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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 257 – 22 de Abril de 2012  

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 7)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. ¿Por qué el fenómeno de las mesas giratorias no sucede más?

B. ¿Cuáles son las manifestaciones espíritas más simples?

C. ¿Qué caracteriza a una manifestación como inteligente?

D. Esa inteligencia, ¿no se debe a la acción del médium?

Texto para la lectura 

61. El principio vital reside en el fluido universal y de este fluido el Espíritu extrae la envoltura semimaterial que constituye su periespíritu. (Ítem 74, pregunta Nº 13)

62. Por medio de este fluido, actúa sobre la materia inerte. Es como si animase la materia con una especie de vida artificial: la materia se anima de una vida animal y, moviéndose como un animal, obedece al mandato del Ser inteligente. No es, entonces, que el Espíritu la empuja; cuando la mesa se eleva no es el Espíritu quien la levanta con los brazos: es la mesa animada la que obedece al impulso dado por el Espíritu. (Ítem 74, pregunta Nº 13)

63. ¿Cuál es el papel del médium en estos fenómenos? El médium provee su propio fluido, el cual se combina con el fluido universal acumulado por el Espíritu: es necesaria la unión de estos dos fluidos para dar vida a la mesa. Esa vida es, sin embargo, momentánea y se extingue con la acción, y muchas veces antes del fin de la acción, si la cantidad de fluido no es suficiente para animarla. (Ítem 74, pregunta Nº 14)

64. El Espíritu puede actuar sin saberlo el médium; es decir, muchas personas sirven de auxiliares de los Espíritus para ciertos fenómenos sin darse cuenta. El Espíritu toma de ellos, como de una fuente, el fluido animalizado que necesita. (Ítem 75, pregunta Nº 15)

65. La mesa, una vez animada por ese fluido, ¿piensa? No. No piensa más que el bastón con el que haces una señal inteligente. Pero la vitalidad de la cual está animada le permite obedecer al impulso de una inteligencia. (Ítem 74, pregunta Nº 16)

66. La causa preponderante en la producción de ese fenómeno es el Espíritu; el fluido es sólo el instrumento; pero las dos cosas son necesarias. (Ítem 74, pregunta Nº 17)

67. ¿Por qué los médiums no tienen el mismo poder para obtener esos fenómenos? Porque esa facultad depende del organismo y de la mayor o menor facilidad con la cual puede realizarse la combinación de los fluidos. Además, el médium simpatiza más o menos con los Espíritus que vean en él la fuerza fluídica necesaria. (Ítem 74, pregunta Nº 19)

68. La materia no es un obstáculo para los Espíritus: ellos penetran todo y, por eso, una parte de su periespíritu se identifica, por así decirlo, con el objeto que penetra. (Ítem 74, pregunta Nº 21)

69. El fluido del periespíritu penetra la materia y se identifica con ella, animándola con una vida artificial. ¡Pues bien! Cuando el Espíritu posa los dedos sobre las teclas de un piano, los posa realmente y hasta los mueve; pero no es la fuerza muscular la que imprime en la tecla. Él anima la tecla, que obedece a su voluntad; la mueve y toca la cuerda del piano. (Ítem 74, pregunta Nº 24)

70. De las explicaciones dadas por los Espíritus, resalta este punto capital: Que el fluido universal, en el cual reside el principio de la vida, es el agente principal de las manifestaciones y que este agente recibe su impulso del Espíritu. En algunas personas hay como una emanación de ese fluido, debido a su organismo: son éstas las que constituyen, hablando con propiedad, los médiums de efectos físicos. La emisión del fluido animalizado puede ser más o menos abundante, su combinación más o menos fácil, y de allí los médiums más o menos potentes. (Ítem 75)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Por qué el fenómeno de las mesas giratorias no sucede más?

Dos causas contribuyeron al abandono de las mesas giratorias: la moda, para las personas frívolas que raras veces dedican dos temporadas a la misma diversión; sin embargo en este caso ¡le dedicaron tres o cuatro! Para las personas serias y observadoras, sucedió algo respetable que prevaleció; dejaron de apreciar las mesas giratorias porque pasaron a ocuparse de las consecuencias que resultaron de las manifestaciones: dejaron el alfabeto por la ciencia. He ahí todo el secreto de ese abandono aparente, del cual hicieron tanto barullo los burlones. (El Libro de los Médiums, ítem 60)

B. ¿Cuáles son las manifestaciones espíritas más simples?

De todas las manifestaciones espíritas, las más simples y más frecuentes son los ruidos y los golpes, pero es necesario comprender que los ruidos espíritas tienen un carácter particular y presentan una intensidad y timbres muy variados, que los hace fácilmente reconocibles y no permite confundirlos con el crujir de la madera,  el crepitar del fuego o el tictac monótono de un péndulo. Son golpes secos, a veces sordos, débiles y leves, otras veces claros, distintos, algunas veces estrepitosos, que cambian de lugar y se repiten sin tener una regularidad mecánica. De todos los medios de control, para comprobar su veracidad, el más eficaz, aquél que no puede dejar dudas de su origen, es la obediencia del fenómeno a la voluntad. Si los golpes se hacen oír en el lugar que se designa, si responden al pensamiento por su número o su intensidad, no se les puede negar una causa inteligente, aunque la falta de obediencia no constituya siempre una prueba contraria. Es necesario someter el fenómeno a una verificación minuciosa para tener la certeza de que no es el resultado de causas comunes o juegos de mal gusto. (Obra citada, ítem 83.)

C. ¿Qué caracteriza a una manifestación como inteligente?

Para que una manifestación sea inteligente, no es necesario que sea elocuente, espiritual o erudita; es suficiente que pruebe un acto libre y voluntario, que exprese una intención o responda a un pensamiento. Vimos la mesa moverse, elevarse, dar golpes, bajo la influencia de uno o de varios médiums. El primer efecto inteligente que se observó fue el ver que estos movimientos obedecían a una orden. Así, sin cambiar de lugar, la mesa se levantaba de manera alternada sobre la pata que se designaba; después, cayendo, daba un determinado número de golpes respondiendo a una pregunta. Otras veces, la mesa sin contacto con nadie, se paseaba sola por la sala, yendo hacia la derecha y a la izquierda, para atrás y para adelante, ejecutando diversos movimientos según la orden de los asistentes. He ahí lo que da al fenómeno el carácter inteligente al que se refiere la pregunta. (Obra citada, ítems 66 y 67.)  

D. Esa inteligencia, ¿no se debe a la acción del médium?

Al principio, surgió un sistema según el cual la inteligencia de la manifestación procedería del médium, del interrogador o de los mismos asistentes. La dificultad consistía en explicar cómo esa inteligencia podía reflejarse en la mesa y traducirse en golpes. Ahora bien, como los golpes no eran producidos físicamente por el médium, lo serían por el pensamiento. He ahí, entonces, un fenómeno más prodigioso todavía que los observados hasta entonces: ¡el pensamiento dando golpes!... La experiencia no tardó en demostrar el error de esa opinión. En efecto, las respuestas estaban, muchas veces, en oposición formal con el pensamiento de los asistentes, fuera del alcance intelectual del médium y hasta en idiomas ignorados por él, o relatando hechos desconocidos por todos. Los ejemplos son tan numerosos que es casi imposible que alguien que se haya ocupado de las comunicaciones espíritas no fuera testigo de ellos muchas veces. (Obra citada, ítem 69.)  
 

 

 


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