNIA REGINA REATO                 
taniareato@hotmail.com      
São João da Boa Vista, SP (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 


Tânia Regina Reato

Popularizar el Espiritismo. ¡He ahí el gran desafío!


 “Conoceréis la verdad y la verdad os liberará.” - Jesús

 “¿Qué mundo es este?”

En los días actuales, no es raro, que oigamos tal indagación referente a las atrocidades sufridas por nuestra sociedad.

Atrocidades que han sido informadas, acostumbradamente por los medios, como también las no informadas por tal vía, más las que tomamos conocimiento en nuestro día a día. Hechos que nos hacen infelices, generados por pequeños y grandes disturbios emocionales y/o psíquicos, asolando la población. Entre ellos, destacando el estado colérico, por tratarse del factor responsable por numerosas desgracias cometidas entre las familias y en el medio social.

Con la cólera en acción tenemos muertes en pleno tráfico automovilístico, en locales destinados al ocio, y, especialmente, en los bares y restaurantes; tenemos las muertes en ambientes escolares, en ambientes de trabajo, en ambiente familiar, y, en ancha escala, en las vías públicas y callejones esparcidos por la ciudad.

A cólera puede mostrarse explicita o no. Su manifestación, casi siempre, está conectada a las circunstancias envolviendo intereses personales. Puede manifestarse en cualquier tiempo u ocasión, manteniéndose, temporalmente, inmersa en el amago del ser, siendo “alimentada” a través de pensamientos de rabia, desprecio, envidia, amargura, rencor y semejantes – resentimientos que pueden, en cualquier momento, despertar la “fiera” aprisionada por el barniz de las conveniencias personales o sociales.

Tantos crímenes, tantas intrigas, tantas desgracias nacen de pequeñas fricciones, pequeños disgustos, pequeños sinsabores que, una vez cultivados, llevan al ser humano a comportarse y actuar como un animal enloquecido.

Tendremos que trabajar mucho en la divulgación del Espiritismo

Todo eso podría ser evitado caso que el código divino contenido en El Evangelio según el Espiritismo fuese decodificado y ampliamente propagado, difundido entre las masas.

Así, de ese modo popularizado, pasando a formar parte integrante y activo en la conducta del ser, reflejándose en la sociedad terrena, ciertamente la violencia registrada en nuestros días daría lugar a comportamientos más responsables y más humanos. ¡Pero aún no es así! Nosotros, espíritas, tendremos que trabajar mucho en el ejercicio de la divulgación del Espiritismo y en la vivencia de sus enseñanzas. Hoy, tal vez más que ayer, es preciso divulgar y expandir esas enseñanzas entre las personas comunes de nuestras relaciones – o no.

Nunca se habló tanto de Jesús como en estos tiempos, pero, también, nunca se estuvo tan distante de Él y de Sus enseñanzas como ahora. El materialismo, generando el consumismo exagerado, es el gran villano. Él invade las iglesias, estimulando las “ofrendas” a titulo del “dad para recibir”, donde algunos se benefician usando la miseria espiritual y material de otros. Invade los hogares a través del consumismo anchamente estimulado por los medios.  Invade la vida del ciudadano común, eludido por las apariencias del que “quién tiene más es el mejor y el más aceptado”, no importando tanto si el “tener” le llegó a la manos por medios lícitos o no.

Por estas y otras razones, las personas no vigilantes y distraídas por las ilusiones materialistas propician ambientes mentales y físicos extremadamente favorables para que Espíritus desordenados, engañadores, vengadores, usurpadores, y por eso aún sufridores, “acosten y rueden” en la “confusión” de los sentimientos desvirtuados del bien, de los valores morales consagrados a la vivencia del ser en evolución.

Somos influenciados e incluso conducidos por los Espíritus

“¿Qué hacer?” Si partiéramos del principio que todo mal nace de los sentimientos contrarios al bien, la respuesta es simple: “Cultivar sentimientos favorables al bien en cualesquiera circunstancias que se nos presenten”. A partir de ahí, una vez abastecidos de los conocimientos adquiridos en la codificación espírita, trabajemos incesantemente en la práctica de esas enseñanzas y en su divulgación.  Sin embargo, ese trabajo requiere esfuerzo propio y colectivo, cabiendo, al movimiento espírita y a los espíritas, desarrollar métodos para que estas enseñanzas doctrinarias se expandan en la masa popular, buscando el perfeccionamiento espiritual del ser. Esto resultará en la tan anhelada PAZ. Para tanto, es preciso buscar APACIGUAR los tumultos existentes en los corazones. Tumultos generados por pensamientos menos felices que hierven en las mentes humanas y que, por su parte, acaban invitando a otras mentes, tan o más perturbadas en cuanto, a convivir y a compartir existencias. Debemos, aún, tener en cuenta que ese compartir ocurre desde los hogares hasta los ambientes de trabajo y vía pública.

El Libro de los Médiums nos detalla en su capítulo 20 como somos influenciados por los Espíritus y aún conducidos por estos, en la rutina de nuestros días. Esclarece aún que esa influencia puede ser positiva o negativa, dependiendo del tenor de nuestros pensamientos y de la vibración emitida por los mismos, atrayendo o repeliendo aquellos que nos son afines. Tales influencias ocurren en todos los lugares por donde transitamos, especialmente en aquellos que nos posibilitan el ejercicio de la buena y saludable convivencia, familiar o social. Pero no basta tener el conocimiento y mantengamos “la candela bajo del celemín”. Es preciso que la gran luz se expanda e ilumine mentes y corazones.

Es preciso atraer a las masas para el estudio de la doctrina espírita

Sería interesante que el movimiento espírita tomara medidas centrando despertar el interés general de la población, buscando atraer a las masas populares para el estudio de la doctrina. Un ejemplo podría ser el de promover ferias de libros y audio libros, ferias que podrían ser organizadas en plazas públicas, donde los visitante serían invitados y estimulados a reunirse junto a los organizadores y participantes del evento con el propósito de, unidos, hacer vibraciones dirigidas en pro de la paz. La atmósfera terrena y los Espíritus trabajadores de la Siembra de Cristo piden con mayor intensidad movimientos como estos, y cabe al movimiento espírita promoverlos con “fe, esperanza y caridad”.

Para confirmar, veamos lo que nos dice Erasto en el mensaje “Misión de los Espíritas”, constante el cap. 20, ítem 2, del Evangelio según el Espiritismo, abajo transcrito:

“... id a predicar y enseñar el dogma nuevo de la reencarnación y de la elevación de los Espíritus, según el buen o mal desempeño de sus misiones y la manera de por qué soportaron sus pruebas terrenas... Oh, verdaderos adeptos del Espiritismo: ¡vosotros sois los elegidos de Dios! Id y predicad la palabra divina. Es llegada la hora en que debéis sacrificar vuestros hábitos, vuestros trabajos, vuestras futilidades, para su propagación. Id y predicad: los Espíritus elevados están con vosotros. Hablaréis, ciertamente, a las personas que no querrán escuchar la palabra de Dios, porque esa palabra los invita incesantemente al sacrificio. Predicaréis el desinterés a los avarientos, la abstinencia a los disolutos, la mansedumbre a los tiranos domésticos y a los déspotas: ¡palabras perdidas, bien sé, pero que importa! Es necesario regar con vuestro sudor el terreno en que debéis sembrar, porque él no fructificará, no producirá, sino bajo los esfuerzos incesantes de la pala y del rastrillo evangélicos. ¡Id y predicad! Sí, vosotros todos, hombres de buena fe, que tenéis conciencia de vuestra inferioridad, al contemplar en el infinito los mundos espaciales, partí en cruzada contra la injusticia y la iniquidad. Id y aniquilad el culto del becerro de oro, que día a día más se expande. ¡Id, que Dios os conduce!

“Id y predicad”, este es el consejo que nos vino de Erasto

 “Id y predicad, que las poblaciones atentas recibirán con alegría vuestras palabras de consolación, de fraternidad, de esperanza y de paz. (...) el pastor sabrá defender sus ovejas contra los verdugos inmoladores. Id, hombres que sois grandes ante Dios, y que, más felices que Tomás, creéis sin querer ver y aceptáis los hechos de la mediumnidad, aún cuando nada conseguisteis obtener por vosotros mismos. ¡Id: el Espíritu de Dios os guía! ¡Marchad, pues, para adelante, grandiosa falange de la fe! Y los pesados batallones de los incrédulos se desvanecerán delante de vosotros, como las nieblas de la mañana a los primeros rayos del Sol. La fe es la virtud que transporta montañas, dijo Jesús... Partid, pues, llenos de coraje, para remover esas montañas de iniquidades que las generaciones futuras no deben conocer, sino como pertenecientes a la edad de las leyendas, de la misma manera como sólo imperfectamente conocéis los periodos anteriores a la civilización pagana.  Sí, las revoluciones morales y filosóficas van eclosionando en todos los puntos del globo. Se aproxima la hora en que la luz divina brillará sobre los dos mundos. Id, pues, llevando la palabra divina a los grandes, que la desdeñarán; a los sabios, que desearán probarla; y a los simples y pequeñitos, que la aceptarán, pues, principalmente entre los mártires del trabajo, en esta expiación terrena, encontraréis entusiasmo y fe. ¡Id! Que estos recibirán jubilosos, agradeciendo y loando a Dios, la consolación divina que le ofrezcáis; y, bajando la frente, rendirán gracias por las aflicciones que la Tierra les reservó. ¡Ármese de decisión y coraje vuestra falange! ¡Manos a la obra! ¡El arado está listo, la tierra preparada: arad! Id y agradeced a Dios la gloriosa tarea que os concedió. ¡Pero, cuidado, que entre los llamados para el Espiritismo, muchos se desviaron de la senda! ¡Atentos, pues, en vuestro camino, y buscad la verdad!”

Ese es sólo uno de los mensajes contenidos en las obras edificantes de Kardec, que solicita, estimula y espera de nosotros, espíritas, el mayor empeño en favor del esclarecimiento de las mentes humanas. Esclarecimientos venidos de la Espiritualidad Mayor, por los cuales se alcanzará el perfeccionamiento espiritual de la criatura humana. 
 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita