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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 271 – 29 de Julio de 2012 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 21)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. Si un médium posee varias aptitudes mediúmnicas, ¿cuál debe cultivar?

B. ¿Qué precauciones debe tomar un médium para una buena educación mediúmnica?

C. ¿Qué es la psicografía?

D. ¿Qué viene a ser la psicografía indirecta?

Texto para la lectura

196. Algunos sugieren incluso una especie de gimnasia que casi disloca el brazo y la cabeza del candidato a médium; sin embargo, no hay ninguna prueba de su eficiencia en el desarrollo de la mediumnidad, siendo cierto sólo lo siguiente: si no existen rudimentos de la facultad, nada podrá producirlos, ni siquiera la electrización, que ya fue empleada sin éxito en tales propósitos. (Ítem 208)

197. En el médium principiante, la fe no es una condición de rigor. Sin duda, a la fe la secundan los esfuerzos, pero no es indispensable; bastan la pureza de intención, el deseo y la buena voluntad. (Ítem 209)

198. El primer indicio de una disposición para escribir es una especie de estremecimiento en el brazo y en la mano. Poco a poco la mano es arrastrada por un impulso que no logra dominar. Muchas veces, sólo traza rasgos sin significado; después, se dibujan los caracteres cada vez con más nitidez y la escritura acaba por adquirir la rapidez de la escritura corrida. En todos los casos, se debe dejar la mano a su movimiento natural y no ofrecer resistencia, ni impulsarla. Hay personas que escriben desde el principio con facilidad; otros trazan rayas y hacen verdaderos ejercicios caligráficos durante mucho tiempo. Dicen los Espíritus que es para soltarles la mano; pero puede ser un Espíritu que se divierte, o tratarse de lo que Kardec designa como médium improductivo. (Ítem 210)

199. La escritura es algunas veces legible, las palabras y las letras bien destacadas. Otras veces sólo el médium es capaz de descifrarlas. Cuando una palabra o una frase es demasiado ilegible, se pide al Espíritu que consienta recomenzar, a lo que Él generalmente acepta de buena voluntad. Cuando la escritura es habitualmente ilegible, aún para el médium, casi siempre llega a obtenerla más nítida por medio de ejercicios frecuentes y lentos, poniendo en ello una fuerte voluntad y rogando con fervor al Espíritu que sea más correcto. (Ítem 213)

200. Todo lo que líneas arriba se ha dicho, se aplica a la escritura mecánica. Es la que todos los médiums tratan de alcanzar, pero el mecanismo puro es muy raro pues frecuentemente la intuición se encuentra asociado a él, más o menos. Al tener conciencia de lo que escribe, el médium es naturalmente llevado a dudar de su facultad, porque no sabe si lo que sale de su lápiz viene de su propio Espíritu o de otra persona. Pero no tiene que preocuparse con eso en absoluto, sino seguir. Si se observa a sí mismo con atención, descubrirá fácilmente en lo que escribe una cantidad de cosas que no estaban en su mente y que hasta son contrarias a sus ideas, prueba evidente de que tales cosas no proceden de su Espíritu. Continúe, pues, y con la experiencia se disipará la duda. (Ítem 214)

201. Si al médium no le fue concedido ser exclusivamente mecánico, todos los intentos para llegar a ese resultado serán infructuosos. Si sólo está dotado de mediumnidad intuitiva, se  debe contentar con ella, pues le prestará grandes servicios si la sabe aprovechar. Si después de inútiles ensayos efectuados continuamente durante algún tiempo, no se produce ningún indicio de movimiento involuntario, el médium no debe dudar en escribir el primer pensamiento que le fuera sugerido, sin preocuparse si ese pensamiento emana de su Espíritu o de una fuente diferente: la experiencia le enseñará a distinguir. Es frecuente además, que suceda que el movimiento mecánico se desarrolle posteriormente. (Ítem 215)

202. Cuando el médium está formado, es un gran error de su parte creerse exento de alguna instrucción más, porque sólo ha vencido una resistencia material. Es allí cuando empiezan las verdaderas dificultades y necesita más que nunca de los consejos de la prudencia y de experiencia, si no quiere caer en las mil artimañas que le prepararán. (Ítem 216)

203. Una vez desarrollada la facultad, es esencial que el médium no abuse de ella, y recuerde que le fue otorgada para el bien y no para la satisfacción de vanas curiosidades. Asimismo, conviene que sólo la utilice en las ocasiones oportunas y no en todo momento. Como los Espíritus no están a su disposición a toda hora, corre el riesgo de ser engañado por mistificadores. Bueno es que para evitar ese mal, adopte el sistema de sólo trabajar en días y horas determinados, porque así se entregará al trabajo en condiciones de mayor recogimiento y los Espíritus que lo quieran ayudar, al estar prevenidos, se dispondrán mejor a prestar esa ayuda. (Ítem 217)

204. Si a pesar de todas las tentativas la facultad mediúmnica no se revelara de modo alguno, el aspirante deberá renunciar a ser médium, como renuncia al canto quien reconoce que no tiene voz. Esto no quiere decir que estará privado de la asistencia de los Espíritus. La mediumnidad constituye un medio para que los Espíritus se expresen, pero no un medio exclusivo de ser atraídos. Los que nos tienen afecto se encuentran a nuestro lado, seamos médiums o no, y pueden ayudarnos por medio de la inspiración. (Ítem 218)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. Si un médium posee varias aptitudes mediúmnicas, ¿cuál debe cultivar?

Es raro que la facultad de un médium esté rigurosamente circunscrita a un sólo género; el médium puede, pues, tener varias aptitudes, pero hay siempre una predominante y es ésta la que debe esforzarse por cultivar, si es útil. Constituye un grave error querer forzar de cualquier manera el desarrollo de una facultad que no se posee; es necesario desarrollar aquellas de las cuales se reconocen los gérmenes hasta que, haciéndose evidente la facultad predominante, deberá el médium dedicarse a ella de manera especial.  Al limitarse a su especialidad, el médium puede volverse un excelente intérprete y obtener cosas grandes y hermosas, mientras que ocupándose de todo, no obtendrá nada bueno. (El Libro de los médiums, ítem 198)

B. ¿Qué precauciones debe tomar un médium para una buena educación mediúmnica?

Es un punto indiscutible: sin las debidas precauciones, se puede perder el fruto de las más hermosas facultades. La primera medida consiste en que el médium, con una fe sincera, se coloque bajo la protección de Dios pidiéndole la asistencia de su ángel de la guarda. Éste es siempre bueno, mientras que los Espíritus familiares pueden ser ligeros o incluso malos. La segunda precaución es dedicarse a reconocer, por todos los indicios que da la experiencia, la naturaleza de los primeros Espíritus que se comunican y de los cuales es siempre prudente desconfiar. Si estos indicios fueran sospechosos, es necesario hacer un llamado ferviente al ángel de la guarda y rechazar con todas las fuerzas al Espíritu malo, probándole que no se es su juguete, a fin de desalentarlo. Es indispensable el estudio previo de la teoría, si se quiere evitar los inconvenientes que son inseparables de la inexperiencia; al respecto, el médium debe examinar con redoblada atención los capítulos sobre Obsesión e Identidad de los Espíritus de El Libro de los Médiums.  Además del lenguaje, podemos considerar como pruebas infalibles de la inferioridad de los Espíritus todos los signos, figuras, emblemas inútiles o pueriles y toda la escritura extraña, irregular, deformada a propósito, de tamaño exagerado, o que adopte formas ridículas e inusitadas. Una vez desarrollada la facultad, es esencial que el médium no abuse de ella; así, es necesario servirse de ella sólo en los momentos oportunos y no a cada instante. Al no estar los buenos Espíritus constantemente a sus órdenes, el médium corre el riesgo de ser engañado por los Espíritus mistificadores. Se debe por lo tanto, establecer para ese efecto, días y horas determinadas, porque entonces el médium tendrá disposiciones más concentradas y los Espíritus que quisieran acudir se encontrarán prevenidos. (Obra citada, ítems 211 y 217.) 

C. ¿Qué es la psicografía?

Es el nombre que se da a la comunicación espírita a través de la escritura, que puede ser directa o indirectamente, pero siempre con la intervención de un médium. De todos los medios de comunicación, la escritura manual es la más sencilla, la más cómoda y sobre todo la más completa. Además, es la facultad más susceptible de ser desarrollada mediante el ejercicio. (Obra citada, ítems 152 a 156, y 178.)

D. ¿Qué viene a ser la psicografía indirecta?

Llamamos psicografía indirecta a la escritura así obtenida,  por oposición a la psicografía directa o manual obtenida por el mismo médium. El fenómeno sucede de la siguiente manera: El Espíritu extraño que se comunica obra sobre el médium; bajo esa influencia, éste dirige maquinalmente el brazo y la mano para escribir; la mano obra sobre la cestita y la cestita sobre el lápiz. Así pues, no es la cestita la que se vuelve inteligente; ella es un instrumento dirigido por una inteligencia y no es más, en realidad, que un portalápiz, un apéndice de la mano, un intermediario entre la mano y el lápiz. En este proceso, el medio más cómodo imaginado por los hombres fue la llamada cestita de pico, en la cual un lápiz era fijado. Más tarde, se suprimió ese apéndice y el médium pasó a escribir tomando el lápiz directamente con la mano. Por ser el medio más simple y el más cómodo, dado que no exige ninguna preparación material anterior, la escritura manual también llamada involuntaria o automática, es la forma usual adoptada por los médiums psicógrafos de los tiempos modernos. (Obra citada, ítems 154 y 157.)

 

 

 


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