WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Especial Português Inglês    

Año 4  168 – 25 de Julio del 2010

ANSELMO FERREIRA VASCONCELOS        
afv@uol.com.br     
São Paulo, SP (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

  

¿Cómo estamos moldeando nuestro futuro espiritual?

La noción del bien debe ser una directriz diaria en nuestras
vidas y las acciones volcadas al bien constituyen nuestro
verdadero capital espiritual


El compañero Carlos Torres Pastorino (1910-1980), en su opúsculo Minutos de Sabiduría, cuyo contenido hace justicia al título, enfatizó, con mucha razón, que “Somos esclavos del ayer, pero somos dueños de nuestro mañana”. Tal afirmación nos remite a la necesidad de averiguar cómo estamos moldeando nuestro futuro – tema central de este artículo.

Puesto esto, es inicialmente pertinente recordar las sensatas explicaciones del Codificador sobre el asunto en pauta presentes en la obra El Evangelio según el Espiritismo. Siendo así, para Allan Kardec, el Espiritismo demuestra que la vida futura no es más que una simple cuestión de fe o mera hipótesis. Se trata de una realidad sustanciada por hechos concretos. A fin de cuentas, son las propias entidades (Espíritus) que describen sus experiencias más allá de la tumba. Además de eso, las descripciones de la vida futura son tan meticulosas, detalladas y racionales que somos llevados a estar de acuerdo que no podría ser de otra forma. En consecuencia, pasamos, por tanto a conocer la magnitud y el significado de la verdadera justicia de Dios.

En verdad, el Espiritismo deslinda de manera precisa los mecanismos subyacentes a la justicia divina, lo que constituye, de hecho, una de sus principales contribuciones a la humanidad. Vale resaltar también que el fenómeno de la reencarnación – sin el cual la idea de vida futura no tendría sentido – ha sido exhaustivamente estudiado. Los científicos Erlendur Haraldson e Ian Stevenson (1918-2007), entre otros, catalogaron centenas de casos sugestivos de ese fenómeno.

Así, negar la posibilidad de la reencarnación con el argumento de falta de pruebas no se justifica más, dado que las evidencias a su favor abundan por todas partes. Por otro lado, nuestra vida presente sigue – es siempre oportuno recordar – un rumbo pre-determinado. Dicho de otra forma, la mayoría de nosotros llegó aún a pedir las “cruces” que presentemente cargamos... Nada nos fue impuesto, excepción de los casos de reencarnación compulsiva.

De ese modo, consonante a la ley de acción y reacción, estamos cogiendo actualmente las experiencias apropiadas a nuestras necesidades evolutivas. Está claro que la mayoría, disfrutando plenamente de  su libre albedrío, podrá agravar o atenuar su propia situación. Por lo tanto, si usáramos de tal capacidad de manera sabia, probablemente volveremos más aliviados al mundo espiritual (ya que endeudados todos somos). Pero si usamos esa condición de manera inconsecuente, agravaremos nuestro cuadro cármico. Así pues, habremos de expurgar también las nuevas faltas a través de los sagrados mecanismos de la ley de causa y efecto, que serán adicionadas a los débitos ya existentes.

La dimensión de la familia merece profundas consideraciones. ¿Cómo estamos relacionándonos con ella?

Sin embargo, si ya cargamos dentro de nosotros, de hecho, la convicción de la inmortalidad del alma y de la pluralidad de las existencias, entonces es recomendable que reflejemos sobre lo que estamos haciendo en relación a nuestro futuro espiritual. En ese sentido, hay varios aspectos y dimensiones para averiguar, como, por ejemplo, la salud.

¿Cómo estamos cuidando de nuestro cuerpo físico? ¿Estamos tratando de la vestimenta carnal adecuadamente? Cabe destacar que todo lo que hagamos en esa área tendrá impacto en nuestras encarnaciones futuras. En ese sentido, en las últimas décadas antiguos mitos y percepciones han caído por tierra. Finalmente, con el progreso científico mucho ya se sabe sobre lo que nos conviene o no en términos de salud. Ciertos alimentos o ingredientes antes omnipresentes en nuestras comidas vienen siendo gradualmente proscritos. Más aún, los descubrimientos apuntan claramente para los maleficios de la sal, del azúcar, de la grasa saturada cuando ingerimos demasiado.

El cultivo de las adicciones merece un capítulo a parte, dados los perjuicios que ocasionan en nuestros organismos. De ese modo, ya se sabe de la dañina asociación del tabaquismo y de la aparición de los cánceres de cuello de útero y de mama, por ejemplo. Siendo así, descuidar las advertencias y recomendaciones de los órganos de salud puede traernos sinsabores innecesarios ya que nuestro futuro cuerpo tendrá que presentar serias limitaciones, volviendo  nuestra existencia más dificultosa.

La dimensión de la familia merece profundas consideraciones. ¿Cómo estamos relacionándonos con aquellos que nos recibieron como padres? ¿Y nuestros hermanos y hermanas? Es en el ámbito familiar que trabamos, por regla, las primeras experiencias de reajustamiento cármico. Partiendo de esa premisa, ¿estamos esforzándonos para promover los debidos reajustes ante la ley del amor? No es raro, somos enfrentados por historias escabrosas envolviendo a padres que no respetan a su prole, transformándolas, inclusive, en esclavas sexuales. Tales abusos son lógicamente explicabais por la ley de acción y reacción ya referida. Sin embargo, ciertamente producirán serias y dolorosas consecuencias a sus causantes por no contener sus taras.

El prójimo es un aspecto altamente relevante. ¿Qué estamos realizando en ese campo? No hay como avanzar espiritualmente sin tener al otro en mente. El otro constituye la oportunidad de anular el virus del egoísmo y de la indiferencia en nosotros.

En función del creciente clamor, la tendencia es que los desvíos éticos no sean tolerados más

Al mirar para el compañero de existencia (y sus necesidades) estamos ensanchando nuestra visión. Solidarizarse con su desdicha, dolencia, sufrimiento y necesidades es crecer en sensibilidad. A la vez, en nos capacita al desarrollo de nuestra inteligencia espiritual. De hecho, es inconcebible aspirar a un futuro espiritual mejor sin acciones concretas en favor del prójimo.

Nuestros talentos deben ser cuidadosamente escrutados. Siendo así, ¿cómo estamos empleando nuestras capacidades y los talentos que Dios nos dio? Merced a la bondad divina todos nosotros somos portadores de determinadas habilidades. Cuando son bien aprovechadas, ellas nos propician las condiciones de subsistencia e de contribución benéfica para los que dependen de nuestro esfuerzo. Infelizmente, muchos se pierden en el marco de sus propias ambiciones, dejándose llevar por sugerencias o inspiraciones malignas. En consecuencia, utilizan su inteligencia y su potencial para herir, engañar e incluso destruir a los que en ellos depositaron plena confianza.

¿Y la ética? ¿Estamos actuando dentro de rigurosos principios morales? En función del creciente clamor social, la tendencia es que los desvíos en esa esfera no sean más tolerados. De modo general, los operarios corruptos, los legisladores corruptos, los empresarios sin escrúpulos y las empresas que no respetan a los consumidores tenderán a ser demonizados por la sociedad. Tener una conducta inadecuada en esa variable puede causar enorme sufrimiento a los protagonistas no sólo en la presente vida, sino también en futuras. Además de eso, los instrumentos de comunicación virtual vienen contribuyendo para la diseminación de los hechos, especialmente los relacionados con la flagrante falta de respeto a las leyes, volviendo inviable la posibilidad del olvido de los deslices.

En cuanto a la variable resignación, ¿soportamos con humildad las pruebas que establecemos para nosotros mismos? Sufrir por sufrir no tiene sentido. Ya que hay razones concretas para la vivencia de tal experiencia, entonces debemos aceptarla con una mirada constructiva. De ese modo, no basta sufrir; se ha que enfrentar el sufrimiento con dignidad y estoicismo. De lo contrario, no habrá mérito alguno en rebelarse u ofender a la Divinidad.

Por otro lado, ¿somos personas capaces de expresar gratitud? ¿Reconocemos y agradecemos a aquellos que nos soportan y auxilian en el camino redentor? Es prácticamente inviable a un individuo avanzar en la vida sin la ayuda – esto es, sin la benevolencia, beneplácito y simpatía – de los otros.

La compasión es de las capacidades que sólo las almas identificadas con el ideal de progreso espiritual poseen

Generalmente, somos amparados y asistidos por los de aquí y los de allá, de la dimensión espiritual, ¡aún más! ¿Quién no necesitó de una ayudita aquí, un empujoncito allá? De ese modo, no expresar gratitud es fallar en una virtud vital. ¿Cómo podemos, así, aspirar a un futuro espiritual más sonriente si ni siquiera dominamos la capacidad principiante de agradecer?

El perdón igualmente tiene un papel crucial en nuestro desarrollo espiritual. A fin de cuentas, Jesús nos recomendó perdonar infinitamente. Es evidente que olvidar las ofensas, las acciones perjudiciales y el malestar causados a nosotros por los otros es algo difícil. Sin embargo, no se trata de una cosa imposible, como el Maestro tan bien demostró. Entonces, si él nos sirve de modelo, lo mejor es esforzarnos en copiarlo.

La compasión, por su parte, es de aquellas capacidades que sólo las almas ya identificadas con el ideal de progreso espiritual poseen. En el mundo moderno, como se observa, muchos han caído bajo el peso de su inferioridad. Sin embargo, libre de pecados ninguno de nosotros está, así no nos cabe tirar piedras a quienquiera que sea...

Siendo la caridad la manifestación de nuestra preocupación con el prójimo, hay en su lado más saliente la posibilidad de donación. Recientemente, la prestigiosa revista São Paulo traía en uno de sus reportajes el siguiente título: “Campaña del Regalo: ¿Caja de Donación o Cesta de Basura?” Básicamente, el texto relataba el estado de precariedad de muchas ropas y calzados donados por los ciudadanos, hecho que dificulta sustancialmente el trabajo de los voluntarios.

Es curioso que muchos tengan dificultad de discernir lo que puede ser usado de lo que es pura basura. En efecto, a rigor no debemos temer tirar en la basura lo que a él pertenece, es decir, ropas rasgadas, impregnadas de mal olor y sucias, así como calzados desgastados por el uso continuo o agujereados en la suela. Creo así que una donación debe ser encarada como la oportunidad de dar un regalo. De ese modo, el ideal es que el “regalo” sea entregado debidamente limpio, higienizado y, de preferencia, perfumado, sea su futuro beneficiado vividor en la calle o no.

Presos a la variable caridad debemos insertar en nuestra “auditoria interior” la virtud de la generosidad. Finalmente, sin generosidad en el corazón es poco probable que ocurran actos de caridad. Guardar y acumular son verbos que deben ser interpretados con mucha atención en el campo espiritual.

Al conocer el Espiritismo, asumimos graves responsabilidades que ninguna otra doctrina
atribuye a sus seguidores

Ya decía Jesús, con mucha propiedad, que “es más fácil entrar un camello por el agujero de una aguja que entrara un rico en el reino de Dios” (Lucas 18:25). Deshacerse o compartir es algo por demás doloroso para muchas personas portadoras de recursos materiales en este mundo. En ese sentido, la revista Época Negocios Online, basada en el relato anual Global Wealth de la consultora Boston Consultimg Group, daba la noticia recientemente del aumento en el número de millonarios, esto es, aquellos con patrimonio por encima de US$ 1 millón. Hubo, según la publicación, un incremento del 14 % alcanzando 11,2 millones de familias en el mundo. Tal resultado indica que el aumento de la riqueza llevó a una mayor concentración de renta. Explicando mejor: en el 2009, menos del 1% de todas las familias del mundo eran millonarias, pero el porcentaje de la riqueza mundial que detenían era del 38%, por encima de los 36% del 2008. Ya las familias con fortunas por encima de US$ 5 millones representaban sólo 0,1% del total, pero detenían 21%, o US$ 23 trillones, de la riqueza mundial. Ahora, la posesión de tan abultados recursos materiales y – más importantes aún – la sabiduría con que serán usados serán determinantes para el futuro espiritual de ese reducido grupo.

El espíritu Hermano José en la obra Señor y Maestro nos da algunos consejos valiosos referentes al tema bajo análisis. Así, nos recomienda el benefactor para ser constantes en nuestras actitudes en el bien, así como determinados en nuestras disposiciones de beneficiar al prójimo. La noción del bien debe ser una directriz diaria en nuestras vidas. Las acciones volcadas al bien constituyen nuestro verdadero capital espiritual. Si al relacionarnos con el semejante somos imbuidos de ese pensamiento, un futuro más feliz nos aguardará. Hermano José observa la importancia de ser fieles a los nobles principios que abrazamos y coherentes en nuestra fe. Al conocer el Espiritismo, asumimos graves responsabilidades que ninguna otra doctrina atribuye a sus seguidores. En efecto, considerando que hemos sido sistemáticamente esclarecidos por los mayores de la espiritualidad, no podemos más alegar desconocimiento de cosas básicas.

Está claro que no agotamos todos los aspectos plausibles de ayudarnos a construir un futuro espiritual mejor. Pero tenemos la impresión de que las dimensiones ahora examinadas pueden servir de inicio de ese proceso. Sea como fuera, la indagación será siempre oportuna: ¿qué estamos moldeando para nosotros?


 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita