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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 3 123 – 6 de Septiembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

La obsesión y sus principales
variedades


Presentamos en esta edición el tema
nº 123 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Cuáles son, según Kardec, las principales variedades de obsesión?

2. ¿En qué se distingue la subyugación de la fascinación?

3. ¿Qué es obsesión simple?

4. ¿Existen otras formas de obsesión más allá de la más conocida en que un desencarnado actúa sobre un individuo encarnado?

5. ¿Cómo puede un individuo encarnado obsesar a un Espíritu desencarnado? 

Texto para la lectura 

La obsesión presenta grados diversos, de lo que resultan efectos variables

1. Venimos que la obsesión puede ser entendida como el dominio que algunos Espíritus de naturaleza inferior acostumbran a ejercer sobre ciertas personas. Ese dominio presenta grados variables, de que resultan efectos también variables en grado y complejidad.

2. Las principales variedades de obsesión son, según Kardec, la obsesión simple, la fascinación y la subyugación:

Obsesión simple: Se verifica la obsesión simple cuando un Espíritu moralmente inferior se impone a un médium, se entromete en las comunicaciones contra la voluntad del médium, impide que este se comunique con otros Espíritus y sustituye los Espíritus que son evocados. Cualquier médium, principalmente cuando le falta experiencia, puede ser engañado por Espíritus apenas intencionados. Lo que, sin embargo, caracteriza la obsesión simple es la persistencia de un Espíritu en perturbar las comunicaciones y la dificultad que el médium encuentra para librarse de ese inconveniente.

Fascinación – La fascinación es entendida como una ilusión creada directamente por el Espíritu en el pensamiento del médium, inhibido su discernimiento o su capacidad de juzgar las comunicaciones. El médium fascinado no se considera engañado. El obsesor consigue impedirle de reconocer el engaño, aún cuando la mistificación es grosera o ridícula. Las consecuencias de la fascinación son más graves, una vez que el obsesor dirige la víctima, haciéndola aceptar las más absurdas teorías e ideas. Los Espíritus obsesores son generalmente, en los casos de fascinación, bastante expertos y tramposos.

Subyugación – La subyugación es una implicación que anula la voluntad de la persona, haciéndola actuar de acuerdo con la voluntad del obsesor. El obsesado queda subordinado a un verdadero yugo. La subyugación puede ser moral o corpórea. En el primer caso, la persona es obligada a tomar decisiones casi siempre absurdas y comprometedoras; en el segundo caso, el Espíritu actúa sobre la organización física, provocando desde movimientos involuntarios simples hasta lesiones graves en el cuerpo del encarnado.

Hay varias formas de obsesión, no sólo de desencarnado sobre encarnado 

3. Entendiendo la obsesión como el dominio de una mente sobre otra mente, o sea, un proceso de transmisión mental, se comprende que ella puede presentar otras características además de aquella hasta aquí focalizada, o sea, la actuación de un Espíritu desencarnado sobre un encarnado.

4. Existen, en gran número, personas obsesando a personas. Se caracterizan estas por la capacidad que tienen que dominar mentalmente aquellos que eligen como víctimas. Ese dominio se enmascara con los nombres de celos, envidia, pasión o ansia de poder, y es ejercido muchas veces de manera tan sutil, que la persona dominada se juzga extremadamente amada e incluso protegida. Se trata de obsesión de encarnado sobre encarnado. El marido que subyuga a la esposa o la esposa que tiraniza al marido son expresiones de ese tipo de obsesión.

5. El mismo drama del dominio de una mente sobre otra se desarrolla igualmente en el plan espiritual. Es la obsesión de desencarnado sobre desencarnado. Situaciones que ocurren en la erraticidad son muchas veces reflejo de aquellas que ocurren en la Superficie terrestre, y viceversa.

La obsesión reciproca es una de las modalidades de obsesión

6. Si bien pueda parecer difícil, la obsesión también ocurre de un Espíritu encarnado sobre un desencarnado. Es un hecho más frecuente del que se piensa, pues muchas criaturas humanas se vinculan obstinadamente a los entes amados que las precedieron en el túmulo.

7. Expresiones de amor egoísta y posesivo llevan a la fijación mental en aquellos que desencarnaron, reteniéndolos a las reminiscencias de la vida terrestre, no permitiéndoles el equilibrio necesario para enfrentar la nueva situación en la vida espiritual. Idéntico proceso se verifica cuando el sentimiento que domina al encarnado es de odio, de revuelta etc.

8. Finalmente, la obsesión puede asumir aún la expresión de obsesión recíproca. Así como las almas afines y volcadas para el bien cultivan la convivencia amiga y fraterna, existen criaturas que intercambian vibraciones de naturaleza inferior con las cuales se complacen. Es una especie de obsesión recíproca, que tanto puede ocurrir entre encarnados como entre desencarnados, o aún entre estos y aquellos.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Cuáles son, según Kardec, las principales variedades de obsesión?

R.: Son la obsesión simple, la fascinación y la subyugación.

2. ¿En qué se distingue la subyugación de la fascinación?

R.: La fascinación es entendida como una ilusión creada directamente por el Espíritu en el pensamiento del médium, inhibido su discernimiento o su capacidad de juzgar las comunicaciones. El médium fascinado no se considera engañado. El obsesor consigue impedir de reconocer el engaño, aún cuando la mistificación es grosera o ridícula. La subyugación es una implicación que anula la voluntad de la persona, haciéndola actuar de acuerdo con la voluntad del obsesor. El obsesado queda subordinado a un verdadero yugo, que puede ser moral o corpóreo.

3. ¿Qué es la obsesión simple?

R.: Se verifica la obsesión simple cuando un Espíritu moralmente inferior se impone a un médium, se entromete en las comunicaciones contra la voluntad del médium, impide que este se comunique con otros Espíritus y sustituye a los Espíritus que son evocados. Lo que, sin embargo, caracteriza la obsesión simple es la persistencia de un Espíritu en perturbar las comunicaciones y la dificultad que el médium encuentra para librarse de ese inconveniente.

4. ¿Existen otras formas de obsesión además de la más conocida en que un desencarnado actúa sobre un individuo encarnado?

R.: Sí. Entendiendo la obsesión como el dominio de una mente sobre otra mente, o sea, un proceso de transmisión mental, se comprende que ella puede presentar otras formas además de la mencionada.

5. ¿Cómo puede un individuo encarnado obsesar a un Espíritu desencarnado?

R.: La obsesión de un Espíritu encarnado sobre un desencarnado es más frecuente de lo que se piensa, pues muchas criaturas humanas se vinculan obstinadamente a los entes amados que las precedieron en el túmulo. Expresiones de amor egoísta y posesivo llevan a la fijación mental en aquellos que desencarnaron, reteniéndolos al recuerdo de la vida terrestre, no permitiéndoles el equilibrio necesario para enfrentar la nueva situación en la vida espiritual. Idéntico proceso se verifica cuando el sentimiento que domina el encarnado es de odio, revuelta etc. 

 

Bibliografia: 

A Gênese, de Allan Kardec, cap. XIV, itens 45 a 49.

O Livro dos Médiuns, de Allan Kardec, itens 237 a 254.

Obras Póstumas, de Allan Kardec, 1a parte, item 58.

Nos Bastidores da Obsessão, de Manoel Philomeno de Miranda, psicografado por Divaldo P. Franco, pp. 28 e 29.

Obsessão/Desobsessão, de Suely Caldas Schubert, pp. 34 a 41.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita