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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 – Nº 138 – 20 de Diciembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Adoración a Dios


 
Presentamos en esta edición el tema
nº 138 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Dónde podemos encontrar, según el Espiritismo, la prueba de la existencia de Dios?

2. El pensamiento que formulamos acerca de Dios es aun muy primario. ¿Llegaremos un día a comprender a Dios y anular todas las deudas que esa pregunta aun nos presenta?

3. ¿Por qué razón dice el Espiritismo que el hombre de nuestra época no puede comprender la naturaleza íntima de Dios?

4. ¿En qué consiste la adoración a Dios y cuáles sus consecuencias para los hombres?

5. ¿Qué forma de adoración es más agradable al Creador? 

Texto para la lectura 

Solamente con la evolución es que veremos a Dios de forma diferente

1. Tema de apertura de la principal obra del Espiritismo, Dios es definido de forma bastante clara por los inmortales como siendo la inteligencia suprema y la causa primera de todas las cosas. La prueba de su existencia, explican los Espíritus superiores, puede encontrarse en un axioma que utilizamos en nuestras ciencias: “No hay efecto sin causa”. “Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre, y vuestra razón os responderá.” (El Libro de los Espíritus, cuestiones 1 y 4.)

2. La cuestión de Dios es, con efecto, el más grave de todos los problemas suspendidos sobre nuestras cabezas y cuya solución se conecta, de manera estricta e imperiosa, al problema del ser humano y de su destino. El conocimiento de la verdad sobre Dios, sobre el mundo y sobre la vida es – en el decir de León Denis – lo que hay de más esencial, de más necesario, porque es Él que nos sostiene, nos inspira y nos dirige, a pesar de nuestra rebeldía.

3. Nos dice Pietro Ubaldi que sólo gradualmente conseguiremos entender la esencia de las manifestaciones del Creador, cuando por el desarrollo de nuestras capacidades perceptivas y conceptuales fuésemos aprendiendo a penetrar en la profundidad de las cosas. Es, por eso, realmente maravilloso que Espíritus aún en una tímida condición evolutiva, como la nuestra, hayamos concebido desde siempre la certeza de la existencia de un Ser Superior que todo gobierna.

4. A principio, esa idea – innata en el hombre – es vaga y bastante abstracta. Con la evolución, a través de múltiples experiencias reencarnatorias, pasamos a ver a Dios de manera diferente. La sabia naturaleza limitó nuestras percepciones y nuestras sensaciones y es de escalón a escalón, lentamente, que ella nos conduce en el camino del saber, al conocimiento del Universo, sea el visible, sea el oculto.

Falta al hombre un sentido que le permita comprender a Dios

5. Ese pensamiento puede ser cogido en las respuestas dadas por los inmortales a la cuestiones 10 y 11 de “El Libro de los Espíritus”:

Cuestión 10 – ¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios? – “No, porque le falta para eso un sentido.”

Cuestión 11 – ¿Un día será dado al hombre comprender el misterio de la Divinidad? – “Cuando su Espíritu no esté más obscurecido por la materia y, por su perfección, esté próximo a él, entonces el lo verá y lo comprenderá.”

6. Para bien entender el significado de la cuestión n. 10 – que afirma que falta al hombre un sentido que le permita la comprensión de la Divinidad – nos basta recordar que un invidente de nacimiento no tiene condiciones de definir la luz o distinguir los colores, algo que los niñitos pueden hacer, justamente porque falta al invidente el sentido de la visión. Si además de invidente, fuera el sordo, también le sería imposible distinguir los sonidos. Recordemos también que existen en el reino animal seres que sólo poseen el sentido del tacto y, sin embargo, consiguen vivir y sobrevivir en el medio en que se encuentran.

7. Llegaremos así un día, partiendo de una idea primitiva de Dios, a una comprensión más dilatada y superior, pero desde ya podemos comprender que Dios, tal cuál lo concebimos, no es el dios del panteísmo oriental ni el dios antropomorfo, monarca del cielo, exterior al mundo, de que nos hablan las religiones del Occidente, ya que Dios, aunque haya creado el Universo, con él no se confunde.

Adorar a Dios es elevar el pensamiento hasta Él, es aproximarse de él

8. Ese gran Ser, absoluto, eterno, soberanamente justo y bueno, que conoce nuestras necesidades, que es sensible a nuestros dolores, es cual el inmenso foco en que todos los seres, por la comunión del pensamiento y del sentimiento, vienen a absorber fuerzas, el socorro, la inspiración necesaria para guiarnos en la senda del destino, para sosternerlos en sus luchas, consolar en sus miserias, levantar en sus desfallecimientos y caídas.

9. Si, como vimos anteriormente, la idea de Dios es innata en el ser humano, no es posible no creer en la afirmación contenida en la cuestión 651 de “El Libro de los Espíritus” según la cual nunca hubo pueblos ateos, porque siempre los hombres comprendieron que por encima de todo hay un Ente Supremo en el Universo.

10. Es evidente que, individualmente considerados, existen hombres que niegan a Dios, pero esos, en número ínfimo, nada más son individuos transitoriamente envueltos por el manto de la ignorancia. Nos propone Pietro Ubaldi que digamos a alguien que piense así: “Despierta y sentirás que Dios está a tu lado, está dentro de ti, es tu vida, la vida de todo”, porque la concepción de la paternidad divina trae beneficios enormes al Espíritu y es de esa paternidad que transcurre la necesidad de la fraternidad humana.

11. En el transcurso de todo lo que vimos no es difícil entender y justificar la adoración que los hombres deben tener para con el Creador, entendiéndose por adoración la elevación del pensamiento a Dios, un tema que Kardec examinó en “El Libro de los Espíritus”, cuestiones 649 y siguientes, seguidamente resumidas: 

a.  Adoración consiste en la elevación del pensamiento a Dios. Por la adoración el   alma se aproxima al Creador.

b. La adoración es un resultado de un sentimiento innato como el de la Divinidad. La conciencia de su debilidad lleva al hombre a curvarse delante de aquel que lo puede proteger.

c.  La adoración tiene su origen en la ley natural. Por eso, ella se encuentra en todos los pueblos, aunque bajo formas diferentes.

d.  La verdadera adoración está en el corazón. Imaginemos siempre que en todas nuestras acciones un señor nos observa.

e.  La adoración es útil cuando no pasa de una vana simulación.

f.  Dios prefiere a los que lo adoran desde el fondo del corazón, con sinceridad, haciendo el bien y evitando el mal, y no los que creen honrarlo por medio de ceremonias que nos vuelven mejores para sus semejantes.

g.  Aquel que no tiene sino la piedad exterior es un hipócrita. Los cánticos no llegan a Dios sino por la puerta del corazón.

h.  Los hombres reunidos por una comunión de pensamientos y de sentimientos tiene más fuerza para llamar para sí a los buenos Espíritus. Se da lo mismo cuando se reúnen para adorar a Dios. No creemos, sin embargo, que la adoración particular sea menos buena, porque cada uno puede adorar a Dios pensando en él.

i.  La oración es un acto de adoración. Orar a Dios es pensar en él, aproximarse a él y colocarse en comunión con él. 

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Dónde podemos encontrar, según el Espiritismo, la prueba de la existencia de Dios?

La prueba de la existencia de Dios puede ser encontrada en un axioma que utilizamos en nuestras ciencias: “No hay efecto sin causa”. Nos dijeron los inmortales: “Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre, y vuestra razón os responderá”.

2. El pensamiento que formulamos acerca de Dios es aun muy primario. ¿Llegaremos un día a comprender a Dios y anular todas las dudas que esa cuestión aun nos presenta?

Sí. Llegaremos un día a un entendimiento más dilatado y superior al respecto del Creador.

3. ¿Por qué razón dice el Espiritismo que el hombre de nuestra época no puede comprender la naturaleza íntima de Dios?

El motivo de eso es que falta al hombre de nuestra época un sentido que le permita la comprensión de la Divinidad. Somos aún, en relación al Creador, como un invidente de nacimiento en base de la luz o de los colores, que él no tiene condiciones de definir o distinguir justamente por faltarle un sentido: el sentido de la visión.  

4. ¿En qué consiste la adoración a Dios y cuáles sus consecuencias para los hombres?

La adoración consiste en la elevación del pensamiento a Dios. Por la adoración el alma se aproxima al Creador, pero ella solamente es útil cuando no pasa de una vana simulación.

5. ¿Qué forma de adoración es más agradable al Creador?

La verdadera adoración está en el corazón. Dios prefiere a los que lo adoran del fondo del corazón, con sinceridad, haciendo el bien y evitando el mal, y no los que creen honrarlo por medio de ceremonias que no los hacen mejores para sus semejantes.

 

Bibliografia

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, questões 1 a 16, 649 a 657.

As Leis Morais, de Rodolfo Calligaris, p. 46.

O Grande Enigma, de Léon Denis, pp. 25 a 70.

Deus na Natureza, de Camille Flammarion, p. 392.

Deus e Universo, de Pietro Ubaldi, pp. 292 a 317.

A Grande Síntese, de Pietro Ubaldi, p. 201.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita