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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 5 230 – 9 de Octubre de 2011 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

(Parte 22)
 

Continuamos con el Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.

Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Qué son los presentimientos?

B. Los Espíritus ¿ejercen influencia sobre nosotros sólo por medio de los pensamientos que nos sugieren, o tienen una acción directa en la realización de las cosas?

C. ¿Pueden los Espíritus hacer que obtengamos los dones de la fortuna?

D. La mitología antigua representaba a los dioses o Espíritus con atribuciones especiales. De esta manera, unos eran encargados de los vientos, otros del rayo, otros vinculados a la vegetación. Esa creencia ¿tiene algún fundamento?

E. ¿Qué ocurre con los Espíritus que desencarnan durante los combates?

Texto para la lectura

289. Entre los pueblos, las causas de atracción de los Espíritus son las costumbres, los hábitos, el carácter dominante, sobre todo las leyes, porque el carácter de la nación se refleja en sus leyes. Los hombres que hacen reinar entre ellos la justicia combaten la influencia de los Espíritus malos. (…) Estudiando las costumbres de los pueblos, o de cualquier reunión de hombres, es fácil por lo tanto, hacerse una idea de la población oculta que se inmiscuye en sus pensamientos y acciones. (L.E., 521, comentario de Kardec)

290. Los Espíritus ligeros y burlones se complacen con las travesuras que ocasionan, que para nosotros constituyen pruebas destinadas a ejercitar nuestra paciencia. Con todo, no es justo ni exacto responsabilizarlos por todas nuestras frustraciones, de las cuales somos los principales autores debido a nuestro proceder. Si nuestra vajilla se quiebra, sucede antes en virtud de nuestro descuido que por culpa de los Espíritus. (L.E., 530)

291. Los Espíritus que provocan discordias actúan a consecuencia de animosidades personales, o bien sin un motivo determinado. A veces se trata de enemigos de esta existencia o de una anterior, y que nos persiguen; en otras ocasiones, no hay ningún motivo.  (L.E., 530-a)

292. Los seres que nos hicieron mal en la Tierra, después de desencarnar, muchas veces reconocen su injusticia y el mal que hicieron, pero también pueden perseguirnos con su odio, si Dios lo permite, para probarnos. (L.E., 531)

293. El medio de poner término a eso es orar por ellos y devolverles bien por mal. Si sabemos colocarnos por encima de sus maquinaciones, cesarán de hacerlas, al ver que nada consiguen.  (L.E., 531-a)

294. ¿Existen pactos con los Espíritus malos? No, no existen pactos, sino una naturaleza mala que simpatiza con los Espíritus malos. Por ejemplo: quieres atormentar a tu vecino y no sabes cómo hacerlo; entonces atraes a los Espíritus inferiores que, como tú, sólo quieren el mal, y para ayudarte quieren que también los sirvas en sus malos propósitos. (L.E., 549)

295. Pero no deriva de esto que tu vecino no pueda librarse de ellos por medio de un conjuro contrario o por su propia voluntad. Aquél que desea cometer una mala acción, por el simple hecho de quererlo, llama en su ayuda a los Espíritus malos y queda obligado a servirlos tal como ellos lo ayudaron, pues éstos también necesitan de él para el mal que desean hacer. En eso únicamente consiste el pacto. (L.E., 549)

296. La dependencia en que se encuentra a veces el hombre respecto a los Espíritus inferiores procede de su abandono a los malos pensamientos que ellos le sugieren. (L.E., 549, comentario de Kardec)

297. Todas las fábulas encierran una enseñanza y un sentido moral, y vuestro error es tomarlas al pie de la letra. La alegoría que se refiere a individuos que han vendido su alma a Satanás se puede explicar así: Aquél que llama en su ayuda a los Espíritus para obtener de ellos los dones de la fortuna o cualquier otro favor, se rebela contra la Providencia, renuncia a la misión que recibió y a las pruebas que debe sufrir en este mundo, y sufrirá las consecuencias de eso en la vida futura. (L.E., 550)

298. Por amor a los placeres materiales, el individuo se coloca bajo la dependencia de los Espíritus impuros: entre ellos y él se establece un pacto tácito que lo conduce a su perdición, pero que siempre le será fácil romper con la asistencia de los Espíritus buenos, en tanto lo quiera con firmeza. (L.E., 550)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Qué son los presentimientos?

El presentimiento es, muchas veces, el consejo íntimo y oculto de un Espíritu que nos quiere bien, pero puede derivar también de la intuición de la elección que se haya hecho. Antes de encarnar, el Espíritu tiene conocimiento de las fases principales de su existencia, esto es, del género de las pruebas a las que se somete. Teniendo éstas un carácter marcado, él conserva en su fuero íntimo una especie de impresión de tales pruebas, y esta impresión, que es la voz del instinto, haciéndose oír cuando le llega el momento de sufrirlas, se convierte en una especie de presentimiento. (El Libro de los Espíritus, preguntas 522 a 524.)

B. Los Espíritus ¿ejercen influencia sobre nosotros sólo por medio de los pensamientos que nos sugieren, o tienen una acción directa en la realización de las cosas?

Los Espíritus ejercen influencia por los pensamientos que sugieren y, también, por otros medios, pero nunca actúan fuera de las leyes de la Naturaleza. (Obra citada, preguntas 525, 525-a, 526, 527 y 528.)

C. ¿Pueden los Espíritus hacer que obtengamos los dones de la fortuna?

Sí, a veces, como prueba. Sin embargo, casi siempre se rehúsan, como se rechaza a un niño la satisfacción de pedido imprudente. (Obra citada, preguntas 525, 532, 533 y 533-a.)

D. La mitología antigua representaba a los dioses o Espíritus con atribuciones especiales. De esta manera, unos eran encargados de los vientos, otros del rayo, otros vinculados a la vegetación. Esa creencia ¿tiene algún fundamento?

Sí, y se puede decir que ella está cerca de la verdad, pues los Espíritus presiden los fenómenos de la Naturaleza y los dirigen según las atribuciones que reciben. (Obra citada, preguntas 536, 537, 537-a, 538, 539, 540 y 536-b.)

E. ¿Qué ocurre con los Espíritus que desencarnan durante los combates?

Después de la muerte, muchos continúan interesados en la batalla, mientras que otros se alejan. En los combates ocurre lo mismo que en todos los casos de muerte violenta: en el primer momento, el Espíritu está sorprendido y como aturdido. No cree estar muerto. Le parece que todavía toma parte en la acción. Sólo poco a poco surge la realidad. (Obra citada, preguntas 541, 546 y 548.)

 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita