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Año 3 145 – 14 de Febrero del 2010

PAULO DA SILVA NETO SOBRINHO    
pauloneto@ghnet.com.br   
Guanhães, Minas Gerais (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 


La comunicación entre
los dos planos


En su libro Los Muertos nos Hablan, el Padre François Brune afirma categóricamente que podemos comunicarnos con
aquellos que llamamos muertos

Hemos recibido de varias personas seguidoras de otras corrientes religiosas e-mails con textos o mensajes que, a pesar de que algunos autores no lo admitan, quieren “abrir nuetros ojos” a la verdad, verdad de ellos está claro. Algunos buscan realzar la cuestión de los “milagros” como base para sustentar que Dios escogió su religión para crearlos. ¿Eso no sería un privilegio?

Primero queremos decir que no serán los milagros los que nos harán convencer, ya que no creemos en ellos. Creemos, sí, que son hechos naturales cuyas leyes aún desconocemos, que ocurren desde tiempos primitivos, en todos los lugares y a cualquier persona. No existe ningún privilegio para quien quiera que sea, ya que “Dios no hace acepción de personas”, y principalmente porque, como dice en el libro de Sabiduría: 11,24:”Tu amas todo lo que existe, y no desprecias nada de lo que creaste.
Si odiases alguna cosa, no la habrías creado”.

Pero queremos realzar uno de los puntos fundamentales de la Doctrina Espírita, sobre todo por haber sido por Él que ella se formó, que es la comunicación con los muertos y su interferencia en el mundo de los llamados “vivos”.

El caso que vamos a contar ahora no está debidamente relatado de como pasó, pues infelizmente la memoria no nos ha retenido todo aquello que queremos, pero es un hecho real y relatado en reportajes televisivos, poco tiempo atrás.

Una pareja conmemorando las bodas de oro (¿o sería plata?), junto con sus familiares y amigos, estaba en una iglesia participando de una misa realizada como agradecimiento a Dios por la convivencia mutua de los cónyuges hasta aquella fecha, acto que en los días de hoy, dígase de paso, se vuelve cada vez menos frecuente, ya que la separación se volvió una rutina para muchas parejas. Para guardar aquel acontecimiento, la bellísima ceremonia fue filmada, visto que en el futuro lo que ocurrió en aquel día podría perderse completamente.

En días posteriores, todos los familiares se juntaron para asistir a lo que se grabó en video-casete, pero nadie había caído en cierto detalle, hasta que, un determinado día, uno de los que asistían llamó la atención de todos hacia dos personas que, al fondo de la Iglesia, estaban yendo de un lado hacia el otro. Consiguieron identificar a una de ellas. La sorpresa fue general, pues era la imagen de un pariente que había muerto, o sea, volvió al mundo espiritual de donde venía, asumiendo su verdadera condición de ser espiritual.

Si no hay ningún tipo de comunicación con los muertos, ¿qué sentido tiene que los católicos les oren y
les hagan pedidos?

Alboroto muy grande, en la época. La pareja apareció en varios canales de TV exhibiendo la cinta, de la que afirmaba categóricamente reconocer, entre aquellos dos que atravesaban de un lado para el otro la Iglesia, uno de sus parientes desencarnados. En indeterminado canal de TV, llamaron a “especialistas” para opinar sobre lo ocurrido, y entre ellos estaba un sacerdote católico. Ese sacerdote que se dice especialista en parapsicología, en verdad un reconocido anti-espirita, dice que todo era fruto de la imaginación. Que había sido el inconsciente de las personas el que había producido tal cosa. Discúlpenos, pero fue bueno ver a la pareja saliendo por encima de ese referido sacerdote, el cual, si no se contiene, tal vez les estrangulase allí delante de millones de telespectadores.

El hecho es que el sacerdote, travestido de científico, no explicó cómo el subconsciente consigue producir la imagen de una persona en quien nadie estaría pensando en aquel momento, y que pasó a tener vida propia para caminar de un lado al otro de la Iglesia. Mientras, este mismo padre acepta, sin contestar, que aquellos a los que los católicos llaman santos aparecen a los llamados de los vivos. Citan la aparición de varios de ellos y en muchas ocasiones, y así mismo recurren a los anales de la Iglesia para comprobar tal afirmación. Ahí preguntamos: ¿Solo los Espíritus de los llamados santos católicos se pueden manifestar?

Ya que hablamos de santos, podemos añadir: si no hay ningún tipo de comunicación con los muertos, ¿qué sentido tiene que los católicos les recen y les hagan peticiones? Es más: ¿Cómo esos santos atienden sus peticiones sin que haya una vía de comunicación entre el mundo espiritual y el material? Como se ve, podemos encontrar la mayor prueba de que los muertos se comunican exactamente en aquello en que ellos creen. Pero no queremos quedarnos sólo con esa prueba; vamos ahora a recurrir a la Biblia, libro dicho sagrado que, según creen, es la palabra de Dios y todo lo que en ella se cuenta no hay error.

Analicemos los siguientes pasajes:

1Sm 10,6: Y el espíritu del Señor tomará cuenta de ti, de modo que entrarás en transe con ellos, siendo transformado en un otro hombre.

Aquí percibimos claramente el acontecimiento de una persona en trance (mediúmnico) recibiendo la influencia de un Espíritu. Ahora, usted va a decir que se trata de ¿“el” espíritu y no “un” espíritu? Según afirman varios estudiosos de la Biblia, cuando en griego no aparece el artículo definido es porque la traducción correcta debería ser de “un” y no “el” como se acostumbra a poner en algunas traducciones bíblicas. Además, preguntamos: ¿Si fuese realmente el espíritu de Dios, “bajaría” en alguien? Más adelante usted entenderá porque ponemos “bajar”.

Estar Saúl ahora influenciado por un Espíritu bueno, ahora por un Espíritu malo, es perfectamente aceptable;
 ¿es lo que realmente pasa?

¿Será que existe un ser humano con tanta elevación para poder recibir en su cuerpo la influencia directa del Creador? Puede ser que alguien crea eso, pero nosotros no, ya que no conseguimos divisar a Dios como el simple Creador de la Tierra, sino el Creador del Universo infinito, del que todavía no tenemos capacidad de comprender su magnitud.

1Sm 11,6: Cuando Saúl oyó estas palabras, el espíritu de Dios lo invadió, y fue poseído de violenta cólera.

Ese pasaje sirve para comprobar que Dios no influye en las personas de la forma que los espíritus hacen. Los que aceptan eso deberán admitir también que Dios al influenciar a alguien pueda hacer que la persona se llene de “violenta cólera”, conforme lo narrado en este pasaje. Solo un fanático podrá aceptar un absurdo como ese.

1Sm 16,14-16.23: El espíritu del Señor se había retirado de Saúl y cada vez más frecuentemente lo asaltaba un mal espíritu de parte del Señor. Entonces los cortesanos de Saúl le dijeron:”Está bien claro que el espíritu malo de Dios te asalta. Ordénanos nuestro señor – a tus siervos que estamos a tus órdenes – que busquemos a un hombre que sepa tocar la cítara. Cuando venga el mal espíritu de Dios sobre ti, él te va a tocar con su mano y te sentirás mejor”. Cuando el mal espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomaba la cítara, su mano se deslizaba por las cuerdas y Saúl se sentía aliviado y mejoraba, y el espíritu malo se apartaba de él.

Estar Saúl influenciado ahora por un Espíritu bueno (espíritu del Señor), ahora por un Espíritu malo (espíritu malo de Dios), es perfectamente aceptable, es lo que realmente pasa. No hay respuesta, para aquellos que no poseen espíritu sectario, egoísmo eclesiástico o fanatizados por sus líderes religiosos.

1Sm 19,9-10: Un día un espíritu malo del Señor bajó sobre Saúl; él estaba sentado en casa con la lanza en la mano, mientras David tocaba la cítara. En un momento dada Saúl quiso clavar con su lanza a David en la pared, pero David consiguió esquivar y la lanza se clavó en la pared. David huyó, escapando ileso.

1Sm 19, 19-24: Cuando avisaron a Saúl que David estaba en Naiote de Ramá, envió mensajeros para coger a David. Estos, vieron a la comunidad de profetas, presidida por Samuel, hablando en trance profético. Entonces el espíritu de Dios bajó sobre los mensajeros, los cuales también entraron en trance profético. Cuando explicaron esto a Saúl, mandó a otros mensajeros, pero también fueron tomados en trance profético. Saúl todavía mandó por tercera vez otros mensajeros, que también entraron en trance. Entoces él mismo se puso en camino hacia Ramá. Cuando llegó a la gran cisterna situada en Soco, preguntó:” ¿Dónde están Samuel y David?” Alguien respondió: “Están en Naiote de Ramá”. Cuando se puso en camino hacia allá, hacia Naiote en Ramá, bajó sobre él también el espíritu de Dios, de modo que durante todo el camino antes de llegar a Naiote de Ramá, estaba en trance profético. También él se quitó la ropa y se puso en trance delante de Samuel; cayó en tierra y quedó desnudo todo ese día y toda la noche. Por eso dicen:” ¿Entonces también Saúl es del número de los profetas?

Las pruebas más incontestables de la comunicación con los muertos la encontramos, una en el Antiguo y la
otra en el Nuevo Testamento

Observemos las dos narraciones sobre las expresiones “un espíritu malo del Señor bajó” y “el espíritu de Dios bajó”. Es así como se suele hablar normalmente cuando, no conociendo el fenómeno mediúmnico, las personas dicen: “el espíritu bajó” en fulano, al ver que está bajo la influencia de un Espíritu. ¿Cuál es la diferencia?

Las dos pruebas más incontestables de la comunicación con los muertos las vamos a encontrar, una en el Antiguo Testamento y la otra en el Nuevo Testamento.

La primera es vieja conocida de nuestros adversarios que quieren de todas las maneras buscar otra interpretación en ella, de modo que no quede en evidencia el hecho de que hubo una comunicación con el Espíritu de una persona que ya había fallecido. Está narrado en 1 Samuel 28, que vamos a resumir: Saúl cercado por los filisteos, queriendo saber lo que iba a suceder al pueblo en caso de la guerra contra ellos, busca a una pitonisa de Endor para que le adivine lo que estaría a punto de suceder en el futuro. Pide a la médium, en este caso es una mujer, para que evoque al Espíritu de Samuel, para que él le pueda consultar al respecto de lo que le afligía. El Espíritu de Samuel aparece e, incorporado, o sea, después de “bajar” en la médium, dice a Saúl que moriría en aquella guerra, lo que de hecho acabó sucediendo.

En la que encontramos en el Nuevo Testamento, debemos realzar que el hecho ocurre, nada más y nada menos, con Jesús. En una ocasión, Él, acompañado de Pedro, Santiago y Juan, sube al Monte Tabor, y allá se trasfigura y se le aparecen los Espíritus de Moisés y Elías que hablan con Él /Mt 17,1-9). No hay manera de conseguir ver una cosa más clara que esa. Repetimos, solamente los fanáticos son los que no ven, o no quieren ver.

Podríamos poner varias investigaciones sobre la comunicación de los muertos, hechas por personas idóneas y de reconocido saber científico. Pero no las pondremos por dos motivos. El primero porque ciertas cosas, a pesar de ser hechos reales, no necesitan de comprobación, incluso porque en algunas situaciones las condiciones de las pruebas son muy difíciles, a ejemplo de la creencia en Dios, cuya existencia hasta hoy nadie consigue probar, a pesar de que todos la aceptan calladamente. El segundo porque los actuales dueños de la verdad, que al menos se proponen hacer la investigación con el mismo rigor científico de esos investigadores, van a decir: las condiciones de la época… Freud aún no había sacado la hipótesis del inconsciente etc. Es más, se habla de  tal hipótesis del inconsciente pero nunca nadie probó su existencia, como y en qué condiciones ese inconsciente produce los hechos a ella atribuidos.

Vamos a hablar de testimonios de personas que no pertenecen a las huestes espíritas, para que no digan que estamos arrimando el “ascua a nuestra sardina”. De nuevo citaremos dos casos.

En el libro El Más Allá Existe, Lino Sardos Albertini relata
el caso de la comunicación que tuvo con su
hijo ya desencarnado

El primero de ellos está relatado en el libro El Más Allá Existe, donde el autor delata el caso de la comunicación que tuvo con su hijo ya desencarnado. El autor se llama Lino Sardos Albertini, de cuya biografía extraemos estos datos. Abogado, profesional liberal, ejerce su actividad en Trieste, donde reside en la Rua Piccardi, 43. Fue presidente de la Academia de Estudios Jurídicos y Económicos “Cenáculo Triestino” y presidente de la Junta Diocesana de Acción católica de Trieste. Fue – y tal vez aún lo sea – vicepresidente nacional de la Unión Paneuropea Italiana y presidente del Arqueoclub de Trieste. Es autor de varios ensayos. En la contratapa dice:

“Este libro es la crónica de un diálogo no común, entre dos diferentes dimensiones, entre el aquí y el allí, entre el padre que llama y un hijo, muerto en circunstancias dramáticas que responde. El diálogo ocurre a través de una sensitiva que categóricamente excluye cualquier recompensa y se niega al desarrollo de una actividad pública”.

“Ella practica un tipo de escritura automática por medio de la cual desenmaraña el hilo que mantiene unidos al abogado con su hijo, André”

“Crítico e incrédulo en el principio, Lino Sardos Albertini tuvo que resignarse a los hechos inexplicables que André explicaba, la severa lógica de las respuestas, a su conciencia. Es extraordinaria la manera de transmitir sus mensajes”.

“Envolvente como un romance, impregnado – como una situación dolorosa – de fe y esperanza, este libro ha de inducir a sus lectores a una meditación profunda”. /Albertini, 1989, contratapa.)

El libro del que disponemos fue traducido de la 12ª edición italiana (¿un best-seller?), por una editora de orientación estrictamente católica que es “Ediciones Loyola”, pero infelizmente, cuando se dieron cuenta de lo que realmente habían editado, no se publicó ya ninguna nueva edición. Así, la verdad fue a parar una vez más, bajo el tapete.

El segundo libro es más interesante porque su autor es un sacerdote católico. Su nombre es Padre François Brune, del cual se dice:

El Padre François Charles Antoine Brune es especialista en latín, griego y filosofía. Cursó seis años de “Grand Seminaire”, siendo cinco en el Instituto Católico de París y uno en la Universidad de Tubingen. Tiene cinco años de curso superior de latín y griego por la Universidad de la Sorbona. Estudió las lenguas asirio-babilónicas, hebreo y jeroglíficos egipcios. Fue licenciado en Teología por el Instituto Católico de París en 1960, y en Escritura Sagrada, por el Instituto Bíblico de Roma, en 1964. Fue profesor en diversos “Seminarios” durante siete años. Estudió la tradición de los Cristianos de Oriente y se dedicó a los estudios de los fenómenos paranormales. (BRUNE, 1991, oreja de la contratapa).

La muerte es apenas un pasaje. Nuestra vida continúa,
 sin interrupción, hasta el fin de los tiempos

Según tenemos noticias, el Padre Brune es el representante del Vaticano para asuntos de Transcomunicación Instrumental (Comunicación de los muertos por aparatos electrónicos).

En su libro, después de afirmar categóricamente, que “El después de la vida existe y nos podemos comunicar con los que llamamos muertos” (BRUNE, 1991, p. 15), el Padre François Brune remata diciendo: 

Escribí este libro para intentar derrumbar el espeso muro del silencio, de la incomprensión, del ostracismo, construido por la mayor parte de los mejores intelectuales de occidente. Para ellos, disertar sobre la eternidad es tolerable, decir que se puede entrar en comunicación con ella es considerado como insoportable.

[…]

Tomen este libro como un itinerario. Abandonen, todo lo posible, sus ideas preconcebidas. No tengan miedo, si este libro no los trasforma, luego se darán cuenta. En todo caso lean esta obra como la historia de un descubrimiento fabuloso y verdadero.

Entonces progresivamente, surgirán esas verdades esenciales que se volverán, así lo deseo, en materia de sus vidas. La muerte es apenas un pasaje. Nuestra vida continúa, sin ninguna interrupción, hasta el fin de los tiempos. Llevaremos creo, más allá de nuestra personalidad, nuestros recuerdos, nuestro carácter. (BRUNE, 1991, p. 15-17.)

Queda ahí a modo de  título de conclusión del Padre Brune, cuyo contenido sugerimos para la reflexión de los que intentan decir que todo en el Espiritismo es superstición, fruto de la imaginación o cosa que se le parezca. 

 

 

Referências bibliográficas:

BRUNE, F. Os Mortos nos Falam. Sobradinho, DF: Edicel, 1991.

ALBERTINI, L. S. O Além Existe. São Paulo: Loyola, 1989

Bíblia Sagrada – 8ª ed. Petrópolis, RJ: Vozes, 1989.
 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita