WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4  168 – 25 de Julio del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Marcos

Segundo libro del Nuevo Testamento

Marcos (Discípulo de Pedro)

(Parte 7)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. Refiriéndose al episodio de la higuera que secó, Jesús dio a sus discípulos dos lecciones acerca de la plegaria. ¿Qué lecciones son esas?  

2. ¿Qué quiso Jesús enseñar al decir: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios?

3. Un escriba preguntó a Jesús: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? ¿Cuál fue la respuesta del Maestro?

4. Al referirse a las grandes perturbaciones que señalarían el llamado final de los tiempos, ¿Jesús mencionó cuando tales cosas ocurrirían?

5. Finalizando el llamado sermón profético, el Señor recomendó: “Mirad, vigilad y orad”. ¿Por qué el Maestro dijo tales palabras?

Texto para la lectura

29. Los saduceos y la resurrección - Algunos saduceos, personas que no creían en la resurrección, se aproximaron a Jesús y preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que morir el hermano de alguien, dejando mujer, y que no tenga hijos, su hermano se casará con la viuda y dará sucesión al fallecido. Había siete hermanos: el primero se casó y murió sin dejar sucesión; el segundo desposó a la viuda y murió, no dejando sucesión; y del mismo modo el tercero; así ninguno de los siete dejó sucesión. Después de todos murió también la mujer. En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será ella mujer? pues los siete se casaron con ella”. Les respondió Jesús: “¿No proviene vuestro error de no saber las Escrituras, ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres se casan, ni las mujeres son dadas en boda; sin embargo son como los ángeles en los cielos. En cuanto a la resurrección de los muertos, no habéis leído en el libro de Moisés en el pasaje concerniente a la zarza, como Dios le habló: ¿Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Él no es Dios de muertos, sino de vivos”. (Marcos, 12:18 a 12:27.)

30. ¿Jesús es hijo de David? - Estando en el templo, cuando allí enseñaba al pueblo, Jesús preguntó: “¿Cómo dicen los escribas que Cristo es hijo de David?” Y añadió: “El propio David habló, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mí Señor; siéntate a mi mano derecha, hasta que yo ponga tus enemigos bajo tus pies. El propio David le llama Señor; ¿cómo es él su hijo?” La multitud lo oía con placer. Jesús, entonces, los advirtió, diciendo: “Guardaos de los escribas, que les gusta andar con vestidos ajustados, de ser saludados en la plaza, y de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros lugares en los banquetes; los cuales devoran las casas de las viudas y hacen por pretexto largas oraciones; estos han de recibir mucha mayor condena”. (Marcos, 12:35 a 12:40.)

31. El óbolo de la viuda - Enseguida, sentándose frente al cofre, observaba como el pueblo echaba allí su dinero. Ahora, muchos ricos echaban grandes cuantías; pero, viniendo una pobre viuda, echó allí dos pequeñas monedas, del valor de un cuadrante. Llamando a sus discípulos, el Maestro les dijo: “En verdad os digo que esta pobre viuda echó más en el cofre que todos los donantes, porque estos dieron de lo que les sobraba; ella, sin embargo, de su pobreza dio todo lo que tenía para el su sustento”. (Marcos, 12:41 a 12:44.)

32. El sermón profético anuncia guerras, terremotos y hambre - Al salir del templo, le dijo uno de sus discípulos: “¡Mira, Maestro, que piedras y que edificios!” Jesús, con todo, lo avisó: “¿Ves estos grandes edificios? no quedará piedra, que no sea derribada”. Dicho esto, se dirigieron al monte de los Olivos, situado enfrente del templo, cuando Pedro, Santiago, Juan y André le preguntaron, en particular: “Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas, y que señal habrá cuando todas ellas estén para cumplirse?” Jesús les respondió: “Ved que nadie os engañe. Muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Soy yo; y engañarán a muchos. Cuando, sin embargo, oigáis hablar de guerras, no os asustéis; porque es necesario que así ocurra, pero no es aún el fin. Pues se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá terremotos en varios lugares, y habrá hambre: estas cosas son el principio de dolores. Estad vosotros sobre aviso; pues os han de entregar a los tribunales, y seréis azotados en las sinagogas, y habéis de comparecer delante de los reyes y gobernadores por mi causa, para servirles de testimonio. Pero es necesario que primero el Evangelio sea predicado a todas las naciones”. (Marcos, 13:1 a 13:10.)

33. Aquel que perseverar hasta el fin será salvado - Jesús les recomendó aún: “Cuando os conduzcan para entregaros, no os preocupéis con lo que habéis de decir, pero hablad lo que os sea dado en aquella hora; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. Un hermano entregará a la muerte a su hermano, y un padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los harán morir. Seréis también odiados todos a causa de mi nombre; pero aquel que perseverara hasta el fin, ese será salvado. Cuando, sin embargo, veáis la abominación de la desolación estar donde no debe (quien lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan para los montes; lo que hallaran en la terraza, no descienda ni entre para quitar las cosas de su casa, y el que esté en el campo, no vuelva para tomar su capa. ¡Más ay de las que estén embarazadas y de las que amamantara en aquellos días! Rogad que no suceda esto en el invierno; porque aquellos días serán de tribulación, tal cuál nunca hubo desde el principio de la creación por Dios hecha hasta ahora, ni habrá jamás. Si el Señor no abreviase aquellos días, nadie sería salvado; pero por causa de los elegidos, que él escogió, los abrevió”. (Marcos, 13:11 a 13:20.) 

Respuestas a las preguntas propuestas

1. Refiriéndose al episodio de la higuera que secó, Jesús dio a sus discípulos dos lecciones acerca de la plegaria. ¿Que lecciones son esas?  

La primera lección fue sobre el valor de la fe para la eficacia de la plegaria. Jesús les dijo: Tened fe en Dios; porque en verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: Levántate y lánzate en el mar, y no dudara en su corazón, sino creer que se hará aquello que dice, todo lo que diga le será hecho. Por eso os digo que todas las cosas que pidáis, orando, creed que recibiréis, y las tendréis. La segunda lección habla respecto a la importancia del perdón en nuestra vida, especialmente cuando nos dirigimos en plegaria al Creador. Les dijo Jesús: Cuando estéis orando, perdonad, si tenéis alguna cosa contra alguien, para que vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas. (Marcos, 11:11 a 11:14; 11:20 a 11:26.)

2. Que  quiso Jesús enseñar al decir: ¿Dad a César lo que es de César, y Dios lo que es de Dios?

Recordemos primeramente el contexto en que fueron dichas las palabras referidas. Preguntaron a Jesús si era lícito pagar el tributo a César. Él, conociendo la malicia de la pregunta, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme una moneda, para que la vea. Ellos se la trajeron. El Maestro indagó: ¿De quién es esta imagen e inscripción? Ellos le dijeron: De César. Jesús, entonces, les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios, enseñando que debemos cumplir nuestras obligaciones en base de las leyes de los hombres, sin descuidar nuestros deberes ante las leyes de Dios, y viceversa. La existencia terrestre los impone tareas y compromisos que tienen que ser atendidos, tanto como los deberes del alma, especialmente la observancia de las leyes que Dios creó y Jesús nos reveló en sus enseñanzas. (Marcos, 12:14 a 12:17.)

3. Un escriba preguntó a Jesús: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? ¿Cuál fue la respuesta del Maestro?  

Jesús le respondió en estos términos: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, de toda tu comprensión y de todas tus fuerzas; este es el primer mandamiento. Y el segundo, semejante a este, es: Amarás a tú prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos. (Marcos, 12: 28 a 12:34.)

4. Al referirse a las grandes perturbaciones que señalarían el llamado final de los tiempos, ¿Jesús mencionó cuando esas cosas ocurrirían?  

No. Pero, antes de decirlo, él afirmó a sus discípulos: Mirad que nadie os engañe; porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: Yo soy Cristo; y engañarán a muchos. Y, cuando oyerais de guerras y de rumores de guerras, no os perturbéis; porque así debe ocurrir; pero aún no será el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá terremotos en diversos lugares, y habrá hambre y tribulaciones. Estas cosas son los principios de los dolores. En  verdad os digo que no pasará esta generación, sin que todas estas cosas ocurran. Pasará el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán. (Marcos, 13:1 a 13:8 e 13:30 a 13:32.)

5. Finalizando el llamado sermón profético, el Señor recomendó: “Mirad, vigilad y orad”. ¿Por qué el Maestro dijo tales palabras?  

Las palabras de Jesús fueron estas: Mirad, vigilad y orad; porque no sabéis cuando llegará el tiempo. Es como si un hombre, partiendo para fuera de la tierra, dejara su casa, y diese autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y mandara al portero que vigilara. Vigilad, pues, porque no sabéis cuando vendrá el señor de la casa; si a la tarde, si a la medianoche, si al cantar del gallo, si por la mañana, para que, viniendo de improviso, no os halle durmiendo. Y las cosas que os digo, las digo a todos: Vigilad. Esta enseñanza de Jesús, tan conocida, demuestra la importancia de la vigilancia en nuestros pensamientos y en nuestros actos. La vigilancia y la oración son providencias indispensables en la vida de todos nosotros, especialmente como medidas preventivas ante las tentaciones, que, como sabemos, acompañan a la criatura humana a lo largo de su trayectoria evolutiva. (Marcos, 13:31 a 13:37.)

 

 

Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita