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Año 2 – Nº 581° de Junio del 2008


 

Traducción
MERCEDES CRUZ REYES - MERCHITA926@telefonica.net
 

 

 El aborto en los casos
de anencefalia
 


El asunto del momento, es que se pregunta cual es la posición del Espiritismo con relación a la práctica del aborto en los casos de anencefalia, un tema que, por razones obvias, no llegó a ser tratado en la obra del Codificador Espirita.
 

Los especialistas espiritas encarnados y desencarnados, puesto que Kardec no haya examinado el asunto, entienden que continua en pleno vigor el entendimiento espirita, consagrado en el Libro de los Espíritus, de que solo es admisible el aborto que se realiza para salvar la vida de la gestante puesta en peligro con la continuidad de la gravidez. 

Varios motivos embasan ese pensamiento. 

Primero: no existe gravidez por acaso, de la misma forma que no basta a una mujer querer quedar embarazada para que el embarazo ocurra. La venida de un Espíritu  a la existencia corporal, aun que sea por pocas horas, forma parte de un programa minucioso reencarnatorio.   

Segundo: Las mutilaciones orgánicas de renacimiento tienen su causa en los actos practicados en el pasado, obviamente en otras existencias. Si alguien atenta contra el propio cerebro, enseña Emmanuel, necesitará para rehacerlo, en lo mínimo, dos existencias corporales. 

“Cuando perpetramos determinado delito e instalamos la culpa en nosotros,  engendramos el caos dentro de la propia alma y, regresando a la Vida Mayor, después de la desencarnación, envueltos en la sombra del proceso culpable, naturalmente  padecemos en nosotros mismos a los resultados  de los propios actos infelices”, es lo que Chico Xavier, bajo la inspiración de su mentor  y guía, declaró en la noche del 7 de mayo de 1974 en sesión solemne de la Asamblea Legislativa  del Estado de Goias, como el lector puede verificar en la Obra de Chico en Goiania, publicada por la GEEM Editora, el Espíritu  que se encuentra ligado al organismo defectuoso ya se hallaba así, con mutilaciones semejantes, en la vida espiritual. 

La reencarnación constituye, entonces, para el una oportunidad de reparación, que queda evidentemente interrumpida con el abortamiento. 

Tercero: Nos recuerda Joanna de Angelis, en su libro Alerta, Cáp., 22, que en la mayoría de los casos de aborto la expulsión del cuerpo en formación de modo ninguno interrumpe las ligaciones de Espíritu a Espíritu, entre la  gestante y el hijo rechazado. Cara a eso, sin comprender la ocurrencia , o percibiéndola en desespero, el ser espiritual expulsado se agarra a las matrices  orgánicas y termina por lesionar  el aparato genital, dando origen a dolencias de etiología complicada, sin hablar en los casos de obsesión de hay provenientes. 

Los argumentos pro aborto en tales casos, más allá de no tener el amparo de la Ley brasileña, que solo admite en dos hipótesis – para salvar la vida de la gestante puesta en peligro y en los casos de gravidez resultante del estupro – sin embargo comprensibles  son impregnados de fuerte contenido materialista. 

Se alega que, aunque la criatura portadora de anencefalia venga a vivir algún tiempo, tendrá ella apenas vida vegetativa. Ahora, muchas personas  sacrificadas  por accidentes automovilísticos y aun mismos por derrames  pasan también atener solamente  vida vegetativa. ¿Iremos  entonces, por causa de eso, exterminarlas? ¿No es exactamente ese el móvil de la eutanasia? 

Es fácil, por eso, comprender que la admisión del aborto en las condiciones citadas constituye un paso largo para la admisión legal del llamado aborto eugénico, cuya finalidad seria atender a otros casos de malformación fetal, como algunos médicos ya han propuesto, inspirados por una infeliz preliminar concedida por la Justicia brasileña. De hay la legalización de la eutanasia como se dio en Holanda, es el paso  bien corto, más de lo que imaginamos.
 
 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita