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Año 6 257 – 22 de Abril de 2012  
ALESSANDRO VIANA VIEIRA DE PAULA    
vianapaula@uol.com.br         
 
Itapetininga, SP(Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 


Alessandro Viana Vieira de Paula

Conducta cristiana
(Parte 2 e final)
 
Perseveremos en las conductas cristianas para que nuestros gestos puedan representar la presencia de Cristo en la Tierra

 

Interacción conyugal:

Las estadísticas revelan que más del 50% de los casamientos terminan en separaciones, lo que demuestra que hay mucho desajuste en la relación conyugal. Vemos, en la relación conyugal, la presencia del tedio, de la falta de diálogo, de la traición, de la ausencia de respeto, lo que nos lleva a pensar que los cónyuges entran para el casamiento totalmente sin preparación para la vida a dos, que exigirá un acto de reparto y renuncia de ambos lados.

Camilo asevera que el casamiento debe generar unión y no fusión, porque cada uno de los cónyuges debe alimentar sus ideales, que deben ser comunicados al compañero, a fin de que, juntos, puedan ajustar la mejor manera de consumarlos.

Infelizmente, en la mayoría de las relaciones, el casamiento es una forma de legalizar el acto sexual, sobre todo para el elemento masculino, que, en muchas situaciones, en razón de la libido descontrolada, exigirá la relación sexual en periodos de enfermedad, de ciclo de ovulación y menstrual de la mujer.

Aprendemos con Camilo y con otros benefactores espirituales que el sexo es la parte menos significativa de el casamiento, que debe ser mantenido a través del amor-ternura y del amor-amistad, donde el afecto y el respeto no permitirán que el tedio domine las emociones de los cónyuges.

La boda es como una planta delicada, que debe ser regada diariamente con amor y amistad, porque, antes de ser compañeros conyugales, no podemos olvidar que somos hijos de Dios, por lo tanto, hermanos que buscan ayudar uno al otro en sus trayectorias evolutivas.  

Siendo así, la actitud cristiana en el casamiento siempre será de fidelidad, ternura, respeto y tolerancia, conocedoras de que el más evolucionado o el más esclarecido, del punto de vista religioso, debe ser aquel que más ofrecerá actitudes de amor, cediendo y silenciando cuando sea necesario para la armonía conyugal, buscando fuerzas en la oración.

Recordemos la frase de André Luiz: “Comienza en la intimidad del templo doméstico la ejemplificación” (Conducta Espírita).

En la vía pública:

André Luiz nos advierte que deberemos demostrar, con el ejemplo, que el espírita es cristiano en cualquier lugar. De esa forma, en la vía pública, deberemos usar la cordialidad y blandura con los transeúntes, sonriendo y expresando palabras afectuosas, pues el saludo fraterno es tarjeta de la paz.

Deberemos, también, colaborar con la higiene de la vía pública, conforme es visto en el ítem “Cuestión Ambiental”, protegiendo, aún, los jardines, los monumentos, los árboles y los animales, así como deberemos auxiliar a los niños, los enfermos y los ancianos, sea en el tráfico público, sea en otra situación en que podremos ser útiles.

De hecho, el tráfico tumultuado de los días actuales será una excelente oportunidad para entrenar la paciencia y la tolerancia, evitándose los descontroles emocionales, que culminan en enfados y agresiones. Después del descontrole, la conciencia nos dirá que podríamos haber actuado con más fraternidad.

A partir de la conciencia iluminada por el evangelio de Jesús, deberemos alejarnos de los lugares viciosos con discreción, sin crítica y sin desdén, porque sabemos que esos lugares en nada contribuirán para nuestra mejoría espiritual y, por el contrario, podrán generar riesgos innecesarios para nuestra marcha evolutiva, normalmente en el campo de las influencias espirituales (obsesores).

En el templo religioso:

André Luiz trae excelentes informes acerca de nuestra conducta en el templo religioso, invitándonos, por ejemplo, al ejercicio de la puntualidad.

En la casa espírita, si es posible, llegar con quince minutos de anticipación, para que podamos desconectarnos de las fijaciones mentales conectadas a la ocurrencia del día a día, abriendo espacio mental para absorber las lecciones espíritas, principalmente si es una reunión mediúmnica, a exigir mayor concentración de los médiums.

André Luiz también nos habla de la dedicación en lo que atañe a la disciplina, de forma que deberemos prestar atención a los adoctrinadores o en los ponentes, sin conversación, bostezos o tos ruidosa, a fin de que el aprendizaje pueda ser más eficaz.

El citado benefactor orienta que deberemos privarnos de los primeros lugares en el auditorio, reservándolos a los visitantes y a las personas menos capacitadas. Que advertencia interesante, teniendo en cuenta que, normalmente, hacemos lo contrario, sobre todo en conferencias espíritas, cuando llegamos pronto al lugar y guardamos lugares para otras personas, en total falta de respeto a aquellos que están llegando al recinto.

En la obra “Conducta Espírita” aún consta que el espírita debe preservar a todo coste la pureza doctrinaria, buscando, por consecuencia, el estudio serio de la religión espírita, principalmente a partir de la lectura de las obras básicas de Allan Kardec, evitándose, a todo coste, los libros de contenido dudoso y la aceptación de ideas extrañas al Espiritismo.

Al convivir con personas difíciles:

Dice el Espíritu Camilo, en el capítulo denominado “Sufrimiento y Cristalización” (obra “Educación y Vivencias”), que no es fácil la tarea de transformar el psiquismo de alguien, porque, muchas veces, estaremos delante de Espíritus que hace varios siglos están manteniendo una conducta irregular, divorciadas del bien y de verdad, de forma que ni el sufrimiento será capaz de romper inmediatamente esa cristalización en el error.

Siendo así, tendremos que ejercitar la compasión al depararnos con personas difíciles, agresivas, maliciosas, livianas, libidinosas, materialistas, porque comprendemos que ellas están en un grado evolutivo inferior, y, por eso, deberemos ofrece a ellas lo mejor de nosotros para ayudarlas, sin de modo ninguno perder el equilibrio emocional.

Esas personas podrán estar en nuestra familia, en los ambientes de trabajo y en las relaciones sociales, por lo tanto, nuestra tarea será de siembra, conocedoras de que la terapia del tiempo, a través de la reencarnación, producirá sus efectos benéficos y progresivos.

No deberemos violentar la libertad de conciencia de otros, de tal suerte que nuestros ejemplos y las orientaciones verbales serán sólo propuestas, pues no  imponer la transformación moral, tratándose antes de una invitación para que la persona reflexione y, por libre y espontánea voluntad, opte por cambiarse para el bien.

Acentuemos que los gestos de afecto son de suma importancia para el acogimiento de esos individuos, teniendo en cuenta que el Espíritu de Joanna de Ângelis nos enseña que “ninguna inversión de amor es perdido” por marcar profundamente el Espíritu aún rebelde que, más pronto o más tarde, acabará por rendirse al amor que nos hace plenos y nos trae sentido existencial.

Cuidado para que no seamos nosotros las personas difíciles, de carácter inestable e intransigente, a alborotar las relaciones a nuestro alrededor.

Vivir con el Cristo:

Las situaciones traídas a mención en este artículo nos invitan a vivir sintonizados con Jesús, esforzándonos siempre por el bien común, para que podamos ser un instrumento de la paz, conforme el pedido de Francisco de Asís en su famosa plegaria.

En una bellísima simbología, el Espíritu de Camilo nos invita a permanecer en las alturas, es decir, con las vibración elevada, jamás sintonizando con el mal, que es todo aquello que se aleja del bien.

Camilo recuerda el pasaje del Sermón Profético, en el cual Jesús, en un momento dado, asevera que aquel que esté en la azotea no descienda y quien esté en los campos o en las montañas no vuelva a la ciudad.

Se trata de una propuesta de fidelidad al bien, sobre todo en este periodo de transición planetaria, donde el mal y la agresividad intentan perturbar los corazones humanos.

Permanezcamos fieles al amor predicado y vivido por Jesús, porque, infelizmente, muchos individuos acaban aflojando en el campo moral y se permiten pequeñas concesiones morales, pasando con eso a entrar en sintonía con Espíritus equivalentes, complicando el rumbo de sus vidas en la Tierra.

Joanna de Ângelis también nos advierte que “la actitud es nuestra radiografía moral”, por lo tanto, busquemos fortalecernos en la plegaria y en el estudio, para que podamos entrar en sintonía con las energías superiores de la vida, que nos estimularán a vivir el bien en régimen de plenitud y en cualquier situación, recordando que el eminente codificador del Espiritismo, Allan Kardec, dice que se reconoce al verdadero espírita por los esfuerzos que hace para domar sus malas inclinaciones, procurando ser hoy mejor que ayer.

Perseveremos en las conductas cristianas para que nuestros gestos puedan representar la presencia del Cristo en la Tierra.  



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita