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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Portuguese   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 – Nº 69 17 de Agosto del 2008

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Espíritus errantes: suerte
de los niños después
de la muerte
 

Presentamos en esta edición el tema nº 69 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Qué es la erraticidad?

2. ¿Podemos decir que todo Espíritu desencarnado es un Espíritu errante?

3. ¿En el estado de erraticidad, los Espíritus hacen alguna cosa?

4. ¿La encarnación es necesaria al Espíritu errante?

5. ¿Cómo entender la muerte de un niño de tierna edad? 

Texto para la lectura 

Errante es el Espíritu  que necesita encarnar para evolucionar 

1. Separado del cuerpo físico, en base a la desencarnación, el Espíritu vuelve, en la mayoría de las veces, a reencarnar después de intervalos más o menos largos, intervalos esos que pueden durar desde algunas horas hasta varios siglos, no existiendo, en ese sentido, límite determinado. El Espiritismo enseña, con todo, que esos intervalos pueden prolongarse por mucho tiempo, pero jamás serán perpetuos. 

2. En cuanto aguarda una nueva encarnación, el desencarnado queda en estado de Espíritu errante, estado en que espera nuevas oportunidades y aspira a un nuevo destino. El hecho de estar desencarnado no lo coloca, sin embargo, en la condición de Espíritu errante. Errante sólo es aquel que necesita de una nueva encarnación para progresar. El Espíritu que no necesita más encarnar para evolucionar ya se encuentra en el estado de Espíritu puro. Así, en cuanto al estado en que se encuentren, los Espíritus pueden ser: 1 – Encarnados, los que están ligados a un cuerpo físico; 2 – Errantes, los que aguardan una nueva encarnación; 3 – Puros, los que, desligados de la materia, ya llegaron a la perfección y por eso no necesitan de una nueva encarnación. 

3. Conviene destacar que el estado de erraticidad no constituye, por sí sólo, señal de inferioridad de los Espíritus, una vez que hay Espíritus errantes de todos los grados. La reencarnación es, en efecto, un estado transitorio, ya que el estado normal es cuando el Espíritu, liberado de la materia, vive plenamente la vida espiritual. 

4. En el estado de erraticidad, los Espíritus no quedan inertes: estudian, observan, buscan informaciones que les enriquezcan el conocimiento de las cosas, procurando el mejor medio de elevarse. La enseñanza espírita sobre la vida más allá de la tumba, muestra que en el espacio no hay lugar alguno destinado a la contemplación esteril, a la beatitud ociosa. Todas las regiones del espacio están pobladas por Espíritus laboriosos. 

Los Espíritus son los constructores de su futuro 

5. En la condición de errante, el Espíritu puede, por tanto, mejorar mucho, conquistando nuevos conocimientos, dependiendo naturalmente de su mayor o menor voluntad. Mientras, será en la condición de Espíritu encarnado que tendrá oportunidad de colocar en practica las ideas que adquirió y realizar, efectivamente, el progreso que está buscando. 

6. Gabriel Delanne afirma que los Espíritus son los propios constructores de su futuro, conforme la enseñanza de Cristo: “A cada uno según sus obras”. Todo Espíritu que queda parado en su progreso solamente de sí mismo puede quejarse, del mismo modo que aquel que se adelanta tiene todo el mérito de su procedimiento. La felicidad que él conquistó tiene, por eso mismo, más valor a sus ojos.   

7. La vida normal del Espíritu se efectúa en el espacio, pero la encarnación se opera en uno de los globos que pueblan el Universo infinito. Ella es necesaria a su doble progreso, moral e intelectual. Al progreso intelectual, por causa de la actividas que él es obligado a desenvolver en el trabajo. Al progreso moral, por causa de la necesidad que los hombres tienen uno de los otros. La vida social – recuerda Delanne – es la piedra de toque de las buenas y de las malas cualidades.  

8. Una cuestión intrigante, cuya explicación debemos a la Doctrina Espírita, dice  respecto a la situación del niño en la vida post mortem

La muerte de un niño puede ser una prueba para los padres 

9. Enseña el Espiritismo que, tal cual ocurre con el Espíritu de una persona adulta, el Espíritu de un niño muerto en una tierna edad vuelve al mundo de los Espíritus y asume su condición precedente. Además, el Espíritu de un niño puede ser más adelantado y más experimentado que el de un adulto, por cuanto puede haber progresado en encarnaciones pasadas.  

10. La corta duración de la vida del niño puede representar, para el Espíritu que la animaba, el complemento de una existencia precedentemente interrumpida antes de la hora, y su muerte constituye, por regla, prueba o expiación para los padres.   

11. El Espíritu cuya existencia se interrumpió en el periodo de la infancia recomenzará una nueva existencia, que ocurrirá en la época que fuera juzgada más conveniente a su progreso. Si no tuviese él oportunidad de reencarnar, quedaría estacionado, al margen del proceso evolutivo, hecho que no correspondería a la justicia de Dios. Con la posibilidad de una nueva encarnación, la posibilidad de progreso es real e igual para todos. 

12. Con la experiencia vivida por el Espíritu del niño muerto en tierna edad, sus padres son también probados en su comprensión acerca de la vida o, entonces, rescatan deudas contraídas en el pasado.

Respuestas a las cuestiones propuestas  

1. ¿Qué es la erraticidad? R.: La erraticidad es el estado en que quedan los Espíritus mientras aguardan una nueva encarnación. 

2. ¿Podemos decir que todo Espíritu desencarnado es un Espíritu errante? R.: No. Errante sólo es aquel que, estando desencarnado, necesita de una nueva encarnación para progresar. Los Espíritus puros no necesitan encarnar más para evolucionar y, por eso, no se aplica a ellos la expresión Espíritu errante.  

3. En estado de erraticidad, ¿los Espíritus hacen alguna cosa? R.: Sí. En el estado de erraticidad los Espíritus estudian, observan y buscan informaciones que les enriquezca el conocimiento de las cosas, procurando el mejor medio de elevarse. La enseñanza espírita sobre la vida de más allá de la tumba muestra que en el espacio no hay lugar alguno destinado a la contemplación estéril, a la beatitud ociosa. Todas las regiones del espacio están pobladas por Espíritus laboriosos. 

4. La encarnación es necesaria al Espíritu errante? R.: La vida normal del Espíritu se efectúa en el espacio, pero la encarnación es necesaria a su doble progreso, moral e intelectual. Al progreso intelectual, por causa de la actividad que él es obligado a desenvolver en el trabajo. Al progreso moral, por causa de la necesidad que los hombres tienen de convivir unos con los otros. 

5. ¿Cómo entender la muerte de un niño en una tierna edad? R.: La corta duración de la vida de un niño puede representar, para el Espíritu que la animaba, el conplemento de una existencia precedentemente interrumpida antes de la hora, y su muerte constituye, por regla, prueba o expiación para los padres.


Bibliografia
:

El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec, items 199, 226, 227 y 230. 

El Fenómeno Espírita, de Gabriel Delanne.

Después de la Muerte, de Léon Denis.

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita