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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 5 206 24 de Abril de 2011

 
                                                            
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Pascua

 

En este domingo vamos a conmemorar la Pascua.

Mí amiguito, ¿tú sabes lo que la Pascua representa?

Generalmente nos acordamos enseguida de conejitos y de huevos de chocolate, ¿no es?

Pues esa fecha, que es tan importante para los cristianos de todo el mundo, no tiene nada que ver con conejos y huevos de chocolate. ¿Aún porque tú ya oíste hablar de conejo bota de huevo? ¿Aún más de chocolate?...

Originalmente, la Pascua es una fiesta anual de los hebreos, que conmemoran su salida del cautiverio en Egipto. Posteriormente, se hizo una fiesta anual de los cristianos, en memoria de la resurrección de Cristo.

Hace dos mil años, en la época en que Jesús de Nazaret andaba predicando su Evangelio de amor para todas las personas que Lo quisieran oír, Él entró con sus discípulos en la ciudad de Jerusalén, aclamado por la población, la semana que antecedía la conmemoración de la pascua judaica.

Traicionado por uno de sus compañeros, Judas Iscariotes, Jesús fue preso, juzgado y condenado a

morir en una cruz, entre dos ladrones. Era sábado.

Por La tarde, aquel mismo día, José de Arimatea, un hombre muy rico, pidió a Pilatos, gobernador romano en Judea, que le entregara el cuerpo de Jesús para ser enterrado. Pilatos concordó. Entonces, llevaron el cuerpo de Jesús y, después de lo hubieron preparado como de costumbre entre los judíos, lo sepultaron.

El domingo, María Magdalena y otras dos mujeres, después compraron aromas para embalsamar el cuerpo del Maestro, fueron hasta la tumba y la encontraron vacía.

María Magdalena, que quedó sola llorando junto a la entrada de la tumba, vio a un hombre de pie, que le preguntó:

— Mujer, ¿por qué lloras?

Al principio, María supuso que él era el jardinero. Después — ¡oh maravilla! — percibió que era su querido .

Maestro que había vuelto a la vida. Jesús conversó con ella y hasta mandó un recado para sus discípulos

Llena de alegría, María Magdalena fue corriendo a contar la gran novedad a los apóstoles, que permanecían inconsolables: ¡Jesús no había muerto! ¡Estaba vivo y había hablado con ella!...

Ellos, sin embargo, no la creyeron. Pero, tras eso, apareció Jesús también a dos de ellos que se encaminaban a una aldea llamada Emaús, distante algunos kilómetros de Jerusalén.

Y cierta tarde, cerradas las puertas de la casa donde se hallaban escondidos los discípulos, por miedo que tenían que fuesen prendidos por los sacerdotes, Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:

— ¡La paz sea con vosotros!

Al el inicio, ellos no podían creer en tamaña felicidad. Pero Jesús probó que era él mismo, les mostró sus llagas, se sentó entre ellos y comió un pez asado. Les habló largo tiempo, consolándolos y orientándolos como deberían actuar.

Muchas veces más Jesús estuvo con sus discípulos, fortaleciéndoles la fe e

incentivándolo a la divulgación de la Buena Nueva.

Ese retorno de Jesús, en espíritu y verdad, después de su muerte, y que coincide con la fiesta judaica, es que los cristianos conmemoran en la Pascua, como de los hechos más importantes y decisivos, pues representa la prueba de la inmortalidad del alma, que el Maestro tanto había predicado.

En cuanto a la costumbre de regalar con huevos de chocolate, eso viene de tiempos antiguos, cuando los paganos celebraban la vuelta de la primavera ofreciendo unos a los otros huevos de gallina pintados de colores vivos, hábito que aún existe en ciertos países.

Pero, ¡espera ahí!... Y el conejo, ¿dónde entra en esa historia, finalmente?... Bien, es que muchos pueblos consideran al conejo como símbolo de la fecundidad, de la renovación de la vida, como el propio huevo.  

¡Hasta ahí todo bien! ¿Pero qué tiene la Pascua con los huevos de chocolate, tan gustosos?

Para incentivar las ventas en el periodo que antecede la Pascua, alguien unió lo útil a lo agradable. Inventó los huevos de chocolate, que los comerciantes pasaron a vender con gran éxito.

Así, mi amiguito, tú puedes ganar y comer huevos de chocolate, sin culpa. Sólo no puedes olvidar que el significado de la Pascua para nosotros, cristianos, va mucho más allá. Representa la vuelta de Jesús en espíritu y verdad, ¡probando que la muerte no existe!

Entonces, este domingo de Pascua, vamos a acordarnos de Jesús, agradeciendo a Él por su vida, por el ejemplo que nos dejó y por su Evangelio, que es luz en nuestras almas.           

El resto queda por cuenta de los comerciantes, que hacen de todo para incentivar las ventas en el periodo que antecede a la Pascua. 

 

                              Tia Célia 


                                                          
                          



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Revista Semanal de Divulgación Espirita