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Año 2 - N° 66 - 27 de Julio del 2008

LUIZ GONZAGA PINHEIRO                                 
luizgonzagap@hotmail.com
Fortaleza, Ceará (Brasil)
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org 


Ajustando la conducta

Para Kardec y para cualquier espírita de buen sentido, nosotros,
los encarnados, somos los que debemos actualizar,
profundizar y perfeccionar la codificación, en
aquello en que ella necesita de cambios
 

Recientemente la revista “Reformador” Nº 2150, de mayo del 2008, publicó la siguiente nota: Del encuentro con el Ministerio Público Federal, en el Estado de Bahía, y algunas editoras espíritas, en especial la FEB, en virtud de una representación dirigida a ese órgano, solicitándole cuidados en el sentido de prohibir la circulación de las obras de Kardec que contenían, en la visión del demandante, textos discriminatorios o preconceptuales, resultó la firma de un Término de Ajustamiento de Conducta. En esto las editoras se comprometen a incluir notas explicatorias en los libros en cuestión, evitándose así cualquier interpretación indebida al respecto de los textos citados.

Los textos se encuentran, sobre todo, en el libro “Obras Póstumas”: El negro puede ser bello para el negro, como un gato es bello para un gato; pero no es bello en el sentido absoluto, porque sus trazos groseros, sus labios gruesos acusan la materialidad de los instintos; pueden bien expresar las pasiones violentas, pero no sabrían prestarse a las trazos delicados de los sentimientos y las modulaciones de un espíritu fino. Y en la Revista Espírita del año de 1862; Así, como en la organización física, los negros serán siempre los mismos; como Espíritus, son incuestionables una raza inferior, esto es primitiva. Son verdaderas niños a los cuales muy poco se puede enseñar.

Es una pena que tal ajustamiento haya demorado más de 150 años y que su aplicación haya sido obligada por la justicia. Luego serán más los científicos, o mejor, cualquier alumno del curso de ciencias de la enseñanza fundamental, que delante de los errores científicos contenidos en la codificación espírita podrán hacer lo mismo y requerir otro ajustamiento de conducta, de esta hecha, en obediencia a las leyes y al avance científico actual.

¿Habrá sido falta de aviso? Ciertamente no. Los primeros y mayores de ellos partieron del propio codificador: Para asegurarse de la unidad en el futuro, una condición es indispensable, es que todas las partes del conjunto de la Doctrina sean determinadas con precisión y claridad, sin dejar nada ambiguo; para eso hacemos de modo que nuestros escritos no puedan dar lugar a ninguna interpretación contradictoria, y trataremos que eso sea siempre así.

La doctrina espírita no debe quedar inmovilizada bajo pena
de suicidarse

El codificador fue claro y enfático al abordar el asunto: El carácter de la Doctrina debe ser esencialmente progresivo. Ella no debe quedar inmovilizada bajo pena de suicidarse. Si una nueva ley es descubierta, debe a ella unirse; no debe cerrar la puerta a ningún progreso, asimilando todas las ideas justas, de cualquier orden que sean, físicas o metafísicas, no será jamás desfasada, y ahí está una de las principales garantías de su perpetuidad.

El programa de la Doctrina no será, pues, invariable sino sobre los principios pasados al estado de verdades constatadas; para los otros, no los admitirá, como siempre hizo, sino a título de hipótesis, hasta su confirmación. Si le fuera demostrado que está en un error sobre ese punto, se modificará en ese punto.

Para Kardec y para cualquier espírita de buen sentido, nosotros, los encarnados, debemos actualizar, profundizar y perfeccionar la codificación, en aquello en que ella necesita de modificaciones, una vez que aun es una doctrina en construcción. Lógicamente debemos contar con el apoyo y la inspiración de los buenos Espíritus en nuestras investigaciones, pero esperar de ellos respuestas listas y conclusivas sin el esfuerzo exhaustivo de la búsqueda, jamás.

¿Pero por qué algunos espíritas consideran la Doctrina una obra pétrea, de la cual nada se puede adicionar o retirar? Porque se olvidan de que el Espiritismo es, sobre todo, ciencia.

Para quien considera el Espiritismo una revelación exclusivamente divina, traída a los hombres a través de Espíritus superiores en 1857, nada más lógico suponer que la Doctrina es un diamante ya entregado pulido, o sea, una joya lista y acabada. Si todo cuanto fue dicho salió directamente de la boca de Dios, este no podría haberse engañado en ningún aspecto. Pero para quien considera que Kardec fue co-autor, que una buena mitad de lo que fue escrito es fruto de sus investigaciones, condensadas, remodeladas, profundizadas y perfeccionadas con su propio razonamiento, el enredo cambia de escenario.

Para quien tiene la lucidez de observar que los mensajes vinieron de médiums y estos se pueden engañar, introducir ideas suyas, a nivel consciente o inconsciente, dando así otra interpretación a los hechos, el panorama se altera.

Para quien recuerda que en aquella época no había médiums educados según las reglas espiritistas, ya que aun serían aglutinadas; que la cesta del lápiz, de escritura lenta y mal elaborada, daba margen para interpretaciones equivocadas, la certeza de una transmisión mediúmnica sin interferencias anímica se despeja.

Para quien admite que la Doctrina fue coordinada bajo la orden de Espíritus superiores, pero interpreta “superiores” con relación a nosotros, habitantes terrenos, y no superiores en un último grado, Espíritus puros, la necesidad de actualización parece obvia.

Contribuyeron para la elaboración de la doctrina no
sólo Espíritus superiores

Para quien se acuerda de que Kardec Inició sus estudios sobre las mesas giratorias en 1855, y en menos de dos años ya lanzaba la primera edición de “El Libro de los Espíritus”, o sea, admitiéndose que en este periodo de tiempo es imposible a cualquier ser humano dominar completamente un asunto tan complejo como lo que él investigaba, hay una piedra en medio del camino o un sin embargo en medio del texto.

Voy más a fondo en este tema. Contribuyeron para la elaboración de la idea espírita no sólo Espíritus superiores, sino también inferiores, como consta en una de sus importantes obras, “El Cielo y el Infierno”, poco leída e investigada. Enclavada en sus páginas como un rubí en la cavidad de una joya, se encuentra una contundente contribución de testimonios de Espíritus en condiciones medianas, sufridores, suicidas, criminales arrepentidos y Espíritus endurecidos, todos describiendo sus condiciones espirituales, utilizadas como enseñanzas y advertencias para los aprendices de la Doctrina.

Cuando notamos que el Espiritismo, Doctrina de excelencia comprobada es más condensación, ordenación, selección que de revelación, puesto que todo en el reunido, ya existía antes y había sido revelado en otras religiones y filosofías, incluso entre los iniciados pre-Jesús, somos tocados por cierta dosis de humildad.

La misma humildad que Kardec aconsejaba en la interpretación y en la actualización de las verdades, pues estas se modifican a cada paso. Algunas personas pueden pensar que tengo la pretensión, mediante una actitud de orgullo y prepotencia, de alterar, modificar o rescribir el “Libro de los Espíritus”. Sólo quien puede cambiar una obra de un autor es él mismo. Lo que quiero es que la obra sea actualizada científicamente a través de notas a pie de página, explicaciones en anexos al final de la obra, o como encuentren más conveniente, con tal que la actualicen.

neurosis, como llaman algunos, se debe a errores científicos presentados en la codificación sin que nadie diga: en la época en que ella fue escrita se pensaba así. ¡Hoy la ciencia probó que es pasado!

Felizmente la sociedad se anima a tener reparos. Debemos este gran favor al demandante, que mucho contribuyó para el embellecimiento, perfeccionamiento y coherencia de la Doctrina Espírita. Diría que él hizo más por la Doctrina que las centenas que defienden su estacionamiento bajo el malogrado argumento de mantener la pureza doctrinaria.

En este caso, ¿quién fue el defensor de la pureza? 
 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita