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Año 3 113 – 28 de Junio del 2009


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

La programación de los que vuelven al mundo

 
Como es destacado en la entrevista concedida en esta semana a este periódico por el compañero Adnilson Luis Andrade Silva, divulgar el Espiritismo constituye, efectivamente, una tarea importante e incluso prioritaria, por los beneficios que el conocimiento espírita trae a las personas que con el tienen contacto.

Una nueva visión de la muerte y de la vida, es un factor importante que puede tener consecuencias directas en el modo como las personas se comportan en este corto periodo que pasamos en el mundo que va del nacimiento a la tumba.

¿Por qué vivimos?

¿Cuál es el objetivo de nuestro pasaje por aquí?

¿Por qué unos mueren tan pronto y otros pasan años presos a una cama?

¿Qué espera de nosotros el Creador de la vida y de las cosas?

De los asuntos tratados por el Espiritismo, uno en especial debería ser objeto con mayor frecuencia de nuestras conversaciones y conferencias. Nos referimos a la llamada programación reencarnatoria.

La duración de una existencia corporal, la profesión a ser desempeñada, la familia, los ascendentes, los descendientes, las pruebas de naturaleza material, las pruebas morales, son tópicos que forman, como sabemos, la programación de una persona que vuelve al escenario del mundo, un hecho que no debería causar sorpresa alguna, una vez que en nuestras relaciones cotidianas la programación hace mucho pasó a ocupar un lugar importante.

Decidimos, por ejemplo, pasar un periodo de vacaciones en el litoral paulista. ¿Dónde nos quedaremos? ¿Utilizaremos un apartamento alquilado o prestado? ¿Qué día partiremos? ¿Cuánto tiempo estaremos fuera? ¿Iremos en autobús o en coche? ¿Cuándo será nuestro regreso? ¿Los recursos económicos serán suficientes? ¿En la ciudad para donde vamos habrá bancos?

Todas las preguntas presentadas y las respectivas respuestas componen un rol, que nada más es un sencillo plan de vacaciones. ¡Y observe el lector que se trata de un simple viaje que durará ciertamente menos de 30 días!

La reencarnación, o sea, el regreso de alguien a una existencia corpórea, es al contrario de eso, un largo viaje cuyo objetivo no es, como en el ejemplo mencionado, preparar las vacaciones. Se trata de algo más profundo, con metas psicológicas y objetivos complejos, que envuelven a un grupo grande de personas, cuyos destinos estarán, por decirlo así, entrelazados.

Es a eso que llamamos programación reencarnatoria que, evidentemente, como todo plan, puede sufrir modificaciones en el recorrido, como es mostrado en uno de los casos relatados en la obra de André Luiz. Según ese autor, una familia bien simple, matrimonio y cuatro hijos, pasó de repente, a enfrentar una dura prueba con el fallecimiento por suicidio del jefe de la casa. Como los suicidios no forman parte de ninguna programación, la evasión de aquel padre causo una dificultad inesperada para la esposa y los niños, lo que hizo necesario para aquellas personas la revisión del programa, o sea, una reprogramación, en la que es notoria la participación de los protectores espirituales que velan por las familias, como la Iglesia siempre enseñó con sus referencias a los llamados ángeles de la guarda.

A la vista de la programación reencarnatoria de una persona, queda fácil entonces, responder a las cuestiones arriba puestas: ¿Cuál es el objetivo de nuestro pasaje por aquí? ¿Por qué unos mueren tan pronto y otros pasan años presos a una cama? ¿Qué espera de nosotros el Creador de la vida y de las cosas?


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita