Especial

por Sandro Drumond Brandão

Exhortaciones evangélico-doctrinarias acerca de la vigilancia mental

Seres inteligentes de la Creación los Espíritus, encarnados o en la condición extracorpórea, tienen como único atributo el pensamiento1.

Fuente viva de creación el pensamiento plasmado y emitido por el Espíritu (forma-pensamiento) viaja por el fluido2 residiendo en la faja vibratoria con la cual se afina.

Si los pensamientos tienen en el fluido la vía de transmisión, es evidente que sobre el promueven transformaciones a caracterizarle  su cualidad.

Allan Kardec nos enseña que:

“Siendo esos fluidos el vehículo del pensamiento y pudiendo este modificarles las propiedades, es evidente que ellos deben encontrarse impregnados de las cualidades buenas o malas de los pensamientos que los hacen vibrar, modificándose por la pureza o impureza de los sentimientos. Los malos pensamientos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletereos corrompen el aire respirable. Los fluidos que envuelven los Espíritus malos, o que estos proyectan son, por tanto, viciados, al paso que los que reciben la influencia de los buenos Espíritus son tan puros en cuanto lo comporta el grado de la perfección moral de estos.”3

El hombre vive en el ambiente de su creación mental y convive con las de aquellos que lo cercan, influenciando y siendo influenciado.

Bajo el pliegue individual del pensamiento Emmanuel nos alerta4:

“(...) El hombre vive en el seno de las creaciones mentales a que da origen.

Nuestros pensamientos son paredes en que nos enclausuramos o alas con que progresamos en la ascensión.

Como piensas, vivirás.

Nuestra vida íntima – nuestro lugar.”

Por sus creaciones mentales el hombre es capaz de edificar en la conciencia su propio infierno o su cielo.

El Maestro JesuCristo nos llamaba la atención sobre los imperativos de la vigilancia mental, de modo a salvaguardarnos de las contrariedades de la vida física, que no nos espera, y de las tentaciones que habitualmente nos ofrece:

“Acautelaos para que vuestros corazones no estén pesados en la resaca, embriaguez y ansiedad de la vida {física}, y aquel día venga, repentino, sobre vosotros.” (Lc 21:34).

“Vigilad y orad, para que no entréis en tentación; en la verdad, el espíritu está listo, pero la carne es débil.” (Mateo 26:41)

“Aprendisteis que fue dicho a los antiguos: “No cometereis adulterio. Yo, sin embargo, os digo que aquel que hubo mirado a una mujer, con mal deseo para con ella, ya en su corazón cometió adulterio con ella.” (Mateo, 5:27 e 28.)

El pecado por pensamiento es explorado por Allan Kardec en el Evangelio Según el Espiritismo, en especial, cuando afirma5:

“La verdadera pureza no está solamente en los actos; está también en el pensamiento, por cuanto aquel que tiene puro el corazón, ni siquiera piensa en el mal. Fue lo que Jesús quiso decir: Él condena el pecado, incluso en pensamiento, porque es señal de impureza.”

Más adelante el Codificador explica que6:

“Dos orígenes puede tener cualquier pensamiento malo: la propia imperfección de nuestra alma, o una funesta influencia que sobre ella se ejerza. En este último caso, hay siempre indicio de una flaqueza que nos sujeta a recibir esa influencia; hay, por consiguiente, indicio de un alma imperfecta. De suerte que aquel que venga a fallar no podrá invocar por escusa la influencia de un Espíritu extraño, ya que ese Espíritu no lo habría arrastado al mal, si lo considerase inaccesible a la seducción.”

Sobre la génesis del pensamiento ser de tercero, es necesario recordarnos la naturaleza gregaria del ser humano cuyo progreso reivindica la vida de relación, en la cual, por medio de nuestras acciones y palabras, nos influenciamos positiva o negativamente en todo momento.

Se trata del aspecto colectivo del pensamiento, que es tanto emisor como receptor de influjos y estímulos, siendo ellos tan más seductores como el grado de afinidad que comparten.

De eso se recoge las recomendaciones del apóstol de los gentiles:

“Tengo por casco la esperanza en la salvación.” Pablo (I Tesalonicenses, 5:8)

“¿No sabéis que un poco de fermento fermenta toda la masa?” Pablo (I Coríntios, 5:6)

A ese respecto Emmanuel elucida7:

Los rayos de nuestra influencia se adaptan con las emisiones de cuantos nos conocen directa o indirectamente, y piensan en la balanza del mundo para el bien o para el mal.

En el ambiente colectivo nosotros nos educamos para el bien y para el mal8. Somos alumnos y maestros al mismo tiempo.

Además, si el hombre es autor y/u objeto de influencia y, estando él constantemente rodeado por Espíritus, se vuelve simple calificar los procesos obsesivos como mero efecto de su inferioridad moral.

En la obra Acción y reacción, Leonel en diálogo con Silas asevera que la “obsesión” o “delirio psíquico”9:

“(...) no pasa de un estado anormal de la mente, subyugada por el exceso de sus propias creaciones a presionar el campo sensorial, infinitamente crecidas de influencia directa o indirecta de otras mentes desencarnadas o no, atraídas por su propio reflejo.

(...)

– Cada uno es tentado exteriormente por la tentación que alimenta en sí mismo.”

La tentación que fomenta en sí el hombre lo vuelven vulnerable a su superalimentación con excitaciones constantes promovidas por la voluntad de los adversarios, haciendo de él presa de sus juegos alucinatorios.

La invigilancia mental es situación grave del Espíritu a reivindicar de él inmediata reparación.

La oración en ese contexto gana papel fundamental, pues, atrae la asistencia de buenos espíritus a servir de muro a las envestidas de los verdugos; en la higienización de los pensamientos y en cuanto al procedimiento de introspección10 valiente, reflexionada e imparcial del ser de modo a identificar la génesis de sus fragilidades.

Hay, aun, la instrucción y la caridad como herramientas importantes en el celo por el campo mental. La lectura edificante conduce el pensamiento del hombre a las altas fajas vibratorias, más allá de instruirlo al respecto de los efectos nefastos causados por las influencias negativas. Ya la dedicación al prójimo previne al hombre de episodios de autopiedad melancolia; atrae la asistencia de Espíritus que con él simpatizan; eleva su pensamiento y refina su balanza de valores y predilecciones.

La guardia del pensamiento se refiere a una actitud permanente, a un modo de ser del alma, así como la alimentación es actitud vital para el cuerpo11.

 

Referencias Bibliográficas:

DIAS, Haroldo Dutra (Trad.), 1971 – El nuevo testamento, traducción de Haroldo Dutra Dias. – 1. Ed. – 11. Imp. – Brasilia: FEB, 2020

EMMANUEL (Espírito). Fonte viva. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2000.

KARDEC, Allan. O Livro dos espíritos. Trad. de Salvador Gentile; rev. Elias Barbosa. Araras: IDE, 2009. 182 ed.

KARDEC Allan. O Evangelho Segundo o Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. Brasília: FEB, 2018. P. 316.

LUIZ, André. Ação e reação. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2003.


 

1 89. ¿Los Espíritus tardan algún tiempo para recorrer el espacio?

a) — ¿El pensamiento no es la propia alma que se transporta?

“Cuando el pensamiento está en alguna parte, el alma también ahí está, pues que es el alma quien piensa. El pensamiento es un atributo.”

[2] “Siendo los fluidos el vehículo del pensamiento, este actúa sobre los fluidos como el sonido sobre el aire; ellos nos traen el pensamiento, como el aire nos trae el sonido. Se puede, pues, decir, sin recelo de errar, que hay, en esos fluidos, ondas y rayos de pensamientos, que se cruzam sin  confundirse, como hay en el aire ondas y vibraciones sonoras” (KARDEC Allan. La Génesis.Trad. Salvador Gentile. Brasília: IDE, 1997. p. 247)

[4]EMMANUEL (Espírito). Fonte viva. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2000. p. 166.

[5]KARDEC Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. Brasília: FEB, 2018. p. 125.

[6]KARDEC Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. Brasília: FEB, 2018. p. 341.

[7]EMMANUEL (Espírito). Fonte viva. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2000. p. 88.

8 Cualquiera, pues, que viole uno de estos mandamientos, por menor que sea, y así enseñe a los hombres, será llamado el menor en el reino de los cielos; aquel, sin embargo, que los cumple y enseña será llamado grande en el reino de los cielos. (Mt 5:19)

[9]LUIZ, André (Espírito). Ação e reação. Psicografado por Francisco Cândido Xavier. Rio de Janeiro: FEB, 2003. p. 110.

[10] “Combati o bom combate, completei a carreira, guardei a fé” (2 Timóteo 4:7)

11 Y le dijo el diablo: Si tú eres el Hijo de Dios, di a esta piedra que se transforme em pan. Y Jesús le respondió, diciendo: Está escrito que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda la palabra de Dios. (Lc. 4:3,4).


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita