Especial

por Rogério Miguez

Lugares encantados

La comprensión de nuestra inmortalidad es tema fundamental para Espíritus aun no totalmente evolucionados, como los billones de entidades ligadas al planeta Terra.

Por cuenta de este desconocimiento, muchos al desencarnar no consiguen entender este natural e inevitable momento, y creían que todo se acabaría con la muerte, tonto engaño, pues en este estado de sorpresa y perturbación buscan mantener comunicación y vivir, como vivían, con los encarnados - amigos y familiares - que les hacían compañía, antes de partir para el definitivo y eterno mundo invisible.

De esta forma, al volver a sus antiguas moradas, ayudarán a crear las leyendas de los lugares encantados. El escepticismo y las religiones dogmáticas intentaron entender y explicar este fenómeno sobrenatural, con todo, bajo su preconceptuoso y deficiente punto de vista, no obtuvieron éxito, y los hechos continuaron inexplicables.

La humanidad esperó hasta mediados del siglo XIX para bien comprender en definitiva que encantados estos lugares; como provocaban apariciones y ruidos; si había o no predilección por ciertos lugares; por qué razones estas entidades volvían del más allá; por cuál motivo, aparentemente, sólo surgían a media noche; y, tal vez lo más importante, cómo obrar delante de estos insólitos acontecimientos.

La obra traida por Espíritus de significativa evolución, desmenuzando los pormenores de ese tema en análisis, fue publicada en 1861, en Francia, siendo la segunda obra básica de la Doctrina Espírita, estructurada por el sabio lionés Allan Kardec, cuyo título es: El libro de los médiuns.1

¿Quién encanta?

El argot popular nombró estos encantamientos de almas en pena, con todo, como vimos brevemente en el inicio, nada más son que Espíritus, creados por Dios, como nosotros. Por variadas razones, presentados más al frente, vuelven del espacio, entre tanto, algunos ni incluso dejan la superficie terrestre, obrando después de la muerte como si aun estiviesen vivos, y en carne y huesos.

Evidentemente, estas entidades no son representantes de la clase de los Espíritus sabios y buenos, al contrario, aun están catalogadas en la condición de Espíritus inferiores, - no necesariamente malos -, pues con esfuerzo y dedicación en la comprensión y práctica de las leyes divinas, evolucionarán también al grado de los superiores, y más, hasta alcanzarán la posición de puros Espíritus.

Es común la asociación de estas manifestaciones aterradoras a la presencia del Diablo, habitando estos lúgubres sitios, con todo, no es el caso de responsabilizar esta figura tan pavorosa, por cuenta de una razón muy simple: ¡El Diablo no existe!

Creación de los antiguos e, incluso alcanzando el siglo XXI, incontables religiosos aun se obstinan en culpar esta ficticia entidad no sólo como responsable por la existencia de estos lugares encantados, así como, por muchos de sus actos contrarios a la Ley de Dios, de modo a incluirse de la autoría de acciones indecorosas que aun ávidamente desean mantener: Pobre Diabo, culpado por todo lo que hacemos de malo.

¿Cómo producen los fenómenos?

De la lectura atenta de El libro de los médiuns, aprendemos que los fenómenos materiales provocados por los Espíritus pueden ser explicados por la existencia de la materia en estado de fluido - creación de Dios - que envuelve nuestro orbe y llena el Universo. Estos fluidos, en sus diversas modalidades, pueden ser manipulados por ciertas entidades desencarnadas. Hay también vivos que detentan provisionalmente la facultad de la mediumnidad, de entre estos, algunos pueden exteriorizar sus propios fluidos viabilizando el manoseo de esta materia fluidica, muchas veces su rebeldía, provocando: movimientos de mobiliario, derrumbado y caída de objetos, aparecimiento de luces, sonidos grotescos, como, ruidos insólitos, gritos, llantos, voces, suspiros y susurros, entre tantas formas de manifestaciones materiales que tienen por fuente los fluidos.

A veces, aparecen por medio de la materialización de sus periespíritus – envoltorio que posee la forma del cuerpo físico envolviendo a todos los Espíritus -, a todos los presentes, en otras ocasiones, pueden facerse visibles apenas a los que posean cierto grado de mediumnidad o por la doble vista.

Evidentemente, estos fenómenos están bajo supervisión de entidades más evolucionadas que permiten los hechos por razones plenamente justificables, nada ocurre por acaso. Todos los Espíritus que provocan estos acontecimientos, y los vivos sujetos a estas situaciones, poseen una entidad más evolucionada que les acompaña de cerca, de modo a ayudar en el proceso de evolución de cada cual. Nadie está desamparado, ni del lado de acá, tampoco, del lado de allá.

¿En qué lugares?

Dicen las leyendas haber cierta predilección por parte de estas entidades perturbadoras por: castillos medievales, antiguos palacios, construcciones antiguas y, de hecho, algunos son incluso encantados, con todo, los Espíritus desencarnados pueden manifestarse en cualquier lugar: apartamentos, casas modernas, inmuebles comerciales..., todo depende de las razones o motivaciones de estos dichos muertos.

De hecho, se dice que hay algunos billones de entes en el plano invisible, se toma como ejemplo el texto de Emmanuel cuando afirmó en 1952 haber 20 billones de almas desencarnadas.2 ¡Ahora, considerando que la mayoría abrumadora no se interesa en aprender nada sobre su condición de Espíritu inmortal, o, cuando busca informaciones sobre los postulados divinos, infelizmente, encuentra explicaciones absurdas, impregnadas de incomprensibles dogmas, confundiéndola más aun, siendo así, se puede afirmar que hay mucho más lugares encantados de lo que sueña nuestra vana filosofia!

Los Espíritus están entre nosotros, en las: calles, bares, escalinatas, plazas, salones, campos..., y, siempre que cualquier uno de estos, por ignorancia total de su estado de muerto, aparece, por ejemplo, sentado en un banco de plaza, pronto, da inicio a otra leyenda sobre un nuevo lugar encantado.

De lo que se sabe, no procede la afirmación de que las almas sufridas prefieran los campos santos, o sea, los cementerios. Allá comparecen, de ordinario, cuando son llamadas por el pensamiento de sus familiares, en los días de Muertos, como ejemplo, con todo, no escogen estos sitios, son lugares como otros cualquiera. Algunos hasta permanecen amarrados, por el periespíritu, a sus cuerpos en descomposición, ya enterrados bajo la tierra, pero estos casos no representan una condición de preferencia, el magnetismo y la fuerza del pensamiento explican estas singulares uniones.

No prefieren los lugares yermos y apartados, se unen a los escenarios que mejor correspondan a su índole personal: si gustaban de multitudes ahí se mezclarán, si, por otro lado, eran solitarios y distantes a la convivencia social, se apartan naturalmente de las aglomeraciones.

¿Por cuales razones?

El apego extremado a la materia, una existencia sensualista, el culto alucinado al propio cuerpo, explican estas situaciones particulares cuando los videntes observan a Espíritus sentados en sus sepulturas sin poder de allí apartarse, algunos sufriendo el tiempo perdido en la búsqueda desenfreada por los placeres inmediatos de la vida.

Entre tanto, esta es apenas una de las muchas razones que esclarecen por cuáles motivos hay tantos desencarnados literalmente prisioneros de situaciones que no comprenden y de las cuales no detentan el poder de liberarse por cuenta propia, precisan de ayuda externa.

Algunos se apegan a sus afectos y pasan, muchas veces, a obsesarlos sin bien comprender que lo hacen. Pueden, igualmente, ligarse a objetos que poseían cuando en vida y, por el magnetismo, al verse libres de sus cuerpos, se imantan a estos objetos, no consiguiendo abandonarlos.

Son, a veces, antiguos moradores de los castillos, iglesias, moradas variadas que, al recibir el llamamiento de la muerte, se niegan a abandonar sus moradas para otras personas, pasando a atormentar a los que allá permanecen, aterrorizando a futuros moradores, impidiendo que asuman el gobierno de sus antiguas propiedades.

Hay casos en que el individuo es sorprendido por la muerte sin haber finalizado compromisos materiales variados, así, permanecen en el plano terreno en el vano intento de concluir sus negocios. Intentan comunicarse con los aun vivos, sin notase que continúan vivos, aunque sin acceso a los bienes terrenos que acaban de dejar.

Existen situaciones más contundentes, donde el recién-desencarnado desea venganza en nombre de alguna falta cometida por los que aun permaneceran en el plano material. Son casos más graves que pueden perdurar por mucho tiempo, pues no basta que se reconocieran muertos, para quien sabe, se apartaron naturalmente, precisan, de modo igual, perdonar, tal vez la acción más difícil de ser conseguida.

Expiaciones también provocan la permanencia del Espíritu en estos sitios. Amargados por lo que hicieron, actos atroces, torturas, crimenes variados, se imantan al lugar, no obteniendo éxito en de allá comprensión, en una mezcla de revuelta, remordimiento y melancolía. Pasan a deambular sin rumbo por las dependencias del inmueble, sea el de que tipo fuera.

Los suicidas también están sujetos a permanecer aprisionados a sus domicilios. Tómese, como ejemplo, el caso descrito por Yvonne Pereira cuando en una visita a un antiguo chalét de Petrópolis. Por cuenta de su mediumnidad, en la primera note allí pasada, captó ruídos en el suelo de tarima, gritos, murmullos, gemidos y, deseosa en comprender la situación, ya que los moradores jamás acusaron cualquier incomodidad sobrenatural, después de algunos días escuchando aquellos ruidos indeseados viniendo del techo de la casa, en oración, percibe, por la videncia, luego arriba en el sótano un hecho insólito: había un Espíritu debatiéndose, prisionero, sangrando, en función de haberse suicidado, por cuestiones financieras, con un tiro en el corazón. Era el antiguo constructor de la residencia. Instados a esclarecer el pasado, los moradores informaron que el antiguo propietario había cometido suicidio hacía diez años. Yvonne dejó la residencia sin saber cierto el desenlace del caso, pero ayudó al suicida en lo que pudo.3

Y, por increible que parezca, hay Espíritus que se ocupan en divertirse, al notar que los encarnados se aterrorizan con sus tropelias. En este caso, se sugiere a los habitantes dar la mínima atención posible a los ruidos y apariciones, de modo que, sin platea, los inquilinos de lo invisible se retiren pacíficamente. Además, el juego del vaso, puede fácilmente evocar a uno de estos desocupados y desorientados, pasando a partir de este momento, a encantar el lugar.

¿Cuándo encantan?

Oportuno es informar que no hay hora ni día preferente. Se pueden manifestar a cualquier momento. Es ilusorio creer que prefieran aparecer a media noche. Este entendimento se prende al pasado, cuando éramos mucho más ignorantes y nuestro miedo era también acentuado por cuenta de las leyendas y creencias en brujas y magos que preferían actuar en la callada de la noche, pues a la luz del día, si fuesen sorprendidos realizando sus rituales, a veces macabros, eran prontamente conducidos a las hogueras.

Además de eso, por la noche, nuestro imaginario crea, de formas perfectamente normales, figuras diabólicas, aterrorizándonos sobremanera. Es la imaginación superexcitada.

El silencio de la noche también favorece la asociación de ruidos normales, de algún estallar de madera, por ejemplo, los golpes sobrenaturales.

¿Qué hacer?

Ahora, delante de tales informes, ¿cuál sería la mejor actitud a tomar, si, por ventura, estuviésemos unidos a un lugar encantado?

Ciertamente, exorcismos no serían las medidas más acertadas, considerando lo que ya sabemos. Crucifijos, palabras sacramentales, trazar cabalísticos en el suelo, ninguno de estos artificios posee cualquier poder sobre los Espíritos, hay incluso aquellos que se rien de estas práticcas medievales. Cuando el exorcismo obtiene éxito, no es por cuenta de los artefactos utilizados, si no en función de la bondad que existe en el corazón del llamado exorcista, en la forma como conduce la conversación con el supuesto muerto, y del merecimiento del encarnado, con todo, este lado bueno, puede estar presente en cualquier persona que podría, en tesis, realizar el esclarecimiento del fantasma, induciéndolo a seguir adelante en su jornada evolutiva.

Y más, de modo general, el exorcismo pretende desalojar al fantasma a la fuerza, práctica no recomendada por la Doctrina Espírita, pues el perturbador también es hijo de Dios, él precisa ser esclarecido antes que ser echado del lugar.

Caso el asedio de estos dichos fantasmas se de por cuenta de una prueba para los residentes, entonces se debe juntar paciencia como actitud necesaria, de modo a dar tiempo al tiempo y, jamás blasfemar o irritarse, pruebas piden tranquilidad, aceptación, resignación, actitudes blandas para vencer estos desafíos que jamás ocurren por cuenta del acaso.

Lo que recomienda aun la Doctrina sería atraer buenos Espíritus al lugar, por medio de oraciones y estudios evangélicos para saturar el ambiente de buenos fluidos. Lecturas en voz alta de pasajes contenidos en los Evangelios son altamente eficaces. Estudios puramente doctrinarios también ayudan, pues pueden esclarecer al fantasma a reconocer a su propia condición de muerto-vivo.

Hacer siempre el bien y la práctica del Evangelio en el Hogar, son medidas bien oportunas.

Podemos y debemos orar por los llamados muertos, sin ninguna restricción, y, como sugestión, encontramos en El evangelio según el espiritismo, ejemplos de oraciones a los Espíritus que estén temporalmente habitando estos aterradores lugares.4

Conclusión

Las creencias populares reconocen haber lugares malditos, perturbados por almas en pena, moradas de fantasmas o seres sobrenaturales, entre tanto, después de estas informaciones reveladas por la Doctrina Espírita, debemos cambiar nuestro entendimiento, no creyendo que haya algún fetichero o fetichera maldiciendo el lugar, lanzado en el pasado por un supuesto brujo o alguna fetichera.

Son manifestaciones naturales, están contempladas por el orden de las cosas, pues aun estamos vinculados a un mundo de pruebas y expiaciones.

Tal vez como prueba definitiva de que estos hechos están dentro del orden divino, basta recordar que el Moderno Espiritualismo Americano, que antecedió a la elaboración de la Filosofía Espiritualista titulada Doctrina Espírita, inicialmente presentada a la humanidad por medio de El libro de los espíritus, tuvo su punto de partida a través de fenómenos fantasmagóricos ocurridos en Nueva York, en el año de 1848, en el poblado de Hydesville, Condado de Rochester, manifestaciones estas provocadas por un muerto, enterrado en el sótano de la residencia de los proprietarios, la familia Fox.

 

Referências:

1 KARDEC, Allan. O livro dos médiuns. Tradução Evandro Noleto Bezerra. 2. ed. 1. imp. Brasília: FEB, 2013. item 132.

2 XAVIER, Francisco C. Roteiro. Pelo Espírito Emmanuel. 5. ed. Rio de Janeiro: FEB, 1980. O Grande Educandário. cap. 9.

Pereira, Yvonne do A. Recordações da mediunidade. 4 ed. Rio de Janeiro: FEB, 2008. Testemunho.

4 KARDEC, Allan. O evangelho segundo o espiritismo. Tradução de Evandro Noleto Bezerra. Brasília: FEB, 2013. cap. XXVIII, itens 15, 16 e 17, entre outros.
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita