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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Portuguese   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 - N° 73 - 14 de Septiembre de 2008

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 


Simpatías y antipatías espirituales

 
Presentamos en esta edición el tema
nº 73 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿De qué principio deriva el afecto particular que une a dos personas?

2. ¿El afecto que une a las personas en la Tierra continúa existiendo en el mundo espiritual?

3. ¿Es correcto afirmar que es de la discordia que nacen nuestros males?

4. ¿La maldad es un estado permanente o transitorio de los hombres?

5. ¿Qué es lo que puede romper el círculo vicioso del odio? 

Texto para la lectura 

El afecto que une a dos seres persiste en la vida espiritual 

1. Como seres inteligentes de la Creación, los Espíritus cultivan entre sí la simpatía general determinada por sus propias semejanzas. Más allá de esa simpatía de carácter general, están aun los afectos particulares, tal como se da entre los hombres.

2. Ese afecto particular deriva del principio de afinidad, que resulta de una “perfecta concordancia de sus inclinaciones e instintos”.

3. Así como hay simpatías entre los Espíritus, hay también entre ellos antipatías, alimentadas por el odio, que generan enemistades y desencuentros. Ese sentimiento sólo existe, no obstante, entre los Espíritus impuros, que no consiguieron vencer aun, en sí mismos, el orgullo y el egoísmo. Como ejercen influencia junto a los hombres, acaban estimulando en estos los desentendimientos y las discordias, muy común en la existencia humana. 

4. Desde que es originado de una verdadera simpatía, el afecto que dos seres se consagran en la Tierra continúa existiendo en el mundo espiritual. 

De la discordia es que nacen todos los males humanos 

5. Sabemos que los Espíritus a quien hicimos mal en este mundo podrán perdonarnos, si ya fueron buenos y de acuerdo con nuestro propio arrepentimiento. Si, no obstante fueran malos, podrán guardar resentimiento y perseguirnos hasta incluso en otras existencias. 

6. Como enseñan los Espíritus superiores, es de la discordia que nacen todos los males humanos; de la concordia resulta la completa felicidad. Es preciso, pues, que nos esforcemos por vivir armoniosamente con nuestros familiares, colegas y compañeros de trabajo. 

7. Como uno de los objetivos de la encarnación es el de que trabajemos en el sentido de mejorarnos interiormente y llegar a la perfección espiritual, comprendemos mejor la afirmación de Jesús cuando nos dice:”Amad a vuestros enemigos”, por cuanto sólo hay perjuicio para el Espíritu que tenga enemigos por fuerza del mal que haya practicado, una vez que los enemigos son obstáculos en su camino y esa enemistad genera infelicidad y atraso en su progreso espiritual. 

Sólo el amor puede romper el círculo vicioso del odio 

8. Admitiéndose, como enseña el Espiritismo, que la maldad no es un estado permanente de los hombres, que ella deriva de una imperfección temporal y que, así como el niño se corrige de sus defectos, el hombre malo reconocerá un día sus errores y se volverá bueno, comprenderemos también que nuestra meta mayor es superar la maldad que existe en nosotros y en los otros. 

9. Ahora, sólo la manifestación de amor de nuestra parte puede romper el círculo vicioso del odio, que continúa existiendo, muchas veces, incluso después de la muerte física. 

10. El periodo más propicio a ese esfuerzo es, sin duda, cuando estamos juntos a nuestros enemigos, conviviendo con ellos, en la condición de encarnados o desencarnados, pues es cuando tenemos las mejores oportunidades de testimoniar nuestros propósitos de cultivar la concordia para con todos y, de esa forma, sustituir los lazos de odio que nos unen por los lazos de amor que pasaran a unirnos.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿De qué principio deriva el afecto particular que une a dos personas? R.: Los Espíritus cultivan entre sí la simpatía de carácter general, los afectos particulares, tal como se da entre los hombres. Ese afecto particular deriva del principio de afinidad, que resulta de una perfecta concordancia de sus inclinaciones e instintos. 

2. ¿El afecto que une a las personas en la Tierra continúa existiendo en el mundo espiritual? R.: Sí. Desde que sea originada de una verdadera simpatía, el afecto que dos seres se consagran en la Tierra continúa existiendo en el mundo espiritual. 

3. ¿Es correcto afirmar que es de la discordia que nacen nuestros males? R.: Según el Espiritismo, es de la discordia que nacen todos los males humanos, y de la concordia resulta la completa felicidad. Es preciso, pues que nos esforcemos por vivir armoniosamente con nuestros familiares, colegas y compañeros de trabajo. 

4. ¿La maldad es un estado permanente o transitorio de los hombres? R.: La maldad no es un estado permanente de los hombres. Ella deriva de una imperfección temporal. Así como el niño se corrige de sus defectos, el hombre malo reconocerá un día sus errores y se volverá un individuo mejor. 

5. ¿Qué es lo que puede romper el círculo vicioso del odio? R.: Sólo la manifestación de amor de nuestra parte puede romper el círculo vicioso del odio, y el periodo más propicio a ese esfuerzo es, sin duda, cuando estamos juntos a nuestros enemigos, conviviendo con ellos, en la condición de encarnados o desencarnados, pues es cuando tenemos las mejores oportunidades de testimoniar nuestros propósitos de cultivar la concordancia para con todos, y de esa forma, sustituir los lazos de odio que nos unen por los lazos de amor que pasarán a unirnos.
 

Bibliografia: 

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, itens 298 e 301.    

O Evangelho segundo o Espiritismo, de Allan Kardec, capítulo 12, itens 5 e 6. 

Renúncia, de Emmanuel, psicografado por Chico Xavier, 4.a edição, págs. 15 e 25.

Diário dos Invisíveis, por diversos Espíritos, psicografado por Zilda Gama, 2.a edição, págs. 129 e 130. 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita