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Año 2 – 95 – 22 de Febrero del 2009

PAULO DA SILVA NETO SOBRINHO 
pauloneto@ghnet.com.br     
Guanhães, Minas Gerais (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Freud en el diván 

La ciencia no es más que el conjunto de las concepciones de un siglo, que la Ciencia del siglo siguiente trasciende y sumerge. (León Denis) 

Introducción
 

Es muy común a una clase de detractores del Espiritismo apoyarse en el padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939), como base para explicar los fenómenos espirituales.

Ese grupo está compuesto de pseudoparapsicólogos, todos de origen Católico, que no teniendo elementos en la Parapsicología para refutar la realidad de la manifestación espiritual, recurren a “Freud explica”, usando y abusando del inconsciente individual y del colectivo, como poderosos armamentos que, según ellos, aniquilarían las tesis espíritas.

La unión que estamos haciendo a la Iglesia Católica no tiene el sentido de denigrar esa milenaria institución religiosa,   sino   apenas   mostrar    la

contradicción de esos sistemáticos opositores. A pesar de que el catecismo católico enseña que el hombre tiene un alma y que ella después de la muerte del cuerpo físico, futuramente, cuando sea el día del juicio, irán a resucitar, ellos, los pseudoparapsicológos católicos, en una tesis contraria, dicen que “no existen espíritus humanos sin cuerpo material o resucitado”.

Oportuno sería colocar las observaciones de J. Herculano Pires que, en vida, fue un estudioso de la Parapsicología, sobre esas personas:

Cuando, pues, un pretendido parapsicólogo se propone a “enseñar” que la parapsicología niega la existencia de espíritus, de comunicaciones espirituales, de principios religiosos y filosóficos, como de la reencarnación y el de la existencia de Dios, sus diplomas y certificados no tienen siquiera el valor de testimonio de información sobre el asunto.

Es interesante como ciertas cosas ocurren. Veamos:

Los fenómenos espíritas, que revelaban inteligencia, no eran simples efectos de los procesos biológicos y filosóficos. Eran fenómenos muy complejos, que podían provenir de la mente o de las entrañas humanas, pero también podían ser producidos por fuerzas aun no suficientemente conocidas, como el magnetismo natural, la electricidad, energías y elementos procedentes de regiones aun no invadidas por la propia conciencia humana. El inconsciente era una incógnita. Kardec lo abordó cuando Freud estaba aun en la primera infancia. Kardec dio a la Revista Espírita, órgano que fundó para divulgar sus trabajos e investigaciones de opiniones, el subtítulo de Periódico de Estudios Psicológicos, probando ya estar convencido de que enfrentaba los problemas del psiquismo humano. (PIRES, 1988, p. 54).

       Teniendo la Parapsicología como origen los fenómenos espíritas, ¿cómo explicar que algunos parapsicólogos actuales vienen a negar tales fenómenos? La explicación es fácil, así como el Espiritismo nació en Francia, también vino de allá la Parapsicología reduccionista de Robert Amadou, católico-tomista (conjunto das doctrinas teológicas y filosóficas de S.  Tomás de Aquino). Ella es la preferida de nuestros contradictores católicos que intentan, por todos los medios que les sean posible, combatir el Espiritismo, ¡pero nosotros sabemos el por qué de eso, pues “es hecho bastante conocido que el punto de vista de cada cual influye fuertemente sobre el punto de vista de cada cual! En otras palabras, lo que se ve cuando se observa, está condicionado por el punto en que nos colocamos cuando observamos”. (WILKINSON, 2003, p. 210).

Ese hecho nos hizo creer aun más en los principios espíritas, pues pensamos que si el Espiritismo no tuviese algo de valor no sería tan sistemáticamente atacado. Y como creemos que la verdad no necesita ser impuesta, que los que quieren convencer a los otros que están con ella, en realidad no están, pues ella es tan cristalina que no necesita de absolutamente nada para convencer a no ser ella misma.

¿Hemos dicho que si no existe alguna cosa después de nuestra muerte cuál sería la utilidad de nacer en una familia? Podríamos muy bien tener un comportamiento igual al de los animales, que ningún vínculo familiar establece con su prole y en su mayoría la relación con la pareja se resume sólo al acto de procrear.

Interesante también es que la mayoría de esos contradictores deben juzgarse los únicos dotados de inteligencia ya que sólo las tesis que defienden son las verdaderas, a pesar de no estar alineadas, primero con sus principios religiosos, según con los de la Parapsicología moderna. 

Opiniones intocables sobre el Espiritismo 

El profesor Charles Richet, de la Academia de Medicina de París, creador de la Metapsíquica, origen de la actual Parapsicología, conforme León Denis, termina su artículo bajo el título “Se debe estudiar el Espiritismo”, publicado en los “Annales des Sciences Psychiques”, en 1905, de esa forma:

 “1º - No hay contradicción alguna entre los hechos y teorías del Espiritismo y los hechos positivos establecidos por la Ciencia, 2º - El número de los escritos, memorias, libros, narraciones, notas, experiencias, es tan considerable y firmado por autoridades tales, que no es lícito rechazar esos numerosos documentos sin un estudio profundizado. 3º - Nuestra ciencia contemporánea se encuentra tan poco adelantada aun relativamente a lo que será un día los conocimientos humanos, que todo es posible, incluso lo que más extraordinario se nos figura… En lugar, por tanto, de parecer ignorar el Espiritismo, los sabios lo deben estudiar. Físicos, químicos, fisiólogos, filósofos, cumplen que se den al trabajo de tomar conocimiento de los hechos espíritas. Un largo y árduo estudio es necesario. Será indudablemente fructuoso”. (DENIS, 1987, p. 33).

Y hablando sobre las experiencias de William Crookes, el renombrado sabio inglés, afirma Richet que ellas “son de granito” (PIRES, 1987, p. 83). Crookes realizó experiencias relacionadas a las materializaciones de Espíritus, habiendo incluso sacado varias fotografías de aquel que se presentaba con el nombre de Katie King, a través de la mediumnidad de ectoplasmia de Florence Cook.

Herculano Pires nos informa que:

              Charles Richet, premio Nóbel de Fisiología y fundador de la Metapsíquica, en desacuerdo con Kardec declaró en su propio Tratado de Metapsíquica, que Kardec era quien más había contribuido para la aparición de nuevas ciencias, y recordó que Kardec jamás hizo una afirmación que no estuviese probada en sus investigaciones. (PIRES, 1987, p. 55).

Se debe a Joseph Banks Rhine, profesor catedrático de filosofía y psicología en la Universidad de Duke, EUA, el surgimiento de la Parapsicología. Su esposa, la Sra. Louisa Rhine, colaboradora de su obra, publicó el libro Los canales ocultos del espíritu, donde “reconoce que una parte significativa de los fenómenos psíquicos solamente puede ser explicado a través de la hipótesis espirítica” (LOEFFLER, 2003, p. 312), conclusión que tuvo el apoyo del propio J. B. Rhine en El Nuevo Mundo de la Mente (PIRES, 1987, p. 25).

Continuando con el pensamiento de Herculano Pires:

Conviene dejar bien claro que algunos parapsicólogos de renombre mundial, serios y altamente capacitados, llegaron a sustentar, con base en las lecciones que sacaron de sus investigaciones, la supervivencia de la mente después de la muerte física. El Prof. Whately Carington, de la Universidad de Cambridge, responsable por las famosas experiencias de telepatía con diseños que ofrecieron las primeras pruebas científicas de la precognición, llegó a formular una teoría parapsicológica de la existencia post-mortem. El Prof. Harry Price, catedrático de lógica de la Universidad de Oxford, sustenta la misma tesis afirmando que la mente humana sobrevive a la muerte y tiene el mismo poder de la mente del hombre vivo, de influir sobre otras mentes y sobre el mundo material. El Prof. Soal, de la Universidad de Londres, realizó con éxito experiencias con “voz-directa”, en las cuales la voz del comunicante vibra en el espacio independientemente del sensitivo o médium. (PIRES, 1987, p. 25).

Loeffler, citando a Louisa Rhine, transcribe, del librote ella ya mencionado, pasajes en los cuales ella evalúa la hipótesis de la sobrevivencia:

 “¿Vivirá después de la muerte alguna parte del Hombre? Ciertas experiencias de psi sugieren respuestas afirmativas. Realmente la idea de la vida post mortem, se vio reforzada por los hechos psíquicos que sugieren una actuación de personas desaparecidas.” (p. 233).

         “Es razonable suponer que, si existen personalidades desencarnadas capaces de influir sobre los vivos y con ellos mantener comunicación, así lo harán con cierta frecuencia. Es posible que la prueba esté a la mano, siendo  necesaria tan solamente abrir los ojos para verla. (p. 254).

         “A la proporción que comprendemos que sea el mundo más grande de lo que parece, y que somos más que mortales atados a los sentidos que el estadio mecánico de la ciencia pretende convencernos de que somos, apreciaremos el universo expandido. Veremos que, si disponemos de ese potencial, el universo será mayor de lo que se figura. Comprenderemos que, por lo menos lógicamente, hay espacio bastante para la continuación de la parte de la personalidad después de haber cesado de funcionar los sentidos. (p. 258)”. (LOEFFLER, 2002, P. 313-314). 

Freud en el diván 

La primera contestación a Freud surgió de uno de sus discípulos, llamado C. G. Jung, que acabó formado una escuela dentro del Psicoanálisis. Su opinión está expresa en el libro Psicología del Inconsciente, donde a cierta altura dice:

 “La teoría de la neurosis freudiana se fundamenta, por tanto, en un principio verdadero y real. Comete, no obstante, el error de la unilateralidad y de la exclusividad, más allá de la falta de pudor de querer prender a Eros, que nunca se deja capturar en una grosera terminología sexual. En este punto Freud es también uno de los representantes de su época materialista, que nutría la esperanza de resolver todos los enigmas del mundo en un tubo de ensayo. El propio Freud, después de mayor, reconoció esa falta de equilibrio de su teoría y contraposición a Eros, que llamó libido, el instinto de muerte, o de destrucción”. (JUNG, 2001, p. 20).

En el Prefacio de ese libro, encontramos una opinión de Jung que no podremos dejar de citar, por cuanto ella viene a reforzar nuestro estudio; leamos:

 “Materias difíciles y complejas como la psicología del inconsciente no se presta sólo a nuevos descubrimientos, sino también a equívocos. Se trata de una gran área virgen, en que penetramos a título de experimental, donde sólo es posible atinar con el camino cierto después de errar por muchos desvíos”. (JUNG, 2001, p. XI).

Pero, a lo que nos parece, hoy algunos parapsicólogo (o por lo menos es lo que dicen ser) saben más que Jung.

En octubre/2002 la revista Superinteresante trajo como reportaje de portada: “¿El fin del Psicoanálisis?”, cuyo artículo está firmado por Rodrigo Cavalvante, del cual transcribimos:

A pesar de ser tan popular, el psicoanálisis (nombre que Freud dio a ese método, en 1896), nunca fue blanco de tantas críticas como en los últimos años. Neurólogos y estudiosos de la mente dicen que buena parte de ella está más próxima de la ficción que de la ciencia y que las obras de Freud hoy no pasan de una buena literatura (el escribía muy bien). Psicólogos sociales acusan el énfasis dado por Freud a las relaciones familiares y a la sexualidad como modelos limitados de interpretación del sufrimiento psíquico, proponiendo nuevos caminos para cuidar de los problemas existenciales. […].

         “Sólo quien tiene poco buen sentido llevaría hoy en serio la mayoría de ideas de Freud”, dice la psicóloga Sophie, profesora de la Facultad Simmons, en Boston, en los Estados Unidos. Su declaración sería más una de entre el coro de críticos de Freud, si no fuese por un detalle importante. El último nombre de Sophie es Freud. Eso mismo: la nieta del fundador del psicoanálisis dice a la SUPER que es bastante escéptica delante de las teorías del abuelo y encuentra que poca cosa de sus tesis aun pueden ser considerada.

(CAVALCANTE, 2002, p. 44). (negritas nuestras).

Observar que ni la propia nieta de Freud cree en sus tesis, ¿qué dirá de los que ningún grado de parentesco tuvieron con él, no es así?

Más adelante, dice Cavalcante: “El propio Freud, en algunos de sus textos, entrevió la posibilidad de que un día el psicoanálisis tal vez fuese dejado atrás, sustituido por un nuevo tratamiento”. (CAVALCANTE, 2002, p. 44). ¡Una verdadera y auténtica profecía!

Por otro lado, Freud también viene perdiendo terreno en lo que se refiere a su interpretación de los sueños. Veamos este trecho de un artículo en la revista Galileo:

 [...] Investigadores que estudian el funcionamiento físico del cerebro comienzan a delinear los mecanismos bioquímicos que están por detrás de la actividad onírica (sueño) y dicen que la cosa poco o nada tiene que ver con mensajes en un lenguaje simbólico y deseos sexuales reprimidos apuntados por Freud. (GARCÍA, 2003, p. 19). (paréntesis nuestro)

Por lo que parece Freud tal vez se haya reflejado en sí mismo para desarrollar la teoría de los sueños, pues pensar que todo es sexo es, como decir popularmente,”tener el sexo en la cabeza”, por eso pasa a encontrar que todo el mundo piensa de la misma forma. “Freud ha sido blanco de críticas desde que publicó ‘La Interpretación de los Sueños’, en 1899”, dice Rafael García, autor del artículo. Veamos ahora la opinión de un neurofisiólogo, citado por García:

 “Sueño es sólo eso: una experiencia consciente mientras nosotros dormimos”, explica el neurofisiólogo César Timo-Iaria, de la Facultad de Medicina de la USP. “Cualquier otro concepto es fantasioso”. […].

         “En el sueño, cualquier cosa es posible, porque no existe el filtro que es dado por los mecanismos de alerta”, explica Timo-Iaria. Para él, la neurofisiología derrumba la tradición freudiana, que considera los elementos extraños de los sueños como símbolos para disfrazar nuestros deseos reprimidos” (GARCIA, 2003, p. 21).

Kardec ya decía que los sueños son estados de emancipación del alma, realidad esa que fatalmente un día la ciencia también confirmará.

No sólo los encarnados, sino también los desencarnados dan su opinión sobre Freud. En los libros Entre la Tierra y el Cielo y Acción y Reacción, obras dictadas por el Espíritu André Luiz, en la psicografía de Chico Xavier, encontramos:

 “Freud debe ser alabado por la falta de asombro con que comprendió el viaje a los más recónditos laberintos del alma humana, para descubrir las llagas del sentimiento y diagnosticarlos con el discernimiento posible. Mientras, no puede ser rigurosamente aprobado, cuando pretendió de cierto modo, explicar el campo emotivo de las criaturas por la consideración de las sensaciones eróticas”.

         “Creación, vida y sexo son temas que se identifican esencialmente entre sí, perdiéndose en sus orígenes en el seno de la Sabiduría Divina. Por eso, estamos lejos de patrocinarlos en definiciones técnicas, inamovibles. No podemos, de esa forma, limitar a las locuras humanas la función del sexo, pues seríamos tan insensatos como alguien que pretendiese estudiar el Sol apenas por un resto de luz filtrada por la grieta de un tejado. Examinando como fuerza activa de la vida, la fase de la creación incesante, el sexo, por norma, palpitará en todo, desde la comunión de los principios subatómicos a la atracción de los astros, porque entonces, expresará fuerza de amor, generada por clamor infinito de Dios.

         “Freud quien definió el objetivo del impulso sexual como búsqueda del placer… Sí, la afirmación es respetable, reportándonos a las experiencias primarias del Espíritu, en el mundo físico; entre tanto, es indispensable dilatar la definición para apartarla del campo erótico en que fue circunscrita. Por la energía creadora del amor que asegura la estabilidad de todo el Universo, el alma, perfeccionándose, busca siempre los placeres más nobles. Tenemos así, el placer de ayudar, de descubrir, de purificar, de redimir, de iluminar, de estudiar, de aprender, de elevar, de construir y toda una infinidad de placeres, ajustados con los más santificantes estadios del Espíritu. Encontramos, de ese modo, almas que se aman profundamente, produciendo inestimables valores para el engrandecimiento del mundo, sin jamás tocarse unas a las otras, del punto de vista fisiológico, aunque intercambien constantemente los rayos quintaesenciados del amor para la edificación de las obras a que se dedican. Sin duda, el hogar digno, santuario en que la vida se manifiesta, en la formación de cuerpos bendecidos para la experiencia del alma, es una institución venerable, sobre la cual se concentran las atenciones de la Providencia Divina; mientras, junto a él, disponemos igualmente de las asociaciones de seres que se agrupan unos a otros, en los sentimientos más puros, a favor de las obras de la caridad y de la educación”. Xavier, 1987, p. 202-204 – passim).

         “Freud vislumbró la verdad, pero toda la verdad sin amor es como luz estéril y fría. No bastará conocer e interpretar. Es indispensable sublimar y servir. El gran científico observó aspectos de nuestra lucha espiritual en la senda evolutiva y catalogó los problemas del alma, aun encarcelada en las telas de la vida inferior. Señaló la presencia de llagas dolorosas del ser humano, pero no le extendió un eficiente bálsamo curativo. Hizo mucho, pero no lo bastante. El médico del porvenir, para sanar las desarmonías del espíritu, necesitará movilizar el remedio saludable de la comprensión y del amor, retirándolo del propio corazón. Sin mano que ayude, la palabra erudita muere en el aire”. (XAVIER, 1986, p. 83). 

Freud analiza Freud 

La Revista Cristiana de Espiritismo publicó, en una materia titulada “Freud Más Allá de la Vida”, un mensaje dictado por el padre del psicoanálisis a la médium alemana Eva Herrmann, de la cual no tuvimos como no transcribir estos interesantísimos párrafos.

 [...] El hombre es la sombra final de las existencias terrenas anteriores, que muchas veces se sitúa siglos antes de la vida actual. […]

         [...] Faltó poco y yo me había vuelto el creador de una psicología valida, pero faltó la condición decisiva: yo no tenía la autorización de hacerlo. Solamente me fue permitido dar al mundo un cuadro, en su mayor parte correcto del inconsciente, pero no de esclarecer la verdadera naturaleza del alma. […]

 [...] Yo odiaba a mi madre a pesar de una fuerte unión incestuosa de mi parte, pero ambos sentimientos corrían en paralelo, sin perturbarnos mutuamente. Más tarde expliqué este sentimiento por la supuesta presencia de un complejo de Edipo, pero hoy veo este cuadro en una luz completamente diversa. Yo odiaba a mi madre porque, en una vida anterior, ella me hizo una gran injusticia y yo cargaba ese fardo conmigo, en las profundidades de mi ser.

         Pero, que yo además de esto la deseaba, está unido al hecho de que la teoría del complejo de Edipo está correcta cuando hay una cierta atracción entre los sexos. No se debe, no obstante, concluir que todo el resto de la tragedia de Sófocles puede o debe ser aceptada como un todo. La teoría de arriba, que en mi obra tiene un papel preponderante, rechazo hoy como una construcción errada. El hecho de que millones de personas la aceptaran y aun hoy la aceptan, no cambia en la verdad de que fuerzas destructivas idealicen este logro que llevó a más de una generación a hacer el papel sin juicio.

         Mis colegas, a los cuales este diagnóstico parecía la respuesta correcta al problema dado, tanto como yo, fueron víctimas de una auto-sugestión que se apodera de aquel que no conoce una solución mejor.

         [...] a pesar de mis conocimientos sobre el mecanismo del inconsciente formó una base para una psicología válida, el resto de mi enseñanza no es solamente erróneo, y yo lo confirmo con el corazón apesadumbrado, pero es, de cierta forma, un absurdo.

         Lo que hoy, no obstante, siento más profundamente es no haber utilizado, desde que eso me hubiese sido permitido, mi tiempo y trabajo para descubrir las verdaderas bases de aquello que hacen al hombre ser como yo, o sea, procurar los acontecimientos en la reencarnación y en su pasado, que se pierde en la oscuridad, en vez de buscarlos en su infancia. […].

         [...] comienzo a comprender que todos los conceptos actuales sobre el funcionamiento del ser humano no llegan ni cerca de la realidad. [...]

         [...] entiendo hoy bajo la religiosidad algo bien diferente de una observación ciega de un ritual, o de un fanatismo religioso. […]

         [...] En el mundo de acá no pueden existir ilusiones sobre la condición de la propia alma, ya que les está contrapuesto un posicionamiento objetivo e inexorable. […]

         [...] Las colaboraciones de arriba mostraban al hombre de un encierro con una tónica sexual unilateral, lo que desvió la atención de una generación entera para conceptos que no correspondían a la realidad, lo que no tenía el enfoque universal, como yo lo proclamé.

         Visto subjetivamente, del punto de vista de alguien que perdió las escamas delante de los ojos, hubo un engaño de mi parte, favorecido, de cierto modo, por la disposición interna de querer chocar el mundo. […]

No sé juzgar en cuánto tiempo podré, con ayuda de los otros, rehabilitar al hombre como una creación de Dios, cuya sexualidad, con excepción de casos patológicos, concluye una parte importante de su vida terrena. […]

         [...] No es posible deshacer lo ocurrido y así la gente experimentar, de un modo o de otro compensar el error cometido, por algo de bueno que no elimina la injusticia, pero de cierta forma la compensa. Mi trabajo actual es este. Consiste, como primer paso, en el reconocimiento y en la evaluación de la injusticia cometida. Esto no es fácil para alguien que, como la gran mayoría de la humanidad, está acostumbrada a mentir para sí mismo.

Nosotros, los espíritas, que creemos en la vida después de la muerte y en la posibilidad de intercambio entre los dos planos de la vida, hallamos perfectamente cabal ese mensaje de Freud. Pero en hipótesis alguna podremos afirmar eso categóricamente. Dejaremos el encargo al lector de reportarse a la revista y leer todo el mensaje, analizándolo en estilo y contenido para juzgar, por sí mismo, sobre su procedencia, si podría ser del autor que lo firma. 

Conclusión  

A los que buscan en Freud un apoyo a sus ideas para combatir el Espiritismo, diremos que busquen otra base, pues esa está siendo demolida día a día, además de que está de hace mucho desfasada:

Otra teoría, muchas veces invocada por los contradictores de la idea espírita, es la del inconsciente, o del ego inconsciente. A ella se reportan numerosos sistemas, oscuros y complicados.

         Según esa teoría, dos seres coexistirían en nosotros: uno consciente, que se conoce y se posee; otro inconsciente, que a sí mismo ignora, como es por nosotros ignorado y que todavía, posee facultades superiores a las nuestras, pues le son atribuidos todos los fenómenos del magnetismo y del Espiritismo; y no solamente habría un segundo “nosotros mismos”, más un tercero, un cuarto y más, porque ciertos teóricos admiten en el hombre la existencia de un gran número de personalidades, de conciencias diferentes. Ese sistema es conocido bajo el nombre de policonsciencia.

         Conforme demostró el Sr. Charles Richet en su libro “El hombre y la inteligencia, el sonambulismo provocado”, lo que se denomina la doble personalidad representa, simplemente los diversos estados de una única y misma personalidad. Así también el inconsciente no es más que una forma de memoria, el despertar en nosotros de recuerdos, de facultades, de capacidades adormecidas. Los teóricos del inconsciente pretenden, por ese medio, combatir lo maravilloso e inventan un sistema aun más fantástico y complicado que todo lo que es exclusivo. No sólo su teoría es ininteligible, sino que no explica absolutamente los fenómenos espíritas, porque no se puede comprender como el inconsciente produciría formas de fallecidos, comunicaciones inteligentes por medio de sonidos o de golpes, y todos los otros hechos probados por experimentadores de todos los países.

         También se pretende atribuir los mensajes dictados en sesiones a una especie de conciencia colectiva, que se desprendiese del conjunto de los asistentes. Concepción ilógica, si así fuese.

         Se puede preguntar en virtud de qué acuerdo universal esos inconscientes oculto en el hombre, que se ignoran entre sí y a sí mismos se ignoran, son unánimes, en el curso de las manifestaciones ocultas, en decirse Espíritus de los muertos.

         Por lo menos, es lo que hemos podido verificar en las numerosas experiencias en que hemos tomado parte durante más de treinta años, en tan diversos puntos, en Francia y en el extranjero. En parte alguna se presentarán los seres invisibles como inconscientes, o “egos” superiores de los médiums y de otras personas presentes, pero siempre como personalidades diferentes, en la plenitud de su consciencia, como individualidades libres, habiendo vivido en la Tierra, conocidos de los asistentes, en la mayoría de los casos con todos los caracteres del ser humano, sus cualidades y defectos, sus flaquezas y virtudes, y dando frecuentes pruebas de identidad.

         Lo que hay de más notable en eso, convengamos, es la argucia, la fecundidad de ciertos pensadores, su habilidad en arquitectar teorías fantásticas, con la intención de esquivar las realidades que les desagradan y los incomodan. (DENIS, 1987b, p. 200-202).

Lo que podemos aun decir es que si la ciencia consiguiese quedar libre de preconceptos religiosos de algunos para investigar detenidamente la cuestión de la sobrevivencia del alma, encontraría fortísimo material para finalmente, tratar al hombre en su verdadera naturaleza que es la de ser un Espíritu inmortal, que por los designios del Creador, se vincula a un cuerpo físico, donde por esfuerzo propio, tiene la posibilidad de aprendizaje y progreso, buscando llegar a la elevación máxima que la voluntad de Dios permite evolucionar al ser humano.

Debemos aun resaltar la incoherencia de los religiosos que se apoyan en Freud, ya que el creador del psicoanálisis no tenía una visión que viniese a justificar el sentimiento religioso como cosa natural, antes al contrario, conforme nos informa Dora Incontri en su libro Para entender a Kardec:

Ya, para Freud, la religión es una proyección de los deseos humanos. En la Obra El Futuro de una ilusión (1997), el fundador del psicoanálisis admite que el ser humano crea ilusiones metafísicas y religiosas para suplir una necesidad psíquica. En la concepción de Freud, el ser humano es irremediablemente un ser en conflicto, por tanto neurótico, que encuentra en lo imaginario religioso una forma de consuelo. El ve aquello que quiere ver, cree en aquello que imagina, para satisfacer sus carencias. (INCONTRI, 204, p. 77). (paréntesis nuestro)

Nos parece que hay en todo eso algo de contradictorio, una vez que existen numerosas pruebas de que las manifestaciones no son producto del inconsciente, mientras que los contradictores, que dicen ser producto del inconsciente, no presentaron una sola de que su hipótesis, si no verdadera, por lo menos es viable. Decir que es producto del inconsciente se vuelve más fácil que negar los hechos, mientras, que prueben que el inconsciente los produce que nos rendiremos a las evidencias.
 

Referências bibliográficas:

ANDRADE, H. G. Morte, Renascimento, Evolução: Uma biologia Transcendental. Votuporanga - SP: Didier, 2003.

ANDRADE, H. G. Parapsicologia uma visão panorâmica. Bauru - SP: FÉ, 2002.

CAVALCANTE, R. A psicanálise no divã. In Revista Superinteressante, edição 181. São Paulo: Abril, outubro/2002, p. 42-50.

DENIS, L. Cristianismo e Espiritismo. Brasília: FEB, 1987b.

DENIS, L. No Invisível. Brasília: FEB, 1987a.

GARCIA, R. O sonho acabou? In Revista Galileu, nº 145. Rio de Janeiro: Editora Globo, agosto/2003, p. 18-24.

INCONTRI, D. Para Entender Kardec. Bragança Paulista – SP: Lachâtre, 2004.

JUNG, C.G. Psicologia do Inconsciente. Petrópolis: Vozes, 2001.

LOEFFLER, C.F., Fundamentação da Ciência Espírita. Niterói: Lachâtre, 2003.

PIRES, J. H. Ciência Espírita. São Paulo: Paidéia, 1988.

PIRES, J. H. Parapsicologia Hoje e Amanhã. São Paulo: Edicel, 1987.

REBELO, V. Freud Além da vida. In Revista Cristã de Espiritismo, nº 03. São Paulo: Escala, 1999, p. 12-18.

RHINE, J.B e BRIER, R. Parapsicologia Atual. São Paulo: Cultrix, 1989.

WILKINSON, H. C. Parapsicologia e Religião in RHINE, J. B. E BRIER, R (org). Parapsicologia atual. São Paulo: Cultrix, 2003.

XAVIER, F. C. Ação e Reação. Brasília: FEB, 1987.

XAVIER, F. C. Entre a Terra e o Céu. Brasília: FEB, 1986.

 


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