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Año 6 261 – 20 de Mayo de 2012         


 

Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

Doctor Xavier y el aborto


Fue en Marzo de 1858 que el tema aborto apareció por primera vez en la Revista Espirita, cuando Kardec reprodujo un diálogo mantenido con Dr. Xavier, médico recientemente desencarnado, cuyas palabras a respecto del aborto serían aprovechadas por el Codificador en la redacción de las cuestiones 358 y 359 que integran la segunda y definitiva edición d’ El Libro de los Espíritus, publicada en Marzo de 1860.   

Sabemos desde entonces que, en la visión espirita, el abortamiento de un niño debe ser evitado, excepto en el hipótesis en que la continuación de la gestación pueda ofrecer riesgo a la vida de la embarazada. 

El fundamento de la restricción espirita al aborto se encuentra en el trecho adelante colocado en negrita, constante de la respuesta dada a la cuestión 358: “Una madre, o quién quiere que sea, cometerá crimen siempre que quitar la vida a un niño antes de su nacimiento, por eso que impide un alma de pasar por las pruebas a que serviría de instrumento o cuerpo que estaba formándose.”  

Al interrumpir, sin motivo justo, la gestación, quien así actúa “impide un alma de pasar por las pruebas” a que, evidentemente, se sometió cuando de la elaboración de su programación reencarnatoria. 

En la respuesta dada a la cuestión 360 del mismo libro, el respeto a la continuidad del embarazo se acentúa de manera evidente. 

Veamos ese texto: 

360. ¿Será racional tenerse para con un feto las mismas atenciones que se dispensan al cuerpo de un niño que vivió algún tiempo? 

“Ved en todo eso la voluntad y la obra de Dios. No tratéis, pues, con desatención las cosas que debéis respetar. ¿Por qué no respetar las obras de la Creación, que han quedado truncas, algunas veces por voluntad mismo del Creador? Todo ocurre según los designios y nadie es llamado a juzgar.” (Esta negrita es nuestra)  

La recomendación contenida en el texto trascrito se aplica por entero a las situaciones en que se considera que el feto pueda presentar alguna deficiencia, como ocurre en los casos de anencefalia y retraso mental.   

Los años se pasaron y muchas informaciones procedentes del mundo espiritual reforzaron la idea que debemos inicialmente al Dr. Xavier. Así es que en el cap. 9 de la parte tercera del libro Obsesión/Desobsesión, editado en 1981 por la Federación Espirita Brasileña, Suely Caldas Schubert comenta tres comunicaciones mediúnmicas relacionadas con el aborto y sus consecuencias.  

La primera es de un médico que, en cuanto encarnado, se dedicó a esa práctica. Luego, el abortamiento – excepto cuando realizado para salvar la vida de la embarazada puesta en peligro – es considerado un crimen a los ojos de Dios y nada hay que lo justifique, aunque la ley de los hombres lo autorice. El médico desencarnado, se presentó, por lo tanto, extremamente perturbado y se decía perseguido por varios Espíritus. Acusándose a sí mismo de criminal, estaba aterrorizado con sus actos. El arrepentimiento ya le había llegado, pero él demostraba mucho miedo de sus perseguidores, entre los cuales se contaban algunas de las víctimas de su bisturí.  

El segundo comunicante era una mujer que  había muerto durante la realización de un aborto. Atormentada por el remordimiento de esa acción, nutría un odio especial por el médico que la atendiera, a quien ahora perseguía, deseosa de venganza.  

La tercera entidad a comunicarse era también una mujer que cometiera un aborto en su última existencia en la Tierra. Siendo pobre y luchando con muchas dificultades para la manutención de los hijos, ella se desorientó al embarazarse y buscó una forma de abortar aquel que sería el sexto hijo. Practicado el crimen, el arrepentimiento le fue terrible e inmediato, pues jamás ella se perdonó por ese gesto y, de esa manera, sufrió doblemente al cargar por el resto de sus días el peso del remordimiento. Su existencia fue larga y difícil. Enfrentó las asperezas y dificultades de la vida y, al fin de larga molestia, desencarnó. 

El mundo espiritual le reservó, sin embargo, una sorpresa. Al desencarnar, se encontró con el Espíritu del hijo desechado y grande fue su conmoción al averiguar que él era un ente muy querido de su corazón, compañero de luchas del pasado, que renacería en su hogar con la finalidad precipua de ayudarla a tornar menos amargos sus días.   

Espíritu de cierta elevación moral, él hacía mucho que le había perdonado la actitud infeliz, pero ella jamás se conformó con el acto practicado y ahora, en el mundo espiritual, tomara para sí la tarea de socorrer a las personas tendentes a cometer el mismo error, para mostrarles que el destino es construcción individual y que el aborto, lejos de ser solución para las dificultades de la vida, será siempre el agravamiento de nuestros males, cuando no la puerta que se cierra para nuestros mejores amigos.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita