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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 146 – 21 de Febrero del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Cuidados con el cuerpo y
con el Espíritu

 
Presentamos en esta edición el tema
nº 146 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate   

1. ¿Utilizada por Jesús, la expresión “la carne es débil” es correcta o no pasa de ser un equívoco?

2. ¿Cómo el Espiritismo sugiere que cuidemos de nuestro cuerpo material?

3. ¿La propuesta contenida en la vieja máxima “mente sana en cuerpo sano” debe ser interpretada de qué modo?

4. ¿La falta de cuidados con el propio cuerpo puede acarrear consecuencias desagradables?

5. ¿Por qué, después de haber examinado a André Luiz, el médico Henrique de Luna, de la colonia espiritual “Nuestro Hogar”, afirmó que André desencarnó debido a un suicidio? ¿André fue suicida? 

Texto para la lectura 

Herir el propio cuerpo no produce perfección moral

1. Utilizada cierta vez por Jesús, como podemos leer en los textos evangélicos, la expresión “la carne es débil” ha sido repetida por personas que ciertamente atribuyen al cuerpo físico las actitudes infelices y, por extensión, las caídas morales de los seres humanos. Probablemente, otra no es la razón por la cual existen criaturas que buscan debilitar e incluso flagelar el cuerpo, con el propósito de evitar las tentaciones.

2. La flagelación del cuerpo, con todo, no produce ni significa perfección moral porque, evidentemente, una no lleva a la otra. Lo que se sabe es que el cuidado con el cuerpo material, promoviendo la salud y previniendo las enfermedades, influye de manera importante sobre el alma, por cuanto para que esa prisionera viva se expanda, y llegue a concebir las ilusiones de la libertad, tiene el cuerpo que estar sano, dispuesto, fuerte.

3. En efecto, tenemos en el cuerpo humano el más sublime de los santuarios y una de las maravillas de la obra divina. De la cabeza a los pies, sentimos la gloria del Supremo Idealizador que, en el curso incesante de los milenios, organizó para el Espíritu en crecimiento el domicilio de carne en que el alma se manifiesta.

4. No hay duda de que, aislado en la concha milagrosa del cuerpo, el Espíritu se encuentra reducido en sus percepciones a límites que se hacen necesarios. Visión, audición, tacto padecen enormes restricciones. El cerebro físico es gabinete oscuro, que le proporciona deseo de recapitular y reaprender. Conocimientos adquiridos y hábitos arraigados ahí yacen en la forma estática de intuiciones y tendencias.

El cuerpo físico es el instrumento pasivo del alma

5. Dentro de las rejas de los sentidos fisiológicos, el Espíritu recibe, sin embargo, gloriosas oportunidades de trabajo en búsqueda de la auto-superación. Entendamos, pues: El cuerpo material es instrumento de manifestación del Espíritu encarnado. No es él – cuerpo – que es débil en lo tocante a las caídas morales, más sí el Espíritu.

6. El cuerpo nada más es un instrumento pasivo y es de su condición perfecta que depende la perfecta exteriorización de las facultades del Espíritu. De la cesación de la actividad de ese o de aquel centro orgánico resulta el término de la manifestación que le es correspondiente. Es de ahí que proviene toda la sabiduría de la vieja máxima “mente sana en cuerpo sano”.

7. El cuerpo material no funciona apartado del alma – él es, en verdad, su representación. Sus células son organizadas según las disposiciones periespirituales del individuo, de modo que el organismo enfermo retrata un Espíritu enfermo.

8. En lo que se refiere al “cuerpo sano”, tiene el atletismo un papel importante y sería su acción de las más edificantes en lo tocante a la salud humana, si el hombre en su vanidad y egoísmo no hubiera viciado también la fuente de la gimnasia y del deporte, transformándola muchas veces en tablado de entronización de la violencia y de la degeneración moral de la juventud, engañada con la fuerza bruta y engañada por los imperativos de la llamada Eugenia (Conjunto de los métodos que buscan mejorar el patrimonio genético de grupos humanos; teoría que preconiza  su aplicación…)

No cuidar del cuerpo es desatender la ley de Dios

9. El hombre tiene el deber de velar por la conservación de su cuerpo. Es esta una ley absoluta, que no le es dato derogar y, por ese motivo, no le asiste el derecho de sacrificar lo superfluo los cuidados que el vehículo físico reclama.

10. Debemos amar nuestra alma, sí, cuidando igualmente de la salud del cuerpo, instrumento que sirve a la evolución de aquella. Desatender a las necesidades que la propia Naturaleza prescribe es desatender a la ley de Dios, y tal actitud genera efectos inevitables, como André Luiz registró en su primera obra.

11. Cuando André, después de ser examinado por Henrique de Luna, lo escuchó  decirle que lamentaba hubiera “venido por el suicidio”, André protestó: "Luché más de cuarenta días, en la Casa de Salud, intentando vencer la muerte. Sufrí dos operaciones graves, debido a la oclusión intestinal...” El médico espiritual le explicó entonces que la oclusión se erradicaba en causas profundas. "Tal vez el amigo no haya reflexionado bastante. El organismo espiritual presenta en sí aún la historia completa de las acciones practicadas en el mundo", le explicó Henrique. (Nuestro Hogar, cap. 4, p. 31 y 32.)

12. La oclusión – observó enseguida el facultativo – derivaba de elementos cancerosos y estos, por su parte, de algunas liviandades cometidas por André en el campo de la sífilis. La molestia tal vez no asumiera características tan graves si su procedimiento mental en el planeta estuviera encuadrado en los principios de la fraternidad y de la sobriedad. Su modo especial de actuar, muchas veces exasperado y sombrío, había captado destructoras vibraciones en los que lo rodeaban. La cólera es manantial de fuerzas negativas para nosotros mismos. La ausencia de auto-dominio, la irresponsabilidad en el trato con las personas, a quien muchas veces había ofendido sin reflexionar, lo conducían con frecuencia a la esfera de los seres enfermos e inferiores. Fue eso lo que agravó su estado. Todo el aparato gástrico fue destruido a costa de excesos de alimentación y de bebidas alcohólicas; la sífilis le devoró energías esenciales; el suicidio era incontestable. (Obra citada, cap. 4, pp. 32 y 33.) 

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Utilizada por Jesús, la expresión “la carne es débil” es correcta o no pasa de ser un equívoco?

La frase usada por Jesús no tiene el sentido que algunos le atribuyen. Ahora, el cuerpo físico no es responsable por las actitudes infelices y por las caídas morales del individuo. El Maestro se refería, obviamente, a la condición del Espíritu reencarnado, que sufre mucho la influencia del medio en que vive y las restricciones que la encarnación le impone.

2. ¿Cómo el Espiritismo sugiere que cuidemos de nuestro cuerpo material?

Tenemos el deber de velar por la conservación del cuerpo. Es esta una ley absoluta, que no es dado al hombre derogar y, por ese motivo, no le asiste el derecho de sacrificar a lo superfluo los cuidados que el vehículo físico reclama. Debemos amar nuestra alma, sí, cuidando igualmente de la salud del cuerpo, instrumento que sirve a la evolución de aquella.

3. ¿La propuesta contenida en la vieja máxima “mente sana en cuerpo sano” debe ser interpretada de qué modo?

El cuerpo nada más es  un instrumento pasivo y es de su condición perfecta que depende la perfecta exteriorización de las facultades del Espíritu. De la cesación de la actividad de ese o de aquel centro orgánico resulta el término de la manifestación que le es correspondiente. El cuerpo material no funciona apartado del alma – él es, en verdad, su representación. Sus células son organizadas según las disposiciones periespirituales del individuo, de modo que el organismo enfermo retrata un Espíritu enfermo.  

4. ¿La falta de cuidados con el propio cuerpo puede acarrear consecuencias desagradables?

Sí. Desatender a las necesidades que la Naturaleza prescribe es desatender a la ley de Dios, y tal actitud genera efectos desagradables.

5. ¿Por qué, después de haber examinado a André Luiz, el médico Henrique de Luna, de la colonia espiritual “Nuestro Hogar”, afirmó que André desencarnó debido a un suicidio? ¿André fue suicida?

Sí. Algunas liviandades cometidas por André Luiz en el campo de la sífilis, su modo especial de actuar, muchas veces exasperado y sombrío, la ausencia de auto-dominio, la irresponsabilidad en el trato con las personas, a quién muchas veces había ofendido sin reflexionar, lo conducían con frecuencia a la esfera de los seres enfermos e inferiores. Todo el aparato gástrico fue destruido a costa de excesos de alimentación y de bebidas alcohólicas; la sífilis le devoró energías esenciales; su suicidio, aunque no consciente, fue incontestable. 

 

Bibliografia

O Evangelho segundo o Espiritismo, de Allan Kardec, cap. XVII, item 11.

Elucidações evangélicas, de Antônio Luiz Sayão, p. 459.

O Consolador, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, questão no 127.

Emmanuel, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, p. 184.

Livro da Esperança, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, p. 49.

Roteiro, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pp. 15, 16, 20 e 21.

Nosso Lar, de André Luiz, psicografado por Francisco Cândido Xavier, cap. 4.

 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita