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Año 5 223 – 21 de Agosto de 2011 

MARCUS DE MARIO      
marcusdemario@gmail.com     
Rio de Janeiro, RJ (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Muerte: la visión espírita y la de otras religiones

¿Usted sabe cuál es la visión que otras religiones poseen sobre el fenómeno muerte? ¿Será que existen semejanzas con la visión espírita? ¿Y qué piensa el Espiritismo sobre la muerte? Esos son los asuntos que vamos a tratar en este texto.

El Catolicismo y la Muerte

La recompensa máxima esperada por el fiel católico es la salvación de su alma, que después de la muerte adentrará el Paraíso y allá gozará de descanso eterno, junto a Dios Padre, de los santos y de Jesucristo.  

En el caso de que un cristiano muera con algunas "cuentas en abierto" con el plan celestial, él tendrá que hacer aciertos – que tal vez incluyan un pasaje por el Purgatorio, especie de reino intermediario donde el alma será sometida a una serie de suplicios y penitencias, a fin de purificarse. La intensidad de los castigos y el periodo de permanencia en ese estadio van a depender del tipo de vida que la persona llevó en la Tierra. Pero el gran castigo mismo es la condena del alma a la perdición eterna, que ocurre en el Infierno. Es para allá que, de acuerdo con los preceptos católicos, son conducidos los pecadores obstinados. Un suplicio y tanto, que jamás se acaba e incluye la convivencia con Satanás, el señor de las tinieblas y la personificación de todo el Mal.

El Judaísmo y la Muerte

La comprensión de los conceptos de cuerpo, alma y espíritu en el Judaísmo varía conforme las épocas y las diversas sectas judaicas. El conjunto de los libros sagrados (Tanach) no hace una distinción teológica de estos, usando el término que generalmente es traducido como alma (néfesh) para referirse a la vida, y el término generalmente traducido como espíritu (ruakh) para referirse al aliento. De este modo, las interpretaciones de los diversos grupos son muchas veces conflictivas, y muchos estudiosos prefieren no discurrir sobre el tema.

El conjunto de los libros sagrados (Tanach), exceptuando algunos puntos poéticos y controvertidos, jamás hace referencia a una vida además de la muerte, ni a un cielo o infierno, por lo que los saduceos posteriormente rechazaban estas doctrinas. Sin embargo, después del exilio en Babilonia, los judíos asimilaron las doctrinas de la inmortalidad del alma, de la resurrección y del juicio final, y las constituyeron en importante enseñanza por parte de los fariseos.

En las actuales corrientes del Judaísmo, las afirmaciones sobre lo que ocurre después de la muerte son postulados y no afirmaciones, y se varía la interpretación dada a lo que ocurre en la muerte y si existe o no resurrección. La mayoría de las corrientes cree en una resurrección en el mundo venidero, mientras otra parcela del Judaísmo cree en la reencarnación, y el sentido de que sea resurrección o reencarnación varía de acuerdo con la ramificación.

El Hinduismo y la Muerte

El Hinduismo es una de las religiones más antiguas del mundo, engloba las más antiguas creencias religiosas. La visión hindú de vida después de la muerte es la idea de reencarnación. La idea de que la vida en la Tierra es parte de un ciclo eterno de nacimientos, muertes y renacimientos compone el capítulo de esa religión. Toda persona reencarna cada vez que muere. Pero, llevarse una vida volcada para el bien, exactamente, ella puede liberarse de esa cadena cíclica. Diferentemente de otras religiones, el Hinduismo no tiene fundador, credo fijo, ni organización de especie alguna. Para todos los hindúes la suprema autoridad son los cuatro Vedas: Rig-Veda, Sama-Veda, Yojur-Veda y Atharva-Veda.

El nacimiento y la muerte serían un cambio de escenario para el alma. El alma nunca se modifica, es la esencia intacta del ser. Sólo la ropa que ella está usando (el escafandro) es quien muere y, tras la muerte, ella recibe un nuevo cuerpo para habitar en la existencia material. Cuando el alma, después de muchos nacimientos dentro de esta existencia material, entra en contacto con un santo verdadero (Sad-Guru), ella puede desarrollar la fe en el camino de la autorrealización y comenzar su retorno al mundo trascendental de Dios. Allá, el alma podrá vivir en plena eternidad. Se llama Vaikuntha este plan. Las creencias y cultos de antiguas poblaciones del valle del río Yendo y de los Arianos formaron las bases del Hinduismo.

El Islamismo y la Muerte

Antes de Mahoma iniciar su predicación, los pueblos Árabes (y en esto están englobados no sólo los pueblos de la península Arábica, sino también los Sirios y los Mesopotámicos) estaban entregados a diversas religiones. Una característica común de buena parte, sino a todos de esos cultos, era el politeísmo. Acompañaba esa tendencia politeísta un fenómeno de intenso "profetismo", o sea, cada día surgían más y más profetas que predicaban alguna nueva doctrina, o aún la venida de un Mesías. Es curioso notar que en buena parte de esos cultos había una divinidad común que, en buena parte de las veces, se sobreponía a la demás. Esa divinidad era Allah. Siendo así, es perfectamente explicable que Mahoma, por influencias judaico- cristianas, haya aceptado el monoteísmo y, siendo así, asoció como figura divina el nombre del principal dios que conocía, o sea, Allah. De esa forma, Allah no era para Mahoma sólo un dios más, pero sí el Dios.

Entre algunas costumbres proscritas por el Islam está la de llorar, lamentar y demostrar pese excesivo por los muertos. Las enseñanzas del Islamismo sobre la muerte es que ella no es la aniquilación del individuo, que lo elimina de la existencia, y sí un pasaje de una vida para otra, y, por más que se pueda lamentar, nada traerá los muertos de vuelta a la vida o modificará el decreto de Dios. Aquel que cree debe recibir la muerte de igual manera como recibe cualquier otra calamidad que pueda  alcanzarlo, con paciencia y dignidad, repitiendo el versículo alcoránico: “Somos de Dios y a Él retornaremos”.

El Protestantismo y la Muerte

En el siglo 16, un sacerdote alemán llamado Martín Lutero inició un movimiento de reforma religiosa que culminaría en un cisma, o sea, en una división en el seno de la Iglesia Católica. Fue así que surgieron otras iglesias, igualmente cristianas, pero no conectadas al Papado.

Lutero y los otros reformistas deseaban que la Iglesia Cristiana volviera a lo que ellos llamaban "pureza primitiva". La mediación de la Iglesia y de Santos dejaría de existir, prevaleciendo entonces la conexión directa entre Dios y la Humanidad. Es por eso que, en las iglesias protestantes, no vemos imágenes de santos ni tenemos el culto a la Virgen María, madre de Jesús.

Los protestantes creen que la Biblia es la única fuente de la revelación especial de Dios a la Humanidad, y, como tal, ella enseña a nosotros todo lo que es necesario para nuestra salvación del pecado.

Los protestantes creen que, basados en la fe sólo en Cristo, los creyentes son justificados por Dios, cuando todos sus pecados son pagados por Cristo en la cruz y Su justicia es a ellos imputada. Los protestantes creen que por ser justificados por Cristo sólo, y que la justicia de Cristo es a nosotros imputada, cuando morimos, iremos directo para el cielo para estar en la presencia del Señor.

El Budismo y la Muerte

En el Budismo, la palabra "muerte" significa "lo que va a nacer". Porque lo que muere en el mundo material, en verdad está naciendo en el mundo espiritual. Tras pasar para el mundo espiritual, donde vive durante un periodo que puede variar de algunos años las decenas, centenares o aún miles de años, el ser humano renace en el mundo físico. Durante el curso de su vida terrena, o a medida que va ejecutando sus tareas, el hombre acumula – de modo consciente o inconsciente – impurezas y manchas en su cuerpo espiritual. Cuando las enfermedades o la vejez deterioraron su cuerpo físico, impidiéndolo de cumplir sus tareas, él abandona el cuerpo y vuelve para el mundo espiritual.

Cuando el alma ingresa en el mundo espiritual, comienza, generalmente, a ser purificada de sus manchas. Dependiendo de la cantidad de sus nubes, ella vivirá en un plan más alto o más bajo del mundo espiritual. La cantidad de manchas también irá a determinar si el periodo de purificación será largo o corto. Ese periodo puede variar de algunos pocos años a centenares y miles de años. Y cuando el Espíritu está purificado hasta un cierto grado, renace por orden de Dios.

El Espiritismo y la Muerte

La visión espírita es semejante, en muchos puntos, a la visión budista, pero posee diferencias importantes que la distinguen de ese pensamiento de origen oriental. Primero, el Espiritismo considera que la muerte no es el fin de la vida, sino sólo del cuerpo físico, que, en verdad, pasa por el proceso de desagregación molecular, retornando sus elementos a la naturaleza. Así, todo ser humano es una alma, y cuando desencarna, pasa a ser llamado de Espíritu.

El Espíritu continúa viviendo, manteniendo su identidad a través del periespíritu (cuerpo espiritual), y también su personalidad, pues debe asumir las consecuencias del bien y del mal que practicó cuando estuvo en la Tierra. Los Espíritus viven en el mundo (o dimensión) espiritual, donde prosiguen sus aprendizajes, se vinculan al desarrollo de diversos servicios, aguardando el momento oportuno para reencarnar. El tiempo de permanencia en el mundo espiritual es muy variable, pues depende de las necesidades del Espíritu.

El mundo espiritual es dinámico, con colonias (o ciudades), puestos avanzados de socorro y mucho más, del cual podemos hacer una idea mirando la propia organización social humana, que es copia imperfecta de la realidad espiritual.

Todo eso es regido por la ley de evolución, conforme designio de Dios, y el Espíritu podrá tener aquí en la Tierra tantas reencarnaciones como sea necesario, hasta que esté intelectualmente y moralmente preparado para reencarnar en un mundo más adelantado. Cuando llega al estado de perfección, o puro Espíritu, él no necesitará más reencarnar, y estará en conexión directa con el Creador, trabajando por el bien y el progreso de sus hermanos, así como codirigiendo la vida universal.

Aún el Espiritismo establece que las dimensiones espiritual y material interobran, se interpenetran, y después de la muerte el Espíritu puede establecer comunicación con los llamados vivos, o sea, con aquellos que continúan encarnados, eso a través de la llamada mediumnidad, de la cual muchas personas son dotadas en mayor o menor grado.

Conclusión

El pensamiento espírita sobre la muerte difiere mucho del pensamiento de las doctrinas del Catolicismo, del Judaísmo, del Hinduismo, del Islamismo y del Protestantismo. Es más racional y lógico. Y difiere del pensamiento del Budismo, por no ser, el pensamiento espírita, místico.

Recomendamos a nuestros lectores el estudio de dos obras espíritas de máxima importancia sobre el asunto: “El Libro de los Espíritus” y El Cielo y el Infierno”, ambas de Allan Kardec, que profundizan el tema y desvelan una nueva visión sobre la vida y la muerte.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita