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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 6 287 – 18 de Noviembre de 2012

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 

 

Cooperación

 

En una escuela, los alumnos se preparaban para una fiesta, en la cual habría una competición entre los varios grupos. A través de sorteo, la directora Amélia estableció los grupos, que deberían realizar varias tareas.

Todas las familias fueron invitadas. Terminadas las tareas, el equipo vencedor recibiría un trofeo y, enseguida, un delicioso almuerzo, realizado con la colaboración de las madres y padres de los alumnos.

Sorteados los equipos, luego se formaron grupitos aquí y allí. Cada equipo se reunía, permaneciendo separado de los demás, a cuchichear y resolver cómo actuar el día de la fiesta.

Así, muchos equipos se separaron de los otros compañeros, generando desunión en las clases.

En la víspera del gran día, todos estaban animados. Las madres preparaban los manjares y los padres adornaban la escuela.

A la mañana siguiente, bien pronto ya estaban todos reunidos en la escuela. A la hora de iniciar la disputa, la directora se dirigió a los alumnos deseándoles éxito, y concluyó:

— ¡Queridos alumnos! Es importante que vosotros se acuerden de que, para la ejecución de las tareas, tendrán que trabajar cómo verdaderos equipos. Sólo así vencerán. ¡Buena suerte a todos!

Los equipos fueron presentándose y se inició el torneo. La primera parte del torneo constaría de cuestiones sobre conocimiento de matemática, portugués, historia y geografía, materias del currículo escolar a que los equipos deberían responder.

La segunda parte constaría de varias pruebas prácticas, comenzando por una carrera por relevos, en la cual sería vencedor el equipo que llegara primero.

La prueba siguiente sería de fuerza. Los equipos tendrían que transportar un gran peso de un lugar a otro.

Y en la última prueba los equipos deberían pintar una pared, sin escalera.

Iniciado el torneo, los equipos fueron presentándose. En el ardor de la disputa, muchos de ellas, en vez de que sus miembros trabajasen en conjunto, algunos querían sobresalir a los demás y acababan enfrentándose y peleando. Y así, haciendo más difícil la ejecución de las tareas.

Especialmente las dos últimas pruebas generaron más problemas, por el grado de dificultad.

No obstante, el equipo Unión, del cual formaba parte Luizinho, Joâo, Aline, Paulo y Roberto, fue el que consiguió más puntos.

En la penúltima prueba, cuando deberían mover un gran peso hasta la marca de llegada, cada equipo buscó encontrar el medio de realizar la tarea. Algunos intentaron empujar, sin resultado; otro equipo creyó que, colocando una alfombra bajo el peso, conseguiría arrastrarlo, sin embargo los componentes gastaron un tiempo precioso buscando la  alfombra y, después de encontrarla, no consiguieron colocarla bajo el peso para, sólo entonces, arrastrarlo; así, no realizaron la tarea.

La solución ideal fue la del equipo Unión. Analizando el peso, percibieron que había algunas marcas que podrían ayudarlos. Así, decidieron amarrar una corda en torno al peso y, con el esfuerzo de todos, estiraron, arrastrándolo hasta la marca de llegada.

¡Fue una alegría! ¡Todos lo conmemoraron!

La última tarea era la de la pintura de pared. En verdad, cada equipo debería pintar un trozo, sin embargo comenzando de arriba para bajo y sin contar con el auxilio de una escalera. Los equipos cogieron palos de escobas y amarraron pinceles en la punta, sin embargo no conseguían llegar hasta lo alto de la pared. De ese modo gastaron mucho tiempo y no consiguieron realizar la tarea.

Los miembros del equipo Unión, bastante creativos, viendo que los equipos no conseguían realizar la tarea, comenzaron a reflexionar y Luizinho encontró la solución ideal. Llamó a los compañeros y contó lo que pretendía hacer. ¡Ellos lo aprobaron por unanimidad!

Así, al llegar a la vez que ellos, sorprendieron a todos los presentes.
 

Los miembros del equipo hicieron una escalera, con Paulo, el chico más pesado, en la base; después, Roberto que, a pesar de ser flaco era fuerte, subió en los hombros de él y, en lo alto João, que era el más ligero. En el suelo, Luizinho y Aline pasaron la lata de tinta y una brocha, con lo que João pintó rápidamente encima. Después todo fue más fácil y la tarea fue cerrada con el aplauso de todos.

Los miembros del equipo Unión se abrazaron, conmemoraron la victoria. La directora, antes de entregarles la linda copa, dijo:

— ¡Mis amigos! ¡Queridos profesores, queridos padres, queridos alumnos! ¡El equipo Unión venció la disputa

colocándose en primer lugar! Estos alumnos mostraron que, con creatividad, merecieron este trofeo. ¡Felicidades Luizinho, João, Aline, Paulo y Roberto!

Después, la directora Amélia preguntó al jefe del equipo:

— Luizinho, ¿a que juzgas tú que se deba esta bonita victoria?

El niño pensó un poco y respondió:

— Sin cooperación entre los miembros de nuestro equipo no habríamos conseguido vencer. El nombre fue bien escogido: Unión.

Todos aplaudieron entusiastamente. Los miembros de los demás equipos derrotados bajaron la cabeza, reconociendo que Luizinho tenía razón.

Con certeza ellos tendrían otras fiestas, otros torneos, pero para siempre quedaría en sus corazones y mentes que, para vencer en la vida, era preciso trabajar en conjunto, cada cuál haciendo su parte y cooperando para el resultado final, que iría a valorar a todos los envueltos.

— El almuerzo está listo y será servido. ¡Con la colaboración de las madres y de los padres! — dijo una de las madres, para satisfacción de todos, que estaban hambrientos. Y el resto del día las familias de los alumnos y de los profesores pasaron en convivencia alegre en la escuela.


MEIMEI
 

(Recebida por Célia X. de Camargo, em Rolândia-PR, em 5/11/2012.)

 


                                                                                   



O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita