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Editorial Português   Inglês    
Año 6 277 – 9 de Septiembre de 2012


 

Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

Una receta para apartar los Espíritus malos


Toda vez que alguien envuelto en un proceso obsesivo busca auxilio en una Casa Espirita, las personas, sobre todo sus familiares, imaginan que el resultado positivo se dará rápidamente, lo que ni siempre ocurre.

¿Será que los Espíritus buenos, los protectores espirituales llamados para el socorro, son más débiles que el Espíritu causador de la obsesión?

No. No es eso que ocurre. No es el Espíritu bueno que es más débil: es la persona que no es bastante fuerte para sacudir el manto lanzado sobre ella, para librarse del constreñimiento de los brazos que la enlazan y en los cuales, es necesario que se diga, algunas veces se complace. Luego, si la persona prefiere complacerse en el encantamiento que la coacciona, nada o poco le podrá hacer el amigo espiritual.   

Imaginemos, sin embargo, que la persona tenga realmente el deseo de librarse de esa dominación y mismo así nada consigue. ¿Cuál es la explicación?

Examinando ese asunto, Kardec explica que ni siempre el deseo, en estos casos, basta, porque la tarea de la desobsesión es una especie de lucha en contra un adversario. Si dos personas luchan cuerpo a cuerpo, aquella que tiene músculos más fuertes derriba la otra.

En los procesos obsesivos, es necesario luchar no cuerpo a cuerpo, pero Espíritu a Espíritu, y es todavía aquí que el más fuerte dominará, siendo que en ese caso la fuerza está en la autoridad moral que se puede tomar sobre el Espíritu.

Esforzarse para ser bueno, tornarse mejor si ya es bueno, purificarse de sus imperfecciones, en una palabra: elevarse moralmente lo más posible, ese el medio para adquirirse el poder de dominar los Espíritus inferiores y, de esa manera, apartarlos.

Pero – algunos aún preguntan – ¿no pueden los Espíritus protectores ordenar al Espíritu malo que se aparte?

Sin duda, pueden y lo hacen algunas veces; no obstante, permitiendo la lucha, dejan también a la víctima del proceso el merito de la victoria. Si dejan debatirse personas merecedoras bajo ciertos aspectos, es para probar su perseverancia y hacerlas adquirir más fuerza en el bien, lo que será, para ellas, una especie de gimnasia moral.

Muchos, sin duda, preferirían una receta práctica para la expulsión de los Espíritus malos. ¿Quién sabe? Algunas frases de efecto, algunas señales cabalísticas, lo que sería más cómodo  que corregir sus defectos. No se conoce, sin embargo, ningún medio eficaz para vencer un enemigo sino siendo moralmente más fuerte que él.   



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita