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Editorial Português   Inglês    
Año 6 289 – 2 de Diciembre de 2012
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

En el tratamiento de la obsesión, no bastan
sólo los pases

 
Hay en algunos sectores del medio espirita quien entienda que en el tratamiento de la obsesión basta asistir a algunas conferencias y recibir pases al final de la reunión, idea ésa que constituye, indiscutiblemente, grave error. Es obvio que las conferencias y pases son providencias útiles, pero no bastan por sí sólo; es necesario algo más. 

El asunto fue tratado con bastante clareza por Allan Kardec en el capítulo 28, ítems 81 y siguientes, d’ El Evangelio según el Espiritismo, donde se percibe la notoria influencia de las experiencias llevadas a efecto en la ciudad de Marmande por el grupo dirigido por el Sr. Dombre. 

En el capítulo a que nos referimos, el Codificador reafirma la importancia de los pases, pero agrega, como medidas importantes en el tratamiento, el adoctrinamiento del agente causador de la obsesión y la manifestación de la voluntad por parte del paciente, cuya decisión de reequilibrarse es factor primordial en la evolución del proceso desobsesivo. 

Antes de la publicación d’ El Evangelio según el Espiritismo, en el artículo publicado en la Revista Espirita de 1862, Kardec se refirió al tema, enseñando que en el tratamiento de las obsesiones es importante que el paciente se esfuerce por adquirir la mayor suma posible de superioridad por medio de la voluntad y de la adquisición de cualidades morales. 

Como se sabe, en un proceso obsesivo es necesario que el paciente consiga dominarse a sí mismo y, para eso, el recurso más eficaz es la acción de la voluntad, secundada por la oración. 

Es necesario aún, pedir a su ángel protector y a los Espíritus buenos que le asisten en la lucha, pero no basta solicitar que expulsen al Espíritu malo. Recordándonos de la máxima Ayúdate, y el cielo te ayudará, debe pedirles, sobre todo, la fuerza que le falta para vencer las malas inclinaciones, porque son éstas que atraen los Espíritus malos, como el mondongo atrae las aves de presa.  

Otra recomendación de Allan Kardec dice respecto a la oración en favor del Espíritu causador de la obsesión, porque, según el Codificador, es posible, con paciencia y perseverancia, conducir, en la mayoría de los casos, el Espíritu a mejores sentimientos, transformándolo de obsesor en una persona de reconocimiento. 

De Kardec hasta nuestros días, mucho tiempo se pasó y obras innúmeras surgieron teniendo por tema el tratamiento de la obsesión, en razón de lo que se sabe hoy, con toda la certeza, que en un proceso obsesivo ambos los litigantes son igualmente enfermos y merecen toda nuestra atención y nuestro cariño, para que puedan erguirse y dar un nuevo rumbo a la historia que originó el proceso. 

Cuidar sólo de la persona que sufre la dominación obsesiva es un equívoco que no podemos permitir que ocurra en una casa espirita bien orientada. 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita