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Año 2 - N° 91 - 25 de Enero del 2009
MARCELO BORELA DE OLIVEIRA
mbo_imortal@yahoo.com.br   
Londrina, Paraná (Brasil)
Traducción:
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org  
 

José Raul Teixeira:

 “La prioridad mayor del espírita debe ser adquirir el indispensable conocimiento de los principios espíritas y tener el coraje de guiarse por ellos”
 

El lector verá enseguida la parte final de la entrevista que nos fue concedida por el estimado compañero José Raúl Teixeira (foto), en la que él responde a varias preguntas al respecto del Movimiento Espírita en Brasil y en el exterior. En la edición anterior, la entrevista centralizó problemas y cuestiones de la actualidad y temas de naturaleza doctrinaria.

Conforme es explicado, las preguntas que componen la entrevista fueron formuladas por los compañeros José Passini, Ricardo Baesso de Oliveira, Arthur Bernardes de Oliveira, Jorge Hessen, Astolfo O. de Oliveira Filho, Célia Xavier Camargo – todos miembros del Consejo Editorial – y Orson Peter

Carrara,Fernanda Borges, Wellington Balbo, Antonio Augusto Nascimento y Katia Fabiana Fernandes, editores responsables por las entrevistas publicadas pòr la revista.

He aquí a seguir, integra, la parte final de la entrevista.

El Consolador: ¿Por qué razón escasean en las casas espíritas las reuniones que llamábamos antiguamente de sesiones de desobsesión, que tantos beneficios trajeron a numerosos ciudadanos con problemas obsesivos?

Hay numerosas razones para esa frialdad en la realización  de ese tipo de reuniones, algunas cuyas raíces están en las instituciones en cuanto otras pueden estar en las personas que actúan en esas instituciones en la condición de médiums.

Antiguamente, por lo que sabemos, las reuniones de desobsesión eran un momento sagrado del centro espírita, para la cual no se lleva a cualquier persona. Para de ellas participar, se tenía que ser médium incluso, con las condiciones morales de tal manera firmes que soportasen el asedio simultáneo o posterior de las entidades infelices envueltas, manteniendo una conducta elevada en la sociedad y en la familia, adquiriendo lo que se llama autoridad moral.

Los médiums de entonces, casi siempre personas modestas, mantenían un régimen de dedicación a los trabajos del bien, trabajando a sí mismo para merecer esa convivencia con los Propuestos de Jesús en esa labor de socorro espiritual.

Tenemos que convenir con la dificultad de mucha gente, hoy en día, para asumir compromisos. Sea por las experiencias de indisciplina cultivadas, sea por las condiciones de las grandes ciudades, que dificultan el traslado de las personas de uno para otro lado. Así, es costumbre en muchos lugares que los médiums falten mucho a los trabajos, porque llegan tarde de la lucha profesional, porque frecuentan fiestas y no pierden ninguna, porque cualquier motivo es motivo para no comparecer y, así, no crean vínculos psíquicos con la actividad ni con los Benefactores de la tarea.

En el campo de los centros espíritas, muchos no tienen criterios doctrinarios para la elección de sus dirigentes de las sesiones y optan, casi siempre por compañeros que incluso cuando tienen buena voluntad, desconocen la profundidad y la dinámica de aquello que fueron llamados a hacer; no tienen voz activa, conquistada por la autoridad moral y por la convivencia semanal con los médiums que, entonces, hacen como quieren las sesiones; no exigen de los miembros de las sesiones mediúmnicas la participación en las reuniones de estudios del centro, lo que permite que muchos médiums sólo comparezcan a la institución en los días y horarios de esas sesiones, no consiguiendo higienizar las mentes por medio de los estudios, del análisis, de las discusiones felices, de los cambios afectivos, sino manteniendo malos hábitos dispensables que aprietan la mediumnidad propiamente dicha, predisponiéndose muchas veces la eclosión anímica o a las envestidas mistificadoras, que proliferan en los terrenos donde es fuerte la falta de vigilancia.

Pocos dirigentes espíritas saben que no debe ser cualquier médium invitado para atender a los trabajos desobsesivos. No es por ser psicofónico, vidente o psicógrafo que un médium tendrá condiciones generales para participar de trabajos tan graves, tan serios. Personas que mantienen el vicio del tabaco, el alcoholismo o el uso de cualquier otra droga de tropismo neurológico; individuos que se mantienen en las fajas de la prostitución sexual, por más modernas que estén tales prácticas en las metrópolis y de la misma naturaleza ciertamente no serán los más recomendados para atender esas sesiones. Pero personas de lengua grande, que no saben guardar la discreción exigida por esas labores así como las que portan desarreglos emocionales, que gritan, que  acaban  llorando si llueve o si hace sol, no deben ser llamadas para tan serios compromisos.

Son encontrados aun, en muchas instituciones, médiums que no se hablan, que están peleados, participando de los servicios de mediumnidad con el objetivo de atender a la desobsesión.

Acciones de esos tipos contribuyen bastante para que las sesiones vayan dejando poco a poco de ser sesiones de desobsesión para convertirse en sesiones de obsesión.

Son, realmente, muchas las posibles causas del vacío de las condiciones espirituales de una actividad desobsesiva, pero fundamentalmente, encontramos como causa primordial el propio ser humano, inadaptado a las disciplinas, deseoso de hacer lo que le viene a la cabeza o, por la ausencia de conocimiento y madurez, volviéndose instrumento de fascinadores, de mistificadores que, cuando no los vuelve grandes tropiezos en el cuerpo de las sesiones, los apartan del grupo, a fin de explotarlos más fácilmente, imponiéndoles la perdida de la oportunidad reencarnatoria.

Solamente la seriedad del trabajo, basado en el estudio serio y continuado, de la acción fraternal a favor de los necesitados a nuestro alrededor asociada a los esfuerzos por la auto-transformación, harán que volvamos a las sesiones de desobsesión que reflejan el Pentecostés, en cuya estructura los hijos del Calvario, los caídos y los sedientos de luz podrán reencontrar el corazón vivo y amoroso del Maestro Jesús.  

El Consolador: ¿Cuál debe ser la actitud de los dirigentes espíritas relativamente a ese manantial de obras mediúmnicas de origen dudoso, que han infectado el mercado de publicaciones espíritas en los últimos tiempos? ¿Será que Kardec, en su tiempo, quedaría callado delante de esas obras? 

Creo que en un periodo en que el planeta está viviendo tormentos de todos los tipos, confirmando lo que considera Allan Kardec, en su libro La Génesis, al afirmar que Hoy, no son más las entrañas del planeta que se agitan: son las de la Humanidad, no podría nuestro Movimiento Espírita estar libre de esa avalancha atormentada de malas influencias, sea de individuos aventureros y locos – que anhelas por victorias pasajeras y/o lucrativas, sin la necesaria conciencia del tipo de simiente que están plantando para una cosecha compleja en el porvenir- sea de entidades desencarnadas que continúan burlándose de los esfuerzos de la Luz, de las Falanges Crísticas, que buscan deshacer las sombras que se demoran sobre la Tierra.

En la medida en que los dirigentes espíritas van volviéndose más lúcidos y, por consiguiente más coherentes con los principios del Espiritismo, consiguen darse cuenta de que cualquier obra que divulguemos en nombre de nuestra Doctrina debe tener el sello del buen sentido kardecista. Comprenderán que no vale ofrecer al gran público todo lo que va surgiendo en el mercado de libros porque tenga el título de obra mediúmnica o espírita, a fin de obtener el tan esperado “lucro”. Primero, porque no todo lo que es mediúmnico tiene que ser espírita, ya que la mediumnidad no es patrimonio del Espiritismo. Segundo, porque el criterio utilizado por el Codificador del Espiritismo para la selección y publicación de textos es bastante riguroso, indiscutiblemente responsable. Siempre que alguien se pone a publicar y a comercializar productos sin calidad genuinamente espírita, como mínimo comete el error de herir la verdad espírita, lo que a lo largo del tiempo debe acarrear muchas cosas graves en las mentes de los que las leen sin los necesarios filtros del conocimiento de los libros de Kardec.

Con relación a Allan Kardec, estoy seguro de que no aceptaría tal hecho con la pasividad que hemos encontrado en nuestro Movimiento, una vez que son muchos los dirigentes, en los más variados niveles de responsabilidades, que no tienen coraje de afrontar el status quo vigente en ese campo literario, sea para no tener enfados y ahorrarse de las envestidas retadoras de los interesados en la manutención de lo que ocurre ahora, sea porque tampoco no disponen del necesario sentido crítico para ver los elementos anti-espíritas o no verídicos que tales obras contienen.

Es en la Revista Espírita, publicada por Kardec en el mes de mayo de 1863, cuando él hace un examen de las comunicaciones mediúmnicas que le eran enviadas, que encontramos sus palabras diciendo: En gran número las encontramos notoriamente, pero en el fondo y la forma, es evidente producto de Espíritus ignorantes, obsesores o mistificadores y que juran por los nombres más o menos pomposos que las firman. Publicarlas habría sido dar armas a la crítica. Vemos así, que el Codificador del Espiritismo tomaba posición y se pronunciaba al respecto con la firmeza que lo caracterizaba.

Hemos leído libros llamados mediúmnicos donde son presentados lo grosero de la pornografía, de las descripciones libidinosas, fantasiosas descripciones que no soportan la criba de la razón espírita, al lado de otras cosas sin nexo, sin sentido para el proceso de renovación y crecimiento de la criatura humana, bajo la óptica del Consolador. Veamos lo que escribe Kardec en el texto citado: Para comenzar conviene de ellas apartar (de las masas) todo cuanto, siendo de interés privado, sólo interesa a aquel que le concierne. Después, todo cuanto es vulgar en el estilo y en las ideas, o pueril por el asunto. Una cosa puede ser excelente en sí misma, muy buena para servir de instrucción personal; pero lo que debe ser entregado al público exige condiciones especiales. Infelizmente el hombre es inclinado a suponer que todo lo que le agrada debe agradar a los otros. El más hábil puede engañarse; todo está en engañarse lo menos posible. Hay Espíritus que se complacen en alimentar la ilusión en ciertos médiums. Por eso nunca sería demás recomendar a estos no confiar en su propio juicio. Es en eso que los grupos son útiles; por la multiplicidad de opiniones que pueden ser cogidas. Aquel que, en este caso, rechazase la opinión de la mayoría, juzgándose más esclarecidos que todos, probaría superabundantemente la mala influencia bajo la cual se encuentra.

Vale la pena continuar leyendo lo que nos dice el Codificador, Allan Kardec sobre el tema tratado: Aplicando estos principios de razonamiento a las comunicaciones que nos enviaron, diremos que en 3.600 hay más de 3.000 que son de una moralidad irreprochable, y excelentes como fondo; pero en esos números no hay más de 300 para publicar, y apenas cien de un mérito incontestable. Esas comunicaciones vinieron de muchos puntos diferentes. … que la proporción debe ser más o menos general. Por ahí puede juzgarse de la necesidad de no publicar sin consideración todo cuanto viene de los Espíritus, si se quiere alcanzar el objetivo que nos proponemos, tanto del punto de vista material como del efecto moral y de la opinión que los indiferentes puedan hacer del Espiritismo.

Bien entendemos, pues, que Kardec no se acomodaría silenciosamente, como no se acomodó en su época. Hoy en día nos deparamos con un espíritu acomodaticio en nuestro Movimiento, lo que se muestra indicativo de la falta de compromiso de muchos con la grandeza y claridad del Espiritismo, no obstante continúen ocupando las más diversas posiciones en sus campos de actividades.

El Consolador: Un hecho bien peculiar en gran parte de los Estados Unidos y de Europa es la existencia de grupos espíritas fundados y mantenidos por brasileños, cuyos trabajadores y frecuentadores son en su mayoría brasileños. Pocos grupos consiguieron despertar en los nativos la voluntad de aprender la doctrina espírita. ¿Qué es posible hacer para cambiar ese cuadro?

Será siempre de mucho provecho para el ejercicio de nuestra humildad el hecho de no atribuir a los brasileños, que viven en el exterior, cualquier misión mesiánica. Es muy importante no introducirnos en el alma ninguna vanidad relativamente a nuestra postura delante de otros pueblos o de otros países, si quisiéramos ser bien aprovechados por el Mundo Espiritual Superior en cualquier labor feliz a la que nos quieran vincular.

No debemos perder de vista que en esos países, para donde van a vivir muchos brasileños, existe una o más culturas que les son propias, tanto como existe su religión predominante. Imaginar que podremos llegar a alguno de ellos y hacer como hicieron en el descubrimiento de Brasil los religiosos portugueses, o sea, montar nuestro altar (nuestra mesa) y celebrar nuestra primera misa (nuestro primer culto, sesión, etc.), con la rebeldía de sus hijos naturales, de sus hábitos o de sus creencias, teniendo todos a nuestro alrededor adorándonos y aplaudiéndonos, sería una ingenuidad, como mínimo.

Es bien real que muchos brasileños que eran espíritas en Brasil, sintiendo la falta de su ambiente de actividad espírita de aquí, hayan creado una pequeña célula de estudios, muchas veces teniendo inicio en sus residencias, en un garaje, etc., y más común aun es que concurran otros compatriotas que, sea por el sentimiento de aislamiento en que se ven, sea por su necesidad afectiva o, de hecho, por la sed de volver a sorber en grupo las bendiciones de los estudios espíritas, desean estar juntos.

A mí me parece que la propuesta más coherente será la de vivir bien, donde quiera que estén los brasileños espíritas, de tal modo los principios espíritas, que los nativos pasen a ver en ellos, en las relaciones sociales que mantengan, personas con hábitos muy diferentes, con posiciones muy equilibradas y justas, en medio de una vida de relación de mucho respeto, armonía y lucidez. Eso, sin duda, arrastraría a mucha gente en virtud de la curiosidad en saber en qué fuentes esos extranjeros recogen tanta claridad, tanto buen sentido y tanta firmeza de propósitos del bien para vivir, incluso delante de las adversidades que son comunes para quien vive en un país extraño al suyo.

Vemos, sin embargo, que los grandes problemas de aproximación con los nativos en las células espíritas que se forman, comienzan por el hecho de no tener el dominio de la lengua del país para una relación equilibrada o capaz de entretejer los necesarios diálogos explicativos; por otro lado, otro impedimento es encontrado en la situación  relativa a los documentos de incontable número de brasileños, una vez que se encuentran en la ilegalidad en esos países. ¿Cómo convivir con quien podrá saber de esa situación y posiblemente denunciarlos a las autoridades? ¿Cómo volverse “misionero” declarado, con la cabeza erguida y sin temores cuando se está ilegalmente en tierras ajenas?

Tenemos aun, otros elementos que pesan en esa relación de brasileños con nacionalidades de otros países. Es que muchos que son espíritas allá  fuera, no lo eran en Brasil. Conocieron el Espiritismo en el exterior. Así, para muchos, les faltan las habilidades de cómo dirigir una casa espírita, realizar las sesiones, los estudios y las demás actividades, pasando a oír y copiar las informaciones de visitantes, no siempre maduros para darles la orientación necesaria. Es así que encontramos grupos espíritas de brasileños en el exterior que siguen la “línea” de alguien, conocido suyo, del Sur o del Norte brasileños, en otras agrupaciones, los luchadores siguen la “línea” del Nordeste o del Sudeste, y muchos más aun, no siguen solamente indicaciones de federaciones brasileñas, sino, lo que casi siempre es más complicado, se unen a maneras de esa o aquella institución de nuestro país o de ese o aquel médium, y los problemas se van aumentando como se puede ver.

Así, no se trata de revertir el cuadro de la ausencia de nativos de otras naciones en células espíritas de brasileños en sus países, se trata de que los propios brasileños tengan la claridad indispensable al respecto de lo que es el Espiritismo, de la seriedad de sus principios y evitar el “colarse” de los modos de hacer trabajos espíritas en nuestro país, y pasen a prestar más atención en la cultura del país donde están, procurando un mejor entendimiento de la misma, a fin de aproximarse mejor a sus nacionales.

Es común encontrar en el exterior las células espíritas fundadas por brasileños con nombres de los Guías conocidos en Brasil que, por más respetados o amados por nosotros aquí, nada informa o significan para el pueblo del país. Ningún cuidado en identificar los personajes espíritas del país donde están, a fin de que, a partir del nombre – caso deseen dar nombres de personas – pueden instigar la simpatía de quien de esas instituciones quiera aproximarse.

¿Cuántos nombres espíritas, espiritualistas importantes o investigadores destacados conocemos en España, en Francia, en Bélgica, en Italia, en Inglaterra, en Alemania o en los Estados Unidos? Nombres españoles como Amalia Domingo Soler, José Mª Fernández Colavida (conocido como el Kardec español), Francisco Ballester Galés, Ángel Aguarod; franceses como los de León Denis, Gabriel Delanne, Alexander Delanne, Albert De Rochas, Paul Leymarine, Camille Flammarion, Jean Meyer; italianos como los de Eusapia Paladino, Ernesto Bozzano, César Lombroso; ingleses como los de Arthur Conan Doyle, Alfred Russel Wallace, Stainton Moses, William Crookes, Florence Cook; alemanes como los de Johann Fredich Zöllner, Gustav Fechner, Wilhelm Weber; americanos como los de Henry Slade, Cora Scout Hatch, Edgard Cayce, Hasrriet Beecher Stower (médium que psicografió el famoso libro ‘La Cabala del Padre Thomas’), Abraham Lincoln, Orase Hambling, Frank Carpenter, Charles Schockle, Joseph Banks Rhine, de entre otros incontables nombres, más o menos famosos, médiums, investigadores, escritores, trabajadores diversos que en sus países extendieron un luminoso puente entre el territorio del materialismo y de los problemas humanos a los campos del Espíritu inmortal, donde proceden las inspiradas soluciones para los problemas planetarios.

De esa forma, creo que la madurez de las comunidades brasileñas, que van aprendiendo a vivir en los países de los otros, procurando cuidar los estudios de las lenguas así como un mayor y mejor conocimiento de las culturas de esos países, sin el anhelo perturbador y sin sentido de construir donde estén una “mini-republica brasileña”, en señal de respeto a quien les abrió las puertas o que los soporta, incluso bajo la incómoda situación de la ilegalidad, alcanzarán, con el tiempo, la simpatía y la aproximación de muchos corazones que pasaron a interesarse por el Espiritismo. Por ahora, y durante un buen tiempo, necesitarán los brasileños en el exterior llevar en serio no sólo el Espiritismo, sino, y fundamentalmente, la realidad de que están en tierras ajenas delante del deber de estudiar, de trabajar, de servir y, como propuso la noble pensadora italiana, Chiara Lubich, aprender a florecer donde Dios los plantó…

El Consolador: Muchas casas espíritas no son afiliadas a la federación de su Estado. ¿Qué puede ser hecho para que tal circunstancia sea minimizada?

Una vez que las adhesiones de los centros espíritas brasileños a sus federaciones estatales son establecidas en bases fraternales, no existiendo ninguna imposición federativa, a no ser la exigencia de que las prácticas institucionales del centro estén bien ajustadas a las enseñanzas de la Doctrina Espírita, no siempre son claros los motivos que llevan a muchos de ellos a no afiliarse. Quiero creer que haya por parte de las federaciones el interés en las afiliaciones de los centros, a fin de que exista un Movimiento Espírita más fortalecido  en el cual los integrantes cooperen para la mayor y mejor divulgación del Espiritismo en el seno de la sociedad. Por otro lado, admito que sea también del interés de los centros espíritas la vinculación a las federaciones, considerando las posibilidades de enriquecimiento material y humano de sus trabajos, a partir de la integración que se establece con las demás instituciones, con los cambios de experiencias, que se convierten en suma que siempre busca el progreso.

Los dos campos, de ese modo, deben aproximase, procurar un contacto lo más fraternal posible, que permita la formalización del vínculo, o sea, la filiación.

El Consolador: ¿Debemos entender como de responsabilidad del Movimiento Espírita la construcción y manutención de hospitales, guarderías, asilos?

No; de ningún modo el Movimiento Espírita tiene responsabilidad en la construcción de obras de asistencia social. Todos los espíritas, ciudadanos y ciudadanas, deben tener siempre en mente que lo que hacemos es un esfuerzo que nos interesa no solamente porque vamos a amparar a alguien, en términos materiales, sino también porque conseguimos poner en el campo práctico mucho de los elementos teóricos que aprendemos en el Espiritismo.

Ningún espírita debe ser ingenuo al punto de admitir que sea nuestra responsabilidad construir obras de piedra. Por los impuestos que toda la sociedad paga a los cofres de los gobernantes, es de competencia de los poderes constituidos y no de la nuestra la construcción de las obras sociales que necesite la sociedad.

Importante con todo, es que percibamos que, a pesar de la conciencia que debemos tener de todo eso, no nos cabe ver a alguien padeciendo a nuestro alrededor sin que tomemos algún cuidado socorrista, una vez que en nuestra calle o en nuestro barrio el gobierno muchas veces somos nosotros mismos, los que nos encontramos más próximos a  los necesitados. Alimentar a los que tienen hambre, vestir a los desnudos, visitar a los enfermos y a los presidiarios, son enseñanzas que aprendemos de Jesús.

Lo que no debemos es crear obras materiales y gastar todo el tiempo y preocupaciones con ellas – la neurótica agonía por realizar actividades que nos garantizan dinero: los almuerzos, los té, las comidas, los bazares interminables, acostumbran a retirar a señoras y caballeros de los grupos de estudios, por el pretexto de que están muy ocupados y cansados en la búsqueda de recursos materiales – dejando de lado el tiempo que pertenecía a los estudios espíritas, a nuestro perfeccionamiento como personas, nuestro auxilio al crecimiento de otros compañeros, imaginando que la caridad, como la entendía Jesús, dispensa nuestro esfuerzo por el ornamento espiritual propio. Nada que nos retire del deber de aprender para crecer debe ocuparnos, primordialmente, los pensamientos.

Quien se sienta inclinado a realizar actividades asistenciales junto al prójimo, podrá presentarse como responsable voluntario en alguna obra social, en su ciudad, que trate de niños, ancianos, de internos en cárceles, de enfermos del sida o de otros enfermos, etc. Si, no obstante, nuestro ideal institucional nos remite a la creación y manutención de alguna obra de ese tipo, es por entender que daremos la debida cuenta de todo. No nos cabrá vivir protestando de la suerte, de la indiferencia del mundo o de la insensibilidad de los gobernantes. Tomemos del arado, conforme permitan nuestras posibilidades, y avancemos contentos, estudiosos, reflexivos y fieles servidores de la Vida Inmortal.

El Consolador: Hay una desproporción de la época en que vivimos con relación a la educación de los hijos. Los tiempos diferentes de la actualidad, directamente afectados por la velocidad de la comunicación virtual, trajeron una realidad difícil y compleja para padres y educadores, lo que también afectó al movimiento espírita, antes más dedicado a la evangelización infantil y a las actividades de la juventud espírita. ¿Cómo vencer el desinterés de dirigentes espíritas en cuanto a la importancia de la atención a jóvenes y niños en nuestras instituciones?

En realidad toda nuestra vida está marcada por algo que llamamos escala de valores. Cada individuo así, tiene valores distintos a los otros. Para quien tiene la educación de los hijos como algo importante, a pesar de los tiempos difíciles y de los desafíos vividos, nos tienen junto a sus corazones, amigos, compañeros, a pesar de tener cada cual su personalidad, su temperamento, sus idiosincrasias. Para quien piensa primero en los recursos financieros, en las apariencias sociales, sin una clara noción de que sus hijos son espíritus y que no les pertenecen como objetos, con seguridad encontrarán todos los impedimentos provocados por los medios, por los compañeros de los hijos, y por todo lo demás que se obstine en intervenir en las relaciones domésticas. Viviendo en el mismo mundo mediático que todos nosotros, atravesando las horas de apuros y violencia como nosotros, así como enfrentando las mismas exigencias económicas, vemos a hermanos de otras creencias bien junto a sus familiares, yendo a sus iglesias en conjunto, orando y viviendo. ¿Por qué solamente los espíritas no consiguen traer a los hijos, educarlos conforme manda el ejemplo y hacerlos personas de bien? Alguna cosa está equivocada y, con seguridad, no es con el Espiritismo, sino, sí, con nuestras escalas de valores.

En cuanto a los centros espíritas y sus servicios de evangelización de niños y de jóvenes, nos cabe evaluar su calidad, pues en esa época referida de comunicación virtual, de internet, de blogs y de todo lo demás, no se admite que nuestras “aulas” aun sean dadas en base de historietas contadas oralmente – no siempre hay buenos contadores de historias en las casas espíritas lo que vuelve fastidiosa la exposición – y por los cuadros de la pizarra, sin que los jovencitos participen, hagan, busquen, investiguen, canten o “naveguen en la red”. Es incontestable que no todos los centros espíritas disponen de recursos materiales para ofrecer a los evangelizadores lo que hay de más moderno en términos didácticos-pedagógicos. Así, deberemos invertir en la mejor calidad de nuestros evangelizadores para que consigan cautivar a la adolescencia, desde la simpatía con que la reciba hasta el modo como le serán presentados los asuntos.

Mirando por otro prisma, no hay como imaginar que a los hijos les guste ir al centro espírita para recibir las instrucciones espíritas, siendo que sus padres no van, no se dedican y, cuando en casa, tienen una vida de relación bastante sufrida con la familia. Es, de hecho, el ejemplo que acostumbra a atraer. 

El Consolador: Considerando que el Espiritismo es una religión eminentemente educadora y que el Espíritu reencarna para perfeccionarse, ¿usted no cree que las actividades que buscan  la evangelización del niño ha dejado de recibir el apoyo en la proporción de la importancia de la tarea? ¿Por qué no hay un incentivo mayor, de parte de los Espíritus, en el sentido de llamar la atención de los dirigentes de entidades espíritas para la evangelización infantil, a fin de que apoyen ese trabajo?

Sí, casi siempre encontramos poca atención por parte de muchos dirigentes espíritas para con la evangelización infanto-juvenil. Vale la pena enfatizar la cuestión de las escalas de valores que tienen los individuos y, en función de ellos, las instituciones o sectores de actividad que ellos dirigen. Tales escalas establecen lo que podemos llamar de misión de la institución.

En cuanto el objetivo de los espíritas no corresponde a los objetivos del Espiritismo, esas actividades no tendrán buen desenvolvimiento. Muchos dirigentes dan un grandísimo valor a las sesiones mediúmnicas (hay centros que se enorgullecen de tener decenas de ellas, en días variados de la semana), otros se esmeran en las actividades sociales junto a los pobres y mutilados, posiblemente porque no vean sentido en la orientación de los que están recomenzando las propias experiencias en el planeta.

A mucha gente pasa desapercibido el hecho de que las entidades atendidas en las sesiones mediúmnicas, como sufridoras o como obsesoras, o muchas de aquellas que comparecen repletas de necesidades de todo orden, son exactamente aquellas, las cuales no tuvieron oportunidad a la orientación para la vida, las instrucciones espirituales o la evangelización, si quisiéramos tratar así. No vale la pena, entonces, dejar a los niños y los jóvenes al abandono de las preciosas lecciones de renovación espiritual, a fin de que, en el futuro, no se tengan muchas almas para ser atendidas en las sesiones mediúmnicas o en los trabajos de asistencia material. Me parece un contra sentido ver a compañeros espíritas que no valoran esas labores espirituales profilácticas.

De parte de los Espíritus, no tienen ellos más como intentar despertar a los encarnados de sus ilusiones o de su letargo. Hace años, el Espíritu Esteban, Guía Espiritual del añorado médium capixaba (ciudad de Espirito Santo, Brasil) Julio Cezar Grande Ribeiro, escribió en un mensaje una frase que la Federación Espírita Brasileña tomó como slogan para sus campañas evangelizadoras: El niño y el joven piden orientación en el bien. Evangelice, coopere con Jesús. Hemos recibido incontables instrucciones del Mundo Espiritual enfatizando la grandeza de la evangelización o espiritualización del niño y del joven, sea en los textos de Emmanuel, de Joanna de Ángelis, de Esteban, de Camilo y de tantos otros Benefactores que exaltaban ese tesoro de luz de las orientaciones inmortales que nos llegan en la Tierra. Cabe a los espíritas estar atentos para las mismas, reflexionar al respecto de ellas y colocarlas en la pauta de nuestras ocupaciones y servicios en la Siembra.

El Consolador: Una investigación reciente, realizada por una importante revista brasileña, constató una triste realizad: los jóvenes espíritas, en su mayoría, aprueban el aborto y la pena de muerte. ¿Cómo ve esa cuestión? ¿Qué falta para que nuestros jóvenes puedan absorber los principios espíritas, que son claramente contrarios al aborto y a la pena de muerte?

Es natural que los jóvenes frecuentadores de centros espíritas tengan esa postura delante del aborto y de la pena de muerte. Ellos están discutiendo esos temas en las escuelas, en las universidades, en los círculos de los amigos, menos en los centros espíritas.

Es muy común encontrarnos agrupaciones de jóvenes espíritas llenos de buena voluntad, de alegría, de entusiasmo, pero bajo la coordinación de personas que, por no tener la profundidad de las tesis espíritas, evitan tocar esas cuestiones de las cuales no sabrían eludirse delante de los muchachos. Así es que encontramos grupos enormes de muchachos espíritas que están siendo entrenados para cantar y tocar instrumentos con belleza y armonía o que se esmeran en las artes escénicas, todo para presentaciones de gran belleza estética, sin la menor duda, pero que se encuentran vacíos de los contenidos profundos traídos por el Espiritismo. 

Aquello que reprochamos en otras religiones está ocurriendo en los territorios del Espiritismo. Nos lamentábamos por las personas que tenían sus religiones para efectos de la vida social, y que nada recibían de ellas para orientar sus vidas, para hablarles de la muerte, resaltando su papel de Espíritus en el mundo con grandes necesidades de amor y de instrucción. En la hora más definitiva de la existencia esas personas están perdidas y desesperadas, habiendo vivido todo el tiempo alrededor de los altares, en los pasos de sus líderes o enredados a mil y una ceremonias. Lo hemos visto igual en los campos de nuestro Movimiento Espírita, considerándose las aplaudidas excepciones.

Muchos de nuestros jóvenes, portadores de las dificultades traídas de remoto o próximo pasado, que reencarnan en el seno del Espiritismo para que encontrasen la tabla de salvación de las coherentes y luminosas enseñanzas, delante de la omisión o falta de advertencia de los que con ellos luchan, se ven con dificultad para suplantar las presiones del sexo extraviado, de la drogadicción, de la violencia o de la vida fútil, perdidos entre baladas y danzas, marcados por tatuajes y perforados por pierdings, sin ningún cuidado consigo mismo, como cualquier joven con los cuales nos encontramos por las calles.

El Espíritu Emmanuel, por medio de Chico Xavier, escribió en el cap. 151 de su libro Camino, Verdad y Vida, que no podemos olvidar que la juventud es la fase de la existencia terrestre que presenta mayor número de necesidades en el capítulo de la dirección.

¿Por qué no consigue dialogar más con los jóvenes? ¿Qué pasa en la mente de los padres, de los dirigentes, de los evangelizadores, relativamente a sus compromisos espirituales? Es urgente la necesidad de más apurados estudios y reflexiones de todos los espíritas, padres, dirigentes evangelizadores y jóvenes, a fin de que alcancemos el entendimiento de los porqués de nuestra vida en la Tierra y no tiremos fuera tan hermosas oportunidades.

Nos aclara aun Emmanuel, que el joven podrá y hará mucho si el espíritu envejecido en la experiencia no lo desampara en el trabajo. Nada de nuevo conseguirá erigir, caso no se valla de los esfuerzos que le precedieron las actividades. En todo, dependerá de sus antecesores.

El Consolador: En su opinión, ¿cómo los dirigentes espíritas auxilian al joven en la canalización del vigor juvenil para la construcción del mundo de regeneración?

Primero será necesario hacer del centro espírita un lugar agradable, fraterno y envolvente para la infancia y para el joven, sin ninguna necesidad de que se construyan piscinas, campos deportivos o salones de baile para que se sientan atraídos. El ambiente se mostrará agradable cuando haya en el movimiento fraternal, donde el joven pueda expresarse, preguntar, opinar y presentar sus problemas sin recibir miradas de superior hipocresía. Después, será importante que sea invitado a participar de las actividades de la institución que estén al nivel de sus posibilidades, lo que implica que los luchadores más mayores deberán conocer a los más jóvenes por estar junto a ellos, acompañándolos, observándolos y asistiéndolos.

El joven no se fijará en instituciones donde no tenga nada que hacer, donde sólo comparezca para oír, sentadito, lecturas y conversaciones de personas que supuestamente sepan más que el. De naturaleza muy dinámica, es comprensible que, eximiendo los casos más complicados, el joven gusta de cooperar, de participar activamente, debiendo ser para eso preparados. Invitarlos para acompañarnos en visitas a otras obras, a otras instituciones, la entidad que presta servicio al semejante necesitado como guarderías, hospitales, asilos, todo eso va sensibilizando el alma del Espíritu reencarnado en sus primeros años.

Es muy bueno cuando tenemos, en un centro espírita, una relación saludable entre los trabajadores más mayores y los jóvenes, una vez que los primeros necesitan contar con la fuerza y la disposición de los más jóvenes, en cuanto estos carecen de guía y de la experiencia de los más mayores. Cuando eso se da, en base del afecto y del respeto, tenemos una excelente conquista de corazones para la libertad, para la vivencia ética y para el trabajo con Jesús.

El Consolador: Una de las mayores preocupaciones actuales son los rumbos del movimiento espírita, visto que, en base de su crecimiento cuantitativo, ha habido desvíos y distorsiones graves. Todavía, lo que es muy interesante, crece también el interés por la genuina divulgación espírita. ¿Vivimos una paradoja o esos son igual los caminos de la madurez de la mentalidad humana, incluso dentro del movimiento espírita?

Es históricamente comprobado que todo movimiento que se vuelve masivo acostumbra a perder en calidad, eso ocurre con el Budismo, con el Cristianismo y el Espiritismo no escaparía. Veo, no obstante, en nuestro Movimiento Espírita un fenómeno que para mí es muy preocupante, se trata del espíritu de falta de compromiso de muchos compañeros que se hacen al frente de sus actividades. En caso que esos líderes, coordinadores, dirigentes, presidentes, u otros nombres que reciban, sintiesen más ardor por el Espiritismo, si lo conociesen al punto de comprender que somos nosotros que crecemos cuando lo elevamos, con seguridad habría ese crecimiento que acompañamos en el Movimiento, sin perder, con todo, la calidad.

Sería preciso que los centros espíritas fuesen dirigidos por personas o por grupos de personas bastante lúcidas, conocedoras de los fundamentos del Espiritismo y con acrisolado respeto por el público que, ávido, llega a nuestras instituciones deseando aprender o necesitando de algún tipo de ayuda, o las dos cosas en conjunto. Sería importantísimo si los dirigentes comprendiesen la afirmación del Espíritu Bezerra de Menezes, cuando escribió por las manos de Chico Xavier que el centro espírita es la escuela básica de la mente popular, y que, a partir de ahí, llevasen en serio su misión de educar la mente humana, de orientar o reorientar el espíritu humano, para que alcance sus nobles destinos a lo largo de la reencarnación. En cuanto eso fuera apenas un sueño, un devaneo nuestro, no podremos impedir que el Movimiento Espírita sufra esa invasión de falta de compromiso, de incautos y también de algunos aventureros, que se adueñan de las casas espíritas y de sus actividades y que impiden – estando al servicio del caos, de los enemigos del Cristo, consciente o inconscientemente – el saludable desenvolvimiento de su mensaje por el mundo.

Incluso percibiendo esa perdida de calidad en la medida, en nuestro Movimiento crece en cantidad de personas, aquellos que priman por la genuina divulgación del mensaje espírita deben continuar en ese afán, en esa tarea, una vez que cada uno de nosotros dará cuenta a la conciencia de lo que haya hecho con los talentos de la Doctrina, basados como estamos en la orientación de que Jesús transmitió a los Discípulos (Lc. 16, 2) al decir que el administrador de un hombre rico fue denunciado por defraudarle los bienes, y que fue llamado delante del dueño de los bienes y preguntado: ¿Qué es esto que oigo contar a tu respecto? Da cuenta de tu administración… Repito, entonces, que cada cual tendrá que prestar cuenta de la administración que hace de ese tesoro, de ese bien hermoso que es la Doctrina Espírita. 

El Consolador: ¿Cómo ve usted el Movimiento Espírita Brasileño? ¿El avanza como debería o está en parte a las expectativas? Y más: considerando los problemas que la sociedad terrena está enfrentando, ¿cuál debe ser la prioridad máxima de los que dirigen el movimiento espírita, aquí y en el exterior?

Nuestro Movimiento Espírita brasileño ha crecido en la proporción de las capacidades de sus liderazgos. Cuanto más lúcidos, conocedores, dinámicos y afinados con el futuro, mejor se presenta, aquí y allí, nuestro Movimiento brasileño.

Delante de los graves problemas experimentados por la sociedad de todo el mundo, en la actualidad, la prioridad mayor de todos los espíritas, particularmente de los dirigentes del Movimiento Espírita de todos los lugares, debería ser el compromiso de adquirir el indispensable conocimiento de sus principios y tener el coraje de dirigirse por ellos en el día a día de las peleas humanas. 
 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita