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Año 5 251 – 11 de Marzo de 2012      
NUNO EMANUEL         
emmanunno@gmail.com  
Botucatu, SP (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 


Álvaro Múnera

Las vidas de “El Pilarico”, de matador
de toros a protector
de animales”
 

El caso constituye un ejemplo expresivo personal
de un Espíritu arrepentido
 

 
Álvaro Múnera, nació en Colombia y a los 4 años comenzó a lidiar con toros acompañado de su padre, un aficionado de las corridas. Con 12 años decidió ser torero, y la promesa triunfó a los 18 años en una faena apoteótica en la Macarena de Medellín. Tomás Redondo, el agente de 'El Yiyo', su mejor amigo, le abrió las puertas de una carrera internacional con éxito en España, donde lo llamaban “El Pilarica”. Completó 22 carreras y estaba próximo a la consagración cuando en la tarde del 22 de Septiembre de 1984, en Albacete, un toro – “Terciopelo” - le dio una cornada en la pierna izquierda, lo proyectó en el aire y cayó de cabeza. “La caída me provocó una fractura de la 5ª vértebra cervical con lesión medular completa acompañada de trauma craneoencefálico. Sentí una corriente de aire fría y perdí toda la sensibilidad del cuerpo” relata Álvaro sobre el accidente que lo dejó parapléjico. (Sobre el asunto vea el documental La última Faena en http://www.youtube.com/watch?v=GhTu88baTL0 .)      

Hubo varios momentos críticos en su carrera taurina en que Múnera asistió a tanta crueldad que estuvo por abandonarla. “El 1º cuando maté una “vaca de entrenamiento” que supe después estaba gestante; ¡lloré cuando vi quitar el feto de su vientre!... El 2º cuando clavé 4 o 5 veces una espada en un toro (perforando su cuerpo de un lado a otro) y él luchó para vivir en una agonía terrible.” Las expectativas de su padre y la admiración errónea del público lo impulsaron a continuar. “Estos fueron 2 llamadas que no atendí. Vino el 3º y entonces tuve que aprender con el dolor lo que podía haber atendido por la razón. Dios me dio una 2ª oportunidad que no aproveché y me enseñó por otro método con el cual aprendí muy bien la lección.”

“En la ambulancia inmediatamente después del accidente pensé: debíamos dejar de torear porque la sangre que vertemos se volverá contra nosotros.” "Comprendí que lo que me pasó es lo mismo que yo hacía a los toros.” (El lugar de la lesión parece un simbolismo). “Cuando un toro alcanzó fatalmente el corazón de 'El Yiyo' y las personas lloraban impresionadas, me pregunté “¿qué cosa es esta que nosotros hacemos a los toros?" Hoy agradece estar con vida porque la embestida fue brutal. Hubo 2 toreros a quien sucedió lo mismo - Julio Robles y Limeño II – y que todo indica no soportaron la carga y se suicidaron.”

Tras 4 meses en el Hospital de parapléjicos de Toledo, Múnera fue transferido para el Hospital Jackson Memorial de Miami, donde fue sometido a una nueva cirugía y después de 3 años de rehabilitación comenzó a registrar movimientos. Durante los 4 años que vivió en Estados Unidos, fue considerado – en algunas ocasiones- un delincuente por los malos tratos a los toros. Una de ellas, cuando la tía de una amiga que lo invitó para comer en su casa, miró para él y fríamente le dijo que se alegraba por estar él en una silla de ruedas: "¡Ojala nunca se levante de ahí, porque usted es un bárbaro, un asesino!" Él argumentó de forma rebuscada como cualquier aficionado “que el toro tiene oportunidad de salvarse y nació para ser lidiado.” A lo que ella replicó: “¿El toro fue creado para eso? ¡Él no está allá por propia voluntad como usted! ¡Lo llevan, lo torturan y lo matan sin saber por qué le hacen todo eso! El toro es un ser vivo que siente como usted. ¡Tiene un sistema nervioso que responde a los estímulos del dolor de la misma forma que el suyo! 'Pilarico' quedó callado…

En 1997, Múnera llegó al Consejo de Medellín en defensa de un movimiento cívico liderado por personas con deficiencia física

Tras el accidente, su padre continuó asistiendo a las corridas por un tiempo, hasta que leyó en un artículo en la prensa escrito por Múnera, titulado “Yo vi toros llorar” y dejó de ser taurino en solidaridad con su hijo. Él escribe que “no creo que en aquella época de decisiones equivocadas yo estuviera mentalmente enfermo, pero estoy absolutamente convencido de que fue el fruto lógico de una ignorancia tenebrosa.” “La realidad de la mal llamada “fiesta” es clavar y enterrar hasta matar, en lugares donde se pueda perforar en el cuerpo del inocente animal, tan sensible al miedo y al dolor como usted, su perro o yo.” “¿Una cosa? Es ver los toros en la grada, no sentir los pinchos de hierro, la tortura y la muerte. Es mejor beber cerveza y gritar ¡Ole!, que vomitar sangre de la boca con una espada incrustada en los pulmones y en el corazón. No es necesario tener las mínimas nociones de anatomía para entender que todo ser vivo con un sistema nervioso central sufre cuando lo hieren. Basta explicar la máxima cristiana “no hagas a los otros lo que no quieras que te hagan

En 1997, Múnera llegó al Consejo de Medellín en defensa de un movimiento cívico liderado por personas con deficiencia física. Como consejero pretende también ser defensor activo de los animales para que “ellos tengan voz y voto.” El objetivo es acabar con la tortura de los animales, a través de la Organización Fuerza Anti-crueldad Unida por la Naturaleza de los Animales (FAUNA), que reúne varías asociaciones contra los malos tratos a los animales, apostando en la vida, en la no crueldad y en el no sufrimiento de ninguna especie. “El equivocado era yo... y reconocer mi error fue la actitud más valerosa que tuve cómo ser humano.”

Para los tauromáquia, Múnera es un traidor. Él se defiende diciendo que ama el toreo: toreó vacas en su silla de ruedas y se casó en la plaza de Toros La Macarena en medio de muchos becerros. "Si fuera rencoroso, odiaría los toros y defendería los peores  tormentos para quienes mató a mi mejor amigo y me dejó incapacitado." Álvaro es un hombre casado, tiene una hija adoptada y no acepta el término “deficiente”, ya que se dedica a construir y a luchar por la vida. “Deficientes son los que andan por el mundo pensando que se puede matar, maltratar y más allá, divirtiéndose con eso”.

Se describe a sí mismo como un espíritu en tránsito que pretende salir mejor de este mundo  que como entró; un hombre que lucha para reparar sus crímenes y que asegura: “Trabajar por el derecho que todo ser vivo tiene de no ser torturado es un deber que tengo con Dios y con la vida.” La silla de ruedas es para él “un instrumento para evolucionar, para atenuar el dolor ajeno en contraste con aquellos que se dedican a recoger bienes materiales a costa del sufrimiento de otros, sean humanos o animales.” “Más que un castigo, la silla es una bendición en mi vida, porque yo nunca había estado en contacto con el dolor humano. El accidente no fue el punto de llegada, pero sí de partida. Aquel toro estaba en mi camino y me dirigió, pero fue el proceso personal en la soledad que me hizo reflexionar.”

Víctor Hugo, en “Caídas y Ascensión”, se reporta a las corridas, a través de los ojos y sentimientos de Pilarzito,
El Conquistador

Víctor Hugo, el gran poeta, novelista, político y periodista francés, fue un luchador de las causas sociales, defensor de los oprimidos, divulgador de la enseñanza y de la educación. Se convirtió al Espiritismo después de la desencarnación de Léopoldine, un de sus 4 hijos. Inicialmente, tomó conocimiento de la fenomenología espírita a través de la visita de la Sra. Delphine de Girardin, en 1853. En esta época ya se encontraba exiliado en la isla de Jersey, debido a su antagonismo al gobierno de Napoleón III. Realizó varios estudios, editados en la obra Las mesas girantes de Jersey. Durante más de 25 años se ocupó de los asuntos que las “mesas giratorias” suscitaban y profundizaban, confirmando, esclareciendo y completando las respuestas a las cuales había llegado a través de estudios y meditaciones.

El poeta hizo un discurso en la ceremonia fúnebre de la joven Emily, a quién François, hijo del escritor había dedicado una traducción suya de Shakespeare. Debido a su impacto, diversos periódicos de la época, entre los cuales la propia Revista Espírita de Allan Kardec (Febrero de 1865) publicaron tal oratoria, de la cual destacamos: “Rindamos justicia a la muerte. No seamos ingratos para con ella. Ella no es cómo se dice un desmoronamiento y una trampa. Es un error creer que aquí, en esta oscuridad de la fosa abierta, todo se pierde. Aquí todo se reencuentra. El túmulo es un lugar de restitución. Aquí el alma retoma el infinito; aquí recobra su plenitud; aquí entra en la posesión de su misteriosa naturaleza; está desconectada del cuerpo, de la necesidad, del cuerpo, de la fatalidad. La muerte es la mayor de las libertades. Es, también, el mayor de los progresos. La muerte es el ascenso de todo lo que vivió en grado superior. Ascenso deslumbrante y sagrado (…)”

En 1876, la pluma de Víctor Hugo escribió: “La pena de muerte fue abolida en ese noble Portugal, pequeño pueblo que tiene una gran historia (…) Felicito vuestra nación. Portugal da el ejemplo a Europa. Disfrutad de antemano esa inmensa gloria. Europa imitará a Portugal. ¡Muerte a la muerte! ¡Guerra a la guerra! ¡Viva la vida! ¡Odio al odio!” A 22 de Mayo de 1885, a los 83 años, este gran luminario desencarnó dejando un vasto legado a la humanidad. El autor ya desencarnado continuó escribiendo en la Tierra, a través de la mediumnidad. En 1916, el espíritu de Víctor Hugo pasó a escribir por intermedio de Zilda Gama. Cien años exactos después de su desencarnación, Hugo hizo el prefacio y escribió la obra “Ardua Ascensión” (22 de Mayo de 1985) a través de la psicografia de Divaldo Franco. Así inicia el libro: “La vida es superior concesión de Dios, que la mayoría de los hombres no ha sabido valorar.”

“Caídas y Ascensión” es el 5º romance de Víctor Hugo, por la mediumnidad psicográfica de Divaldo. El escenario inicial es la España del siglo XIX. El autor se reporta a las corridas, a través de los ojos y sentimientos de Pilarzito, El Conquistador. Vencidos por la pasión y ambición, los personajes de esta obra vuelven, por la reencarnación, a un país de América del Sur, donde experimentan los dolores y las alegrías en su ascenso espiritual. Pilarzito era “guapo en el auge de su juventud, de que se enorgullecía”, sin embargo desnudado de valores morales dignificantes, “seguía, por lo tanto, la trayectoria, embriagado por el alcohólicos, por el dinero, por el sexo, y por la necesidad permanente de la gloria mentirosa”, conquistada a costa del placer por la práctica de la tauromaquia. En Ciudad Real, en la arena de San Isidro, un trágico accidente lo imposibilitó de proseguir en la búsqueda de esta fama ilusoria... De los loores de las corridas para los loores de la victoria ante las batallas de la transformación íntima, Pilarzito traba una batalla consigo mismo, de las caídas al ascenso. El brillo de su traje dará lugar a la iluminación de su espíritu.

La historia de Pilarico es pública. El lado invisible más no ausente es relatado por Fabio Villarraga, médico espírita colombiano

En el prefacio de este libro de 2002, Víctor Hugo nos dice que “La historia que narró en la presente obra es real y algunos de sus personajes aún se encuentran encarnados en la Tierra, rectificando compromisos infelices, estableciendo metas para el propio progreso y creciendo interiormente.” En la 3ª parte en la pág.306, relata que “Pilarzito descubre el pasado y se integra en el presente. El ex-torero ahora participaba de la Sociedad Protectora de los Animales, del Movimiento Espírita en su ciudad, abriendo el elenco de realizaciones para la naciente Sociedad de Amparo al Deficiente Físico.”

La historia de Pilarico es pública. El lado invisible pero no ausente es relatado en una conferencia por Fábio Villarraga, médico espírita colombiano. En sus procesos de reflexión, Álvaro conoció la Doctrina Espírita en los EUA. Integrado en un grupo mediúmnico, una médium le sugirió que él estudiara “El Libro de los Espíritus”, para saber el origen de su situación, de acuerdo con la ley de causa-efecto. Pilarzito es Pilarico… La historia del espíritu de Álvaro Múnera está resumida en “Caídas y Ascensión”. En Miami, Divaldo conoció la vida de él y el espíritu de Víctor Hugo le dijo que quería escribir la historia de “El Pilarico”. El dramaturgo investigó los archivos históricos y tuvo acceso a los contenidos espirituales de Álvaro y narra las vivencias reencarnatorias de él en otras épocas. Cuando Múnera fue a torear a España, él sintió que ya conocía las arenas de las plazas, sus pasillos, teniendo varias sensaciones de deja-vu. Víctor Hugo esclarece en esta obra las causas espirituales de los acontecimientos y el mejor procedimiento para sus personajes, intercalando el valor descriptivo de los dramas y conflictos con la orientación espírita.

 

Notas do Autor:

1. Inspiraron este artículo el testimonio vivo de los queridos Amigos:

Irvênia Prada (y su familia), Profª Dra. Médica Veterinaria de Neuroanatomía de la USP, por su humildad, dedicación y buen sentido en la defensa activa de los derechos y bien estar animal. Integra comisiones sobre los rodeios en Brasil.

Audiencia Pública - ¿Rodeo, Deporte o Crueldad? Noviembre de 2011 (intervención final) http://www.youtube.com/watch?v=9A8tA_eE-3I

Ademar Haría (ex-piloto angoleño, parapléjico después de un tiroteo equivocado), por su gana enérgica que el conocimiento espírita potenció. Y que me ayuda a ver la vida con otros ojos, brazos y piernas.


Jean Joaquín, Stélio Luna y Maria Luísa Cápua (Profs. Drs. Médicos Veterinarios de la UNESP e Instituto Bioethicus), por el humanismo, sensibilidad con animales y con quienes aprendo Acupuntura y Neurología, y cuya intención de cura posibilita que animales y sus tutores humanos puedan renacer.

2. Sobre el asunto sugerimos al lector que asista a la palestra de Fábio Villarraga en la Federación Espírita de la Cundinamarca, departamento de Colombia, en 18 de abril de 2007. He ahí el link:

http://www.youtube.con/watch?v=KkVJ4nweonM&feature=channel_video_title



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita