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Año 5 225 – 04 de Septiembre de 2011 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                                 Traducción:
aoofilho@gmail.com                                                   Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
Londrina, Paraná (Brasil)
 

El Centro Espírita y su dimensión espiritual

 

La Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, primer centro genuinamente espírita constituido en nuestro mundo, fue el foco orientador de los núcleos espíritas que se establecieron después en los diferentes países

En 1850, ya existían en Estados Unidos, según Deolindo Amorim, cerca de 300 grupos espíritas, pero la primera sociedad regularmente constituida bajo la égida de la Doctrina Espírita fue la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, fundada por Kardec el 1º de abril de 1858.

El Espiritismo nació, como sabemos, en la intimidad de los núcleos familiares. El profesor Hippolyte León Denizard Rivail había participado de muchas reuniones en casas de familia (Sra. Plainemaison, srs. Roustan y Baudin etc.), antes de fundar la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas, que se hizo el foco orientador de los demás grupos que surgieron en Francia y en otros países. Su ascendente era, con todo, exclusivamente moral.

Concepto de Centro Espírita

El Centro Espírita es la célula de diseminación del Espiritismo y de congraciamiento de sus adeptos, donde se toma contacto con el mensaje renovador del Consolador. Punto visual de convergencia del movimiento doctrinario, es el, en el decir de Emmanuel, "una escuela donde podemos aprender y enseñar, plantar el bien y recogerle las gracias, perfeccionándonos y perfeccionando a los otros, en la senda eterna".

J. Herculano Pires, refiriéndose al Centro Espírita, así decía: "Podemos figurarlo como un espejo cóncavo en que todas las actividades doctrinarias se reflejan y se unen, proyectándose conjugadas en el plano social general, espírita y no espírita".  No se acepta, pues, los días actuales un Centro Espírita estanque, cerrado en sus cuatro paredes, a que Leopoldo Machado llamaba Espiritismo de “muertos”, cuando propugnó que hiciéramos el Espiritismo de “vivos”.  

El Centro Espírita debe revestir las características de Templo, Hogar, Hospital, Taller y Escuela. Asevera Emmanuel: "Cuando se abren las puertas de un templo espírita-cristiano o de un santuario doméstico, dedicado al culto del Evangelio, una luz divina se enciende en las tinieblas de la ignorancia humana y a través de los rayos benefactores de ese astro de la fraternidad y conocimiento, que brilla para el bien de la comunidad, los hombres que de él se avecinan, aunque no deseen, caminan, sin percibir, para la vida mejor" ("Reformador" de enero de 1951).

Finalidades del Centro Espírita

Operar la propagación de la Doctrina Espírita para la renovación del hombre, he ahí la función esencial del Centro Espírita, cuyas finalidades derivan de su naturaleza de núcleo de estudio, fraternidad, oración y trabajo, con base en el Evangelio de Jesús interpretado a la luz de la Doctrina Espírita. El Centro debe ser la casa de la gran familia, donde los niños, los jóvenes, los adultos y los más ancianos tengan la oportunidad de convivir, estudiar y trabajar. Los Centros más estables son aquellos en que la familia entera participa, donde las actividades de los adultos, de los jóvenes y de los niños son integrados. Esos Centros forman así una gran familia, que es la reunión de las familias que en ellos trabajan.

Como escuela de las almas que debe ser, donde la oración está siempre presente en el proceso, cabe al Centro Espírita promover la educación integral del hombre, el estudio sistematizado de la Doctrina Espírita y del Evangelio, la evangelización del niño a la luz de la Doctrina Espírita, la integración del joven en las tareas de la Casa, el estudio de la mediumnidad, la atención fraterna a la personas que buscan el Centro y la implantación del culto del Evangelio en el hogar.

E debe tener por blanco al hombre espiritual, antes del hombre físico, preparándolo para ser un hombre de bien en un medio social en que actúe. El estudio sistematizado es excelente instrumento de formación de recursos humanos necesarios a la Casa. El estudio de la mediumnidad busca ofrecer orientación segura para las actividades mediúmnicas. El diálogo con las personas, el contacto directo con los participantes del Centro, para saber lo que ellos desean hacer, he ahí también una actividad indispensable.

El Centro Espírita es también un puesto de socorro material y espiritual. Su trabajo en el campo asistencial tiene por base el lema: "Fuera de la caridad no hay salvación". En ese sentido, cabe a la Casa espírita promover el servicio de asistencia social espírita, asegurando sus características benéficas, preventivas y promociónales, conjugando la ayuda material y la espiritual y haciendo que este servicio se desenvuelva concomitantemente con la atención a las necesidades de evangelización.

Si el Espiritismo es combatido por las diferentes religiones cristianas en lo que concierne a la doctrina que enseña, es tolerado, respetado y hasta ayudado en el campo de la asistencia social, donde desarrolla un trabajo importante. Tenemos que comprender, con todo, que la caridad, tal como es conceptuada en el ítem 886 de El Libro de los Espíritus – benevolencia para con todos, indulgencia para con las imperfecciones de los otros, perdón de las ofensas – constituye algo que transciende la limosna y la mera asistencia. En la tarea espírita, debemos tener en cuenta que la meta es la evangelización de la persona; las demás actividades son simples medios.

Centro Espírita y Unificación

En la actividad de unificación espírita, el Centro Espírita es la unidad fundamental. Allan Kardec fue, como se sabe, el primero a concebir la necesidad de la unificación cuando propuso que los Centros se correspondieran, permutasen informaciones y se visitasen, formando la gran familia espírita ("El Libro de los Médiums", cap. 29, ítem 334).

Realmente, ¿cómo comparar la concordancia y la universalidad de las enseñanzas sin un Centro catalizador? La propia elaboración de la Doctrina Espírita es un modelo de unificación, razón que llevó Kardec a proponer, en su "Proyecto 1868", la existencia de un centro de coordinación del movimiento espírita. Posteriormente, en mensaje dado por intermedio de Frederico Júnior, Kardec realzó tres ítems de la acción espírita a ser desarrollada por los centros espíritas: la unificación, la escuela de médiums y la caridad.

También en ese sentido es la siguiente advertencia de Bezerra de Menezes: "Solidarios, seremos unión. Separados unos de los otros, seremos puntos de vista. Juntos, alcanzaremos la realización de nuestros propósitos. Distanciados entre nosotros, continuaremos la búsqueda del trabajo que ya nos encontramos honrados por la Divina Providencia” (psicografía de Chico Xavier, en “Unificación” de nov. /dez. De 1980).

Cabe, pues, al Centro Espírita participar efectivamente del movimiento de unificación, y conjugar esfuerzos y sumar experiencias con las demás entidades locales y regionales del movimiento, que tiene que ser intrínsecamente democrático, ya que en el nadie tiene el poder de imponer su voluntad a los otros. El libro "Orientación al Centro Espírita", publicado por la FEB, con base en texto aprobado por el Consejo Federativo Nacional, es ejemplo de eso, como fruto que es de una amplia discusión hecha a partir de los Centros Espíritas y de los organismos regionales del movimiento espírita.

El Centro Espírita cerrado en sí mismo no tiene medios de evolucionar, por la ausencia de cambio de ideas, experiencias e interacción; ya los Centros unidos tienen condición de proyectarse en la sociedad.  

Centro Espírita y cambios sociales

La solución de la cuestión social, dice Kardec, está toda en el mejoramiento moral de los individuos y de las masas. No es el Espiritismo que crea la renovación social, sino la madurez de la humanidad que hará de eso una necesidad, escribió él en "La Génesis" (cap. XVIII, ítem 25).

En "El Libro de los Médiums", cap. XXIX, ítem 350, Kardec escribió: "Si el Espiritismo debe, así como fue anunciado, traer la transformación de la Humanidad, esto puede ser sólo por el mejoramiento de las masas, lo que puede ocurrir gradualmente y poco a poco, sólo por el mejoramiento de los individuos". Y más adelante, en el mismo ítem, el Codificador propone: "Es para el fin providencial que deben tender todas las sociedades espíritas serias, agrupando a su alrededor todos los que poseen los mismos sentimientos; entonces habrá entre ellas unión, simpatía y fraternidad y no un vano y pueril antagonismo de amor propio, de palabras antes que de hechos; entonces ellas serán fuertes y poderosas, porque se apoyarán en una base indestructible: el bien para todos".

La proyección del Centro Espírita en la sociedad es función de la preparación del hombre espírita como agente de cambio. La Doctrina Espírita nos da una idea de Dios más alta y muestra cuál es, en esencia, la finalidad de la vida en la Tierra. El Espiritismo prueba la vida futura y, así, la vida material deja de ser la única realidad, quitando al materialismo su base de apoyo.

Es de la esencia del Espiritismo y, por eso, del Centro Espírita combatir sin treguas el materialismo y su hijo dilecto, el egoísmo, que es la adicción más radical y la causa de todas las trampas de la sociedad, divulgando la Doctrina Espírita por medio del libro y de todos los medios de comunicación disponibles. El papel del Centro Espírita es colocar la Doctrina Espírita al alcance del hombre en la intimidad de la familia o en los segmentos sociales en que vive y milita.

Centro Espírita y la Codificación

El Centro Espírita es el depositario de los principios de la Doctrina Espírita y de ella no puede alejarse, bajo pena de concurrir para que ocurra con el Espiritismo lo que ocurrió con el Cristianismo. Bezerra de Menezes nos propone: "Es indispensable mantener el Espiritismo, cual fue entregado por los Mensajeros Divinos a Allan Kardec, sin compromisos políticos, sin profesionalismo religioso, sin personalismos deprimentes, sin deseos de conquista a poder es terrestres transitorios" (psicografia de Chico Xavier, "Reformador" de diez. de 1975).

La adopción de teorías y prácticas exóticas o no afinada con la simplicidad y la pureza de los trabajos espíritas compromete su objetivo y desorienta a frecuentadores y asistidos. He ahí, por ejemplo, el caso de la Proyeciologia: no existe duda  en cuanto a su valor, pero no es asunto para el Centro Espírita. Así se da con tantas otras teorías y prácticas extrañas a la Doctrina codificada por Kardec.

El Centro Espírita dispone de recursos suficientes para dar atención a los que lo buscan con problemas psicofísicos: la plegaria, el pase, el agua magnetizada, la desobsesión, además de la imprescindible orientación evangélico-doctrinaria. El Centro que busca refuerzo en los procesos alternativos de tratamiento y cura indica falta de fe en la terapéutica propuesta por el Consolador.

La contribución traída por André Luiz (Espíritu), sobre todo en los libros que integran la llamada serie "Nuestro Hogar", constituye un complemento de la obra de Kardec. Sus relatos sobre la vida espiritual son una especie de desdoblamiento de la segunda parte del libro "El Cielo y el Infierno". La obra kardecista es, sin embargo, la base de los estudios espíritas y Emmanuel quiso demostrar eso al escribir los libros "Religión de los Espíritus", "Siembra de los Médiums", "Libro de la Esperanza" y “Justicia "Divina", en torno a las obras básicas de la codificación kardecista, que constituyen "la piedra de toque" en cuestión de Espiritismo, para valernos aquí de una expresión cuñada por Herculano Pires en el libro "La Piedra y el Yuyo".

En el Congreso Espírita realizado por la USE (Unión de las Sociedades Espíritas de São Paulo) en mayo de 1992, una conclusión se hizo importante: `la causa espírita es mayor  que la Casa espírita'. La causa espírita es el fin, la Casa espírita es el medio. Pero generalmente invertimos eso, dando más importancia a la Casa  que a la causa, o haciendo concesiones para mantener la Casa, en detrimento de la causa. En ese sentido, el Centro debe evitar el uso de rifas, tómbolas, bazares, bingos y otros medios desaconsejable, para obtener recursos. El mundo de César tiene sus exigencias, pero no podemos olvidar que en el Centro Espírita estamos a servicio de Dios. No se puede aceptar, por lo tanto, la alegación de que los fines justifican los medios.

Centro Espírita y el triple aspecto

Los tres aspectos del Espiritismo – ciencia, filosofía, religión – deben ser objeto de estudio en el Centro Espírita, pero el aspecto religioso asume un papel primordial.

La investigación científica puede y debe ser hecha, si el Centro tiene personas con capacidad para, en día y reunión específicas, realicen trabajos en esa área. No debemos, sin embargo, olvidar que si estuviéramos aplicando la Doctrina Espírita en el Centro estaremos practicando al mismo tiempo el aspecto científico y el religioso.

Veamos este ejemplo: cuando una persona pierde un ente querido y recibe en el Centro Espírita el mensaje espiritual que le prueba que su ente querido continúa viviendo, se debe eso al fenómeno mediúmnico, que es el objeto de la ciencia espírita. La persona comienza entonces a reflexionar, buscar informaciones sobre el fenómeno y sus causas y se enriquece con tales reflexiones: he ahí el aspecto filosófico. Después, en base de la nueva concepción de vida que adquiere, cambia su comportamiento delante del mundo: tenemos entonces el aspecto religioso. El Centro Espírita propicia, así, por mucho tiempo, la práctica de los tres aspectos, cuya división fue hecha por Kardec tan solamente para efecto didáctico.

Organización y simplicidad del Centro Espírita

El Centro Espírita debe caracterizarse por la simplicidad propia de las primeras casas del Cristianismo naciente, sin imágenes, rituales, símbolos, adornos, sacramentos o manifestaciones exteriores, como velatorios, bodas y bautizados. En su simplicidad, debe funcionar como elemento educativo y libertador, eliminando las condiciones mentales y los hábitos arraigados que traemos del pasado, reciente o remoto, con vigilancia redoblada en las prácticas doctrinarias y mediúmnicas, teniendo siempre en mente que los fines no justifican los medios.

El Centro Espírita debe organizarse no sólo para desarrollar con eficiencia sus actividades básicas, sino también para cumplir sus obligaciones legales. Como directrices, debe adoptar la estructura departamental y la planificación de las actividades. Los departamentos no pueden ser estanques, sino trabajar engranados, intercambiando experiencias e ideas. La planificación de las actividades es fundamental, porque es la improvisación que nos lleva muchas veces a los desvíos de ruta.

La dirección del Centro Espírita debe ser democrática. No hay más lugar en el medio espírita para el dirigente autócrata, que se juzga dueño de la institución y se escuda en los Espíritus para justificar sus ideas. La dirección liderada, con la cooperación del grupo, por la cualificación, paciencia, tolerancia y honestidad de propósitos, es la que más se concilia con los fundamentos de la Doctrina Espírita.
 


 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita