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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 3 119 – 9 de Agosto del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Sueño y sueños


Presentamos en esta edición el tema
nº 119 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Qué se entiende por emancipación del alma?

2. ¿Cuál es la finalidad principal del sueño?

3. ¿Qué otro hecho importante posibilita el sueño a la criatura humana?

4. ¿Qué son los sueños?

5. ¿Por qué no siempre soñamos? 

Texto para la lectura 

El sueño es necesario a la renovación de las energías físicas

1. Se llama emancipación del alma o desprendimiento del Espíritu encarnado, lo que le posibilita alejarse momentáneamente del cuerpo físico a que se encuentra conectado. Es preciso entender, sin embargo, que durante la existencia corporal nunca el Espíritu se halla completamente separado del cuerpo. Existe a conectarlos el vehículo periespiritual y es por medio de ese lazo que el Espíritu recibe el aviso, cualquiera que sea la distancia a que se halle del cuerpo material, de que se hace necesaria su presencia. Su retorno al involucro corporal se hace entonces con la rapidez del relámpago.

2. La emancipación del alma es un fenómeno que puede ocurrir en varias circunstancias de la existencia corporal. El sueño es una de ellas, el cual es, para la gran mayoría de las personas, el estado en que el cuerpo material reposa para renovación de sus energías físicas.

3. Si la actividad del Espíritu, valiéndose de su instrumento corpóreo, fuera incesante, sin ninguna tregua, el cuerpo sería llevado al agotamiento y, por consecuencia, a la muerte. Fue por eso que Dios, en su sabiduría, estableció en la existencia humana la fase nocturna del sueño, en la cual el cuerpo físico reposa y puede, así, notar sus energías.

4. El sueño tiene, sin embargo, una significación mucho más profunda y consecuencias mucho más amplias en el conjunto integral de la vida humana. Mientras el cuerpo material yace adormecido, no necesitando de la presencia del Espíritu para comunicarle actividades físicas o mentales, este se libera, se aleja del cuerpo, se reintegra en sus facultades perceptivas y activas directas, pasando a actuar a distancia. Es común, luego que se desprenden de la materia, vayan los Espíritus, durante el sueño, para junto a los seres que les son afines y aún superiores, con los cuales viajan, conversan y se instruyen.

Durante el sueño, el alma no reposa como el cuerpo físico

5. Evidentemente, hay muchos que, mientras el cuerpo reposa, van a mundos inferiores a la Tierra o la regiones espirituales del propio planeta donde los llaman viejos afectos, en búsqueda de gozos muchas veces más bajos que los conocidos en nuestro mundo y con los cuales se deleitan.

6. Gracias al sueño, los Espíritus encarnados están siempre en contacto con el mundo de los Espíritus, y esa es una de las razones que hacen que los Espíritus superiores concuerden, sin gran repugnancia, en encarnar entre nosotros. Quiso Dios que, teniendo que entrar en contacto con el vicio, pudieran ellos ir a reforzarse en la fuente del bien, a fin de igualmente no fallar. El sueño es la puerta que Dios les concede para que puedan ir a estar con sus amigos espirituales. Es una especie de recreo tras el trabajo, mientras aguardan la gran liberación que los restituirá  al medio que les es propio.

7. Entendamos, así, del modo más claro posible en asunto tan delicado: Durante el sueño, el alma no reposa como el cuerpo. El Espíritu jamás está inactivo. Estando aflojados los lazos que lo prenden al cuerpo material, él se lanza por el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus, sean estos amigos, familiares o compañeros de trabajo. Y de ese hecho tenemos el testimonio de los sueños, una experiencia conocida y vivida por muchas personas.

8. En efecto, si el cuerpo físico duerme, ¿cómo puede el individuo, durante el sueño, sentirse vivo, moverse, percibir ambientes diversos y entrar en relación con otras personas, incluso con criaturas que ya partieron para el mundo espiritual? ¿Qué son los sueños sino el resultado de nuestra actividad espiritual durante el sueño?

Los sueños son la prueba de que el alma se emancipa durante el sueño

9. Respondiendo directamente a una cuestión formulada por Kardec acerca del asunto, los Espíritus superiores enseñaron que es por los sueños que podemos juzgar la libertad del Espíritu durante el sueño corporal. El sueño es el recuerdo de lo que el Espíritu vio durante el sueño, lo que tanto puede ser un hecho ocurrido en el pasado como algo que aún vaya a ocurrir en la presente existencia.

10. No siempre nos acordamos de lo que ocurre durante el sueño debido a la grosería de la materia que compone nuestro cuerpo físico, que difícilmente conserva las impresiones registradas por el Espíritu, porque estas no le llegaron por intermedio de los órganos corporales, pero sí por medio del vehículo periespiritual.

11. No es difícil comprender tal explicación. En el estado de vigilia, las percepciones se hacen con el concurso de la organización corporal. Los estímulos son seleccionados por los órganos de los sentidos y transmitidos a través de las vías nerviosas sensitivas al cerebro, donde se graban las impresiones, para ser reproducidas a cada evocación en el fenómeno de la memoria biológica. En el estado de sueño, nada llega al Espíritu por las vías corporales; las impresiones no le pasan por el cerebro. Dada, sin embargo, la permanencia de la conexión entre el Espíritu y el cuerpo, nada impide que, excepcionalmente, las percepciones del alma emancipada repercutan en el cerebro y, entonces, ocasionalmente, el hombre se acuerda de lo que presenció, vio u oyó durante el sueño. Él dirá entonces que soñó.

12. Prueban también la emancipación del alma durante el sueño las visitas espíritas entre personas vivas, de lo que hay varios relatos en la literatura espírita, especialmente en los clásicos.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué se entiende por emancipación del alma?

R.: Se llama emancipación del alma el desprendimiento del Espíritu encarnado, lo que le posibilita alejarse momentáneamente del cuerpo físico a que se encuentra conectado. La emancipación del alma es fenómeno que puede ocurrir en varias circunstancias de la existencia corporal. El sueño es una de ellas.

2. ¿Cuál es la finalidad principal del sueño?

R.: Si la actividad del Espíritu, valiéndose de su instrumento corpóreo, fuera incesante, sin ninguna tregua, el cuerpo sería llevado al agotamiento y, por consecuencia, a la muerte. Fue por eso que Dios estableció en la existencia humana la fase nocturna del sueño, en la cual el cuerpo físico reposa y puede, así, notar sus energías.

3. ¿Qué otro factor importante posibilita el sueño a la criatura humana?

R.: Mientras el cuerpo material yace adormecido, no necesitando de la presencia del Espíritu para comunicarle actividades físicas o mentales, este se libera, se aleja del cuerpo, se reintegra en sus facultades perceptivas y activas directas, pasando a actuar a distancia. Ese hecho es lo que permite que los Espíritus, durante el sueño, entren en contacto directo con seres que les son afines y aún superiores, con los cuales viajan, conversan y se instruyen.

4. ¿Qué son los sueños?

R.: Como vimos en la cuestión anterior, durante el sueño el alma no reposa como el cuerpo. El Espíritu jamás está inactivo. Estando aflojados los lazos que lo prenden al cuerpo material, él se lanza por el espacio y entra en relación más directa con los otros Espíritus. El sueño es el recuerdo de lo que el Espíritu vio durante el sueño, lo que tanto puede ser un hecho ocurrido en el pasado como algo que aún vaya a ocurrir en la presente existencia.

5. ¿Por qué no siempre soñamos?

R.: Eso se da porque no siempre nos acordamos de lo que ocurre durante el sueño debido a la grosería de la materia que compone nuestro cuerpo físico, que difícilmente conserva las impresiones registradas por el Espíritu, porque estas no le llegaron por intermedio de los órganos corporales, pero sí por medio del vehículo periespiritual.

 

Bibliografia: 

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, questões 401 a 403.

O Livro dos Médiuns, de Allan Kardec, item 118.

O problema do ser, do destino e da dor, de Léon Denis, p. 76.

Mecanismos da Mediunidade, de André Luiz, obra psicografada por Chico Xavier, p. 151.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita