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Editorial Português   Inglês    
Año 6 273 – 12 de Agosto de 2012


 

Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

Los desafíos del desarrollo
de la mediumnidad


Tema de los más frecuentes en la correspondencia enviada por nuestros lectores, el desarrollo de la mediumnidad todavía suscita muchas dudas, mismo en el medio espirita. 

Nos dice Emmanuel que la mediumnidad “es aquella luz que sería derramada sobre toda carne y prometida por el Divino Maestro a los tiempos del Consolador”, pero no debe ser fruto de precipitación, visto que la espontaneidad en tal asunto es indispensable.

De acuerdo con las recomendaciones que constan del opúsculo “Orientación al Centro Espirita”, publicado por el Consejo Federativo Nacional, el candidato al desarrollo mediúmnico debe frecuentar inicialmente, por cierto tiempo, las reuniones de estudio doctrinario y las de asistencia espiritual promovidas por la Casa Espirita. Si el portador del proceso obsesivo, debe, además de la frecuencia a las reuniones mencionadas, inscribirse para el atendimiento programado por el Centro Espirita para los casos de obsesión.  

Recomienda la mencionada obra que el candidato a la tarea mediúmnica sea orientado para que ejerza el control de las manifestaciones mediúmnicas que transmite, reprimiendo cuanto posible la respiración jadeante, los gemidos, los gritos y las contorciones, tanto cuanto batir las manos y pies y cualesquier gestos violentos. Y sugiere, por fin, que nadie debe participar de trabajos mediúmnicos antes de educarse satisfactoriamente, esquivándose, así, a la idea de que detiene responsabilidades o misiones de abultada trascendencia, pero, antes, reconociéndose portador de tareas comunes. 

El conocimiento evangélico-doctrinario es fundamental en ese proceso, porque los centros cerebrales del médium representan bases de operación del pensamiento y de la voluntad que influyen en todos los fenómenos mediúmnicos, desde la intuición pura hasta la materialización objetiva.  

Léon Denis examinó el asunto en una de sus obras. Según él, para desarrollar el don de la mediumnidad, el hombre tiene que someterse a una compleja preparación y observar ciertas reglas de conducta, siendo necesario, simultáneamente, para eso, la cultura de la inteligencia, la meditación, el recogimiento y el desprendimiento de las cosas humanas.  

Divaldo Franco entiende, de igual manera, que la educación mediúmnica exige, preliminarmente, el conocimiento que viene del estudio de la mediumnidad. Luego a seguir, la educación moral y, por fin, el ejercicio y la vivencia de la conducta cristiana. 

A través de los hábitos saludables del estudio y del ejercicio del amor, dice Divaldo, el médium se liberta de cualquier atavismo para hacerse puente entre él y el Creador, bajo inspiración de los Espíritus Superiores. 

Chico Xavier, el inolvidable médium que todos admiramos, tenía relativamente al asunto pensamiento semejante. El desarrollo de la mediumnidad, decía él, debe ser el mejoramiento de la criatura en sí, porque el perfeccionamiento del instrumento naturalmente permitirá al Espíritu comunicante manifestarse en mejores condiciones y su evolución moral le facultará sintonía con las entidades desencarnadas más elevadas.   



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita