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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Portuguese   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 - N° 65 - 20 de Julio del 2008

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

Inteligencia e instinto

 
Presentamos en esta edición el tema
nº 65 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Qué es inteligencia?

2. ¿Podemos decir que el hombre tiene doble naturaleza?

3. ¿Qué son actos instintivos?

4. ¿Qué diferencia existe entre los actos instintivos y los actos inteligentes?

5. ¿Es cierto decir que los animales deben su vida al instinto y que el hombre vive gracias a la inteligencia? 

Texto para la lectura 

Es al alma que el hombre debe su inteligencia y racionalidad 

1. La inteligencia es el atributo esencial del Espíritu, en razón de lo cual toma él conocimiento de su propia existencia y ejerce actividades voluntarias y libres. Cuando el Espíritu alcanza el grado de humanización, su inteligencia adquiere un desenvolvimiento superior, como el surgimiento de la razón y del sentido moral, que le facultan la capacidad de concebir y reconocer la existencia de Dios. 

2. Realizando múltiples actos libres y voluntarios, presentando una finalidad nítida y obedeciendo a juicios y razonamientos bien elaborados, el hombre es un ser que revela doble naturaleza: material y espiritual. No nos olvidemos de que hay un alma unida al cuerpo del hombre y solamente a ella debe su inteligencia y racionalidad, sus conocimientos y sentimientos, así como su voluntad y libertad.  

3. Existen, entre tanto, seres que realizan actos en que se revela también una nítida finalidad, pero que parecen obedecer antes a automatismos que a impulsos derivados de la libre voluntad. Tales actos buscan sobre todo la conservación del individuo y de la especie, buscando las funciones de nutrición y de reproducción, proveyendo al crecimiento, al desenvolvimiento y a la propagación, en fin, de la plena realización de la vida.  

4. Esos actos son debidos al instinto – son los llamados actos instintivos. Existen esbozados en el reino vegetal, pero son bien más evidentes en el reino animal, tanto en cuanto en la especie humana, y ocurren, sea en el hombre, sea en los animales, al lado de los actos inteligentes. 

La inteligencia y el instinto derivan del mismo principio 

5. ¿Existe diferencia entre el instinto y la inteligencia? ¿Será el instinto, como algunos piensan, un atributo inherente a la materia y no al alma? Si así fuese, tendríamos que admitir que la materia es también inteligente, lo que es manifiestamente falso. Ahora, si al acto instintivo le falta el carácter principal del acto inteligente, que es deliberado, revela, no obstante, una causa inteligente, porque capacita a prever y a evitar el engaño, lo que llevó a muchos estudiosos a admitir que instinto e inteligencia proceden de un mismo principio, que inicialmente tendría solamente las cualidades del instinto y después se desenvolvería, evolucionaría y pasaría por una transformación que le daría las cualidades de la inteligencia libre. 

6. Esta última hipótesis no resiste a un análisis más profundo, porque frecuentemente el instinto y la inteligencia se encuentran juntos en el mismo ser y, a veces, en el mismo acto. En el caminar, por ejemplo, es instintivo el simple movimiento de las piernas, tanto en el hombre como en el animal – un pie va delante del otro maquinalmente. Pero en acelerar el paso o retardarlo, así como no levantar el pie para desviarse de un obstáculo, intervienen la voluntad, la deliberación y el cálculo. De igual modo, el animal carnívoro es llevado por el instinto a alimentarse de carne, pero obra con inteligencia e incluso con astucia cuando toma medidas para garantizar su presa. 

7. En base de eso es que se dice que el instinto es una especie de inteligencia, en cuanto otros afirman que es una inteligencia sin razonamiento. El hecho es que muchas veces se vuelve difícil establecer un límite nítido de separación entre el instinto y la inteligencia, porque muchas veces ellos se confunden. 

8. Inteligencia e instinto – y esta es la opinión más común – son manifestaciones del mismo principio espiritual, que obedecen a dos determinantes o a dos motores diferentes. Uno ligado a la voluntad y a la libertad del individuo, y otro que escapa totalmente a la voluntad y a la libertad. En ese sentido, pueden distinguirse perfectamente los actos que dependen de la inteligencia desarrollada de aquellos que derivan estrictamente del instinto. 

Los actos inteligentes se perfeccionan con el aprendizaje 

9. Siendo la inteligencia, en su plenitud, la facultad de pensar y obrar racional y deliberadamente, los actos inteligentes son conscientes, voluntarios, libres y calculados. Son, más allá de eso, susceptibles de variaciones, porque la inteligencia, variable e individual por excelencia, es susceptible de progreso. Los actos inteligentes derivan del aprendizaje y por el aprendizaje se perfeccionan, hecho que no ocurre con los actos instintivos.  

10. Veamos el ejemplo del patito: después que rompe la cáscara del huevo que lo mantenía encerrado, si ve próximo un riachuelo o un lago, corre alegremente para el y se lanza al agua, nadando inmediatamente con perfección. ¿Dónde aprendió el pato a nadar? Son igualmente instintivos el acto del castor, que construye su casa con tierra, agua y ramas de árboles; el acto de los pájaros, que construyen con perfección sus nidos; el acto de la araña, que teje con precisión su tela. Se ven ahí algunos de los caracteres del instinto; es algo innato, perfecto y específico, o sea, surge espontáneamente, sin previo aprendizaje, en todos los individuos de una misma especie y lleva a actos completos, acabados, perfectos, desde la primera vez que son realizados. 

11. Se verifica, no obstante, que esos actos continúan durante toda la vida  del ser sin cambio alguno. Esa capacidad de nadar, de construir, de tejer no sufre variación a través de los tiempos, de modo que el castor construye hoy su cabaña como lo hacían sus ancestrales y así harán sus descendientes, con los mismos materiales y de la misma manera. En las edificaciones de los hombres, al contrario, es evidente la evolución en la forma y en el uso de los materiales, porque derivan de actos inteligentes, sujetos a la voluntad y a la libertad, variables de acuerdo con las circunstancias, lo que es una característica de los actos inteligentes. 

12. El hombre debe su conservación y manutención a actos instintivos, y no sólo a actos inteligentes. Recordemos tan solamente lo que se da en los primeros días después del nacimiento de un niño que, del mismo modo como ocurre con las crías de otros mamíferos, absorbe la leche materna, sin que nadie le haya enseñando. La circulación sanguínea, el funcionamiento del aparato digestivo y tantas otras funciones verificadas en el ser humano también se deben a la fuerza del instinto.

Respuestas a las cuestiones propuestas  

1. ¿Qué es inteligencia? R.: La inteligencia es el atributo esencial del Espíritu, en razón del cual toma él conocimiento de su propia existencia y ejerce actividades voluntarias y libres. Cuando el Espíritu alcanza el grado de humanización, su inteligencia adquiere un desarrollo superior, como el surgimiento de la razón y del sentido moral, que le faculta la capacidad de concebir y reconocer la existencia de Dios. 

2. ¿Podemos decir que el hombre tiene doble naturaleza? R.: Sí. El hombre es un ser que revela una naturaleza material y una naturaleza espiritual. No nos olvidemos de que hay un alma unida a su cuerpo físico y solamente a ella debe él su inteligencia y razonamiento, sus conocimientos y sentimientos, así como su voluntad y libertad. 

3. ¿Qué son los instintos? R.: Son los actos que parecen obedecer antes a automatismos que a impulsos derivados de la libre voluntad. Ellos buscan sobre todo la conservación del individuo y de la especie, buscando las funciones de nutrición y de reproducción, proveyendo al crecimiento, al desenvolvimiento y a la propagación, en fin, de la plena realización de la vida. Esos actos son debidos al instinto y, por eso, llamados actos instintivos. 

4. ¿Qué diferencia existe entre los actos instintivos y los actos inteligentes? R.: La diferencia entre unos y otros es que los actos inteligentes son conscientes, voluntarios, libres y calculados. Son, más allá de eso, susceptibles de variaciones, porque la inteligencia, variable e individual por excelencia, es susceptible de progreso. Los actos inteligentes derivan del aprendizaje y por el aprendizaje se perfeccionan, hecho que no ocurre con los actos instintivos. 

5. ¿Es acertado decir que los animales deben su vida al instinto y que el hombre vive gracias a la inteligencia? R.: No. El hombre debe también su conservación y manutención a actos instintivos, y no sólo a los actos inteligentes. Recordemos tan solamente lo que se da en los primeros días después del nacimiento de crías de otros mamíferos, absorben la leche materna, sin que nadie les haya enseñando. La circulación sanguínea, el funcionamiento del aparato digestivo y tantas otras funciones verificadas en el ser humano también se deben a la fuerza del instinto. 


Bibliografia
:
 

La Génesis, de Allan Kardec, cap. 3, ítems 11 a 17.   

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita