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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 290 – 9 de Diciembre de 2012

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 40)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Cuáles son las causas de las contradicciones que se presentan en las comunicaciones espíritas?

B. ¿Por qué Dios permite que ocurran las mistificaciones?

C. ¿Cuál es el medio para evitar las mistificaciones en la práctica mediúmnica?

D. ¿Cómo podemos prevenir que ocurra un fraude en las manifestaciones?

Texto para la lectura

367. Las reuniones experimentales tienen una utilidad que nadie osaría negar, porque han sido ellas las que llevaron al descubrimiento de las leyes que rigen el Mundo Invisible y para mucha gente constituye un poderoso medio de convicción. Sostenemos, sin embargo, que por sí solas no logran iniciar a alguien en la ciencia espírita, del mismo modo que la simple inspección de un ingenioso mecanismo no hace conocida la mecánica a quien no sabe sus leyes. Si fuesen dirigidas con método y prudencia, darían resultados mucho mejores. (Ítem 326)

368. Las reuniones instructivas presentan un carácter muy diferente porque en ellas se puede extraer la verdadera enseñanza del Espiritismo. (Ítem 327)

369. Las reuniones instructivas deben satisfacer varias condiciones. La primera de todas es que sean serias, en el pleno sentido de la palabra, o sea, ocuparse sólo de cosas útiles, con exclusión de todas las demás. Es necesario que todos entiendan que los Espíritus cuyas manifestaciones se desean, son de naturaleza muy especial. No basta, pues, evocar a los buenos Espíritus; es necesario que los asistentes estén en condiciones propicias para que ellos acepten venir. (Ítem 327)

370. La instrucción espírita no comprende sólo la enseñanza moral que dan los Espíritus, sino también el estudio de los hechos, la teoría de los fenómenos, la investigación de las causas, la comprobación de lo que es posible y de lo que no lo es; en suma, la observación de todo lo que pueda contribuir al avance de la ciencia. (Ítem 328)

371. El concurso de cualquier médium obseso o fascinado en las reuniones espíritas les sería más nocivo que útil; no deben, pues, aceptarle. Los médiums obsesos que rehúsan reconocer que lo son, se parecen a esos enfermos que se engañan sobre su propia enfermedad y se pierden, por no someterse a un régimen saludable. (Ítem 329)

372. Todo aquél que entra a una reunión trae consigo a Espíritus que le son simpáticos. Según su número y su naturaleza, estos acólitos pueden ejercer sobre la asamblea y sobre las comunicaciones una influencia buena o mala. Perfecta sería la reunión en la que todos los asistentes, poseídos por el mismo amor al bien, sólo trajesen consigo a Espíritus buenos. (Ítem 330)

373. Teniendo en cuenta que el recogimiento y la comunión de pensamientos son condiciones esenciales de toda reunión seria, es fácil comprender que el número excesivo de asistentes constituye una de las causas más contrarias a la homogeneidad. No hay ningún límite absoluto para ese número pero es evidente que cuanto mayor sea el número, tanto más difícil será el cumplimiento de esas condiciones. (Ítem 332)

374. Otro punto no menos importante es el de la regularidad de las reuniones. En todas están siempre presentes Espíritus a los que podríamos llamar asistentes habituales. No nos referimos a los que se encuentran en todas partes y en todo se entrometen, sino a los Espíritus protectores y a los que son interrogados más asiduamente. (Ítem 333)

375. Nadie piense que esos Espíritus no tienen nada más que hacer que oír lo que les queremos decir o preguntar. Ellos tienen sus ocupaciones y, además de ello, pueden encontrarse en condiciones desfavorables para ser evocados. Cuando las reuniones se realizan en días y horas concertados, ellos se preparan anticipadamente y es raro que falten, existiendo incluso los que llevan su puntualidad al exceso. Reparemos, sin embargo, que la exigencia de una puntualidad rigurosa es señal de inferioridad, como todo lo que sea pueril: los Espíritus de orden verdaderamente superior no se muestran meticulosos a tal extremo. (Ítem 333) 

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Cuáles son las causas de las contradicciones que se presentan en las comunicaciones espíritas?

Las contradicciones que se presentan en las comunicaciones espíritas pueden deberse a las siguientes causas: a la ignorancia de ciertos Espíritus; a la bellaquería de los Espíritus inferiores que, por malicia o maldad, dicen lo contrario a lo que en otra parte dijo el Espíritu cuyo nombre usurpan; a la voluntad del mismo Espíritu que habla según las épocas, los lugares y las personas, y puede juzgar útil no decir todo a todo el mundo; a la insuficiencia del lenguaje humano para expresar las cosas del mundo incorpóreo; a la insuficiencia de los medios de comunicación que no siempre permiten al Espíritu transmitir todo su pensamiento; en fin, a la interpretación que cada uno puede dar de una palabra o de una explicación, según sus ideas, sus prejuicios o el punto de vista bajo el cual ve las cosas. (El Libro de los Médiums, ítem 302.)

B. ¿Por qué Dios permite que ocurran las mistificaciones?

Dios permite las mistificaciones para probar la perseverancia de los verdaderos adeptos y castigar a los que hacen del Espiritismo un objeto de diversión. Si esto debilita su creencia, es porque su fe no es muy sólida. Quien renuncia al Espiritismo por causa de una simple decepción prueba que no lo comprende y no lo toma en su parte seria. (Obra citada, ítem 303, párrafo 2.)

C. ¿Cuál es el medio para evitar las mistificaciones en la práctica mediúmnica?

Este es uno de los inconvenientes más fáciles de evitar. El medio para evitarlas es no exigir al Espiritismo sino lo que él puede y debe dar. Su finalidad es el mejoramiento moral de la Humanidad: si no nos apartamos de ahí, no seremos jamás engañados porque no hay dos maneras de comprender la verdadera moral, aquella que puede ser admitida por todo hombre con sentido común. Los Espíritus no vienen para guiar a los hombres por el camino de las honras y la fortuna, o para servir a sus mezquinas pasiones. Ellos vienen a instruir a la Humanidad y guiarla por el camino del bien. Si no les pidiesen nada fútil o fuera de sus atribuciones, no darían oportunidad alguna a los Espíritus engañadores, de donde se concluye que quien es mistificado tiene sólo lo que se merece. (Obra citada, ítem 303, párrafo 1)

D. ¿Cómo podemos prevenir que ocurra un fraude en las manifestaciones?

La mejor garantía contra el fraude está en la moralidad notoria de los médiums y en la ausencia de todas las causas de interés material o de amor propio que pudiera estimular en ellos el ejercicio de las facultades mediúmnicas que poseen, porque estas mismas causas pueden llevarlos a simular las facultades que no poseen. (Obra citada, ítem 323.)

 
 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita