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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4  167 – 18 de Julio del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Marcos

Segundo libro del Nuevo Testamento

Marcos (Discípulo de Pedro)

(Parte 6)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. De acuerdo con Jesús, ¿es lícito al hombre  repudiar a su mujer?

2. Un hombre, arrodillándose delante de Jesús, le preguntó: Bueno Maestro, ¿que haré para heredar la vida eterna? ¿Qué le respondió el Señor?

3. ¿Qué extraño pedido fue hecho a Jesús por Juan y Santiago, hijos de Zebedeo?

4. ¿Cómo se dio, en la descripción de Marcos, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén?

5. ¿Qué enseñanzas nos dejó Jesús al expulsar a los vendedores del templo?  

Texto para la lectura 

24. Jesús bendice a los niños - En Judea, traían hasta Jesús niños para que él los tocara, pero los discípulos reprendían a los que así procedían. El Maestro, sin embargo, viendo esto, se indignó y les dijo: “Dejad venir los niños a mí, y no lo impidáis; porque de tales es el reino de Dios”. “En verdad os digo que cualquiera que no recibiera el reino de Dios como un niño, de manera ninguna entrará en el”. Dicho esto, el Señor los tomó en sus brazos e, imponiéndoles las manos, los bendijo. (Marcos, 10:13 a 10:16.)

25. Los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros - Tras la lección acerca del peligro de las riquezas, los discípulos quedaron admirados y decían unos para los otros: ¿Quién puede, entonces, ser salvado? Y Pedro le recordó: “Nosotros dejamos todo, y te hemos seguido”, a lo que Jesús respondió: “En verdad os digo que nadie hay que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por amor a mí y por amor del Evangelio, que no reciba ya en el presente el céntuplo de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en el mundo venidero la vida eterna. Sin embargo muchos que son los primeros, serán los últimos; y los últimos serán los primeros”. En la secuencia, a camino de Jerusalén, Jesús hizo contarles lo que había de ocurrir, diciendo que el Hijo del hombre sería entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que lo condenarían a la muerte, entregándolo a los gentiles. Y, después de referirles los suplicios, las humillaciones, los azotes y su muerte, confirmó que resucitaría al tercer día. (Marcos, 10:26 a 10:34.)

26. La cura del invidente de Jericó - En Jericó, había sentado al borde del camino un mendigo ciego, llamado Bartimeo, hijo de Timeo. Cuando supo que Jesús había salido de la ciudad y por allí pasaba, Bartimeo comenzó a clamar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Muchos mandaron que él se callara, pero el invidente clamaba aún más: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!” Jesús mandó llamarlo y preguntó: “¿Qué quieres que yo te haga?” Le respondió el invidente: “Maestro, que yo tenga vista”. Le dijo Jesús: “Ve, tú fe te curó”. En el mismo instante, Bartimeo recobró la visión, y lo fue siguiendo por el camino. (Marcos, 10:46 a 10:52.)

27. La autoridad de Jesús - Estando de nuevo en Jerusalén, Jesús andaba por el templo, cuando se aproximaron a él los príncipes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos, que le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio tal autoridad para hacerlas?” Jesús respondió: “Yo os haré una sola pregunta, respondedme; entonces os diré con que autoridad hago estas cosas. ¿El bautismo de Juan era del cielo o de los hombres? Respondedme”. Ellos entonces discurrían entre sí: “Si dijéramos: Del cielo, él dirá: ¿Por qué, entonces, no le diste a estos crédito? Diremos, sin embargo: ¿De los hombres?” Ahora, ellos temían al pueblo; porque todos realmente tenían a Juan como profeta. Decidieron, pues, responder: “No sabemos”. Delante de esa respuesta, Jesús replicó: “Ni yo os digo con que autoridad hago estas cosas”. (Marcos, 11:27 a 11:33.)

28. Parábola de los labradores infieles - Dicho esto, Jesús les contó la siguiente parábola: “Un hombre plantó una viña, la cercó con una tapia, cavó allí un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores, y partió para otro país. En tiempo de la cosecha envió a un siervo a los labradores, para recibir de ellos del fruto de la viña; pero ellos, agarrándolo, lo azotaron y mandaron sin embargo sin cosa alguna. Hizo  enviarles otro siervo; y a este lo hirieron en la cabeza, y lo llenaron de afrontas. Envió aún a otro, y a este mataron; y envió a muchos otros, a algunos de los cuales azotaron y a otros mataron. Le restaba aún uno, su hijo amado; a este envió por último, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémoslo, y la herencia será nuestra. Agarrándolo, lo mataron y lo lanzaron fuera de la viña. ¿Qué hará el señor de la viña? Vendrá y exterminará los labradores, y entregará su viña a otros”. Después de contar la parábola, Jesús indagó: “Nunca leísteis siquiera este pasaje de la Escritura: ¿La piedra que los edificadores rechazaron, esa fue puesta como la piedra angular; esto fue hecho por el Señor, y es maravilloso a nuestros ojos?” Los sacerdotes, los escribas y los ancianos percibieron que la parábola fuera proferida contra ellos, y buscaban un medio de prenderlo; pero, como temían al pueblo, dejándolo, se retiraron. (Marcos, 12:1 a 12:12.) 

Respuestas a las preguntas propuestas 

1. De acuerdo con Jesús, ¿es lícito al hombre repudiar a su mujer?

No. Según Jesús, cualquier hombre que dejara a su mujer y se casara con otra, adultera contra ella. Y si la mujer dejara a su marido, y se casara con otro, también adultera. (Marcos, 10:2 a 10:12.)

2. Un hombre, arrodillándose delante de Jesús, le preguntó: Bueno Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?¿Qué le respondió el Señor?  

Primero, Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie hay bueno sino uno, que es Dios. Y añadió: Tú sabes los mandamientos: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; no defraudarás alguien; honra a tu padre y tu madre. El hombre, sin embargo, respondiendo, le dijo: Maestro, todo eso guardé desde mi juventud. Jesús, mirando para él, entonces le dijo: Maestro, todo eso guardé desde mi juventud. Jesús, mirando para él, entonces le dijo: Te falta una cosa: ve, vende todo cuánto tienes, y lo das a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, toma tu cruz, y me sigues. (Marcos, 10:17 a 10:25.)

3. ¿Qué extraño pedido fue hecho a Jesús por Juan y Santiago, hijos de Zebedeo?

Los hermanos le pidieron: Nos concede que en tu gloria nos sentemos, uno a tu derecha, y otro a tu izquierda. La respuesta de Jesús los cristianos saben cual fue. (Marcos, 10:35 a 10:41.)

4. ¿Cómo se dio, en la descripción de Marcos, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén?

Después que se aproximaron a Jerusalén, de Betfagé y de Betania, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, a los cuales dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros; y, luego que allí entréis, encontraréis prendido a un burro, sobre el cual aún no montó hombre alguno; soltadlo y traédmelo. Ellos fueron, encontraron al burro preso fuera de la puerta, entre dos caminos, y lo llevaron a Jesús. El Maestro se sentó sobre él y entró en la ciudad, donde muchos extendían sus vestiduras por el camino, mientras otros cortaban ramos de los árboles y los esparcían por el camino. Aquellos que iban delante, y los que lo seguían, clamaban: Hosanna, bendito lo que viene en nombre del Señor; bendito el reino de nuestro padre David, que viene en nombre del Señor. Hosanna en las alturas. (Marcos, 11:1 a 11:10.)

5. ¿Qué enseñanzas nos dejó Jesús al expulsar a los mercaderes del templo?

El episodio fue así descrito por el evangelista: Jesús y sus apóstoles llegaron a Jerusalén. Allí, al entrar en el templo, Jesús comenzó a expulsar a los que en el vendían y compraban y, enseguida, derrumbó las mesas de los operadores de cambio y las sillas de los que vendían palomas. Y no consintió que alguien llevara algún vaso por el templo, al tiempo que los enseñaba diciendo: No está escrito: ¿Mi casa será llamada, por todas las naciones, casa de oración? Pero vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones. Parece claro que él quiso enseñarnos que el templo es un lugar de oración, de adoración al Señor, de reflexión y meditaciones sobre las altas preocupaciones de la vida, y no un lugar en que se negocian monedas o mercancías. (Marcos, 11:15 a 11:17.)


 

 

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