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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 131 1º de Noviembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Moisés y la primera
revelación


Presentamos en esta edición el tema
nº 131 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. Además de conducir al pueblo hebreo hasta la Tierra de Promisión, ¿qué otra tarea delegó el Señor en Moisés?

2. ¿Cuántas partes hay en la ley mosaica, y en qué consiste?

3. ¿En qué términos están escritos los Diez Mandamientos?

4. Según Césare Cantu, los israelitas dividen sus libros en tres grupos. ¿Cuáles son ellos?

5. ¿Por qué Jesús optó por el árbol de David para llevar a efecto sus divinas lecciones a la Humanidad?

Texto para la lectura 

La vida y la misión de Moisés, lejos de ser fáciles, estuvieron llenas de dificultades

1. Dice Emmanuel que la ley mosaica fue la precursora directa del Evangelio de Jesús. El protegido de Termútis, tras beneficiarse con la cultura que Egipto le podía prodigar, fue inspirado a reunir todos los elementos útiles para su grandiosa misión, vulgarizando el monoteísmo y estableciendo el Decálogo, bajo la inspiración divina, cuyas determinaciones son hasta hoy la edificación básica de la Religión y del Derecho, si bien las doctrinas antiguas ya hubieron arraigado la creencia de Dios único.

2. La legislación de Moisés está impregnada de leyendas y de crueldades compatibles con su época; sino, preservada de todos los comentarios fabulosos a su respeto, su figura es, de hecho, la de un hombre extraordinario, revestido de los más elevados poderes espirituales, porque fue él el primer hombre que hizo accesibles a la masas populares las enseñanzas conquistadas a costa de larga y penosa iniciación, en que se vislumbra la síntesis luminosa de grandes verdades.

3. La vida y la misión de Moisés, lejos de ser fáciles, estuvieron, al contrario, llenas de atribulaciones, traiciones y desconfianzas. Por muchas y muchas veces, el pueblo israelita demostró no tener confianza en el poder salvador del Señor Supremo, desobedeciendo muchas veces los mandamientos y llegando a rechazar al propio Moisés, que enfrentó problemas hasta en su familia, como muestra la flaqueza de Aarón, su hermano, en el episodio del becerro de oro.

4. Líder auténtico y lúcido profeta, Moisés se constituyó en modelo de todos los verdaderos profetas que le sucedieron, hasta la venida de aquel de quien fue el precursor. Él fue llamado por Dios no sólo para conducir al pueblo de Israel hasta la Tierra Prometida, sino igualmente para hacer conocida la voluntad de nuestro Padre, lo que Moisés hizo al otorgarnos los Diez Mandamientos.

Hay en la ley mosaica dos partes distintas: la ley de Dios y la ley civil o disciplinaria

5. En su calidad de mensajero del Divino Maestro, Moisés buscó concentrar a su pueblo para la gran jornada en busca de la Tierra de Promisión. Médium extraordinario, realizó entonces grandes hechos ante sus hermanos y compañeros maravillados. Fue cuando, entonces, recibió de los emisarios de Cristo, en el monte Sinai, el Decálogo, que hasta hoy representa la base de toda la justicia del mundo. Y antes de abandonar las luchas terrenas, en la extática visión de la Tierra Prometida, legó a la posteridad sus tradiciones en el Pentateuco, iniciando – en el decir de Emmanuel – la construcción de la más elevada ciencia religiosa de todos los tiempos.

6. Como enseña Allan Kardec, hay en la ley mosaica dos partes distinguidas: la ley de Dios, promulgada en el monte Sinai, y la ley civil o disciplinaria, decretada por Moisés. Una – la ley de Dios – es invariable. La otra, apropiada a las costumbres y al carácter del pueblo, se modifica con el tiempo. Por eso es por lo que se hace impensable, en nuestros días, apedrear hasta la muerte a una mujer cogida en adulterio. La circuncisión es otra práctica que ni aún los más fanáticos defensores de la Biblia adoptan.

7. La ley de Dios está formulada en los diez mandamientos siguientes (Ex., 20:1-17.):

. Yo soy el Señor tu Dios, que te quité de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás dioses extranjeros delante de mí. No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de todo lo que hay encima en el cielo, y de lo que hay debajo en la tierra, ni de cosa alguna que haya en las aguas bajo la tierra. No las adorarás, ni les darás culto: porque yo soy el Señor tu Dios, el Dios fuerte y celoso, que venga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me aborrecen. Y que usa de misericordia hasta mil generaciones con aquellos que me aman y que guardan mis preceptos.

. No tomarás el nombre del Señor tu Dios vanamente, porque el Señor no tendrá por inocente aquel que tomar vanamente el nombre del Señor su Dios.

3º. Recuerda santificar el día de sábado. Trabajarás seis días, y harás en ellos todo lo que tienes para hacer. El séptimo día sin embargo es el sábado del Señor tu Dios. No harás ese día obra alguna.

. Honrarás a tu padre y tu madre, para tener una dilatada vida sobre la tierra que el Señor tu Dios te ha de dar.

5º. No matarás.

6º. No fornicarás.

7º. No hurtarás.

8º. No dirás falso testimonio contra tú prójimo.

9º. No desearás a la mujer de tú prójimo.

10º. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su jumento, ni cosa alguna que le pertenezca.

Hay en la religión judaica, según Césare Cantu, tres periodos o edades

8. Aún hoy, según Césare Cantu, los israelitas dividen sus libros en Torá [Del hebr. torah: La ley mosaica; el libro que la concluye; el Pentateuco] constituida de los cinco primeros libros de la Biblia; en Nebum, que son los profetas, y en Quetubim, o escritos en general, o sea, cualquier otro libro. El Talmud llama di brê caballah, es decir, palabras de la tradición, todo lo que no es Torá. Los rabinos dicen que sólo la Torah es LA que constituyó una verdadera novedad en Israel, porque los otros libros son sólo desarrollos parciales del hieroglífico primitivo, encubierto bajo aquel nombre.

9. En síntesis, podemos decir que, según Césare Cantu, hay en la religión judaica tres periodos o edades que marcaron la formación religiosa de los israelitas: la “edad de oro”, o la de el puro hebraísmo bíblico, que comprendía los libros santos, antes de la trasladación para  Babilonia; la “edad de plata”, o la de el hebraísmo bíblico tardío, que comprendía los libros escritos posteriormente a la emigración, y a la “edad de bronce”, o la de el hebraísmo tardío no bíblico.

10. Concluyendo, nos resta preguntar el porqué de la preferencia de Jesús por el árbol de David, para llevar a efecto sus divinas lecciones a la Humanidad, un tema que Emmanuel examina en el cap. VII de su libro “A Camino de la Luz”. Es que, asevera Emmanuel, de todos los pueblos de entonces, aunque Israel fuera el más creyente, “era también el más necesitado, dada su vanidad exclusivista y pretensiosa”. “Mucho se pedirá de quién mucho haya recibido, y los israelitas habían conquistado mucho, de lo Alto, en cuestión de fe, siendo justo que se les exigiera un grado correspondiente de comprensión, en cuestión de humildad y de amor.”

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. Además de conducir el pueblo hebreo hasta la Tierra de la Promisión, ¿qué otra tarea el Señor delegó a Moisés?

Su segunda tarea fue hacer conocida la voluntad de nuestro Padre, lo que Moisés hizo al otorgarnos los Diez Mandamientos.

2. ¿Cuántas partes hay en la ley mosaica, y en qué consisten?

Hay en la ley mosaica dos partes distinguidas: la ley de Dios, promulgada en el monte Sinai, y la ley civil o disciplinaria, decretada por Moisés. Una – la ley de Dios – es invariable. La otra, apropiada a las costumbres y al carácter del pueblo, se modifica con el tiempo.  

3. ¿En qué términos están escritos los Diez Mandamientos?

Así la Biblia nos presenta los Diez Mandamientos:

1º. Yo soy el Señor tu Dios, que te quité de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás dioses extranjeros delante de mí. No harás para ti imagen de escultura, ni figura alguna de todo lo que hay encima en el cielo, y de lo que hay abajo en la tierra, ni de cosa alguna que haya en las aguas bajo la tierra. No las adorarás, ni les darás culto: porque yo soy el Señor tu Dios, el Dios fuerte y celoso, que venga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me aborrecen. Y que usa de misericordia hasta mil generaciones con aquellos que me aman y que guardan mis preceptos.

2º. No tomarás el nombre del Señor tu Dios vanamente, porque el Señor no tendrá por inocente aquel que tomara vanamente el nombre del Señor su Dios.

3º. Acuérdate de santificar el día del sábado. Trabajarás seis días, y harás en ellos todo lo que tienes para hacer. El séptimo día sin embargo es el sábado del Señor tu Dios. No harás ese día obra alguna.

4º. Honrarás a tu padre y a tu madre, para tener una dilatada vida sobre la tierra que el Señor tu Dios te ha de dar.

5º. No matarás.

6º. No fornicarás.

7º. No hurtarás.

8º. No dirás falso testimonio contra tú prójimo.

9º. No desearás a la mujer de tú prójimo.

10º. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su jumento, ni cosa alguna que le pertenezca.

4. Según Césare Cantu, los israelitas dividen sus libros en tres grupos. ¿Cuáles son ellos?

Los israelitas dividen sus libros en Torá, constituida de los cinco primeros libros de la Biblia; en Nebum, que son los profetas, y en Quetubim, o escritos en general, o sea, cualquier otro libro. El Talmud llama di brê caballah, es decir, palabras de la tradición, todo lo que no es Torá.

5. ¿Por qué Jesús optó por el árbol de David para llevar a efecto sus divinas lecciones a la Humanidad?

La explicación, según Emmanuel, es que, de todos los pueblos de entonces, aunque Israel fuera el más creyente, “era también el más necesitado, dada su vanidad exclusivista y pretensiosa”. “Mucho se pedirá a quién mucho haya recibido, y los israelitas habían conquistado mucho, de lo Alto, en cuestión de fe, siendo justo que se les exigiera un grado correspondiente de comprensión, en cuestión de humildad y de amor.”

 

Bibliografia:

O Evangelho segundo o Espiritismo, de Allan Kardec, capítulo I, item 2.

A Caminho da Luz, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, cap. VII, pp. 65 a 72.

Emmanuel, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, cap. II.

Evolução em Dois Mundos, de André Luiz, psicografado por Francisco Cândido Xavier e Waldo Vieira, pp. 160 e 161.

História Universal, de Césare Cantu, vol. 1, pp. 278, 279, 324 a 326.

O Novo Dicionário da Bíblia, de J. D. Douglas, vol. II, pp. 1.067 e 1.068.

Êxodo, cap. 20:1-17.


 

 

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