Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada
 

 

Tema: Amistad y compañerismo


La prima Taís


Julio vivía en una casa espaciosa y acogedora. Tenía muchos juguetes y adoraba jugar con ellos. No tenía hermanos, pero su prima Taís vivía en la misma calle y prácticamente todos los días iba a su casa.

Taís ya estaba acostumbrada a frecuentar la casa de Julio. Ellos veían la televisión juntos, jugaban con Rex, jugaban videojuegos e inventaban juegos. Pero no siempre la diversión resultaba bien.

Julio era muy pleitista, no le gustaba prestar sus cosas a Taís. Cuando prestaba algo, se la pasaba controlando demasiado, apenas la dejaba jugar. Muchas veces se quejaba de ella y hasta le pedía que se fuera a su casa.

Taís se quedaba molesta. Decía que no volvería más. Pero a ella le agradaba mucho su primo y después de algunos días acababa apareciendo de nuevo.

Una tarde, cuando Julio estaba jugando en la computadora, Taís lo invitó:

- ¿Vamos a jugar afueraYa me cansé de quedarme aquí dentro. ¿Vamos a hacer algo?

- No, no quiero salir. ¡Ya estoy haciendo algo!

Taís insistió un poco, pero luego desistió. Julio continuó jugando, distraído. Hasta que, escuchando un ruido que venía de afuera, miró por la ventana y vio a Taís patinando en la calle. Julio se puso muy molesto y fue corriendo hacia ella:

- ¡Taís! ¡Quítate mis patines ahora mismo! ¡No te los he prestado!

- ¡Ah! Julio, deja que patine. Los tomé porque si te los pidiera no ibas a prestármelo, pero ni siquiera los usas.

- ¡Eso no te interesa! ¡Quítatelos ya!

Taís tuvo que quitárselos, pero se quedó muy triste y se fue a su casa.

Al día siguiente Taís no apareció ni al otro día tampoco. Pasó una semana y Julio comenzó a extrañar a su prima.

Todos los días la esperaba. Cuando oía algún ruido diferente salía corriendo, pensando que ella había llegado.

Hasta que un día, casi llorando, Julio decidió hablar con su mamá.

- Mamá, creo que Taís no viene más aquí a la casa porque peleé con ella cuando ella usó mis patines. ¡Creo que ya no le agrado!

- Julio, le agradas mucho a Taís. Ustedes son como hermanos. Ella debe haberse molestado con la pelea, claro, pero ella no ha estado viniendo aquí porque su familia ha viajado. Ellos se fueron a ese viaje que estaban programando hacía tiempo, para pasar las vacaciones con la abuela de ella.

La abuela de Taís vivía en una ciudad muy lejos. Ella solo iba hacia allá de vez en cuando, por eso se quedó allá muchos días.

Para Julio, las vacaciones demoraron una eternidad. Él se quedó extrañándola. Pensaba en Taís cada vez que veía una película, o comía una comida que a ella le gustaba, o jugaba con algún juguete que ella apreciaba.

Las vacaciones fueron largas, pero Julio tuvo bastante tiempo para entender cuán importante era Taís para él.

La mayoría de las veces es así, las personas solo valoran lo que tienen cuando lo pierden.

Cuando Taís volvió y se reencontraron, fue una gran alegría. Se dieron un abrazo muy fuerte. Taís quería contar todo sobre la casa de su abuela. Julio también tenía muchas cosas que contar, de la película nueva que había visto, de las fases del videojuego que había pasado y de los goles que había hecho en el juego de fútbol.

Pronto ellos ya estaban jugando de nuevo y todo volvió a la normalidad. Pero ahora Julio ya no era tan pleitista. Hasta le gustaba compartir sus juguetes con Taís y divertirse con ella. Su amistad creció incluso más y se quedó así por toda la vida.


Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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