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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4  166 – 11 de Julio del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Marcos

Segundo libro del Nuevo Testamento

Marcos (Discípulo de Pedro)

(Parte 5)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. ¿Cómo se dio el episodio de la transfiguración de Jesús y qué discípulos la presenciaron?

2. Los escribas decían que, antes de venir el Mesías, era necesario que Elías viniera. Que dijo Jesus acerca de eso?

3. Al curar al niño endemoniado desde la infancia, que no pudo ser curado por sus discípulos, ¿que enseñanza nos dejó Jesús?

4. Habiendo sus discípulos discutido entre sí cuál era el mayor de entre ellos, Jesús aprovechó la enseñanza para darles una notable lección. ¿Que lección es esa?

5. En que circunstancia Jesús declaró: ¿Quién no es contra nosotros es por nosotros? ¿Y que significan tales palabras?

Texto para leitura 

19. Jesús pide a los discípulos que se guardasen de la levadura de los fariseos - Después de despedir a la multitud, Jesús entró en el barco y fue, con sus discípulos, para las partes de Dalmanuta. Los fariseos le pidieron entonces, para intentarlo, que les diese una señal del cielo. Jesús, suspirando profundamente en su espíritu, les dijo: “¿Por qué pide esta generación una señal? En verdad os digo que a esta generación no se dará señal alguna”. Y, dejándolos,   entró en el barco y fue para la otra orilla. Los discípulos, por olvido, no llevaban consigo un único pan. Jesús, aprovechando la enseñanza, los advirtió: “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, de la levadura de Herodes”. Los discípulos, sin entender lo que él decía, pensaron que Jesús así hablaba, porque no habían llevado pan. Percibiéndolo, el Señor les dije: “¿Para que arrozales, si no tenéis pan? ¿No considerasteis, ni comprendisteis aún? ¿Tenéis aún vuestro corazón endurecido? ¿Teniendo ojos, no veis? ¿Y, teniendo oídos, no oís? y no os acordáis, cuando partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuantos cestos llenos de pedazos levantasteis?” Ellos dijeron: Doce. Jesús, entonces, preguntó: “Y, cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuantas alforjas llenas de pedazos levantaste? ¿Aún vuestro corazón está endurecido? ¿Teniendo ojos, no veis? y, teniendo oídos, ¿no oís? y no os acordáis, ¿cuándo partí los cinco panes entre los cinco mil, cuantos cestos llenos de pedazos levantasteis?” Ellos dijeron: Doce. Jesús, entonces, preguntó: “Y, cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas alforjas llenas de pedazos levantasteis?” Ellos respondieron: Siete. Jesús entonces les preguntó: “¿Cómo no entendéis aún?” (Marcos, 8:10 a 8:21.)

20. Pedro le afirma, convencido: “Tú eres Cristo” - Los judíos de su época, segundo fue dicho por los discípulos, creían que Jesús era Juan el Bautista, Elías o alguno de los profetas que había resucitado. Pedro, sin embargo, preguntado por el Maestro, declaró con convicción: Tú eres Cristo. Jesús, al oír tal frase, los amonestó para que a nadie dijeran aquello de él, y comenzó a enseñarles que era preciso que el Hijo del hombre padeciera mucho y fuera rechazado por los ancianos y príncipes de los sacerdotes, y por los escribas, y que fuera muerto, avisando pero que tras tres días resucitaría. Cuando decía esas cosas, Pedro lo tomó a  parte y se puso la reprenderlo, pero él, volviéndose y mirando para sus discípulos, reprendió al apóstol, diciendo: “Retírate de delante de mí, Satanás; porque no comprendes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres”. (Marcos, 8:27 a 8:33.)

21. Quién quiera salvar su vida la perderá - Llamando a sí la multitud, con sus discípulos, les dijo el Señor: “Si alguien quiere venir después de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y que me siga. Porque cualquiera que quiera salvar su vida la perderá, pero, cualquiera que perdiera su vida por amor a mí y del evangelio, ese la salvará. ¿Pues en qué aprovecharía al hombre ganar todo el mundo y perder su alma? ¿O qué daría el hombre por el rescate de su alma? Por cuanto, cualquiera que, entre esta generación adúltera y pecadora, se avergonzarse de mí y de mis palabras, también el Hijo del hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre, con los santos ángeles”. (Marcos, 8:34 a 8:38.)

22. Jesús predice de nuevo su muerte y resurrección al tercer día - Después de la transfiguración, Jesús ordenó a los tres discípulos que lo acompañaban que a nadie contaran lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos, entonces, retuvieron el caso entre sí, pero preguntaban unos a los otros lo que significaban estas palabras resucitar de entre los muertos. La misma duda surgió cuando, caminando por  Galilea, Jesús volvió a decirles: “El Hijo del hombre será entregado a las manos de los hombres, y lo matarán; y, muerto él, resucitará al tercer día”. Los discípulos no comprendieron lo que el Maestro dijo, pero recelaban interrogarlo. (Marcos, 9:9 y 9:10; 9:32.)

23.  Jesús enseña la caridad y advierte en cuanto a los tropiezos de la vida - Jesús, enseñando la caridad, dijo a sus discípulos: “Aquel que os dé de beber un vaso de agua, porque sois de Cristo, en verdad os digo que de modo alguno perderá  su recompensa. Mas a quién ponga una piedra de tropiezo en el camino de uno de estos pequeñitos que creen, mejor sería que se le colgara al cuello una gran piedra de molino, y que fuera lanzado en el mar”. “Si tu mano te sirve de piedra de tropiezo – advirtió el Señor –, la cortas; mejor es que entres en la vida manco, que, teniendo dos manos, vayas para al Geena, para el fuego inextinguible. Si tu pie te sirve de piedra de tropiezo, lo cortas; mejor es que entre en la vida un invalido,  que teniendo dos pies, será lanzado en el Geena. Si tu ojo te sirve de piedra de tropiezo, lo arrancas; mejor es que entres en el reino de Dios con uno sólo de tus ojos, que, teniendo dos, ser lanzado en el Geena, donde su gusano no muere y el fuego no se borra. Pues cada uno será insípido con fuego. La sal es buena; ¿pero si la sal se ha hecho insípida, con que habéis de restaurarle el sabor? Tened sal en vosotros mismos, y estad en paz unos con los otros.” (Marcos, 9:41 a 9:50.)

Respuestas a las preguntas propuestas

1. ¿Cómo se dio el episodio de la transfiguración de Jesús y qué discípulos la presenciaron?

Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó solos, en particular, a un monte alto y se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se hicieron resplandecientes, extremadamente blancas como la nieve, tal como ninguna lavandería sobre la tierra las podría blanquear. Les aparecieron, entonces, Elías y Moisés, y ellos hablaron con Jesús. Pedro, que todo veía, tomando la palabra, dijo a Jesús: Maestro, es bueno que estemos aquí; y hagamos tres cabañas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Descendió, entonces, una nube que los cubrió con su sombra, y salió de la nube una voz que decía: Este es mi hijo amado; a él oíd. (Marcos, 9:2 a 9:7.)

2. Los escribas decían que, antes de venir el Mesías, era necesario que Elías viniese. ¿Qué dijo Jesús al respecto de eso?

Jesús confirmó la profecía bíblica diciéndoles: En verdad Elías vendrá primero, y todas las cosas restaurará. Os digo, sin embargo, que Elías ya vino, y le hicieron todo lo que quisieron, como de él está escrito, en una alusión directa a Juan el Bautista. (Marcos, 9:11 a 9:13.)

3. Al curar al niño endemoniado desde la infancia, que no puede ser curado por sus discípulos, ¿qué enseñanza nos dejó Jesús?

Después que Jesús entró en la casa, sus discípulos le preguntaron a parte: ¿Por qué no pudimos nosotros expulsarlo? El Maestro les dijo: Esta casta no puede salir con cosa alguna, a no ser con oración y ayuno. Según Amélia Rodrigues, en "Primicias del Reino", obra psicografiada por Divaldo P. Franco, la frase de Jesús significa que delante de los obsesores "sólo la oración del amor infatigable y el ayuno de las pasiones consiguen mitigar la sed en que se entre-devoran", conduciéndolos a la asistencia magnánima de los trabajadores espirituales que en todas partes cooperan con el Amor, incesantemente. Las palabras de Jesús revelan también que existen Espíritus más endurecidos que otros, como aprendemos en las cuestiones 97 y siguientes de El Libro de los Espíritus, que nos hablan sobre las diferentes órdenes de Espíritus. (Marcos, 9:17 a 9:29.)

4. Habiendo sus discípulos discutido entre ellos cuál era el mayor de entre ellos, Jesús aprovechó la enseñanza para darles una notable lección. ¿Qué lección era esa?

A propósito del asunto, Jesús, sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguien quiere ser el primero, sea el último y el siervo de todos. Y agarrando la mano de un niño, lo puso en medio de ellos y, tomándolo en sus brazos, les dijo: Cualquiera que reciba a uno de estos niños en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que a mí me recibe, recibe, no a mí, sino al Padre que me envió. Pero, entre vosotros no sea así; antes, cualquiera que entre vosotros quiera ser grande, sea vuestro siervo, y cualquiera que de entre vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos. (Marcos, 9:33 a 9:37. Vea también: 10:43  a 10:45.)

5. En qué circunstancia Jesús declaró: ¿Quién no es en contra nuestra es por nosotros? ¿Y qué significan tales palabras?

Juan había dicho a Jesús haber visto a una persona que en su nombre expulsaba demonios, pero él no era uno de los seguidores del Maestro y, a causa de eso, lo prohibieron. Jesús, sin embargo, les dijo: No lo prohibáis; porque nadie hay que haga milagro en mi nombre y pueda luego hablar apenas de mí. Porque quién no es contra nosotros es por nosotros. La enseñanza significa que es por sus obras que un individuo se afirma cristiano, no importando el rótulo de que se valga en sus acciones beneméritas. Más tarde, en otra ocasión, él afirmaría que el cristiano se reconoce por sus obras. (Marcos, 9:38 a 9:41.)


 

 

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