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Año 2 - N° 86 - 14 de Diciembre del 2008

AMÉRICO DOMINGOS NUNES FILHO 
americonunes@terra.com.br  
Rio de Janeiro, RJ (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org


Homo hominis lupus

 (El hombre es el lobo del hombre)

Con once semanas, el ser en crecimiento, en el líquido materno,
ya puede esbozar sus primeros movimientos y reflejos. El
asesinato intrauterino es un delito horrendo, una carnicería humana, transitoriamente amparada por la ignorancia
del conocimiento espiritual auténtico
 

Infelizmente, el mundo científico reciente, no obstante el gran avance tecnológico constatado en nuestros días, casi nada sabe sobre el porqué de la presencia del hombre en la Tierra y de su porvenir dentro de la Eternidad. Aun por encima, desgraciadamente, muchos “Australopithecus” actuales, aun traen en las manos los mismos trazos agresivos de nuestros antepasados de cuatro millones de años.

Thomas Hobbes, refiriéndose a la ferocidad manifestada de un individuo para otro, dijo que – “el hombre es el lobo del propio hombre”. Aunque el pensamiento haya provenido de un filósofo inglés, en el siglo XVII, es trágicamente verdadero lo que dijo, actualizadísimo para nuestros días.

Las modernas técnicas de la Medicina, principalmente en el área del diagnostico prenatal, permiten a algunas criaturas manifestar la ignorancia milenaria de   que  aun

son portadoras, en relación al enigmático proceso de la formación de un ser humano. Presos a las imposiciones materialistas, donde el acaso necesita presidir todas las cosas, los hombres aun sabedores de la “verdad que libera”, aprovechándose del presente avance científico, vislumbran un mundo nuevo a su alcance – en la intimidad uterina en fase de trascendental elaboración orgánica -, y proceden como lobos del propio hombre, abogando el derecho de interrumpir una gestación.

Desafortunadamente, esos científicos, comportándose como espartanos actuales, desconocen que, por encima de todo, en el crisol materno, esta presente el espíritu inmortal, hijo de Dios, necesitando pasar por una prueba o expiación necesaria a su evolución.

Contrario al aborto criminal, enfatizamos que muchos estudiosos prueban que el ser en formación no esta destituido de la capacidad de la percepción. Investigaciones recientes en el campo de la Psicología comprueban que el feto mantiene un intenso contacto con el mundo exterior, reaccionando considerablemente a las impresiones externas.

Podemos, igualmente, resaltar la técnica de la Terapia Regresiva a Vivencias Pasadas, donde el paciente vive recuerdos del periodo prenatal, fértiles de intensos contenidos emocionales, revelando que las fases embrionarias y fetales no son inertes, participando de la vida el ser en toda su exhuberancia y grandiosidad.

A través de la imágenes ultrasonoras, fue verificada la sensibilidad del nene en miniatura a la sonda abortiva, reaccionando activamente y manifestando pánico y dolor.

Es importante considerar, igualmente, que el feto, como ciudadano en potencia, recibe de la Medicina intrauterina una considerable atención y ayuda, siendo por tanto, considerado hoy en día un paciente.

Cientificos conceptuados comprobaron la existencia
del Espiritu

La recogida de sangre fetal (cordocentesis), en la intimidad uterina, ya es realizada, con éxito como también en los casos de obstrucciones congénitas de las vías urinarias, cuando aun está en crecimiento y ligado a la madre, es sometido a una intervención quirúrgica, una derivación funcional de los riñones del feto. En relación al retraso del crecimiento prenatal, debido a una función nutricional y oxigenadora deficiente de la placenta, se consiguen buenos resultados con una súper oxigenación de la madre. Los cuidados de la Medicina intrauterina  también son satisfactorios en casos de transfusiones fetales, en el tratamiento de la iso inmunización por el factor Rh. Pueden, igualmente, los fetos recibir un amplio tratamiento contra dolencias infecciosas prenatales, suministrando drogas especificas por la madre.

Habiendo sido promovido, por tanto, a la condición de paciente por la medicina, siendo respetado por la ciencia, ¿ por qué asesinan al ser en formación, a través del aborto sin piedad?

Tenemos la seguridad de que el proceso de la unión del espermatozoide con el óvulo  formando un huevo o zigoto, constituido de sólo una célula, no puede dar oportunidad, por el acaso, a la producción de un organismo somático, conteniendo mas de 100 trillones de células. Esta claro que existe la presencia del Espíritu, actuando como molde o planta de construcción del cuerpo físico que esta siendo edificado en el crisol materno. Como todo efecto inteligente tiene siempre una causa también inteligente, el embrión en desarrollo no esta subordinado a factores casuales, aun más que sabemos que ocurre una armonía y completa diferenciación celular, dando formación a diferentes y complejos órganos y sistemas.

La presencia del “Campo Organizador de la Forma”, la Esencia Espiritual, explica la capacidad de registro de las percepciones vividas por el ser en el ambiente intrauterino, así como su exteriorización, a través de la regresión espontánea o provocada de la memoria.

A titulo de profundización de la presencia del factor espiritual obrado como artífice mayor de la vida, recordamos que numerosos científicos, famosos y conceptuados, tuvieron la oportunidad de comprobar la existencia del Espíritu. Citamos, como ilustración, los sabios William Crookes, Richet, Rhine y Jung.

En cuanto al primero, el mayor erudito de Inglaterra al final del siglo 19 y en el inicio del siglo 20, inventor de los tubos catódicos para la producción de Rayos-X y Premio Nóbel de Química, en 1907, investigó la mediumnidad de ectoplasma de la joven Florence Cook, a través de la materialización de la Entidad Katie King. Durante tres años, Crookes sometió a Florence a numerosas investigaciones y experiencias, realizadas en la propia casa del científico, demostrando la realidad de la presencia del Espíritu inmortal, el mismo que preexiste a la vida física y permanece integro después de la muerte. En una carta dirigida al Prof. Angelo Brofferio, en 1894, afirmo así: “Seres invisibles e inteligentes existen, los cuales dicen ser Espíritus de personas muertas”. En 1898, dando un discurso en la presidencia de la British Association, en Bristol, declaro: “Tomé parte, hace algunos años, en ciertas investigaciones psíquicas. Además del conocimiento científico que poseemos, existen fuerzas ejercidas por inteligencias diferentes de la inteligencia común de los mortales”. En 1917, en una entrevista publicada en el “The International Psychic Gazette”, relato: “Es una verdad indudable que una conexión fue establecida entre este mundo y el otro”.

El aborto es semejante a cualquier forma de infanticidio

Charles Richet, Premio Nobel de Física y Medicina, en 1913, creo la Metapsíquica con el fin de investigar la para-normalidad y probó la presencia causal espiritual. Joseph Banks Rhine, en los años treinta, a través de la recién creada Parapsicología, observó los fenómenos “psiteta”, exactamente explicados por él,  como de procedimiento espiritual.

Finalmente, el gran psicoanalista Carl Gustav Jung, diciendo que “la plenitud de la vida exige algo mas que un ser; necesita de un Espíritu, esto es, un complejo independiente y superior, único capaz de llamar a la vida las posibilidades psíquicas que la Conciencia-Ego no podrá alcanzar por sí”.

Actualmente, muchos hombres de ciencia están probando la realidad de que los muertos viven, comprobando la existencia del Espíritu a través de su comunicación por medio de aparatos electrónicos.

Las investigaciones del fenómeno de la casi-muerte afectando a personas que volvieron a la vida después de una parada cardiorrespiratoria, así como también los trabajos relacionados a los casos de niños que espontáneamente recuerdan experiencias vividas en una existencia anterior y comprobadas por los científicos, proclaman la seguridad de la presencia del Espíritu inmortal. No podríamos, igualmente, dejar de citar las experiencias en el campo de la Hipnosis de Regresión de la Memoria, probando científicamente la Doctrina de la Reencarnación y, concomitantemente, revelando la Individualidad Espiritual naciendo de nuevo.

Por todo eso, es muy triste que tomemos conocimiento de que algunos sectores científicos actuales, utilizando técnicas modernas como la amniocentesis (punción del liquido amniótico) y la biopsia de vellosidades coronarias, llevando al diagnóstico de dolencias congénitas o genéticas, sugieren como solución el aborto eugénetico. Esos profesionales del área de la Medicina Reproductiva y Genética desconocen enteramente que el aborto es un delito horrendo, semejante a cualquier forma de infanticidio. Una carnicería humana, transitoriamente amparada por la ignorancia del conocimiento espiritual auténtico.

La ciencia materialista, ignorando la realidad del Espíritu, cree en el acaso, gobernando la vida, y siendo responsable por los procesos teratológicos, las malformaciones que pueden estar presentes en el ser en formación. Con todo, tanto el microcosmo, como el macrocosmo, son expresiones de la voluntad de Dios y existen leyes soberanas rigiendo el Universo y toda la creación.

El Espíritu, teniendo el derecho del uso de su libre albedrío, tiene igualmente, la responsabilidad por los actos que practicase. La ley divina, denominada como “Causa y Efecto”, tiene su corroboración científica en el “Tercer Principio de la Mecánica”” de Isaac Newton: “A toda acción corresponde una reacción igual y directamente opuesta”. Todo el bien y el mal practicados por el hombre repercuten en la intimidad espiritual (peri espíritu), siendo registrada en inmediato la acción. En caso de un acto dañino a otros, el Espíritu almacena la distonía por él mismo creada, habiendo entonces, la necesidad de expurgarla, a través de otra oportunidad encarnatoria.

Todo aquel que comete error es esclavo del error

El apóstol de los gentiles, Pablo, en un momento grande de inspiración, dijo: “Lo que el hombre siembra, eso también recogerá. Porque lo que siembra en su carne, de la carne recogerá la corrupción” (Gálatas 6:7-8). Enseñó Jesús: “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que hubieseis medido os han de medir a vosotros” (Mateo 7:2). En el Apocalipsis: “Si alguien tiene oídos, oiga. Si alguien lleva a cautiverio, para el cautiverio irá, si alguien matara con la espada, necesario es que sea muerto por la espada” (Cap. 13:10). “Todo el que comete error, es esclavo del error” (Juan 8:34). “Mira que ya estas curado; no erres mas, para que no te suceda algo peor” (Juan 5:14). El Maestro reprendió a Pedro: “Envaina tu espada; pues todos los que echaran mano de la espada, a espada perecerán” (Mateo 26:52). Es imperioso resaltar que esas enseñanzas tan sublimes serian ininteligibles sin el conocimiento amplio de la doctrina de la reencarnación.

El Espíritu, presentándose herido, sufriendo el rigor del remordimiento a remover su conciencia debido a sus faltas practicadas, siendo inmortal y ciudadano de la eternidad, es imperioso por la misericordia divina a una existencia rectificadora. Bajo las bendiciones del “nacer de nuevo”, la Individualidad Extra física recibe la cura espiritual tan ansiada, desde que exteriorice y venza en la vestimenta organizada, la desarmonía imperante en otro lugar, en el cuerpo espiritual.

Relata el Maestro Jesús que el sufrimiento vivido por el Espíritu, es transitorio y existen medios de expurgarlo –“rescatando el último centil” (Mateo 5:25-26). El Nuevo Testamento enfatiza, también, que “el Cristo visitó y predicó a los que estaban en la prisión” (Pedro 3:19), revelándonos la posibilidad de saldar las deudas asumidas, reencarnando en un nuevo cuerpo, ya que el acto de predicar nos indica la oportunidad de la rectificación. Enfatizó, igualmente Jesús, que deberíamos nacer mancos, tullidos o ciegos para alcanzar nuestra redención (Mateo 18:7). Por tanto, la ciencia aun ignorante de la verdad que libera, no tiene el derecho de intentar impedir al Espíritu de depurarse, reencarnándose en un cuerpo compatible con su vibración y de acuerdo con las lesiones marcadas en su envoltorio extra físico, derivadas del mal uso del libre albedrío en una existencia pasada.

Las malformaciones, la esterilidad (agenesia), las dolencias degenerativas, verificadas ya en fase embrionaria o fetal, indican una necesidad apremiante de que la Entidad reencarnante conquiste la reparación curadora, pues Dios es Amor (I Juan 4:8) y ninguna oveja se perderá (Lucas 15:3-6). Delante del Universo, en alguna morada en la casa del Padre, la Individualidad inmortal tendrá la oportunidad de volverse un “Hijo Pródigo”.

Cuando el desarrollo científico fuera compartido por la seguridad de la presencia del Espíritu, ciudadano de lo infinito e hijo de Dios, incontestablemente el aborto será abolido de nuestro mundo. Depende, ahora, de todos los esclarecidos de la verdad palingenética los mayores obstinados esfuerzos, para que lo mas rápido posible, podamos vislumbrar los primeros fulgores de esa reveladora luz, dejando definitivamente “al hombre de ser lobo del hombre” (Homo hominis lupus”).

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita