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Año 3 105 – 3 de Mayo del 2009

LEONARDO MACHADO 
leomachadot@gmail.com  
Recife, Pernambuco (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org


Causas de la
anorexia nerviosa

Trastorno de alimentación caracterizado por una profunda distorsión de la imagen corporal con una búsqueda
incansable de la esbeltez y de la delgadez, la anorexia
nerviosa frecuentemente lleva a la persona a la inanición
 
 

La palabra anorexia, aisladamente, significa literalmente falta de voluntad de comer, de apetito o de hambre. Esta entidad está asociada a diversas patologías encontradas en la medicina, como en las neoplasias malignas. La anorexia nerviosa, a su vez, es un trastorno de alimentación caracterizado por una profunda distorsión de la imagen corporal con una búsqueda incansable de la esbeltez y de la delgadez, asociada así a un control riguroso y absoluto sobre el cuerpo, frecuentemente llegando al punto de la inanición.  Interesante notar es que, incluso estando en el

extremo de la delgadez, los individuos se sienten gordos o desproporcionado, negando constantemente, sus deformidades. Y, hasta cuando ven sus fotos, no consiguen notarse esqueléticos.

En lo que dice respecto a su etiología, la causa primordial es aun desconocida por la medicina. Genéticamente, por ejemplo, hay algunas evidencias que apuntan una mayor concordancia en gemelos monocigóticos (que vienen de diferentes fecundaciones). No obstante, hasta el  presente momento, ningún gen específico fue identificado. Ya del punto de vista biológico, se sugiere que el neurotransmisor noradrenalina tiene una actividad disminuida en las pacientes anoréxicas.  Además de eso, se ve una acción de opiáceos endógenos, un aumento sanguíneo de cortisol, una disminución de la actividad tiroidea y una caída de niveles de hormonas que están ligadas a la menstruación normal. Como sea, estas alteraciones (hormonal y del metabolismo) no parecen ser causas reales, sino consecuencias y agravantes del estado de inanición observada en la patología. En contrapartida, la tomografía por emisión de positrones (TEP) fue capaz de percibir un metabolismo elevado del núcleo de los ganglios basales (una masa voluminosa de sustancia cenicienta, localizada en los hemisferios telencefálicos, que mantienen relación, en toda su extensión, con los ventrículos laterales; es uno de los núcleos de base; forma, juntamente con el núcleo lentiliforme, el cuerpo estriado que tiene una función esencial motora). Mientras, tales encuentros eran revertidos con la realimentación y/o con ganar peso. 

Tres aspectos espirituales pueden ser enumerados en la aclaración etiológica y fisiopatológica de esta afección

Al lado de estos encuentros, con todo, existen importantes factores psicosociales. Los insistentes apelos, por ejemplo, por parte de la cultura nercicista en general, dados en favor de la delgadez, de los ejercicios exorbitantes y de la elegancia como sinónimo de salud, indudablemente, hacen que las pacientes portadoras de este disturbio encuentren apoyo para sus acciones y para sus pensamientos. Típicamente también, las pacientes poseen una relación problemática con sus padres. Algunas veces, la dolencia es una forma de intentar distraer la atención de las relaciones conyugales tensas existentes en sus hogares. Otras, las jóvenes sustituyen sus preocupaciones adolescentes normales por una única relacionada con la alimentación y ganar peso. Conforme anotaciones psicoanalíticas aun, de manera general, la madre es dominadora y controladora y el padre bastante distanciado. Iso hace que, frecuentemente, las pacientes tengan tan poca noción de autonomía y de individualidad al punto de vivir sus cuerpos como estando controlados por sus padres. Tal fenómeno hace que las jóvenes se muestren incapaces de separarse psicológicamente de sus madres, especialmente de estas. Así, los defectos estructurales del ego, cuales sean los disturbios perceptivos que envuelven la distorsión de la propia imagen corporal, parecen estar relacionados a este fracaso inicial en las tareas de separación y de individualización. De este modo, la actitud de inanición autoinducida por parte del paciente sería un esfuerzo de obtener independencia y autonomía, buscando destruir la parte de su madre de su cuerpo; e, igualmente, valida como una persona única y especial.

Al lado de todo eso, no obstante, teniéndose en consideración el Espiritismo inmortal, se verifica que, en la perspectiva de la anorexia nerviosa, de igual manera, es en el Espiritismo que se puede encontrar el manantial de mayores aclaraciones de esta problemática. Así, tres aspectos espirituales, si así se puede expresar, pueden ser enumerados en la aclaración etiológica y fisiopatológica de esta afección: los complejos adquiridos en vidas pasadas, y no sólo en la infancia; las densas energías almacenadas en el periespíritu, envoltorio energético del alma que la une a la estructura corpórea, que la desestructuran; y las influencias espirituales obsesivas, tanto de carácter “fortuito”, como de carácter pretérito.

En la anorexia nerviosa, la paciente, influenciada por los patrones estéticos arbitrarios, se ve diferente de lo que es

Al respecto del primer mecanismo, la noble Joanna de Ângelis esclarece que la fuerza del amor es alimento para la vida, una vez que actúa en el ser armonizándolo y equilibrando su cuerpo periespirítico. De este modo, toda vez, esclarece ella, que “el individuo se identifica sin amor hace, inconscientemente un cuadro regresivo y descubre que no fue necesariamente nutrido (alimentado por el amor), pasando a experimentar un sentimiento de reacción a través de la norexia nerviosa o inapetencia”. Según ella, sin embargo, este cuadro de falta de amor puede venir tanto de la presente experiencia encarnatoria, como de otras reencarnaciones, como además, ocurre con cierta frecuencia. Como se ve, por tanto, esta explicación, en vez de contradecir las explicaciones psicoanalíticas, la corrobora. Con todo, considera también, experiencias anteriores al nacimiento. Acerca de las causas periespirituales, se hace menester entender que una de las propiedades del periespíritu es su plasticidad, conforme la clasificación didáctica del respetable Prof. Zalmiro Zimmermann. Este tiene que ver con la capacidad de el periespíritu recibir las impresiones del pensamiento del ser, moldeándose energeticamente de acuerdo con los tenores de sus efluvios. El profesor aclara que “el periespíritu, extensión del alma, es el eterno espejo de la mente, moldeándose de acuerdo con su comando plástico”. Ahora, estas modificaciones, que también pueden ser consecuencias de procesos mórbidos de vidas pasadas, con mayor frecuencia en el caso de la referida patología, o incluso de esta actual, pueden ser las responsables por el surgimiento de las distorsiones del ego acerca de su imagen corporal.

El individuo, sintiendo las vibraciones de su envoltorio espiritual, e incluso viendo sus deformaciones en el sueño, genera en sí, o más agrava una baja autoestima y un disturbio perceptivo de la propia imagen corpórea, que a pesar de muchas veces ser perfectas, encubre complejas plastificaciones del cuerpo espiritual. Esta puede ser la génesis de otros disturbios psiquiátricos que cursan con la alteración de la propia imagen (trastorno dismórficos corporales). En el caso de la anorexia nerviosa, la paciente, influenciada por los patrones estéticos arbitrarios, se ve diferente de los que es, y, a pesar suyo, intenta modificar aquella estructura invisible, pero perceptible, transformando el cuerpo, a través de la restricción dietética.

Es por el consentimiento, consciente o inconsciente del paciente, que las obsesiones se instalan y se perpetuan

En lo tocante a las obsesiones, ellas pueden ser causas o agravantes del cuadro enfermo y, además, tener su origen en desavenencias del pasado o en simbiosis que llamaremos “fortuitas” con Espíritus interesados en el mal. Explica Manoel Philomeno de Miranda que “de la misma forma que las enfermedades orgánicas se manifiestan donde hay carencia, el campo obsesivo se disloca de la mente para el departamento somático donde las imperfecciones morales del pasado dejaron marcas profundas en el periespíritu”. De ese modo, en el caso de la enfermedad en pauta y de los disturbios alimenticios como un todo, en el área del tracto digestivo, de los centros nerviosos responsables por el hambre y de los mecanismos metabólicos que se unen a la nutrición. Como se observa, sin embargo, es por el consentimiento consciente o inconsciente del paciente que las obsesiones se instalan y se perpetuan.

Ciertamente, en casos complejos de anorexia nerviosa, elementos de todos estos puntos oreados, hasta aquí, en la etiología deben estar envueltos, integrándose de alguna forma. Y, por eso mismo, en su terapéutica, se debe tener en mente un abordaje amplio, teniéndose en cuenta, no solamente las contribuciones de la Doctrina codificada por Allan Kardec, sino del mismo modo con la psiquiatría y de las psicoterapias.

 

Referências:

1. Kaplan, Harold I. Sadock, Benjamin J. Grebb, Jack A. trad. Dayse Batista. Compêndio de Psiquiatria: ciências do comportamento e psiquiatria clínica. 7.ed. 6ª reimpressão. Porto Alegre: Artmed, 1997, cap.22.1, p.648-653.

2. Harrison Medicina Interna. Editores Dennis L. Kasper... [et al.]. 16.ed. Rio de Janeiro: McGraw-Hill Interamericana do Brasil Ltda., 2006, cap.65, p.449-452.

Moore, Burness E. Fine, Bernard D. Termos e conceitos psicanalíticos. 3.ed. Porto Alegre: Artes Médicas, 1992, p.16-17.

3. Machado, A. Neuroanatomia funcional. 2.ed. São Paulo: Editora Atheneu, 2005, cap.8, 26, p.72, 249, 252.

4. Franco, Divaldo P. Autodescobrimento – uma busca interior. Pelo Espírito Joanna de Ângelis. 11.ed. Bahia : Editora LEAL, 1995, cap.2, p.33-38.

5. Franco, Divaldo P. Aspectos psiquiátricos e espirituais nos transtornos emocionais. Organizado por Washington Luiz Nogueira Fernandes. 3.ed. Bahia : Editora LEAL, 2006, cap.30, p.182-183.

6. Zimmermann, Z. Perispírito. 2.ed. São Paulo : Editora CEAK, 2002, cap.2, p.32.  

 


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