WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Editorial Português   Inglês    
Año 5 222 – 14 de Agosto de 2011 


 

Traducción
Elza F. Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 


Las Pruebas no vienen para abatirnos, pero para que sean superadas


Uno de los asuntos más frecuentes en las consultas que esta revista recibe, pruebas y expiaciones, aunque sean diferentes cuanto a sus causas, tienen igualmente importante valor educativo.

Pruebas, como el lector ciertamente sabe, son desafíos, tests, oportunidades de adquisición de experiencia, dificultades que ninguna relación tiene con equívocos o errores cometidos en el pasado.

Riqueza, belleza, mesa harta, vida fácil, tanto cuanto pobreza, fealdad, vida difícil son pruebas. Su existencia está de manera íntima unida a la necesidad que los Espíritus tienen de progresar, rumbo a la meta que Dios señaló para todos nosotros, que es la perfección.

Enseña el Espiritismo que los Espíritus no ocupan de manera perpetua la misma categoría y que todos se mejoran pasando por los diferentes grados de jerarquía espirita. Esa mejora se efectúa por medio de la reencarnación. La existencia corpórea es, pues, una prueba que les cumple sufrir repetidamente, hasta que haya atingido la perfección moral.

En la 2ª Parte, cap. II, de su libro El Cielo y el Infierno, Kardec incluyó un importante testimonio acerca de lo que realmente representan las pruebas en nuestra vida. El testimonio fue dado por el Espíritu de Paula, que fue condesa en su última encarnación. Bella, joven, rica y de estirpe ilustre, Paula – que falleció a los 36 años de edad – era también perfecto modelo de cualidades intelectuales y morales.

He aquí parte del mensaje firmada por ese Espíritu:

“En varias existencias pasé por pruebas de trabajo y miseria que voluntariamente había escogido para fortalecer y depurar mi Espíritu; de esas pruebas tuve la felicidad de triunfar, faltando, sin embargo, una, por ventura de todas la más peligrosa: la de la fortuna y bienestar material, un bienestar sin sombras de disgusto. En esa consistía el peligro. Y antes de intentarlo, yo quise sentirme bastante fuerte para no sucumbir. Dios, teniendo en vista mis buenas intenciones, me concedió la dádiva de su auxilio. Muchos Espíritus hay que, seducidos por las apariencias, presurosos escogen esa prueba, pero, flacos para afrontarle los peligros, dejan que las seducciones del mundo triunfen de su inexperiencia.    

¡Trabajadores! Estoy en vuestras hileras: yo,  la dama noble, gané como vosotros el pan con el sudor de mi rostro; me saturé de privaciones, sufrí reveses y fue eso que me revigorizó las fuerzas del alma; caso contrario yo tendría fallido en la última prueba, lo que me tendría dejado para tras, en mi carrera. Como yo, también tendréis vuestra prueba de riqueza, pero no os apresáis en pedirla muy temprano. Y vosotros otros, ricos, tened siempre en la mente que la verdadera fortuna, la fortuna inmortal, no existe en la Tierra; buscad antes saber el precio por lo cual podéis alcanzar los beneficios del TODOPODEROSO.”    

*

La expiación tiene causas distintas, pues transcurre de faltas cometidas por el Espíritu en ocasiones diversas, parte de ellas en la existencia actual y la mayoría en precedentes existencias.

Según las enseñanzas espiritas, la expiación se cumple durante la existencia corpórea por medio de las dificultades o vicisitudes a que el Espíritu se encuentra sometido y, en la vida espiritual, por los sufrimientos morales inherentes al estado de inferioridad del Espíritu. Así es que el malo rico, por expiación, podrá venir y tendrá que pedir limosna y se verá con todas las privaciones oriundas de la miseria; el orgulloso, con todas las humillaciones; lo que abusa de su autoridad y trata con desprecio y dureza a sus subordinados se verá forzado a obedecer a un superior más áspero de lo que él lo fue.

De conformidad con lo que aprendemos en la doctrina espirita, sabemos que Dios jamás apresura la expiación  y sólo la impone al Espíritu que, por su inferioridad o mala voluntad, no se muestra apto a comprender lo que le sería más útil y, aún,  cuando tal hecho sea realmente útil para su purificación y progreso.

Cuando un Espíritu enfrenta y supera una adversidad, sea ella consecuente de prueba, sea consecuente de expiación, él avanza un poco más en la senda de la evolución, al mismo tiempo en que asimila la lección de ahí originada.

Las pruebas escolares nos dan una buena imagen acerca del valor de las pruebas que la vida nos ofrece. Si el alumno se sale bien y alcanza la nota deseada, él sube para el grado o serie siguiente, hasta que después de algún tiempo, concluido el proceso, él recibe el certificado o el diploma  que compruebe la conclusión del curso.

Debemos comprender, así, que las pruebas no fueron creadas por Dios para abatirnos, pero para que sean superadas y asimiladas, y nada tiene que ver con castigo o con punición, porque tales palabras no hacen parte del vocabulario de Dios.



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita