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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 132 – 8 de Noviembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El advenimiento de Jesús


Presentamos en esta edición el tema
nº 132 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Por qué el pueblo judío, sobre todo, sus sacerdotes, no percibieron que el Mesías llegó?

2. ¿Hay pasajes en el Evangelio que muestran que Dios y Jesús son personalidades distintas?

3. La idea, más tarde concretada por los católicos, de que Jesús integra la trindad universal, ¿era compartida por los apóstoles?

4. Sabemos que fueron muchos los misioneros enviados por Jesús al planeta. Mencione algunos de ellos.

5. ¿Qué significa para nosotros terrenales y para la historia de la Humanidad el nacimiento de Jesús?

Texto para la lectura 

Las citas bíblicas muestran que Dios y Jesús son personalidades distintas

1. El pueblo judío aguardaba ansiosamente al Mesías anunciado por los profetas de la Antigüedad, el cual, llegando al mundo, pudiera liberarlo del yugo de Roma, pero Jesús vino y no fue absolutamente entendido por los israelitas. Los sacerdotes no esperaban que el Redentor buscara la hora más oscura de la noche para surgir en el paisaje terrestre, pues, según su concepción, Cristo debería llegar en un carro magnifico de sus glorias divinas y dar a Israel el cetro supremo en la dirección de los pueblos del planeta.

2. Hube, sin embargo, muchos que lo reconocieron como Cristo anunciado por los profetas de la Antigüedad, aunque él llegara humilde entre los animales de un pesebre y como hijo de un simple carpintero. Entre los que lo reconocieron debemos destacar aquellos que más tarde se harían sus discípulos, apóstoles y seguidores, que pudieron oír de la propia voz de Jesús, en diversas ocasiones, ser él el Enviado del Padre, como muestran estos pasajes bíblicos:

·                    “Quienquiera que me reciba, recibe aquel que me envió.” (Lucas, 9:48.)

·                    “Aquel que me desprecia, desprecia aquel que me envió.” (Lucas, 10:16.)

·                    “Aquel que me recibe no me recibe a mí, sino recibe a aquel que me envió.” (Marcos, 9:37.)

·                    “Aún estoy con vosotros por un poco de tiempo y voy enseguida para aquel que me envió.” (João, 8:42.)

3. Está bien caracterizado en las citas transcritas que Jesús hablaba en nombre del Padre y fue por Él enviado, hecho que muestra una dualidad de personas y excluye la igualdad entre ellas, porque el enviado necesariamente es alguien subordinado a aquel que lo envía. Ese pormenor merece ser meditado por todos cuantos piensan que Jesús y Dios constituyen una única persona, un equívoco que es igualmente contestado por las citas siguientes:

·                    “Si me amarais, prejubilaros, pues voy para mi Padre, porque mi Padre es mayor que yo.” (João, 14:28.)

·                    “No he hablado por mí mismo; mi Padre, que me envió, fue quién me prescribió, por mandamiento suyo, lo que debo decir y cómo debo hablar; y sé que su mandamiento es la vida eterna; lo que, pues, yo digo es segundo lo que mi Padre me ordenó que lo dijera.” (João, 12:49 y 50.)  

4. Los apóstoles, evidentemente, creían piamente que Jesús era el Mesías aguardado, lo que puede ser deducido con facilidad por las siguientes citas constantes de Actos de los Apóstolos:

·                    “Que, pues, toda la Casa de Israel sepa, con absoluta certeza, que Dios hizo Señor y Cristo a Jesús que vosotros crucificasteis.” (Actos, 2:33 a 36.)

·                   “Moisés dijo a nuestros padres: El Señor vuestro Dios os suscitará de entre vuestros hermanos un profeta cómo yo. Escuchadlo en todo lo que él diga. Quién no escuchara a ese profeta será exterminado del medio del pueblo. Fue por vosotros de entrada que Dios suscitó a su Hijo y os lo envió para bendeciros.” (Actos, 3:22, 23 y 26.)

·                    “Fue a él que Dios elevó a su diestra, como siendo el príncipe y el salvador, para dar Israel la gracia de la penitencia y la remisión de los pecados.” (Actos, 5:29 a 31.)

·                    “Pero, estando Esteban lleno del Espíritu Santo y elevando los ojos al cielo, vio la gloria de Dios y Jesús que estaba de pie a la derecha de Dios.” (Actos, 7:55 a 58.)

Con el advenimiento de Jesús se inicia para el globo terrestre una nueva era

5. No es difícil comprender que la venida de Jesús entre nosotros envolvió un intenso trabajo por parte de todos aquellos Espíritus convocados a participar de su gloriosa misión. Cada cual recibió una tarea específica, de dedicación y amor, a fin de facilitar la venida del gobernador espiritual de la Tierra a los planos inferiores.

6. Inicialmente, Jesús envió a las sociedades del globo el esfuerzo de auxiliares valerosos en las figuras de Ésquilo, Eurípedes, Heródoto y Tucídides y, por fin, la extraordinaria personalidad de Sócrates, entre los griegos. En China encontraremos a Fo-Hi, Lao-Tsé y Confúcio; en el Tibet, la personalidad de Buda; en el Pentateuco, Moisés; en el Corán, Mahoma, de modo que cada pueblo recibió, en épocas diversas, los instructores enviados por el Maestro.

7. La familia romana, cuyo esplendor consiguió atravesar múltiples eras, parecía atormentada por los más tenaces enemigos ocultos, que, en breve, le minaron las bases más sólidas, sumergidos en la corrupción y en el exterminio de sí misma. La venida de Cristo estaba próxima y Roma, sede del mundo, parecía no darse cuenta de eso. La aproximación y la presencia consoladora del Divino Maestro en el mundo era motivo suficiente para que todos los corazones experimentaran una vida nueva, aunque ignoraran la fuente divina de aquellas vibraciones confortadoras.

8. Las entidades angélicas del sistema, en las proximidades de la Tierra, se mueven y varias providencias de vasta y generosa importancia son adoptadas. Son escogidos los instructores, los precursores inmediatos, los auxiliares divinos. Una actividad única se registra, entonces, en las esferas más próximas del planeta y, cuando reinaba Augusto en la sede del gobierno del mundo, se vio una noche llena de luces y de estrellas maravillosas. Armonías divinas cantaban un himno de sublimadas esperanzas en el corazón de los hombres y de la naturaleza. Se cumplían allí las profecías: nacía Jesús y se iniciaba para el globo terrestre una nueva era, cuyo advenimiento es recordado por los hombres, todos los años, por ocasión de la Navidad.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Por qué el pueblo judío, sobre todo sus sacerdotes, no percibió que el Mesías hubo llegado?

La razón no es difícil de entender. El pueblo judío aguardaba un Mesías que pudiera liberarlo del yugo de Roma y los sacerdotes pensaban que Cristo debería llegar en el carro magnifico de sus glorias, para dar a Israel el cetro supremo en la dirección de los pueblos del planeta. Como nada de eso ocurrió, ellos continúan  pensando que el Mesías aún no vino.

2. ¿Hay pasajes en el Evangelio que muestran que Dios y Jesús son personalidades distintas?

Sí. Está bien caracterizado en las citas evangélicas que Jesús hablaba en nombre del Padre y fue por Él enviado, hecho que muestra una dualidad de personas y excluye la igualdad entre ellas, porque el enviado necesariamente es alguien subordinado a aquel que lo envía.

3. La idea, más tarde concretada por los católicos, de que Jesús integra la trinidad universal, ¿era compartida por los apóstolos?

No.

4. Sabemos que fueron muchos los misioneros enviados por Jesús al planeta. Mencione algunos de ellos.

Ésquilo, Eurípedes, Heródoto y Tucídides y, por fin, la extraordinaria personalidad de Sócrates, entre los griegos. Fo-Hi, Lao-Tsé y Confúcio, en China. Y aún Buda, Moisés y otros muchos.

5. ¿Qué significa para nosotros terrenales y para la historia de la Humanidad el nacimiento de Jesús?

Su nacimiento significó, para toda la Humanidad terrena, el advenimiento de una nueva.

 

Bibliografia:

Obras Póstumas, de Allan Kardec, 13a edição, FEB, pp. 127 a 144.

A Caminho da Luz, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, cap. VII, IX, X, XI a XIII.

O Evangelho segundo João, 8:42.

Atos dos Apóstolos, 4:26 a 28.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita