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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Portuguese   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 – Nº 76 5 de Octubre del 2008

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 


Perturbación espiritual después de la muerte

 
Presentamos en esta edición el tema nº 76 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Qué sensación experimenta el alma por ocasión de la muerte?

2. ¿Hay Espíritus que se sienten perturbados durante los instantes que siguen a la muerte corporal?

3. ¿El comportamiento religioso ejerce alguna importancia en la situación del alma después de la muerte?

4. ¿Cuál es la situación de las personas que cultivan las religiones simplistas, que prometen el Cielo a golpes de facilidad y oportunismo?

5. En pocas palabras, ¿cómo definir el estado del Espíritu por ocasión de la muerte? 

Texto para la lectura 

Es variable la duración de la perturbación después de la muerte

1. Por ocasión de la muerte – enseña el Espiritismo – todo, al principio es confuso. El alma necesita de algún tiempo para entrar en el conocimiento de sí misma. Ella se encuentra como aturdida, en el estado de una persona que despertó de un profundo sueño y procura orientarse sobre su situación. La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le vuelven, a medida que se apaga la influencia de la materia que ella acaba de abandonar y se disipa la especie de neblina que le oscurece los pensamientos.

2. Muy variable es el tiempo que dura la perturbación que sigue a la muerte corporal. Puede ser de algunas horas, como también de muchos meses y hasta de muchos años. Para aquellos que ya en la existencia corpórea se identifican con el estado que los aguarda, más lejos está ella, porque ellos comprenden inmediatamente la posición en que se encuentran.

3. El proceso de desprendimiento espiritual es lento o demorado, conforme el temperamento, el carácter moral y las adquisiciones espirituales de cada ser. No existen dos desencarnaciones iguales. Cada persona despierta o se demora en la perturbación, conforme las características propias de su personalidad.

4. En ese sentido, el comportamiento religioso ejerce una fundamental importancia. Los que se fijaron a las ideas nihilistas, materialistas, se hibernan, como para huir de la realidad, en un bloqueo inconsciente de largo tiempo que los atormenta en forma de pesadillas infelices que no consiguen fácilmente liberarse.

Muchos asisten aterradas a la descomposición cadavérica

5. Teniendo abrigada la idea de la nada, muriéndose y debilitándose en una agonía superlativa, sin que se permitan alivio, en las regiones frías y temibles por un natural proceso de sintonía mental, cuando no acompañan, aterrorizados, la descomposición del propio cuerpo al que se agarran, intentando restablecerles los movimientos, en una lucha sin éxito.

6. Los que cultivan las religiones simplistas, que prometen el Cielo a golpes de facilidad y oportunismo, son sorprendidos por una realidad bien diversa con la que no contaban.

7. Los que tienen ideas esdrújulas, se hacen víctimas de horrores y alucinaciones lamentables que los confunden por un tiempo indeterminado.

8. Los suicidas, gracias a las atenuantes y agravantes que los seleccionan automáticamente, descubren un infeliz despertar a la no existencia de la muerte.

9. Los que se convirtieron en destructores de la vida ajena, experimentan las aflicciones que inflingieron y expurgan, en una indeterminada angustia, el despertar de la conciencia y la sobrecarga de los crímenes perpetrados.

La perturbación es el estado normal en el instante de la muerte

10. La perturbación espiritual ocurre, por tanto, en la transición de la vida corporal para la espiritual. En ese instante, el alma experimenta un sopor que paraliza momentáneamente sus facultades, neutralizando, al menos en parte, las sensaciones.

11. La perturbación puede, pues, ser considerada el estado normal en el instante de la muerte, y durar por un tiempo indeterminado, variando de algunas horas a algunos años.

12. El último aliento casi nunca es doloroso, una vez que ocurre ordinariamente en un momento de inconsciencia. En la muerte violenta, sin embargo, las sensaciones no son exactamente las mismas, porque en tales situaciones el desprendimiento sólo comienza después de la muerte y no puede completarse rápidamente. El Espíritu, cogido de imprevisto, queda como aturdido y se cree vivo, prolongándose esa ilusión hasta que comprenda su estado.

13. El estado del Espíritu por ocasión de la muerte puede, por tanto, ser resumido en las proposiciones que siguen: Será tanto mayor el sufrimiento cuanto más lento fuera el desprendimiento del periespíritu. La rapidez del desprendimiento esta en la razón directa del adelantamiento moral del Espíritu. Para el Espíritu desmaterializado, de conciencia pura, la muerte es cual sueño breve, exento de agonía, y cuyo despertar es suavísimo.  

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué sensaciones experimenta el alma por ocasión de la muerte?

R.: Por ocasión de la muerte, el alma se encuentra aturdida, en el estado de una persona que despertó de un profundo sueño y procura orientarse sobre su situación. La lucidez de las ideas y la memoria del pasado le vuelvan poco a poco, a la medida que se apaga la influencia de la materia que ella acaba de abandonar y se disipa la especie de niebla que le oscurece los pensamientos.

2. ¿Hay Espíritus que se sienten perturbados durante los instantes que siguen a la muerte corporal?

R.: Sí. Y el tiempo que dura la perturbación es variable, ya que puede ser de algunas horas, así como de muchos meses y hasta de muchos años. Para aquellos que ya en la existencia corpórea se identificaron con el estado que los aguarda, menos larga es esa perturbación, porque ellos comprenden inmediatamente la posición en que se encuentran.

3. ¿El comportamiento religioso ejerce alguna importancia en la situación del alma después de la muerte?

R.: Sí. El proceso de desprendimiento espiritual es lento o retardado, conforme el temperamento, el carácter moral y las adquisiciones espirituales de cada ser y, por eso, el comportamiento religioso ejerce una fundamental importancia. Los que se fijaron a las ideas nihilistas, materialistas, se hibernan, no es de extrañar, como huyendo de la realidad, en un bloqueo inconsciente de largo tiempo que los atormenta en forma de pesadillas infelices.

4. ¿Cuál es la situación de las personas que cultivaron las religiones simplistas, que prometen el Cielo a golpes de facilidad y oportunismo? 

R.: Esas personas son sorprendidas por una realidad bien diversa con la que no contaban.

5. En pocas palabras, ¿cómo definir el estado del Espíritu por ocasión de la muerte?

R.: El estado del Espíritu por ocasión de la muerte puede ser resumido en las proposiciones que siguen: Será tanto mayor el sufrimiento cuanto más lento fuera el desprendimiento del periespíritu. La rapidez del desprendimiento está en la razón directa del adelantamiento moral del Espíritu. Para el Espíritu desmaterializado, de conciencia pura, la muerte es cual sueño breve, exento de agonía, y cuyo despertar es suavísimo.
 

Bibliografia: 

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, itens 164 e 165.    

O Céu e o Inferno,  de Allan Kardec, Parte 1, itens 6, 7, 12 e 13.    

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita