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Año 3 – Nº 142 – 24 de Enero del 2010


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

Zilda Arns, una vida
dedicada al prójimo

 
El lamentable terremoto que alcanzó Haití el último día 12, con una vasta destrucción y miles de muertes, llevó también de retorno a la patria espiritual a la respetable Zilda Arns. Con tres propuestas al Premio Nóbel de la Paz, Zilda dedicó su vida al prójimo. Hermana de D. Paulo Evaristo Arns y nacida en 1934, la notable mujer integra el equipo de los sembradores de Cristo en actividad en el planeta: una vida dedicada a la educación, al amparo de la infancia, de las embarazadas y de las personas ancianas. Murió en la causa en que siempre creyó, como afirmó D. Paulo.

Como muchos saben, médica pediatra y sanitaria, Zilda Arns era fundadora y coordinadora de la Pastoral del Niño y de la Pastoral de la Persona Anciana, órgano de Acción Social de la Iglesia Católica. La Pastoral estima que cerca de 2 millones de niños y más de 80 mil gestantes son acompañadas todos los meses por la entidad en acciones básicas de salud, nutrición, educación y ciudadanía.  ¿Es preciso hablar más sobre la importancia de su obra?

Esa fecunda actividad en el bien, normalmente en favor de los desfavorecidos de todo orden, como la infancia abandonada o desnutrida, embarazadas necesitadas y también personas ancianas o aún personas marginadas, es la gran marca de los sembradores de Cristo, que se inspiran en el ejemplo de Jesús, a pesar de las flaquezas y limitaciones humanas. No pierden tiempo con contiendas, protestas, justificaciones, acusaciones o dificultades. Simplemente trabajan. Trabajan porque reconocen las dificultades que aguardan la decisión humana, trabajan porque confían en el bien, trabajan porque saben que el Maestro de la Humanidad espera por nuestra decisión de amar.

Recordemos. Así fueron, cuando por su pasaje por el planeta, Gandhi, Hermana Dulce, Madre Teresa, Chico Xavier y otros valerosos personajes de la historia de la Humanidad, aunque muchos permanezcan anónimos, desconocidos y aun, en la mayoría de las veces, incomprendidos y marginados. Cada uno en su estadio y con actividades propias, pero todos dignificando la condición humana.    

Hay, sin embargo,  en esa y en otras tragedias semejantes que han ocurrido en el mundo, un por menor que no puede ser olvidado: todos somos inmortales. Por terremotos, enfermedades, accidentes, edad avanzada u otras causas, todos deberemos volver a la condición primera de todos nosotros: seres inmortales. Por eso, Zilda, como tantos que continúan  trabajando, aunque invisibles a los limitados ojos humanos, también proseguirá en su lucha de fe y trabajo por el bien, aunque con el cuerpo físico destruido.

En el caso de Zilda Arns, no es la muerte la que interrumpió su amor y dedicación a la causa del bien. También la muerte no afectará su fe, su confianza en Dios, su determinación y perseverancia en los ideales que abrazó. La muerte sólo la transfirió para otra esfera, pero los lazos de sintonía y de afecto, esos continúan. Y, para nosotros, queda el ejemplo de solidaridad, de humanidad. Ejemplo de esa gran alma que también partió trabajando y dejando la marca del bien en sus luminosos pasos.

La muerte sólo la transfirió para otra esfera, pero en cuanto al terremoto, persiste el desafío para nuestro razonamiento de pensar: ¿Por qué? ¿Cómo conciliar la bondad y grandeza del Creador con tanta violencia y dolor?

Aparentemente, tales hechos son incompatibles con la bondad del Padre, lo que nos lleva forzosamente a comprender que tiene que haber una causa anterior que determine tales acontecimientos, cuya explicación lógica vamos a encontrar en la pluralidad de las existencias, uno de los principios básicos de la Doctrina Espírita.

El asunto es, con todo, muy vasto y, para ser entendido en toda su amplitud, necesita ser investigado, estudiado. Por eso sugerimos inicialmente al lector el estudio del tema en El Libro de los Espíritus, especialmente en las cuestiones 737 a 741 y relacionadas a las cuestiones 166 a 171 y 222, entre otras.


 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita