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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 5 218 – 17 de Julio de 2011  

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

(Parte 10)

Continuamos con el Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.

Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Existe el período de la infancia en otros mundos?

B. ¿Gozan los Espíritus de la plenitud de sus facultades desde el inicio de su formación?

C. ¿Puede un Espíritu vencer en una única existencia todos los grados de la perfección?

D. ¿Puede una persona en las futuras encarnaciones descender a un punto más bajo del ya alcanzado anteriormente?

E. ¿Quién es más adelantado: El Espíritu de un adulto o el de un niño? 

Texto para la lectura 

106. Aún encarnando en otro mundo, la inteligencia del Espíritu nunca se pierde. (L.E., 180)

107. La infancia es, en todas partes, una transición necesaria. (L.E., 183)

108. Los mundos también están sometidos a la ley del progreso. Todos comenzaron como el nuestro, en un estado inferior, y la misma Tierra experimentará una transformación semejante, convirtiéndose en un paraíso terrenal cuando los hombres se vuelvan buenos. (L.E., 185)

109. Cuando llega al estado de Espíritu puro y no necesita más encarnaciones, la envoltura que reviste el Espíritu se vuelve de tal manera etérea, que para nosotros es como si no existiese.  (L.E., 186)

110. En su primera encarnación, el estado del alma es como el estado de infancia en la vida corporal; su inteligencia apenas aflora; ella se ensaya para la vida. (L.E., 190)

111. Las almas de nuestros salvajes están en un estado de infancia relativa, pues son almas ya desarrolladas, dotadas de pasiones. (L.E., 191)

112. Las pasiones son una señal de desarrollo, pero no de perfección. Son una señal de actividad y de la conciencia del yo, mientras que en el alma primitiva la inteligencia y la vida se encuentran en estado de germen. (L.E., 191-a)

113. El hombre, en sus nuevas existencias, puede descender más abajo de lo que ya había alcanzado en su posición social, pero no como Espíritu, porque el alma no puede degenerar. (L.E., 193 y 194)

114. La marcha de los Espíritus es progresiva y jamás retrocede. (L.E., 194-a)

115. Los Espíritus mejoran por el sufrimiento de las tribulaciones del la existencia corporal. La vida material es pues, una especie de tamiz o depuratorio por el cual deben pasar todos los Espíritus para llegar a la perfección.  De esta manera alcanzan, en un tiempo más o menos largo y según sus esfuerzos, la meta a la cual se dirigen. (L.E., 196)

116. El Espíritu es todo; el cuerpo es sólo una vestidura que se pudre. (L.E., 196-a)

117. La duración de la vida de un niño que muere a tierna edad puede ser, para su Espíritu, el complemento de una vida interrumpida antes del término debido, y su muerte es frecuentemente una prueba o una expiación para los padres. (L.E., 199)

118. No es razonable considerar la infancia terrenal como un estado de inocencia, dado que se ven niños dotados de los peores instintos, en una edad en que la educación no puede todavía ejercer su influencia. Esa perversidad precoz proviene de la inferioridad de su Espíritu. (L.E., 199-A) 

Respuestas a las preguntas propuestas 

A. ¿Existe el período de la infancia en otros mundos?

Sí. En todas partes la infancia es una transición necesaria, pero no en todos los globos es tan torpe como lo es en nuestro mundo. (El libro de los Espíritus, pregunta 183)

B. ¿Gozan los Espíritus de la plenitud de sus facultades desde el inicio de su formación?

No, porque para el Espíritu, como para el hombre, también hay infancia. En su origen, la vida del Espíritu es sólo instintiva. Apenas tiene conciencia de sí mismo y de sus actos. La inteligencia se desarrolla sólo poco a poco. (Obra citada, preguntas 189, 190, 191 y 191-a.)

C. ¿Puede un Espíritu vencer en una única existencia todos los grados de la perfección?

No, pues lo que el hombre juzga perfecto, está lejos de la perfección. Hay cualidades que desconoce y no puede comprender. Podrá ser tan perfecto como le permita su naturaleza terrenal, pero eso no es la perfección absoluta. Sucede con el Espíritu lo que se comprueba con el niño que, por muy precoz que sea, debe pasar por la juventud antes de llegar a la edad de la madurez; y también con el enfermo que tiene que pasar por la convalecencia para recobrar la salud. Además, el Espíritu debe progresar en ciencia y en moral. Si solamente adelantó en un sentido, es importante que avance en el otro para alcanzar el extremo superior de la escala. (Obra citada, preguntas 192, 192-a y 194-a.)

D. ¿Puede una persona en las futuras encarnaciones descender a un punto más bajo del ya alcanzado anteriormente?

En relación a la posición social, sí. Como Espíritu no, puesto que no puede degenerar. La marcha de los Espíritus es progresiva, jamás retrocede. Ellos se elevan de manera gradual en la jerarquía y no descienden de la posición a la que ascendieron. En sus diversas existencias corporales, pueden descender como hombres, pero no como Espíritus. Así, el alma de un potentado de la Tierra, puede más tarde animar al más humilde obrero y viceversa, porque entre los hombres las categorías están frecuentemente en razón inversa de la elevación de las cualidades morales. Herodes era rey y Jesús, carpintero. (Obra citada, preguntas 193 y 194.)

E. ¿Quién es más adelantado: El Espíritu de un adulto o el de un niño?

Depende. Será más adelantado aquél que haya vivido más y adquirido mayor experiencia, sobre todo si progresó. Es pues perfectamente posible que el Espíritu de un niño sea más evolucionado que el de su padre. (Obra citada, preguntas 197, 197-a y 198.) 

 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita