WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Especial Português Inglês    
Año 6 268 – 8 de Julio de 2012      
ROGÉRIO COELHO
rcoelho47@yahoo.com.br 
Muriaé, Minas Gerais (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 


Rogério Coelho

¿Cuál es la utilidad del aspecto filosófico del Espiritismo?


La Filosofía permite el desvelar de lo que está
encubierto por costumbre
 

(1ª Parte)

" La Filosofía es la posibilidad de la trascendencia humana.” – M.L.A. y M.H.P. Martins (1)

Para saber la utilidad del aspecto filosófico del Espiritismo, se hace menester de entrada términos en mente el significado de la palabra “reflexión”, que viene del latín “reflectere” y, etimologicamente, significa: “hacer retroceder, volver atrás”.  Por lo tanto, reflejar es retomar el propio pensamiento, pensar o ya pensado, volver para sí mismo y colocar en cuestión lo que ya se conoce...

Ya el siglo XVII presentaba René Descartes, el filósofo y matemático francés, tal método, hoy conocido por “cartesianismo”, a través del cual él afirmaba: “Para alcanzar la verdad es preciso, una vez en la vida, deshacernos de todas las opiniones que recibimos y reconstruir de nuevo y desde los fundamentos, todos los sistemas de nuestros conocimientos”.

Tal método lo llevó – por intuición y deducción – a descubrir la verdad de la suya y de la existencia de Dios.

Según Gramsci, “no se puede pensar en ningún hombre que no sea también un filósofo, que no piense, precisamente porque pensar es propio del hombre como tal”.

Los Espíritus Amigos (2) esclarecen que “en el pensamiento goza el hombre de ilimitada libertad, pues no hay como colocar amarras. Se puede detenerle el vuelo, sin embargo, no aniquilarlo... Obligar a los hombres a proceder en desacuerdo con su modo de pensar es hacerlos hipócritas. La libertad en el ámbito de la conciencia es uno de los caracteres de la verdadera civilización y del progreso”.

La reflexión filosófica se desdobla en tres niveles:
radical, rigurosa y de conjunto

Por lo tanto, no falta duda de que la libertad de pensamiento es un derecho de todos. Cortarlo sería producir hipócritas, como suele ocurrir con las conversiones forzadas. Podemos, entonces, concluir que la filosofía es hija dilecta del pensamiento y ella nace en el momento en que el pensar es puesto em causa, volviéndose objeto de reflexión.

El hombre común, en el día a día de la vida, es llevado a “parar” de tarde en tarde, en un “destacado” necesario, a fin de retomar el significado de sus actos y pensamientos, y en esa hora es solicitado a reflejar. Sin embargo, la simple reflexión no genera la Filosofía, pero sí la reflexión filosófica. Por su parte, la reflexión filosófica se desdobla en tres niveles: radical, rigurosa y de conjunto.

Interpretemos esos tres tópicos con el profesor Dermeval Saviani:

Radical – la palabra latina “radix, radicis” significa “raíz”, y, en el sentido figurado, “fundamento, base”.  Por lo tanto, la filosofía es radical no en el sentido corriente de ser inflexible (en ese caso sería la antifilosofia), pero mientras busca explicar los conceptos fundamentales usados en todos los campos del pensamiento y del obrar.

Rigurosa – En cuanto la “filosofía de vida” no lleva las conclusiones hasta las últimas consecuencias, y no siempre es capaz de examinar los fundamentos de ellas, el filósofo debe disponer de un método claramente explicito a fin de proceder con rigor, garantizando la coherencia y el ejercicio de la crítica. Aún porque el filósofo no hace afirmaciones sólo, necesita justificarlas con argumentos. Para tanto usa un lenguaje riguroso, que evita la anfibologia, es decir, evita la ambiguidad o duplicidad del sentido de las expresiones cotidianas y le permite discutir con otros filósofos a partir de conceptos claramente definidos.

Por la transcendencia, el hombre surge como ser
capaz de construir su destino

Por eso es por lo que el filósofo siempre “inventa conceptos”, o crea expresiones nuevas y neologismos, o altera y especifica el sentido de las palabras usuales.

De conjunto – Mientras las ciencias son particulares, porque abordan “recortes” de la realidad y se distinguen de otras formas de conocimiento, y la acción humana se expresa en las más variadas formas, la filosofía es globalizante, porque examina los problemas bajo la perspectiva de conjunto, relacionando los diversos aspectos entre sí. En ese sentido, además de considerar que el objeto de la filosofía es todo (porque nada escapa a su interés), completamos que la filosofía busca al todo, a la totalidad. De ahí la función de interdisciplinaridad de la filosofía, estableciendo el hilo de conexión entre las diversas formas de saber y obrar humanos.

La manera por la cual se hace rigurosamente la reflexión filosófica varía conforme la orientación del filósofo y las tendencias históricas decurrentes de la situación vivida por los hombres en su acción sobre el mundo.

A esta altura podemos preguntar: “¿Dónde está la necesidad de la filosofía?”

Los entendidos en el asunto (1) son unánimes en afirmar que la utilidad y aún la necesidad de la filosofía se anclan en el hecho de que, por medio de la reflexión, ella permite al hombre tener más de una dimensión, además de la que es dada por el actuar inmediatamente, en el cual el “hombre práctico” se encuentra encarcelado.

Es la filosofía que da el distanciamento para la evaluación de los fundamentos de los actos humanos y de los fines a que ellos se destinan; reúne el pensamiento fragmentado de la ciencia y el reconstruye en su unidad; vuelve la acción pulverizada en el tiempo y busca comprenderla.  Por lo tanto, la filosofía es la posibilidad de la transcendencia humana, o sea, la capacidad que sólo el hombre tiene de superar la situación dada y no escogida. Por la transcendência, el hombre surge como ser de proyecto, capaz de libertad y de construir su destino.

La filosofía es la crítica de la ideología en cuanto
forma ilusoria de conocimiento

Por paradoja que pueda parecer, el distanciamento es justamente lo que provoca la aproximación mayor del hombre con la vida. Whitehead, lógico y matemático británico contemporáneo, dijo que “la función de la razón es promover el arte de la vida”. La filosofía recupera el proceso perdido en el inmobilismo de las cosas hechas (muertas, porque ya están desfasada). La filosofía impide la estacionamiento. Por eso, el filosofar siempre se confronta con el poder, y su investigación no queda ajena a la ética y a la política. Es lo que afirma el historiador de la filosofía François Chátelet, cuando escribe:

“Desde que hay Estado - de la ciudad griega a las burocracias contemporáneas —, la idea de verdad siempre se volvió, finalmente, para el lado de los poderes (o fue recuperada por ellos, como testigo, por ejemplo, la evolución del pensamiento francés del siglo XVIII al siglo XIX. Así pues, la contribución específica de la filosofía que se coloca al servicio de la libertad, de todas las libertades, es la de minar, por los análisis que ella opera y por las acciones que desencadena, las instituciones represivas y simplificadoras: sea que se trate de la ciencia, de la enseñanza, de la traducción, de la investigación, de la medicina, de la familia, de la policía, del hecho carcerário, de los sistemas burocráticos, lo que importa es hacer aparecer la máscara, desplazarla, arrancarla...”.

La filosofía es, por lo tanto, la crítica de la ideología, mientras forma ilusória de conocimiento que busca al mantenimiento de privilegios.

Atentando para la etimologia del vocablo griego correspondiente a la verdad (la-létheia, la-letheúein, “desnudar”), vemos que la verdad es poner al desnudo aquello que estaba escondido, y ahí reside la vocación del filósofo: el desvelo de lo que está encubierto por la costumbre, por lo convencional, por el poder...

Kardec eligió la Filosofía para ser uno de los tres
vortices principales del Espiritismo

Finalmente, la filosofía exige coraje. Filosofar no es un ejercicio puramente intelectual.  Descubrir la verdad es tener el coraje de enfrentar las formas estacionadas del poder que intenta mantener el “status quo”, es aceptar el desafío del cambio. (Eso no es fácil, teniendo en cuenta la ancestral acomodación humana.)

Sócrates y Jesús enfrentaron – impertérritos y sin asombro – el desafío máximo de la muerte en defensa de la verdad que postulaban.

Ya podemos, ahora, entender por qué Allan Kardec eligió la Filosofía para ser uno de los tres vértices principales del Espiritismo. Y comprendemos eso aún más cuando observamos que la Filosofía no anima ni el dogmatismo sofocante y tampoco el escepticismo, siendo este último una posición filosófica que concluye por la imposibilidad del conocimiento, sea en la forma moderada de suspensión provisional del juicio, sea en el radical rechazo en formular cualquier conclusión.  

En el otro extremo de donde se encuentra el escepticismo está el dogmatismo, según el cual el filósofo se considera en posesión de certezas y verdades absolutas e indudables. Mientras el dogmático se apega a la certeza de una doctrina, el escéptico concluye por la imposibilidad de toda certeza y, en ese sentido, considera inútil la búsqueda que no lleva a lugar ninguno. Comparando las dos posiciones antagónicas, podemos percibir que ellas tienen en común la visión inmobilista del mundo: el dogmático alcanza una seguridad y en ella permanece; el escéptico ansía por la seguridad y decide que ella es inalcanzable.

Pero la filosofía es movimiento, pues el mundo es movimiento. La certeza y su negación son sólo dos momentos (la tesis y la antítesis), que serán superados por la síntesis, la cual, por su parte, será nueva tesis y así por delante... 

(Este artigo será concluído na próxima edição desta revista.) 


Notas
: 

(1) Do livro: Filosofando – Introdução à Filosofia – Ed. Moderna – 2ª edição, revista e atualizada.

(2) KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos. 88. ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2006, questões 833 e 837. 
    
  



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita