Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Caridad


La bondad de Antonio


Había un niño llamado Antonio que le gustaba mucho jugar fútbol con sus amigos. Pero él no tenía pelota. Por eso, solo podía jugar cuando los niños de la calle lo invitaban.

Él había pedido una pelota de regalo a sus padres, pero todavía no se la habían dado.

Un día Antonio se acordó de su cofrecito. Su madrina le había dado un cofrecito con varias
monedas dentro y, durante mucho tiempo, todo el dinero que le regalaban su mamá o su abuela, lo guardaba ahí.

Cuando Antonio pensó que tal vez podría comprar su pelota, quedó muy emocionado. Entonces fue corriendo, cogió el cofrecito y buscó a su mamá. Con su ayuda contó el dinero y se dio cuenta de que tenía una buena cantidad.

Al final de la tarde fueron de shopping y Antonio quiso ir directo a la tienda de juguetes donde compró una linda pelota.

Como todavía tenía dinero, Antonio también compró un juguete con piezas para armar.

Antes de irse, Antonio quiso pasar por otra tienda y comprar, además, una barra de chocolate para comer después de cenar. ¡Estaba muy contento! Pero, cuando estaba saliendo del centro comercial, apareció un niño todo sucio, vestido con harapos y con cara de tener mucha hambre. El niño los miró y con humildad les pidió si tenían algo para ayudarlo.

Antonio, mirando al niño, imaginó cuántas dificultades pasaba y, enternecido con la situación, tuvo ganas de ayudarlo. Por eso, extendió el brazo y entregó al niño la bolsita con el chocolate. El niño mostró una sonrisa tan grande al ver el dulce, que agradeció varias veces.

Antonio se sintió tan bien por haber hecho sonreír a ese niño, de mirada tan sufrida, que se emocionó.

Entonces cogió el paquete de las manos de su mamá y se lo entregó también al niño. Era la pelota, su pelota nueva.

El niño se lo agradeció incluso más. Antonio sonrió y la mamá sonrió a Antonio.

No se sabía quién estaba más feliz en ese momento: el niño que ganó un regalo, el niño que hizo ese gesto tan lindo o su mamá que quedó emocionada con la bondad de su hijo.

Pero la historia no terminó ahí.

Cuando Antonio y su mamá volvieron a casa, encontraron al papá que acababa de llegar del trabajo con una gran sorpresa para su hijo: una linda pelota de fútbol, incluso más bonita que la que Antonio había dado al niño.

Ellos contaron al papá lo que había pasado y todos nadie pudo creer la coincidencia de los acontecimientos. Lo importante es que ellos estaban muy felices. La bondad y la caridad hicieron que ese día fuera muy especial.

 

Adaptado del texto de Sheila Jorge, del site Contos de ninar.


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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