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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4 - N° 192 - 16 de Enero del 2011

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Juan

Cuarto libro del Nuevo Testamento

Juan (Apóstol de Jesús)

(Parte 9)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. Felipe pidió a Jesús que les mostrara al Padre: eso para ellos bastaba. ¿Que enseñanzas el Señor entonces les dejó?

2. Después de la respuesta dada a Felipe, Jesús hizo una promesa. ¿En qué terminos la hizo él?

3. Tras reiterar el nuevo mandamiento que él les hubo dejado, Jesús dijo a sus discípulos que no más los llamaría siervos. ¿Cómo pasó el Señor entonces a llamarlos?

4. Jesús se refirió tres veces al Consolador prometido, atribuyéndole en la tercera vez una misión especial. ¿Qué misión es esa?

5. En la cuarta vez en que se reportó al Consolador, Jesús especificó varias de sus características. ¿Qué dijo él, entonces, acerca del Espíritu de Verdad?   

Texto para la lectura 

33. El Señor promete la venida de otro Consolador - Tras prometer rogar al Padre para enviar al mundo otro Consolador, que quedara eternamente con nosotros, Jesús advirtió: “No os dejaré huérfanos; porque yo vivo, y vosotros viviréis. Aquel día conoceréis que estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. Aquel que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y aquel que me ama será amado de mi Padre, y yo lo amaré, y me manifestaré a él”. Le dijo Judas (Tadeo, no el Iscariotes): “¿Señor, de dónde viene que te has de manifestar a nosotros, y no al mundo?” Jesús esclareció: “Si alguien me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos para él, y haremos en él morada. Quién no me ama no guarda mis palabras; ahora, la palabra que oísteis no es mía, sino del Padre que me envió”. (Juan, 14:16 a 14:24.)

34. Compete al Consolador enseñar todas las cosas y recordar lo que Cristo dijo - Refiriéndose por segunda vez al Consolador que el Padre enviaría en su nombre, Jesús informó que ese nuevo Consolador nos enseñaría todas las cosas y nos haría recordar todo cuanto él había dicho. Y añadió: “Os dejo la paz, mi paz os doy: no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni se atemorice. Oísteis que yo os dije: Voy, y vengo para vosotros. Si me amarais, ciertamente exultareis por haber dicho: Voy para el Padre; porque el Padre es mayor  que yo. Yo os lo digo ahora antes que ocurra, para que, cuando ocurriera, vosotros creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros; porque se aproxima el príncipe de este mundo, y nada tiene en mí; pero es para que el mundo sepa que yo amo al Padre, y que hago como el Padre me mandó. Levantaos, vámonos de aquí”. (Juan, 14:25 a 14:31.)

35. Jesús narra la parábola de la vid - En la secuencia, Jesús les narró esta parábola: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda la vara en mí, que no da fruto, la quita; y limpia toda aquella que da fruto, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios, por la palabra que os he hablado. Estad en mí, y yo en vosotros; como la vara de sí misma no puede dar fruto, si no estuviera en la vid, así también vosotros, si no estuvierais en mí. Yo soy la vid, vosotros las varas; quién está en mí, y yo en él, ese da mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. Si alguien no esta en mí, será lanzado fuera, como la vara, y se secará; y los cogen y lanzan en el fuego, y arden. Si vosotros estáis en mí, y mis palabras están en vosotros, pediréis todo lo que queráis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, que deis mucho fruto; y así seréis mis discípulos”. El Maestro, entonces, concluyó: “Como el Padre me amó, también yo os amé a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardarais mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; de igual manera que yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor Os he dicho esto, para que el mí gozo permanezca en vosotros, y vuestro gozo sea completo. Mi mandamiento es este: Que os améis unos a los otros, así como yo os amé”. (Juan, 15:1 a 15:12.)

36. El Consolador testificará de mí, dijo el Señor - Después de explicarles que ellos no lo habían escogido, sino él, sí, los había escogido, para que produjeran frutos y esos frutos permanecieran, Jesús aseveró: “Esto os mando: que os améis unos a los otros. Si el mundo os aborrece, sabed que, primero que a vosotros, me aborrecen a mí. Si vosotros fuerais del mundo, el mundo amaría lo que era suyo, pero porque no sois del mundo, antes yo os escogí del mundo, por eso es que el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que os dije: No es el siervo mayor que el señor. Si a mí me persiguieron, también os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto os hará a causa de mi nombre, porque no conocen aquel que me envió. Si yo no hubiese venido, ni les hubiera hablado, no habrían pecado, pero ahora no tienen disculpa de su pecado. Aquel que me aborrece, aborrece también a mi Padre. Si yo entre ellos no hiciera tales obras, como ninguno otro ha hecho, no habrían pecado; pero ahora, las verán y me aborrecerán a mí y a mi Padre. Pero es para que se cumpla la palabra que está escritura en su ley: Me aborrecerán sin causa”. “Pero, cuando venga el Consolador, que yo de parte del Padre os he de enviar, aquel Espíritu de verdad, que procede del Padre, el testificará de mí. Y vosotros también testificaréis, pues estuvisteis conmigo desde el principio. (Juan, 15:16 a 15:27.)

37. El Consolador convencerá al mundo, afirmó Jesús - El Maestro dejó claro que les decía tales cosas para que los apóstoles no se escandalizasen, pues serían ellos expulsados de las sinagogas y si alguien los matara juzgaría estar haciendo un servicio a Dios, porque no conocieron ni al Padre, ni al Hijo. Convenía, pues, que él fuera, porque, si no fuera, el Consolador no sería enviado hasta nosotros. “Y, cuando él venga – añadió Jesús –, convencerá al mundo del pecado, y de la justicia y del juicio. Del pecado, porque no creen en mí; de la justicia, porque voy para mi Padre, y no me veréis más; y del juicio, porque ya el príncipe de este mundo está juzgado.” (Juan, 16:1 a 16:11.)

38. En el mundo tendréis aflicciones, aseveró el Maestro - Tras especificar las varias características del Consolador prometido, Jesús reiteró que, un poco más, y ellos no lo verían más, visto que iría para el Padre. Como los discípulos no entendieran exactamente lo que él decía, porque les hablaba de su muerte seguida de la resurrección el tercer día, Jesús afirmó que primero ellos llorarían y lamentarían, pero esa tristeza se convertiría en alegría, como se da con la mujer que sufre los dolores del parto y después no más se acuerda de su aflicción al contemplar al hijito que nació. Dadas esas explicaciones, Jesús enseñó: “En verdad, en  verdad os digo que todo cuanto pidáis a mi Padre, en mi nombre, él os lo ha de dar. Hasta ahora nada pedisteis en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo se cumpla. Os dije esto por parábolas; llega, sin embargo, la hora en que no hablaré más por parábolas, sino abiertamente os hablaré acerca del Padre”. “Salí del Padre, y vine al mundo;  “He ahí que ahora hablas abiertamente, y no dices parábola alguna. Ahora conocemos que sabes todo, y no hay menester de que alguien te interrogue. Por eso creemos que saliste de Dios”. Les respondió el Maestro: “¿Creéis ahora?” Y añadió: “He ahí que llega la hora, y ya se aproxima, en que vosotros seréis dispersos cada uno para su parte, y me dejaréis solo; pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho esto, para que en mí tengáis paz: en el mundo tendréis aflicciones, pero tened buen ánimo, yo vencí al mundo”. (Juan, 16:16 a 16:33.)

Respuestas a las preguntas propuestas 

1. Felipe pidió a Jesús que les mostrara al Padre: eso para ellos bastaba. ¿Qué enseñanzas el Señor entonces les dejó?

Le dijo Jesús: ¿Estoy hace tanto tiempo con vosotros, y no me habéis conocido, Felipe? Quién me ve a mí ve al Padre; y como dices tú: ¿Nos muestra al Padre? ¿No crees tú que yo esté en el Padre, y que el Padre esté en mí? Las palabras que yo os digo no las digo de mí mismo, sino el Padre, que está en mí, es quien hace las obras. Creedme que estoy en el Padre, y el Padre en mí; creedme, al menos, a causa de las mismas obras. En verdad, en verdad os digo que aquel que cree en mí también hará las obras que yo hago, y las hará mayores que estas, porque yo voy para mi Padre. Y todo cuánto pidáis en mí nombre yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Juan, 14:8 a 14:14.)

2. Después de la respuesta dada a Felipe, Jesús hizo una promesa. ¿En qué terminos la hizo él? 

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Consolador, para que quede con vosotros para siempre: el Espíritu de Verdad, que el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque habita con vosotros, y estará en vosotros. Pero aquel Consolador, que el Padre enviará en mi nombre, ese os enseñará todas las cosas, y os hará recordar de todo cuanto os he dicho. (Juan, 14:15 a 14:17. Vea también: 14:26.)

3. Tras reiterar el nuevo mandamiento que él les hubo dejado, Jesús dijo a sus discípulos que no más los llamaría siervos. ¿Cómo el Señor pasó entonces a llamarlos?

El nuevo mandamiento es este: Que os améis unos a los otros, así como yo os amé. Enseguida, Jesús les dijo: Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; más os he llamado amigos, porque todo cuanto oí de mi Padre os he hecho conocer. (Juan, 14:12 a 15:15.)

4. Jesús se refirió tres veces al Consolador prometido, atribuyéndole en la tercera vez una misión especial. ¿Que misión es esa?

Dijo él que, cuando viniera el Consolador, que de parte del Padre él nos enviaría, el Espíritu de Verdad, que procede del Padre, testificaría acerca de él, Jesús. (Juan, 15:26 y 15:27.)

5. En la cuarta vez en que se reportó al Consolador, Jesús especificó varias de sus características. ¿Qué dijo él, entonces, acerca del Espíritu de Verdad?  

Además de lo que fue mencionado en la respuesta 2 arriba, Jesús dijo más que el Consolador convencerá al mundo del pecado, de la justicia y del juicio; nos guiará en toda la verdad, porque no hablará de sí mismo pero dirá todo lo que hubiera oído; y nos anunciará lo que ha de venir. (Juan, 16:7 a 16:15.)
 


 

 

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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita