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Editorial Português   Inglês    
Año 5 236 – 20 de Noviembre de 2011 


 

Traducción
Elza F. Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

Para educar no es necesario hablar alto


Recibimos de una amiga, hace unos días, un lindo mensaje, abajo reproducido:

“El hombre no puede vivir aislado.

Acuérdese de que cada compañero de jornada es un amigo que le ayuda y a quien usted necesita también ayudarlo.

La cooperación existe entre todas las cosas creadas.

Busque también cooperar con todo y con todos, en beneficio de la propia Tierra que le acoge amablemente, permitiendo su evolución.

Ayude siempre, y jamás desanime.”

El mensaje arriba no es sólo verdadera, pero extremamente oportuna.

Las enseñanzas espiritas nos acuerdan continuamente la importancia de la participación, del trabajo a favor de los semejantes, de los esfuerzos con énfasis al mejoramiento de las instituciones  del mundo donde nos encontramos.

Ese pensamiento está bien claro en una de las cuestiones más importantes de la obra fundamental del Espiritismo, donde Kardec indaga cuál es la finalidad de la encarnación de los Espíritus.

Los inmortales contestaron:

“Dios les impone la encarnación con el fin de hacerlos llegar a la perfección. Para unos, es expiación; para otros, misión. Pero, para que alcancen esa perfección, tienen que sufrir todas las vicisitudes de la existencia corporal: en eso es que está la expiación. Busca aún otro fin la encarnación: el de poner el Espíritu en condiciones de soportar la parte que le toca en la obra de la creación. Para ejecutarla es que, en cada mundo, toma el Espíritu un instrumento, de armonía con la materia esencial de ese mundo, a fin de ahí cumplir, de aquel punto de vista, los órdenes de Dios. Es así que, concurriendo para la obra general, él propio se adelanta”. (El Libro de los Espíritus, cuestión 132) 

*

Las personas pueden participar de la obra de la creación de varias maneras. Hay los que a eso se dedican por simple deber. Otros participan sólo cuando reciben, en retribución, la remuneración expresa en dinero. Pero hay los que se empeñan en la construcción de un mundo mejor, independiente de que sean remunerados, dedicándose a esa tarea, en muchos casos, sus horas de ocio.

En el campo de los que actúan en la obra de la creación cuando en ejercicio de una profesión cualquiera, existen ejemplos que encantan y que, si reproducidos por toda parte, concurrirían,  sin duda ninguna, para el mejoramiento de la sociedad en que vivimos, como la interesante experiencia protagonizada por un simpático inspector de tránsito de la ciudad de Vila Velha, Espírito Santo.

Cuando pueda, vea ese ejemplo pulsando en http:/www.youtube.com/watchpopup?v=0bq-fynmZyY&vq=médium#t, y, siempre que posible, divúlguelo en el medio social o familiar en lo cual vive, enseñándolo a sus hijos, a sus amigos y a sus colegas.   

Cariño genera cariño.

Respeto genera respeto.

Gentileza genera gentileza.

Para educar los otros no es necesario hablar alto ni usar de grosería.

Basta simplemente adoptar un de los consejos de Jesús: “Haga a los otros lo que quiere que le hagan”.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita