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Año 2 – 98 – 15 de Marzo del 2009


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

El Evangelio en el Hogar
y sus frutos
 

 
El compromiso del Espiritismo con la divulgación del Evangelio nació desde luego con la codificación llevada a efecto por Allan Kardec, que publicó en 1864 El Evangelio según el Espiritismo, obra que Herculano Pires consideraba “de cabecera”, de lectura diaria obligatoria, de lectura preparatoria de las reuniones doctrinarias, además de libro que debería ser estudiado con mayor profundidad para mejor comprensión de la Doctrina.

En el prefacio que escribió en 1973 para la edición del mencionado libro por la Editora Três, Herculano dice que pocos meses antes de que la obra se publicara, los Espíritus amigos de Kardec le dijeron, relativamente al libro entonces en gestación: “Ese libro de doctrina tendrá una influencia considerable, porque explica cuestiones de interés capital. No solamente el mundo religioso encontrará en el las máximas que necesita, como las nociones, en su vida práctica, de el extraerán instrucciones excelentes”. Y enseguida: “Con esta obra, el edificio comienza a liberarse de los andamios y ya podemos verle la cúpula diseñándose en el horizonte”.

Herculano, con la claridad que le era peculiar, adujo entonces el siguiente comentario: “Estas comunicaciones, cuya lectura completa puede ser hecha en Obras Póstumas, nos revelan la importancia fundamental de El Evangelio según el Espiritismo en la codificación kardecista. En cuanto El Libro de los Espíritus nos presenta la Filosofía Espírita en su integridad y El Libro de los Médiums la Ciencia Espírita en su desarrollo, este libro nos ofrece la base y la guía de la Religión Espírita” (El Evangelio según el Espiritismo, Editora Três, pp. 29 y 30).

Kardec hace la presentación de la obra en la parte I de la Introducción que él escribió especialmente para la ocasión. Dice entonces el Codificador: “Esta obra es para uso de todos; cada cual puede de ella sacar los medios de conformar su conducta a la moral de Cristo. Los espíritas en ella encontrarán, además de eso, las aplicaciones que les conciernen más especialmente”. Y añadió: “Gracias a las comunicaciones establecidas, de ahora en adelante, de manera permanente, entre los hombres y el mundo invisible, la ley evangélica, enseñada a todas las naciones por los propios Espíritus, no será más letra muerta, porque cada cual la comprenderá y será incesantemente solicitado a ponerla en práctica, por los consejos de sus guías espirituales. Las instrucciones de los Espíritus son verdaderamente las voces del cielo que vienen a esclarecer a los hombres e invitarlos a la práctica del Evangelio” (Introducción, parte I). 

Una vez que otra el Movimiento Espírita incentiva, por medio de campañas específicas, la realización del llamado Evangelio en el Hogar, una práctica cuya importancia pocos, en el medio espírita, ignoran.

De hecho, muchos han sido los mensajes enviados por los instructores espirituales dándonos cuenta de la relevancia de esa práctica. La oración, la lectura del Evangelio y la reflexión madura en torno de las enseñanzas de Jesús modifican la atmósfera psíquica en que vivimos y atraen junto a nosotros inspiraciones positivas de nuestros amigos espirituales. Con eso, el perfeccionamiento moral, aunque pese nuestro inmenso atraso, es grandemente facilitado. Odios, antagonismos, divergencias de entendimiento van poco a poco cediendo lugar a una mejor comprensión de lo que es la vida y cuáles nuestros objetivos al encarnar en el mundo en que nos encontramos.

Si tal cuidado se generaliza, es posible imaginar los beneficios venidos de ahí, una vez que la evangelización de la criatura humana concurre para que las familias se vuelvan más armoniosas y la sociedad, en consecuencia de eso, más fraterna.
 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita